El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que
viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también
la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense.
Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar
los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática
encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.
Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar
La "solución" de Estados Unidos al "problema de los
inmigrantes":
Torturarlos, luego deportarlos de regreso al infierno
8 de julio de 2015 | Periódico Revolución |
revcom.us
Carolina dijo que su hija de 15 años de edad fue víctima de asalto sexual
grave en Honduras cuando tenía 9 años. “Mi hija me dice que ya no puede soportar
estar encerrada”, dijo Carolina, detenida con su hija durante tres meses. “Me
dijo que quería quitarse la vida”.
— “US: Trauma in Family Immigration Detention” [Estados Unidos: La trauma en
la detención de familias de inmigrantes], Human Rights Watch, 15 de mayo de
2015
Hasta hace un año, el gobierno estadounidense tenía menos de 100 camas en
todo el país para la detención de las mujeres inmigrantes con hijos. O los
deportaron rápidamente para regresar al infierno desde que habían huido, o los
dejaron unirse con maridos u otros familiares en Estados Unidos, o los dejaron
ir a refugios mantenidos por organizaciones de derechos de inmigrantes e
iglesias, mientras esperaban la decisión sobre sus destinos por orden
judicial.
Pero entonces decenas de miles de personas, incluyendo muchos niños que
viajaban solos, que huían de las crisis de violencia y pobreza en los países
centroamericanos dominadas por Estados Unidos, comenzaron a llegar a la frontera
con Estados Unidos. Y los gobernantes de este sistema veían una crisis
diferente formando en la frontera — un “peligro” de que las personas
tratando desesperadamente de escapar del infierno “hecho en Estados Unidos” en
sus propios países tuvieran la idea de que pudieran encontrar un “puerto seguro”
en esta ciudadela imperialista, y que animaran a otros a seguirlos. Los
gobernantes lo consideraron necesario para comunicar un mensaje diferente: para
dejar en claro que la gente de Centroamérica no pertenecía aquí y no encontraría
ninguna ayuda o seguridad aquí. Así que el gobierno de Estados Unidos implementó
una política de “no liberación”, diciendo que no iba a liberar a las familias de
la detención con el fin específico, según Human Rights Watch, de
“disuadir a los migrantes de venir a Estados Unidos”.
El gobierno de Obama instituyó “una estrategia de disuasión agresiva”
dirigida a los centroamericanos que cruzan la frontera, incluidas las personas
que solicitan asilo político oficial. Para empezar, destinaron a muchos jueces
nuevos a las audiencias de vía rápida para acelerar el proceso de deportación.
Pero la falta de abogados pro bono (abogados que ofrecen sus servicios gratis)
significó que muchos niños tenían que argumentar su petición de asilo sin un
abogado.
Todos los que habían sido deportados anteriormente no podían obtener
liberación de la detención antes de su deportación — una política que hace caso
omiso de la posibilidad de que los que desesperadamente vuelvan a experimentar
el viaje peligroso para llegar a la frontera estén escapando un destino terrible
en su país de origen. Y aun cuando las autoridades aceptaron que unos
inmigrantes sí tenían un temor creíble de que la vida estaba en peligro si los
obligaron a volver a su país, esos inmigrantes tenían que pagar una alta fianza,
lo que significaba, en la práctica, que permanecerían en prisión por tiempo
indefinido.
Para llevar a cabo esta política y encarcelamiento draconianos, Estados
Unidos contrató a dos empresas cuyo negocio era el de manejar prisiones con
fines de lucro para construir rápidamente dos grandes prisiones en Texas. Los
“centros de detención” de Texas están en Dilley y Karnes —las dos en las afueras
de San Antonio— y otro en Pensilvania. Para el 12 de junio de 2015, Dilley por
si solo tenía detenidos a 1.735 individuos, unos 1.000 de ellos niños.
Según Clara Long, investigadora de Human Rights Watch (HRW), el resultado ha
sido un traumatismo, depresión y pensamientos suicidas generalizados:
La administración de Obama ya ha detenido a niños y sus madres traumatizados
por casi un año. No tienen ni idea de cuándo vayan a ser puestos en libertad, y
están aterrorizados de ser deportados a lugares donde podrían ser asesinados,
violados o de otra manera perjudicados.... La detención indefinida causa un daño
psicológico especialmente dañino a los obligados a huir de su hogar. Los niños
preguntan a sus madres, “¿Cuándo podremos salir?”, y estas madres no tienen
ninguna respuesta. (HRW, 15 de mayo de 2015)
Nos referimos a mujeres como “Carolina” (descrita al inicio de este artículo)
quien rescató a una hija después de un asalto sexual brutal; o como “Beatriz”,
cuyo hijo de 11 años de edad fue amenazado con el reclutamiento forzado por las
pandillas en Honduras; o como “Melinda”, cuya cuñada fue asesinada por
pandilleros en Guatemala y quien ahora sufre de estrés postraumático.
“Estrella”, su hija de cuatro años de edad, ya ha pasado del 20 por ciento de la
vida tras las rejas. En ese tiempo, la han hospitalizado con bronquitis aguda
así como faringitis aguda (dolor de garganta), dolor de oído, fiebre, diarrea y
vómitos.
El grave impacto psicológico en las madres y los niños
En mayo de este año, encontraron a una mujer de 19 años con un hijo de cuatro
años llorando y sangrando en un cuarto de baño en el “centro residencial” del
Condado de Karnes en Texas. Después de siete meses de encarcelamiento, con la
menor idea de si o cuando iba a salir, ella se cortó la muñeca en un intento de
quitarse la vida. A ella le dieron tratamiento médico, le quitaron su hijo, y le
mantuvieron por varios días bajo vigilancia para que no se suicidara.
Se puede encontrar en Internet una foto de su muñeca parcialmente curada,
cual foto se tomó —en Honduras— dos semanas después de que ella trató
de suicidarse. Sí, menos de una semana después de que la encontraron y le dieron
tratamiento médico, la deportaron. El Servicio de Inmigración y Control de
Aduanas (ICE) aseguraron al público que la lesión no era grave y que trataron
bien a la mujer. Y nos aseguran que “ICE se toma muy en serio la salud, la
seguridad y el bienestar de los que están en nuestro cuidado”. (“Congressional
delegation will visit family detention center where teen mom cut wrist” [Una
delegación del Congreso visitará el centro de detención de la familia, donde una
madre adolescente se cortó la muñeca], Franco Ordóñez, mcclatchydc.com, 22 de
junio de 2015)
La vida en el centro de detención Dilley: “Destruye el alma”
En el centro de detención Dilley en el sur de Texas, el nuevo y más grande de
las tres prisiones para madres inmigrantes con hijos en Estados Unidos, una
mujer describió el deterioro mental y física de su hija después de tres meses en
una celda — que ICE llama una “ habitación privada”. Según un informe del
periódico The Guardian, “Ella observó el empeoramiento de la salud
física y mental de su hija. Las alergias de la piel de la niña empeoraron, dejó
de comer y suplicó a salir constantemente. ‘No quería estar allí. Siempre
lloró’, dijo [la madre]” (“‘Soul-destroying’: one migrant mother’s story of life
at Dilley detention center” [Destruye el alma: la historia de una madre migrante
de la vida en el centro de detención Dilley], 22 de mayo de 2015)
La madre dijo que cuando ella acudió a ICE para pedir ayuda, “Me dijeron:
‘Usted no puede tratar de culparnos a nosotros respecto a la enfermedad de su
hija, ella no está realmente enferma’. Y dijeron que no nos iban a dejar salir a
menos que pagáramos la fianza”. Ella necesitaba $5.000, pero no tenía ningún
dinero en ese momento. Para viajar desde Honduras tuvo que montar “La Bestia”,
el masivo tren que atraviesa México, de ida y vuelta desde América Central,
llevando en su techo a cientos de solicitantes de asilo con la esperanza de
llegar a la frontera Estados Unidos-México. “La ayuda” que el gobierno mexicano
proporciona a Estados Unidos para detener inmigrantes que cruzan México se
traduce en el costo de $400 para “la mordida” de los funcionarios de inmigración
mexicanos, y luego, para cruzar el Río Bravo en una balsa inflable, otros $800
para pagar un sindicato narcotraficante mexicano.
En este punto esta joven madre trató de quitarse la vida, pensando que sería
mejor para su hija en el largo plazo si estuviera muerta. “Supe entonces que
nunca íbamos a salir; que mi hija iba a esfumarse en Dilley. Me volví envuelta
en mi propio mundo. Pensé que estaríamos encerradas para siempre”. Su abogado
dijo que cientos de madres y niños internados en prisión están experimentando la
misma clase de tortura: [C]uando estas mujeres se dan cuenta de que ellas y sus
hijos pequeños se mantendrán en cautiverio por tiempo indefinido, eso extingue
toda esperanza. Cuando piensan que sus hijos van a ser sometidos a estar bajo
llave a largo plazo, eso destruye el alma”.
ICE responde a la protesta con represalias, y a los órdenes judiciales con
la demora
Han crecido las protestas políticas, tanto en el exterior de los centros de
detención como de parte de las madres encarceladas. Las personas se han reunido
en protestas en Dilley y Karnes, y en las principales ciudades alrededor de
Estados Unidos. Se circulan ampliamente cartas abiertas a Obama firmadas por
eruditos y personas del público en general. Y, con valentía, las madres han
realizado huelgas de hambre dentro de las dos prisiones de Texas. ICE tomó
represalias contra los huelguistas de hambre, metiendo a las organizadoras en el
aislamiento, hasta que una demanda de RAICES, un grupo de defensa legal para
inmigrantes con sede en San Antonio, las obligó a retroceder. Una petición ya
firmada por más de 100.000 personas exige que se clausuren estas prisiones.
Pero ante la indignación en auge, las demandas para la liberación inmediata
de estos inmigrantes, y dos fallos de tribunales de distrito en contra de la
detención de niños, ICE ha llevado a cabo una serie de promesas de cambio
vacías, y se ha opuesto a toda decisión judicial en su contra. En febrero y
abril de este año, los tribunales de distrito decidieron, en primer lugar, que
el uso de la detención de niños para disuadir la inmigración es ilegal; y
segundo, que el sistema de detención de familias viola un acuerdo desde hace
décadas de que el gobierno de Estados Unidos debe favorecer la liberación de los
niños migrantes a sus familias.
De hecho, es una violación del derecho internacional utilizar la detención de
menores de edad como otra cosa que una medida de última instancia. La corte
decidió que ICE tenía que implementar, dentro de 30 días, cambios para que sus
procedimientos estén de acuerdo con las leyes de protección de menores, o verse
obligado a clausurar las tres prisiones. La American Immigration Lawyers
Association [Asociación Estadounidense de Abogados de Inmigración] describió la
serie de cambios que ICE anunció en respuesta como “casi palabrería” y
“puramente cosméticos”.
Después de que una delegación de ocho congresistas demócratas finalmente fue
a ver las condiciones en Dilley y Karnes el 20 de junio, y al día siguiente
escribió una carta a ICE que pidió que clausurara las prisiones de inmigrantes,
ICE hizo su propio visita y emitió un comunicado: “Los centros residenciales de
familias son una parte importante de la respuesta cabal del gobierno de Estados
Unidos al aumento del número de familias indocumentadas que llegan a nuestras
fronteras... una alternativa eficaz y humana para mantener la unidad
familiar...”. Ahora ICE promete permitir que salgan de la detención a las madres
que hayan demostrado que tienen un temor creíble de persecución si son devueltas
a su país de origen, lo que puede tardar varios meses, y el ICE no ha dicho que
vaya a bajar o eliminar la fianza obligatoria en el ínterin. Tampoco hay acuerdo
de que el ICE ponga fin a mantener encerradas a familias en que el padre ya ha
sido deportado antes, incluso si la familia estuviera calificada para asilo.
***
A este sistema, el número de víctimas de la destrucción de las condiciones de
vida en los países que Estados Unidos ha dominado y explotado brutalmente en
todo el mundo no le importa ni le puede importar. En el mundo de hoy millones y
millones de personas arriesgan sus vidas, y pierdan sus vidas, en intentos
desesperados de escapar de lo que este sistema capitalista-imperialista ha hecho
a los países del Tercer Mundo en su compulsión, lo de “expandir-o-morir”, para
explotar a la gente por todo el mundo. Su sistema no tiene ninguna respuesta a
lo que hace a la gente y el planeta. La revolución sí la tiene.
¿Cómo se lidiará con el tipo de crisis humanitaria que comenzó en junio
pasado en la frontera de Texas, cuando por fin se haya derrotado y desmantelado
este sistema de capitalismo-imperialismo y se lo haya reemplazado por la Nueva República
Socialista en América del Norte — con un gobierno verdaderamente dedicado a
superar todas las desigualdades, y todas las otras cicatrices de este sistema
horrible, con el objetivo de la emancipación de la humanidad?
Frente a decenas de miles de menores no acompañados y un número igual de
madres con niños pequeños huyendo de las condiciones inhabitables que los
antiguos gobernantes de este monstruo imperialista habían creado y defendido en
la región del “Triángulo del Norte” de Centroamérica —Honduras, Guatemala y El
Salvador— el nuevo estado revolucionario convocará de inmediato a las amplias
masas populares, a todos los que estén en posición de ayudar, a que proporcionen
a estas hermanas y hermanos apoyo, comida y refugio, mientras que trabajen lo
más rápido posible para ayudarlos a reconectarse con sus familiares en Estados
Unidos. Al mismo tiempo, como nuestra responsabilidad internacionalista,
estaremos contribuyendo a la transformación de las condiciones que la dominación
imperialista había impuesto sobre sus países de origen, y sobre los millones y
millones de personas allí.
Ahora bien, compare eso con los crímenes repugnantes de la administración
Obama, en representación de la clase dominante de Estados Unidos, en contra de
los solicitantes de asilo. Si eso no le dé asco a usted, y no le haga aún más
decidido a poner fin a este vil sistema tan pronto como sea posible, le
recomiendo que se busque el pulso.
Bob Avakian, "¿Porque viene
la gente de todo el mundo?"
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