Guantánamo, monumento al sufrimiento y la
injusticia
Dr. Dylan Murphy hispantv.com 20 de febrero de 2013
‘De vuelta del infierno’, el prisionero número 744, Abdelazis Nayi, liberado
de la prisión militar de EE.UU. en la Bahía de Guantánamo, en julio de 2010.
El un décimo aniversario de la apertura de la prisión militar de Guantánamo
ha pasado recientemente como un simple murmullo entre los medios de comunicación
o los Gobiernos occidentales. Aún hay 166 prisioneros detenidos sin cargos ni
juicio. 85 de ellos han sido separados para su liberación por las
Administraciones de Bush y Obama, sin embargo, aún permanecen en prisión sin un
final visible a su encarcelamiento.
Almerindo Ojeda, del centro UC Davis para los Derechos Humanos e investigador
principal del Proyecto Testimonios de Guantánamo, ha estado documentando
evidencia de los abusos cometidos contra estos prisioneros. En el programa del
canal RT ‘Breaking The Set’, comentó recientemente: ‘Nadie habla por ellos, ha
habido una conspiración de todas las ramas del Gobierno de los EE.UU. para
mantenerlos allí y que se debiliten. Estos 85 no son terroristas’.
Los otros encarcelados se dividen en dos grupos. La mitad tiene juicio
programado y la otra mitad nunca será puesta en libertad. Almerindo Ojeda ha
afirmado que los militares de EE.UU. no van a liberar a estos 40 presos, ya que
son ‘considerados demasiado peligrosos para su liberación e imposibles de
procesar. Ahora ¿por qué son imposibles de procesar? Es porque la evidencia no
merece llevarlos a juicio o porque la evidencia [contra ellos] es la
tortura.’
De los 166 prisioneros que aún están en la cárcel militar de Guantánamo, hay
doce personas que están encerradas allí desde el primer día, desde enero de
2002. Uno de estos doce es Shaker Aamer, un residente permanente británico
casado con una ciudadana británica, que ha sido absuelto de cualquier mal a las
autoridades estadounidenses, pero que no le permiten regresar junto a su familia
en Londres.
Para estos doce presos, la vida es una pesadilla diaria, en una interminable
espera debilitándose en un purgatorio norteamericano, sin esperanza de
liberación. Almerindo Ojeda ha declarado:
‘Para ellos Guantánamo es una realidad cotidiana de procedimientos injustos,
de incomunicación, penas excesivas y de detención indefinida. La gente no habla
mucho sobre eso. Bajo circunstancias normales, tienes derecho a un juicio y una
sentencia que tienen un principio y un final. Aquí no tienes ni eso.’
Según las autoridades militares de Estados Unidos, estos prisioneros no son
combatientes legales y no están allí como prisioneros de guerra. Por lo tanto,
no tienen ningún tipo de derecho. Esta es una evidencia clara de cómo, desde el
11-S, el sistema militar y político ha tirado por la ventana la Convención de
Ginebra y otros aspectos del derecho internacional. Para ellos, el planeta
entero es un campo de batalla y sus interminables campañas militares no respetan
fronteras ni reglas de guerra / de ley.
Es muy fácil para mucha gente en Occidente encogerse de hombros y decir que
no hay nada que podamos hacer al respecto. Peor aún es la actitud: sobre qué es
lo que realmente importa de lo que sucede en lugares como Guantánamo. Lo que ha
ocurrido en la prisión militar de Guantánamo son crímenes de lesa humanidad,
algo que nunca debe ser olvidado. Estos crímenes deben ser investigados y los
responsables llevados ante la justicia y castigados.
La evidencia de la criminalidad en la Bahía de Guantánamo es abrumadora, y
debería ser prueba suficiente para cualquier tribunal para condenar a los
responsables. En 2003, la Unión de Libertades Civiles Norteamericana presentó
ante el Gobierno de los EE.UU. una petición para liberar información con el fin
de acceder a documentos relacionados con la prisión militar en la Bahía de
Guantánamo. Esto conllevó a la eventual liberación de 100.000 documentos que
detallan el maltrato a personas detenidas en las prisiones militares de Estados
Unidos. En enero de 2007, el FBI proporcionó más de 800 de estos documentos, 500
de ellos relacionados con la Bahía de Guantánamo. El centro UC Davis para el
Estudio de los Derechos Humanos en Estados Unidos ha puesto en marcha el
Proyecto Testimonios de Guantánamo. El mismo ha organizado la liberación de
documentos redactados por el FBI, en un archivo en línea abierto para el estudio
público. Estos testimonios de agentes del FBI que visitaron la Bahía de
Guantánamo detallan abusos físicos, médicos, religiosos, verbales, psicológicos
y sexuales a los reclusos.
Muchos prisioneros dijeron a los agentes del FBI que la tortura había sido el
método más utilizado para obtener información, ‘cuando se le preguntó [editado]
[él] informó que sólo hizo esa declaración porque estaba siendo golpeado.’
El maltrato estándar a los prisioneros incluye el uso del aislamiento, abuso
físico y verbal en un intento por provocar que los prisioneros se derrumben para
luego confesar aquello que sus interrogadores quieren escuchar:
‘Después de haber sido entrevistado por dos mujeres, fue llevado al ‘lugar
oscuro’. En el ‘lugar oscuro’, se le colocó una capucha en la cabeza y le
gritaron y golpearon. [Editado] declaró que debido al tratamiento de sus
captores, él les proporcionó a los interrogadores cualquier información que
ellos querían escuchar.’
Otro preso le comunicó a un agente del FBI sobre una experiencia aterradora
similar.
Según [editado], un número indeterminado de guardias entraron en su celda,
sin haber sido provocados, y comenzaron a escupirle y maldecirle. Los guardias
lo llamaron ‘hijo de puta’, ‘bastardo’ y entonces le dijeron que estaba loco.
[Editado] entonces, se puso en posición fetal para protegerse a sí mismo... un
soldado llamado [editado] saltó sobre su espalda y comenzó a golpearlo en la
cara. [Editado] y luego lo cogió por el cuello hasta que se desmayó.
...[editado] indicó que había una mujer militar que también lo estuvo golpeando
y lo agarró por la cabeza y la golpeó contra el suelo de la celda. …el alcaide
del campamento lo visitó en el hospital y le dijo a los médicos que lo
devolvieran inmediatamente al campamento''.
Otro método común de tortura era usar el aislamiento, privarlos de
climatización y alimento/agua para que se derrumbaran y hacerlos hablar:
‘En un par de ocasiones, entré en salas de entrevistas para encontrar a un
detenido encadenado de pies y manos, en posición fetal, tendido en el suelo, sin
silla ni comida ni agua. La mayoría de las veces se han orinado o defecado
encima, y los han dejado ahí durante 18, 24 o más horas. En una ocasión, la
calefacción estaba apagada y hacía tanto frío en la habitación que el detenido
descalzo temblaba. Cuando le pregunté al MP lo que estaba pasando, me dijeron
que los interrogadores del día anterior habían ordenado este tratamiento, y el
detenido no debía ser movido.’
Otras formas de abuso incluyen amenazar a los prisioneros con perros,
decirles que sus familias habían sido detenidas y que serían trasladadas a otros
países para ser interrogadas si ellos no hablaban, prisioneros con la cabeza y
la boca cubierta con cinta adhesiva.
El abuso fue tanto que muchos presos recurrieron a las huelgas de hambre en
protesta:
‘La condición mental de los detenidos es tal que están participando en una
huelga de hambre. Están molestos por la forma en que son tratados por los
guardias. Están molestos porque los mantienen como prisioneros sin estar
acusados de delito alguno o ser liberados.’
Muchos detenidos han cometido suicidio debido al abuso y/o torturas que
sufrieron. Los primeros tres suicidios en la prisión militar de Guantánamo
fueron encontrados colgados con trapos en la boca con las manos atadas detrás de
su espalda. Almerindo Ojeda ha señalado: ¿cómo puedes ahorcarte con las manos
atadas detrás de tu espalda? Él ha pedido una investigación completa e imparcial
sobre estas muertes y de todos aquellos que han muerto en circunstancias
sospechosas en Guantánamo. Como era de esperar, ninguno de estos suicidios se ha
investigado como exige el artículo 121 de la Convención de Ginebra.
El presidente Obama no sólo está desconociendo el derecho internacional, está
ignorando también su propia orden ejecutiva de cerrar la prisión militar de
Guantánamo. Días después de su reelección, Obama cerró la oficina del Gobierno
encargada de trabajar para cerrar Guantánamo.
El Gobierno de Obama parece decidido a desafiar no sólo el derecho
internacional, sino también está llevando a cabo una masiva campaña de
persecución contra quienes revelan los crímenes de guerra de Estados Unidos.
John Kiriakou es un exinvestigador de la CIA que ha puesto de manifiesto cómo la
tortura fue una política oficial de EE.UU. en Guantánamo y otras prisiones
militares. Recientemente, Kiriakou ha sido condenado a dos años de cárcel por
esto. En una reciente entrevista, John Kiriakou destacó cómo los torturadores de
la CIA, los políticos que concibieron la tortura como política militar oficial,
los abogados que dieron ‘locos análisis legales’ para autorizar la tortura y los
exagentes que escriben libros donde justificaban la tortura no son arrestados ni
enfrentan ningún tipo de sanción legal. Además, añadió que conoce a un exagente
de la CIA que destruyó evidencia sobre la tortura y que participa actualmente en
una gira de promoción, pronunciando discursos por Washington DC, diciendo lo
buena que es la tortura.
Llamados a clausurar la prisión militar de Guantánamo llegan desde todas
partes del mundo. Estos incluyen el Parlamento Europeo, Amnistía Internacional,
Human Rights Watch, el obispo Desmond Tutu y muchos otros. La campaña Cierre de
Guantánamo en Estados Unidos envió un mensaje al presidente Obama poco después
de su reelección:
‘Antes del 11-S, la detención indefinida se asociaba sólo con regímenes que
se enorgullecían de su desdén por el imperio de la ley; las dictaduras, en otras
palabras. Casi once años después de la apertura de la prisión de Guantánamo, dos
Administraciones consecutivas de EE.UU. - la de George W. Bush, y, desde 2009,
la de Barack Obama - han demostrado que Estados Unidos no es mejor que esas
dictaduras.
Esperemos que este sea el último año que la prisión de Guantánamo permanece
abierta.
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