Revolución #159, 22 de marzo de
2009
Lucha contra la criminalización de la protesta
La persecución política de los 8 de la CNR
Parte 1: El caso de los 8 de la CNR
Leslie Rose
Introducción
Un caso muy importante se
está desenvolviendo en Minnesota. El gobierno ha señalado a ocho personas por su
rol en las protestas políticas durante la Convención Nacional Republicana
(CNR).
En la CNR de septiembre de 2008 en St. Paul, el criminal de guerra
John McCain y la religiosa fundamentalista de derecha, Sarah Palin, fueron
seleccionados como candidatos presidencial y vicepresidencial. Los medios
nacionales dedicaron horas ilimitadas a cosas como la hija soltera embarazada de
Palin. Mientras tanto, las calles de St. Paul se estaban convirtiendo en una
zona militarizada con masiva movilización policial. En el curso de cuatro días,
miles desafiaron las medidas de represión armadas para dar a conocer su
oposición a la guerra, tortura, espionaje y la globalización imperialista de
Estados Unidos que ha traído sufrimiento a una inmensa parte de la humanidad y
causado catastróficos daños ambientales. Más de 800 personas fueron arrestadas y
veintenas fueron brutalizadas por la policía.
Antes de que las protestas
empezaran, los agentes de la ley realizaron redadas y arrestos preventivos de
activistas y periodistas independientes a través de Minneapolis/St. Paul (las
Ciudades Gemelas). Entre los arrestados había ocho que ahora han sido objeto de
persecución, con el potencial de más de 12 años de prisión. Son conocidos como
los 8 de la CNR.
Por primera vez, se está aplicando una versión estatal
de la fascista Ley Patriota federal a las manifestaciones políticas. Los 8 de la
CNR son acusados de delito mayor de conspiración de amotinamiento en
fomento del terrorismo y delito mayor de conspiración de cometer daños
criminales en propiedad ajena en fomento del terrorismo, junto
con otras dos felonías. Estuvieron sentados en una celda por el tiempo que duró
la convención republicana, pero los han declarado legalmente responsables por
cualquier cosa que algún manifestante hizo durante ese tiempo.
La acción
judicial contra los 8 de la CNR establecerá un precedente muy malo que
criminaliza la protesta política. Pero muy pocas personas siquiera saben de este
caso. Todos los que entienden la importancia del disentimiento y la capacidad
para resistir los crímenes que están cometiendo el gobierno y sus instituciones
necesitan denunciarlos. Es necesario que un amplio sector de la sociedad plantee
una fuerte demanda para retirar los cargos sobre los 8 de la CNR. Se debe de
parar en seco este proceso injusto.
En tres artículos de varios números
de Revolución, esta serie examina aspectos y capas importantes de lo
que ha salido a la luz sobre el proceso injusto contra los 8 de la CNR. Los tres
artículos son: “El caso de los 8 de la CNR”, “Los informantes y los agentes
encubiertos” — las mentiras y estrategias del gobierno; “Las medidas represivas”
— el estado policial, los arrestos en masa y la persecución selectiva de
periodistas.
Los habitantes de las ciudades gemelas de Minneapolis y St. Paul, Minnesota,
dicen que nunca han visto nada parecido a la fuerte represión policial durante
la Convención Nacional Republicana (CNR) en septiembre de 2008. Ahora ocho
personas, de 19 a 33 años de edad, arrestados de manera preventiva antes de las
protestas durante la CNR, podrían pasar más de 12 años en la cárcel por cuatro
cargos mayores.
Acusaron a los 8 de la RNC de conspiración de amotinamiento en fomento del
terrorismo, un delito mayor de la versión de Minnesota de la Ley Patriota
federal. En diciembre de 2008, sumaron tres delitos mayores más: conspiración de
amotinamiento en segundo grado (sin fomento del terrorismo), conspiración en
primer grado de cometer daños criminales en propiedad ajena en fomento del
terrorismo y conspiración en primer grado de cometer daños criminales en
propiedad ajena (sin fomento del terrorismo). [Busque más información y los
datos biográficos de los 8 de la CNR en línea en RNC8.org y nlgminnesota.org (la
filial de Minnesota del Gremio Nacional de Abogados).]
Los cargos de conspiración en sí serían una barbaridad. Los delitos mayores
en sí serían una barbaridad. Pero básicamente acusan a los 8 de la CNR de
terrorismo por haber organizado a gente de todo el país para ir a protestar
fuera de la CNR contra los crímenes del gobierno.
Precedentes peligrosos
El caso tiene dos elementos que podrían sentar precedentes muy
peligrosos.
En primer lugar, arrestaron a los 8 de la CNR ANTES de que siquiera empezaran
las protestas, a diferencia de anteriores famosos casos de conspiración política
como los 8 de Chicago (producto de un ataque policial contra los manifestantes
fuera de la Convención Nacional Demócrata de 1968), en que levantaron cargos
DESPUÉS de las protestas. En este caso, mantuvieron presos a los ocho a lo largo
de la CNR. Pero los acusaron de cometer los mismos delitos de los cuales acusan
a los demás manifestantes mientras los 8 estaban encerrados. Por lo general uno
cuenta con una buena coartada estando preso mientras se comete un supuesto
crimen, ¡pero esta vez no es así!
Esta es la misma lógica de prevención que los gobernantes estadounidenses han
aplicado en la “guerra contra el terror” como pretexto para barbaridades como la
detención indefinida de personas tachadas de combatientes enemigos, tortura e
invasiones de países enteros.
El Gremio Nacional de Abogados (NLG) señala que las quejas de que los 8 de la
CNR cometían delitos “no alegan que ninguno de los acusados participara
concretamente en ningún acto de violencia ni daño en propiedad ajena. Las quejas
enumeran todas las supuestas violaciones de la ley durante los últimos días de
la CNR, aparte de las violaciones de derechos humanos de parte de los agentes
del orden, y pretenden responsabilizar a los 8 acusados de actos cometidos por
otros individuos. Ninguno de los acusados tiene ningún antecedente criminal
respecto a actos de violencia. Los allanamientos realizados en conexión con las
redadas no encontraron ninguna prueba material que corroborara las
imputaciones que hicieron los agentes del orden acerca de ataques
organizados” [negritas agregadas].
Incluso el informe oficial Heffelfinger-Lugar1 , lanzado
en enero de 2009, dijo: “Durante los cuatro días de la convención, nadie sufrió
lesiones de gravedad y hubo daños limitados en propiedad ajena”.
En segundo lugar, acusan a los 8 de la CNR de conspiración de amotinamiento y
de cometer daños criminales en propiedad ajena “en fomento del
terrorismo”. De lo que se sepa hasta ahora, esta es la primera vez que
han levantado cargos del Ley Patriota, de parte de autoridades estatales o
federales, contra los organizadores de una protesta política de masas. Acusaron
a los 8 de la CNR bajo la Ley Patriota de Minnesota que se aprobó en 2002 como
versión estatal de la Ley Patriota federal.
¿Cómo es posible que el gobierno levante tales acusaciones tan descabelladas?
La Ley Patriota de Minnesota define el terrorismo en términos mucho más
amplios que en la Ley Patriota federal que los grupos de libertades civiles ya
consideran de criterios exageradamente amplios. La ley federal define el
terrorismo como “actos que ponen en peligro la vida humana… que dan la
apariencia de tener la intención — i) intimidar o coaccionar a una población
civil; ii) influenciar los programas y medidas del gobierno mediante la
intimidación o coacción”. La ley de Minnesota define el terrorismo como “un acto
premeditado que conlleva violencia contra individuos o
propiedad con la intención de: 1) sembrar terror, intimidar o coaccionar a una
cantidad considerable de miembros del público además de las víctimas directas
del acto”. En contraste con la definición federal del terrorismo contenida en la
Ley Patriota de los Estados Unidos, la definición del terrorismo en la ley de
Minnesota no estipula que se tiene que incurrir en actos perjudiciales ni
amenazas de tales actos a personas. Por eso una condena bajo este estatuto
establece un precedente aún más peligroso dado que se puede levantar el cargo de
terrorismo simplemente por cometer “violencia contra propiedad ajena”.
En las versiones estatal y federal de la Ley Patriota, la definición del
terrorismo es tan amplia y vaga que el gobierno puede sostener que casi
cualquier señal o estallido de protesta está “en fomento del terrorismo”. Si se
pudiera definir como terrorismo lo que ocurrió en Minneapolis, pues se podría
cometer a casi toda forma de protesta política popular resuelta a la represión
oficial bajo el pretexto del contraterrorismo.
Bruce Nestor, el director de la filial de Minnesota del NLG, dijo: “Los
cargos [contra los 8 de la CNR] representan un abuso del sistema de justicia
criminal y pretenden intimidar a cualquier persona que organice manifestaciones
públicas en gran escala con el potencial de desobediencia civil”.
Para justificar la draconiana trama de las acusaciones de parte del estado,
la queja contra los 8 de la CNR menciona las consignas políticas y los vídeos
del portal electrónico del grupo de protesta “Comité de Bienvenida a la CNR”.
Por ejemplo, el gobierno señala por muy alarmante la siguiente frase: “aguar la
convención, paralizar y trastornar la CNR”. La queja también menciona los vídeos
de este portal y en YouTube que el gobierno dice que presentan a personas
vestidas a la usanza del bloque negro que están cometiendo daños en propiedad
ajena (“bloque negro” puede referirse a una afinidad al anarquismo). Además, la
queja menciona el título provocador de la canción de una banda de música. En el
pasado los fallos de los tribunales “han protegido” esta clase de expresión
política y artística, es decir, que constituye el derecho de palabra protegido
por la Primera Enmienda de la Constitución (por ejemplo, la consigna de los años
60 “A detener la conscripción militar”).
Si condenaran a los 8 de la CNR por su punto de vista o expresión política,
eso representaría un salto muy fuerte en la criminalización del disentimiento e
incluso de lo que se podría llamar el lenguaje del disentimiento y
resistencia.
Hicieron de cosas comunes “pruebas” de
crímenes
Los cargos criminales contra los 8 se basan fuertemente en los “informes de
Informantes Confidenciales Confiables”. Los informes de los informantes están
repletos de aseveraciones descabelladas que se usan como un paradigma siniestro
(o prisma) por el cual las cosas comunes en una casa se convierten en “pruebas”
de planes criminales. Un simpatizante de los 8 de la CNR describe cómo las
autoridades sostuvieron una conferencia de prensa sensacionalista en que
mostraron un neumático confiscado en una redada y alegaron que “alguien iba a
incendiar el neumático para impedir el tráfico”. La queja tiene en lista cosas
como: “bombillos (los cuales se pueden llenar de pintura u otros químicos y
lanzar a la policía)”; “bloques de cemento rotos (los cuales se pueden lanzar
contra la policía y ventanas)”; “un líquido amarillo no identificado”, lo cual
la policía alega son orines que se van a lanzar contra la policía. Los
simpatizantes de los 8 de la CNR dicen que era agua estancada recogida para
reciclaje y conservación ambiental.
La verdadera conspiración: los complots del
gobierno contra las protestas
Nancy Chang, antes del Centro de Derechos Constitucionales, alertó en su
libro de 2002 Silencing Political Dissent (Silenciando el disentimiento
político): “Porque se describe este crimen [el terrorismo doméstico en la Ley
Patriota federal] en términos tan vagos y amplios, es probable que los
organismos del orden público los interpreten como un permiso par
investigar y vigilar a activistas políticos y organizaciones que protestan
contra las medidas del gobierno y que los fiscales los interpreten como permiso
para criminalizar el legítimo disentimiento político. Las actividades
de protesta confrontacional, por su propia naturaleza, son actos ‘que parecen
tener la intención de… influenciar las medidas de un gobierno por medio de la
intimidación o coerción’. Además, se podrían considerar los enfrentamientos
entre los manifestantes y los agentes de la policía y los actos de desobediencia
civil, entre ellos los que no causan lesiones y no son violentos…una violación
de las leyes criminales” (pp. 44, 45).
Lo que Chang predijo se está desenvolviendo en Minneapolis.
La verdadera conspiración en este caso es la que lleva a cabo las fuerzas del
orden político de los Estados Unidos. De acuerdo a los documentos de la corte,
como a principios de agosto del 2007 se empezó a emprender un plan para
trastornar y llevar a cabo vigilancia y operaciones de agentes provocadores
contra potenciales manifestantes. El alguacil local gastó más de 300.000 dólares
en las operaciones encubiertas de su delegación.
El Informe Heffelfinger-Lugar también revela que el enfoque de los organismos
del orden público en todo el país respecto a las manifestaciones es determinar
de manera apriorista (de antemano) que los manifestantes cometerán determinados
crímenes: “El suceso seminal de amenazas a conferencias nacionales e
internacionales tuvo lugar durante la Cumbre de Ministros de la Organización
Mundial de Comercio (OMC) de 1999 en Seattle. Allí, un grupo de autodenominados
anarquistas bien organizados y violentos atacaron la ciudad y obligaron a que se
suspendiera la cumbre. En ese entonces, la policía de Seattle perdió el control
de la ciudad como si fuera cogida sin preparación…
“Después de la OMC, las ciudades anfitrionas de las conferencias políticas
nacionales han tomado medidas para prepararse para la violencia anarquista
desplegando informantes entre los grupos anarquistas y elaborando planes de
seguridad para impedir que los anarquistas logren sus metas de suspender la
conferencia. Como aprendió el Departamento de Policía de St. Paul [SPPD] de esas
jurisdicciones, los anarquistas siempre establecen la misma meta de suspender el
evento y usaron tácticas similares, por ejemplo, fabrican cócteles Molotov para
arrojar a la policía; utilizan bloqueos para cerrar el tráfico e impedir que los
delegados llegaran al evento; llevan hondas para lanzar piedras, orines,
excrementos y otras cosas a la policía; y monitorean las comunicaciones de la
policía para evitar arrestos y detenciones”.
Mentiras de la policía, y la realidad
Otra acción policial inmediatamente anterior a la CNR arroja más luz sobre la
manera de operar que los organismos federales y municipales del orden público
están aplicando en el caso de los 8 de la CNR. Un miembro del Departamento de
Policía de St. Paul hizo una declaración juramentada que describe la probable
causa que la policía alegó que tenía para allanar la residencia de Mike Whalen,
un reconocido activista social y por mucho tiempo propietario de la librería
Arise Bookstore en Minneapolis. La declaración juramentada empieza describiendo
la experiencia del agente como miembro de la Fuerza de Tarea Conjunta contra el
Terrorismo (en la que el FBI tiene un rol importante) y su entrenamiento
especial en la realización de investigaciones de terrorismo y una carrera de 20
años en los organismos del orden público.
Compare la declaración y la realidad:
La declaración: Whalen “estaba previamente bajo
investigación durante los años 1990 debido a una sospecha de que había apoyado
al terrorismo internacional”.
La realidad: Whalen “dijo que ha participado en grupos de
solidaridad irlandeses y traído a conferencistas a las Ciudades Gemelas, entre
ellos las madres de los niños que habían sido asesinados por balas de plástico,
para hablar sobre la violencia en Irlanda del Norte” (Minneapolis Star Tribune,
29 de septiembre de 2008).
La declaración: “La siguiente es una cita de la página web
[de la librería Arise]: ‘Nosotros apoyamos las luchas por el derecho a la
autodeterminación de los pueblos colonizados y oprimidos. La autodeterminación
es un derecho fundamental que se pueden obtener a través de cualquier medio
necesario, inclusive la lucha armada. Hay que poner fin al imperialismo y al
militarismo de los estado-naciones que lo permite y lo apoya’”.
La realidad: Expresar este punto de vista no tiene nada de
malo y mucho menos de ilegal.
La declaración: El 30 de agosto de 2008, el cartero entregó
21 paquetes al domicilio de Whalen. “El cartero… dijo que los paquetes pesaban
tanto que solo podía llevar dos a la vez”. El agente tiene “información de una
fuente confidencial confiable de que los paquetes contenían armas con la
intención de usarlas durante la CNR”. [negritas agregadas]
La realidad: Los paquetes contenían literatura sobre el
veganismo y el vegetarianismo. Whalen recibe un paquete similar todos los meses.
Luego, el Departamento de Policía de St. Paul confirmó este hecho abriendo las
cajas (Minneapolis Star Tribune, 29 de septiembre de 2008).
Whalen y otros (miembros de I-Witness Video con sede en Nueva York, que
documenta el abuso policial) fueron esposados, detenidos y con el tiempo
liberados. No se levantó ningún cargo ni se confiscó nada.
Esta declaración muy chueca y la poco fidedigna “fuente confiable” habrían de
poner muy en duda los argumentos contra los 8 de la
CNR. |
Las autoridades deciden de antemano lo que los manifestantes supuestamente
SIEMPRE hacen y de ahí se ponen a encontrar o inventar las pruebas. He aquí un
ejemplo de las protestas durante la CNR: varias órdenes de allanamiento para
redadas preventivas estipularon que buscaban materiales para fabricar bombas
incendiarias o materiales peligrosos, pero no confiscaron nada. La única vez que
confiscaron bombas incendiarias en el curso de las numerosas redadas y arrestos
fue DESPUÉS del comienzo de la CNR; y se hizo únicamente a instancias de un
importante informante del FBI (se discutirá esto más en la segunda parte).
Los 8 de la CNR trabajaban como miembros y simpatizantes del Comité de
Bienvenida a la CNR. En una carta, los 8 explicaban: “El propósito del Comité de
Bienvenida fue servir como medio de organización anarquista y antiautoritaria,
al crear un entramado logístico y de información para la resistencia radical a
la CNR. Por más de un año y medio hicimos trabajo de promoción, facilitando
reuniones en todo el país y conectando a personas de todos los puntos de vista
políticos que tenían un interés en común de expresar su disentimiento en las
calles de Saint Paul mientras la maquinaria republicana marchaba resoplando en
la sala de la convención”.
El periódico Minneapolis Star Tribune, que repasó mil cuartillas de
apuntes de infiltrados policiales, escribió sobre las reuniones del Comité de
Bienvenida: “En muchas reuniones no se habló de causar daños a la propiedad y ni
siquiera de protestas. Se discutieron tareas como la de buscar alojamiento”
(“Cops Infiltrate GOP Convention Protest Group — Then Bust Them for Conspiracy”,
1º de diciembre de 2008).
A un manifestante lo arrestaron por cortar una llanta del autobús que llevaba
a los delegados a la convención. Ese es el tipo de actividad que las autoridades
quieren pintar, en el caso de los 8 de la CNR, como destrucción de propiedad en
fomento del terrorismo. El manifestante no recibió una pena de cárcel, sino tres
años de libertad condicional y un tiempo de servicio comunitario. El juez hasta
recomendó que el acusado cumpliera sus horas de servicio comunitario trabajando
para el grupo Comunidades Unidas contra la Brutalidad Policial, y se dice que
llamó las acciones de protesta “como las de Gandhi”.
El movimiento para detener la farsa de
juicio
Se está desarrollando en Minneapolis/Saint Paul y otros lugares un movimiento
para derrotar la farsa de juicio contra los 8 de la CNR. Durante el primer
proceso modelo a algunos de los 800 arrestados en las protestas durante la CNR,
los acusados rechazaron aceptar un acuerdo acomodaticio con las autoridades y
faltaron a la escuela y al trabajo para emprender el viaje de regreso a
Minnesota, para poder sentar un buen precedente para los acusados siguientes. El
juez que preside el proceso anuló todos los cargos justo después de que el
fiscal concluyó sus argumentos iniciales porque no había suficientes pruebas
para fundamentar una condena. Las audiencias judiciales se llenan de
simpatizantes. Se ha formado un comité de defensa a todos los arrestados y el
apoyo está creciendo para los 8 de la CNR. Personas de varias perspectivas
políticas están uniéndose a fin de impedir que las autoridades singularicen en
sus ataques a los 8 de la CNR al tildarlos de “manifestantes malos”. En los días
previas a la CNR, los activistas formularon lo que llaman los principios de
Saint Paul2 , que establecen importantes líneas divisorias de no cooperación
con los organismos del orden contra otros activistas. Esos principios
desempeñaron un papel positivo durante las protestas e impidieron que los grupos
de activistas se dividieran frente a la represión que se desató luego.
En enero, más de cien personas asistieron a una asamblea popular en
Minneapolis de apoyo a los 8 de la CNR. Hablaron oradores como Colleen Rowley,
una ex agente de la FBI que había denunciado las prácticas ilegales de esa
entidad; Michelle Gross de Comunidades Unidas contra la Brutalidad Policial; un
representante del Comité Contra la Guerra; un representante de la legislatura de
Minnesota; y unos padres de los 8 de la CNR; el equipo legal los mantuvo al
corriente del caso.
Además, se han dado pasos importantes en la recolección de fondos, programas
con oradores, publicidad sobre el caso y la creación de un apoyo amplio. Se
necesita hacer mucho más en el país y en el mundo.
Acababan de asignar un juez diferente al caso de los 8 de la CNR. El juez
anterior, que pidió su remoción del caso, era el juez mencionado arriba que se
negó a encarcelar al manifestante que cortó la llanta del autobús. El caso de
los 8 está todavía en la etapa de averiguación de pruebas. Son muchísimas los
organismos municipales y federales que por más de un año infiltraban y espiaban
a los organizadores de las protestas contra la CNR. Las meras grabaciones en
video de las protestas llegan a más de 6.000 horas.
¿Quiénes son los verdaderos
criminales?
Sentadas en el centro de convenciones Excel para la CNR había personas que
tomaron las decisiones que llevaron a sembrar terror en países enteros con
invasiones y ocupaciones. Que causaron la destrucción en masa de la
infraestructura de Irak que dejó a cientos de miles de iraquíes sin servicios de
salud ni agua potable. Que dieron las órdenes que llevaron a la tortura en
lugares como Abu Ghraib y Guantánamo. Que lanzaron una guerra DE terror que
secuestraba a personas de diferentes países y las desaparecieron en otros
países. El candidato que seleccionaron había bombardeado al pueblo
vietnamita.
Bush, Cheney, Rumsfeld y los otros no simplemente hablaron, como bravucones
jactándose entre sí, sobre esas acciones criminales. Cometieron esos crímenes,
documentados en fotos y memorandos, y legalizados en el Congreso, mientras se
proclama abierta y orgullosamente que son su legado.
Se trata de crímenes de guerra y de lesa humanidad según el derecho
internacional y las leyes nacionales. Pero a los autores de esos crímenes no se
les ha acusado de nada, y Barack Obama ni siquiera ha dado pasos para
investigarlos. (Véase el artículo de Revolution en línea, en inglés, “A
Moral and Legal Necessity: Indict the War Criminals!” [Una necesidad moral y
legal: ¡Acusen a los criminales de guerra!] en revcom.us/a/153online/war_crimes_en.html).
Sin embargo, por otro lado, las autoridades han singularizado a los 8 de la
CNR por supuestos “crímenes”: atreverse a organizar una resistencia y protesta
políticas al mismo tiempo que el régimen reinante del imperialismo
estadounidense patrocinaba la convención republicana en Minnesota. Alzar la voz,
rehusar ser cómplices y tomar acción política significativa de resistencia no
son crímenes. Hay que retirar las acusaciones YA.
Los que protestaron contra la CNR estaban haciendo una declaración, y era muy
importante que se oyera en todo el mundo. Se puede decir que fue como un
“zapatazo” metafórico, masivo y público contra la CNR. Unos manifestantes se
negaron a confinarse a los corrales alambrados (digamos, jaulas) que el estado
designó para las protestas. Unos se negaron a confinarse al “corral de protesta”
que son las elecciones. Esos dos “corrales” tienen el propósito de canalizar y
limitar la resistencia a lo que sea aceptable a los que gobiernan el
imperio.
Como dijo el padre de uno de los 8 acusados de la CNR en la asamblea popular
de enero, al recordar el comentario de un amigo: “A su hijo le deben dar una
medalla, no un juicio” por su papel en la organización de la protesta contra la
CNR.
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