¿Deberían los activistas ayudar a los migrantes en el desierto o dejar su destino a la
Patrulla Fronteriza?
Molly Hennessy-Fiske
Los
Angeles Times Español
8 de marzo de 2019
Zaachila Orozco-McCormick, derecha, y Geena
Jackson se abrazan después de la sentencia de la primera la semana pasada en
Cabeza Prieta, Ariz. (Brian van der Brug / Los Angeles Times) (Los Angeles Times)
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Cuatro mujeres jóvenes, voluntarias de un grupo local de ayuda a migrantes,
comparecieron ante un juez federal para recibir una sentencia en Tucson la
semana pasada. Su crimen: dejar jarras de agua, alimentos y otros suministros
en un desierto desolado a 130 millas al oeste para proteger las vidas de los
migrantes que cruzan ilegalmente la frontera con México.
En enero, las cuatro integrantes de No More Deaths fueron condenadas por entrar
sin permiso en el extenso Refugio Nacional de Vida Silvestre Cabeza Prieta.
Cada una enfrentaba hasta seis meses de prisión y una multa de $ 5.000. En
cambio, después de una larga audiencia, recibieron sentencias relativamente
menores de 15 meses de libertad condicional no supervisada y una multa de $ 250.
El caso plantea importantes interrogantes sobre si la Patrulla Fronteriza brinda a
los migrantes en peligro asistencia suficiente cuando la Administración Trump
realiza todos los esfuerzos posibles para evitar que los solicitantes de asilo
lleguen a los cruces fronterizos.
Zaachila Orozco-McCormick, voluntaria de No More
Deaths, marcha con jarras de agua vacías después de su sentencia por delitos
menores que involucran dejar la ayuda en un área restringida del Refugio
Nacional de Vida Silvestre Cabeza Prieta. (Brian van der Brug / Los Angeles
Times) (Los Angeles Times)
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El abogado de la mujer, Chris Dupont, le dijo al juez que sólo estaban tratando de
llenar un vacío humanitario dejado por la Patrulla Fronteriza, que Dupont dijo
no hace lo suficiente para salvar a los migrantes en peligro. No hay servicio
de telefonía celular en gran parte de Cabeza Prieta, y las torres de rescate de
la Patrulla Fronteriza están a miles de millas cuadradas de distancia y son
particularmente difíciles de ver durante el día, dijo. Entre 2001 y 2018, se
encontraron restos de 137 personas en el corredor del desierto, según el médico
forense del condado de Pima.
"Es por eso que van hasta ahí: para ayudar y salvar a la gente de esa manera",
dijo Dupont en la sala de audiencias repleta de simpatizantes. "La gente
sigue sufriendo y muriendo en el desierto".
La fiscal federal Anna Wright respondió que los voluntarios permitían a los
contrabandistas de personas delinquir. Dijo que la ayuda humanitaria debe
dejarse en manos de la Patrulla Fronteriza, que creó una red de 34 puestos de
rescate en el sector de Tucson que incluye a Cabeza Prieta. Estos lugares
ayudan a salvar vidas, dijo, porque los migrantes reciben la ayuda cuando se
entregan o son atrapados.
Voluntarios y simpatizantes de No More
Deaths marchan con cuatro trabajadores de ayuda humanitaria tras su sentencia
en un tribunal de Arizona. (Brian van der Brug / Los Angeles Times) (Los
Angeles Times)
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Antes de sentenciar a los voluntarios, el juez magistrado de Estados Unidos, Bernardo
Velasco, dijo aunque sus esfuerzos "sin embargo son loables", han
violado la ley y el caso necesitaba enviar ese mensaje. "Espero que no lo
vuelvan a hacer", dijo el juez.
Los acusados parecían liberados, y los partidarios en la galería sonrieron.
Más tarde, los fiscales emitieron una declaración en la que decían que tenían la
intención de seguir acusando a quienes cometen delitos similares.
En las últimas semanas, los agentes de la Patrulla Fronteriza han informado sobre
cientos de niños migrantes y familias que buscan asilo en cruces remotos del
desierto en Arizona, Nuevo México y Texas. En las últimas semanas, los agentes
en el área de Cabeza Prieta vieron cómo un grupo de 325 inmigrantes se
entregaban. En toda la frontera, 76.103 migrantes fueron detenidos el mes
pasado, un récord en 12 años, 42.999 de ellos familias y niños.
Desde que las mujeres y otros cinco voluntarios de No More Deaths fueron acusados
el año pasado, los simpatizantes habían montado una campaña de asistencia
legal para defender al grupo, apodado "Cabeza 9", y publicaron
carteles en la ciudad con la leyenda: "La ayuda humanitaria no es un
crimen. Retire los cargos". El día de la sentencia, pagaron un anuncio de
página completa en el Arizona Daily Star firmado por cientos de otros grupos de
ayuda de todo el país que decían: "Apoyamos 'No más muertes'".
Una zona de rescate en el Refugio Nacional de Vida
Silvestre Cabeza Prieta en Arizona. (Brian van der Brug / Los Angeles Times)
(Los Angeles Times)
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Los abogados de las mujeres insistieron en que el método de la Patrulla Fronteriza
de proporcionar ayuda había fracasado, y que los cargos criminales eran
represalias luego de que el grupo publicara videos que mostraban a agentes
fronterizos destruyendo jarras de agua y otros suministros que habían dejado en
el desierto.
No More Deaths ha atraído voluntarios de todo el país desde su fundación en 2004.
Cuenta con ocho empleados y hasta 60 voluntarios regulares.
John Fife, un ministro presbiteriano retirado, ayudó a fundar el grupo después de
participar activamente en el movimiento santuario en la década de 1980. En ese
entonces, él y otros voluntarios acompañaron a migrantes centroamericanos que
huían de los escuadrones de la muerte a través de los desiertos del norte de
México hasta la frontera.
En 1986, Fife y otros siete voluntarios, que fueron condenados por violar las
leyes federales de inmigración a cinco años de libertad condicional,
continuaron ayudando a los migrantes.
"Tenemos todo el derecho legal de proporcionar ayuda humanitaria en un desastre humano,
como las miles de muertes ocurridas aquí en el desierto de Sonora", dijo
Fife, quien se ha ofrecido como voluntario con algunos de los acusados
recientemente.
Durante años, los voluntarios de No More Deaths sintieron que tenían un acuerdo con la
Patrulla Fronteriza. Los agentes rara vez los detenían. Eso cambió después de
que se eligió al presidente Trump, dijeron los voluntarios.
Los agentes comenzaron a detenerlos regularmente en Cabeza Prieta, una reserva
escarpada de 860.000 acres que incluye 56 millas de frontera al lado del
Monumento Nacional Organ Pipe Cactus. Como resultado, las tensiones aumentaron.
"La relación de No More Deaths con la Patrulla Fronteriza nunca ha sido
completamente pacífica", dijo el voluntario Parker Deighan, de 28 años, de
Tucson. "Pero definitivamente hemos visto que ha aumentado en los últimos
años".
En junio de 2017, los agentes allanaron una estación de ayuda a migrantes 'No More
Deaths' en el desierto. Más tarde ese verano, un oficial del Departamento de
Pesca y Vida Silvestre de EE.UU detuvo a cuatro voluntarios: Natalie Hoffman,
de 23 años, de Tucson; Oona Holcomb, 39, de St. Paul, Minn.; Madeline Huse, 23,
de Bellingham, Washington; y Zaachila Orozco-McCormick, 21, de Seattle. En
diciembre, fueron acusados como parte del grupo 'Cabeza 9'.
Deighan y otros cuatro voluntarios fueron acusados por separado después de intentar
ayudar a tres migrantes. Dos de los migrantes fueron detenidos más tarde, dijo.
Uno nunca fue encontrado.
El 17 de enero de 2018, No More Deaths publicó un informe que alegaba que la Patrulla
Fronteriza había interferido con su trabajo y videos que mostraban a los
agentes de la Patrulla Fronteriza destruyendo los suministros que habían dejado
para los migrantes. Horas más tarde, los agentes llegaron a las instalaciones
del grupo cerca de Cabeza Prieta, detuvieron a cuatro migrantes y acusaron al
voluntario Scott Warren de albergarlos y de conspiración. Programado para ser
juzgado en mayo, Warren enfrenta hasta 20 años de prisión si es declarado culpable.
Los primeros cuatro voluntarios de Cabeza 9 fueron condenados en enero por ingresar
al refugio sin permiso y abandono de propiedad (jarras de agua y frijoles).
Recientemente, a los otros cinco voluntarios de Cabeza 9, incluido Deighan, les
redujeron sus cargos a infracciones civiles y pagaron multas de $ 250.
Cuando los voluntarios salieron de la sala de audiencias la semana pasada, los
partidarios aplaudieron. Una vez afuera, marcharon a través del centro de la
ciudad levantando jarras de agua vacías y letreros que decían "Refugio
Nacional de Vida Silvestre Cabeza Prieta
Y fosa común". Los organizadores de No More Deaths dijeron que en lugar de
disuadir a los voluntarios, por el caso de Cabeza 9, han aumentado su
compromiso para ayudar a los migrantes.
La voluntaria Paige Corich-Klein, de 28 años y residente de Tucson, dijo que el
grupo ha presionado a la Patrulla Fronteriza para que divulgue información que
muestre que los sitios de rescate funcionan, para poder mejorarlas y salvar a
los migrantes.
"Queremos que estén lo más seguros posible para que no mueran", dijo Corich-Klein.
El pasado lunes, una zona de rescate en el Valle de Growler, cerca del Camino del
Diablo de Cabeza Prieta, tenía jarras de agua colocados en la parte superior de
su base, una señal de que los voluntarios todavía están activos en el área.
Eso no es lo que el agente de la Patrulla Fronteriza, Dan Hernández, hubiera querido.
Mientras Hernández conducía por las colinas hacia el lado sur del refugio que limita con
México, media docena de migrantes activaron una alerta y fueron detenidos, una
hora después, otro migrante activó una más, un tercer grupo de migrantes, tres
padres de Guatemala, cada uno con un hijo, se entregaron a los agentes a unos
cien pies de una cerca de metal a la altura de la frontera. Con destino a
Florida y Texas, habían pagado a un contrabandista de personas $ 200 para
llevarlos al cruce del desierto, a donde llegaron sin suministros.
El año pasado, las 34 torres de rescate en el sector de Tucson que incluyen Cabeza
Prieta ayudaron a los agentes a localizar a 138 migrantes, menos que en años
anteriores, dijo Hernández.
Siete de ellos están equipados con teléfonos satelitales que los migrantes pueden
usar para comunicarse con la Patrulla Fronteriza. El resto, estacionado en
lugares sin señales satelitales claras, tiene botones rojos que los migrantes
presionan para alertar a la agencia. También están equipados con cámaras
infrarrojas de día y de noche que los agentes usan para evaluar la condición de
los migrantes. Si parecen estar gravemente enfermos, dijo Hernández, un agente
paramédico puede ser enviado en helicóptero para tratarlos.
Las torres de 30 pies cuestan alrededor de $ 3.000 y son móviles. Están equipadas
con reflectores que brillan durante el día y se iluminan en azul durante la
noche, una señal que Hernández dijo, es sólo visible hasta llegar a 10 millas
de distancia. (Los voluntarios de No More Deaths insisten en que algunas torres
no son visibles a más de 1.500 pies de distancia). Los agentes revisan las
torres diariamente, están agregando luces más brillantes y construyendo las
nuevas torres 10 pies más altas para hacerlas más visibles, dijo Hernández.
Dijo que los videos de No More deaths publicados donde se ve a agentes tirando el
agua afectó a la agencia. Si los agentes descubren suministros dejados por
voluntarios, dijo, saben que no pueden tocarlos. Sin embargo, agregó, que la
ayuda "envía el mensaje equivocado: el de continúa tu viaje".
"Derrota el propósito de las torres de rescate", dijo Hernández. "... Queremos
que presionen ese botón y terminen su viaje. No queremos que tomen una jarra y
caminen hasta su muerte".
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