La ONU finalmente podrá visitar Guantánamo; asegurando, también, el fin de la prohibición de la
era de Trump de la salida de los prisioneros con sus obras de arte
14.2.23
Andy Worthington
Traducido por El Mundo no Puede Esperar 16 de marzo de 2023
Uno de los barcos hechos en Guantánamo con materiales reciclados por Moath al-Alwi,
un prisionero yemení que fue aprobado para ser liberado para ser liberado en
diciembre del 2021, pero sigue detenido. Se debe encontrar un tercer país para
ofrecerle un nuevo hogar, porque las disposiciones en la ley de Autorización de
Defensa Nacional, pasada por los republicanos bajo Obama y mantenida cada año
desde entonces, prohíben la repatriación de yemeníes desde Guantánamo.
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Finalmente, después de más de 21 desde la apertura de
la prisión en la bahía de Guantánamo, el relator de la ONU finalmente visitó la
prisión para reunirse con prisioneros como parte de lo que un
comunicado de prensa de la ONU describió como “una visita técnica a los
Estados Unidos” por Fionnuala Ní Aoláin, una relatora especial de la ONU sobre
el apoyo y protección de derechos humanos y libertades fundamentales combatiendo
el terrorismo.
“Entre el 6 y el 14 de febrero”, como explicó la ONU, Ní
Aoláin “visitará Washington D.C y después el centro de detención naval
estadounidense de la bahía de Guantánamo en Cuba” y, en los próximos tres
meses, “también llevará a acabo una serie de entrevistas con individuos en
Estados Unidos y en el extranjero incluyendo víctimas y familiares de las víctimas
de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 y ex detenidos en
países de reubicación y repatriación”.
Desde que abrió Guantánamo, relatores de tortura de la
ONU han intentado visitar la prisión, pero fueron rechazados, o por la hostilidad
del gobierno estadounidense o a través del fracaso de parte de los oficiales en
garantizar que cualquier reunión con los prisioneros no sería monitoreada.
La visita es bienvenida, porque muestra una apertura
por parte del gobierno de Biden al importante escrutinio externo de la ONU, en
un centro de detención en el que, hasta este punto, las únicas personas afuera
del ejército estadounidense y del establecimiento de inteligencia que han
tenido permitido visitar prisioneros han sido representantes del ICRC, abogados
que representan a los hombres, el psiquiatra o psicólogo ocasional que ha ido a
evaluar su salud mental y, de manera más turbia, agentes de servicio de
inteligencia extranjeros.
Sin embargo, sería todavía irrazonable suponer que las
reuniones no han sido monitoreadas, especialmente con los llamados “detenidos
de alto valor”, hombres detenidos en “sitios negros” de la CIA, que han sido
envueltos en confidencialidad y repetidamente sujetos a vigilancia inaceptable
desde su llegada a la prisión en septiembre del 2006.
Dicho eso, este es un progreso significativo y se
espera que el reporte final de Ní Aoláin añada presión al presidente Biden para
asegurar el cierre de Guantánamo.
El relator de la ONU pide que termine la prohibición de la era de Trump
de las obras de arte
En otras noticias que conciernen a la ONU, Fionnuala Ní Aoláin y Alexandra Xanthaki, la relatora
especial en el campo de derechos culturales, puede ser reconocida con haber
ayudado a levantar la prohibición sobre los prisioneros de Guantánamo
llevándose su arte, que fue impuesta con Donald Trump en noviembre del 2017,
después de que el Pentágono tuvo la excepción con Ode to the Sea: Art from
Guantánamo”, una exposición de arte en la John Jay College of Criminal Justice
de Nueva York, que incluyó, como explicaron los relatores en una
presentación a Antony Blinken, el Secretario de Estado, el 29 de noviembre
del año pasado, “36 pinturas originales, dibujos y esculturas realizadas por
ocho hombres que estaban o estuvieron detenidos” en Guantánamo.
Los relatores explicaron que estaban contactando al
gobierno de Biden porque habían “recibido alegatos preocupantes de impedimentos
inapropiados de accesibilidad o posesión de obras de arte por parte de
detenidos actuales o que estuvieron en el centro de detención de la bahía de
Guantánamo que parecen violar los derechos de libertad artística, de tomar
parte en la vida cultural y beneficiarse de la protección de beneficios morales
y materiales que resultan de la producción artística”.
Los relatores citaron obras de cinco hombres que
actualmente detenidos (aunque han sido aprobados para ser liberados) — Moath
al-Alwi, Khalid Qassim, Ahmed Rabbani, Omar al-Rammah, Uthman Abdul Rahim
Mohammed Uthman, quien, desde la prohibición, “no ha podido compartir sus
creaciones artísticas con el público y podría perder posesión de sus obras de
arte cuando sea transferido de la bahía de Guantánamo”.
Los reporteros reiteraron sus “preocupaciones serias
sobre la continua e indefinida detención de individuos en el centro de
detención de la bahía de Guantánamo, incluyendo las cinco supuestas víctimas”,
añadiendo que, “a pesar de haber sido aprobados para ser liberados por la Junta
de Revisión Periódica (Periodic Review Board) y elegibles para reubicación o
repatriación inmediata, estos hombres continúan detenidos sin cargos ni juicio,
en violación a las garantías de un juicio justo fundamental y proceso legal debido
protegidas bajo las leyes de derechos humanos internacionales”.
También reafirmaron que “el descubrimiento del Relator
Especial en tortura acerca de las condiciones en la bahía de Guantánamo
constituye circunstancias igualan tortura y otro trato cruel, inhumano y
degradante o castigo bajo ley internacional”.
Haciendo referencia a las obras de arte, los relatores
mencionaron, de manera reveladora, cómo, del 2009, “un programa de artes fue
establecido en Guantánamo, “con un maestro dedicado, con clases regulares y
materiales de arte puestos a disposición tanto por el staff del centro de
detención, como por los abogados de los detenidos”, añadiendo que “a los
detenidos no sólo se les permitió, sino se les motivó a crear arte. Los
comandantes del campo y el staff notaron los beneficios del programa de arte
tanto para los detenidos como para ellos, considerando que el programa dio
estimulación intelectual a los detenidos permitiéndoles expresar su
creatividad”.
Los relatores también destacaron cómo los abogados de
los prisioneros reportaron que la “participación en el programa de arte” había
sido “considerada favorable en revisiones individuales de detenidos por parte
de la Junta de Revisión Periódica (PRB), el proceso de revisión de alto nivel
gubernamental, que, desde el 2014, ha estado decidiendo si los prisioneros
deben o no ser liberados.
Cuando la prohibición se impuso, sin embargo, el
Pentágono dijo, escandalosamente, que “los objetos producidos por los detenidos
en la bahía de Guantánamo son propiedad del gobierno estadounidense y que, como
explicó el relator, “les dijeron a los detenidos preocupados directamente que,
ni sus obras ni copias, podrían ser enviadas fuera de la prisión y que no se
irían con ellos tampoco. Supuestamente no existe una política formal o no se ha
dado a conocer de manera pública o se le ha comunicado a los abogados y sus
esfuerzos para transferir las obras de sus clientes fuera del centro de
detención no han sido exitosos”.
Una pintura alegórica del 2017 del yemení Khaled Qassim, una de sus muchas obras
publicadas en la
página Facebook de su amigo y ex detenido Mansoor Adayfi. Qassim fue
aprobado para ser liberado en julio del 2022, pero sigue detenido. Al igual que
con Moath al-Alwi, un tercer país que esté preparado para ofrecerle un nuevo
hogar debe ser encontrado, porque las disposiciones jurídicas de la Ley de
Autorización de Defensa Nacional, autorizada por republicanos con Obama,
mantenida cada año desde ese entonces, prohíbe la repatriación de yemeníes
desde Guantánamo.
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El Pentágono levanta la prohibición
El 7 de febrero, justo cuando la visita de Fionnuala Ní Aoláin comenzaba, el Pentágono anunció
que, lo que los relatores describieron como “impedimentos injustificados para
la accesibilidad y propiedad de obras de arte” de los prisioneros en Guantánamo
llegó a su fin.
El teniente coronel Cesar H. Santiago, vocero del
Pentágono, le dijo al New York
Times por correo electrónico, que los prisioneros podrán llevarse “una cantidad viable de su
arte” con ellos cuando se vayan de Guantánamo.
Obviamente, quedan dudas acerca de lo que es una
“cantidad viable” y Santiago específicamente “declinó definir” lo que
significaba, pero este es otro paso importante hacia adelante por parte del
gobierno de Biden, aunque no hace más que reconocer los “derechos de libertad
de expresión artística, de tomar parte en una vida cultural y beneficiarse de
la protección de beneficios morales y materiales resultados de la producción
artística” de los detenidos, como lo describieron los relatores, aunque,
desafortunadamente Santiago también añadiera que el Departamento de Defensa
todavía considera que las obras de arte son “propiedad del gobierno
estadounidense”.
Sin embargo, como explicó Carol Rosenberg para el Times, “las concesiones del
Pentágono llegaron en un momento importante”, porque “de los 34 hombres que
actualmente están detenidos en Guantánamo, 20 han sido aprobados para ser
transferidos con arreglos de seguridad” y “entre ellos hay tantos que han
pasado sus años en custodia pintando, dibujando y creando esculturas, algunos
en clases de arte con un tobillo encadenado al piso”, algunos de los cuales
“han acumulado una gran colección de su trabajo”.
Como explicó
el periodista de la BBC World Joel Gunter en un artículo
detallado el pasado mes de agosto “el silencio repentino de los
artistas de Guantánamo”, algunos de los prisioneros se han apegado mucho a sus
obras y no pueden imaginar salir de la prisión sin ellas. Para Khalid Qassim,
por ejemplo, “que Estados Unidos se quede con mi arte sería lo mismo que
‘dejarme aquí’, como lo describe. “El arte que hice soy yo. Si se quedan con
él, mi alma también se queda aquí”.
Se espera que Qassim, Moath al-Alwi y otros artistas
de Guantánamo no sólo sean liberados rápidamente (puedes ver
aquí cuánto tiempo ellos y otros han estado detenidos desde que les dijeron
que ya no querían tenerlos detenidos), pero también que se les permita llevarse
las obras de arte con ellos y no sólo una “cantidad viable” — incluyendo los extraordinarios
barcos de al-Alwi hechos con materiales reciclados y los muchos
cuadros de Qassim.
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