Detenidos en Guantánamo describen cicatrices de la tortura
y sus esperanzas de salir de la prisión
ARCHIVO - En esta
fotografía revisada por autoridades militares de Estados Unidos, una bandera
estadounidense ondea a media asta el 29 de agosto de 2021 en la base naval de
Guantánamo, Cuba. (AP Foto/Alex Brandon, archivo) (Alex Brandon / Associated
Press)
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POR EDITH M. LEDERER
ASSOCIATED PRESS
6 de juio de 2023
NACIONES UNIDAS — En el centro de detención
estadounidense en Bahía de Guantánamo, en Cuba, un grupo de hombres que han
envejecido conocidos por sus números de serie llegan a una reunión encadenados.
Cada uno le dice a la visitante —para muchos la primera persona independiente
con la que habían conversado en 20 años— que había llegado “demasiado tarde”.
Como sea, conversaron sobre la escasa comunicación con sus familias, sus numerosos
problemas de salud, las cicatrices psicológicas y físicas de la tortura y el
maltrato sufrido y sus esperanzas de salir de este lugar y reunirse con sus
seres queridos.
Por primera vez desde que la instalación en Cuba fue abierta en 2002, un presidente de
Estados Unidos autorizó la visita de una investigadora independiente de
Naciones Unidas, Fionnuala Ní Aoláin.
En una entrevista con The Associated Press, Ní Aoláin reconoce que había llegado demasiado tarde, porque un total de 780
hombres musulmanes estuvieron detenidos en ese lugar después de los atentados
terroristas del 11 de septiembre de 2001 en los que murieron casi 3.000
personas, y ahora sólo quedan 30.
Naciones Unidas había intentado desde hace muchos años enviar un investigador independiente, pero
siempre fue rechazado por los sucesivos gobiernos de George W. Bush, Barack
Obama y Donald Trump.
Ní Aoláin elogió al gobierno del presidente Joe Biden por permitir el ingreso de “voces críticas”
en la instalación y expresa su esperanza de que otros gobiernos que han vetado
a investigadores especiales de Naciones Unidas sigan el ejemplo de Biden.
La profesora en Derecho nacida en Belfast dijo creer que la sección representativa de detenidos de
“alto valor” y de “no alto valor” con los que se reunió “reconocieron la
importancia reunirse en una sala conmigo”, después de que el gobierno de Biden
la autorizara a encontrarse con quien ella quisiera.
“Pero creo que hubo un entendimiento compartido de que, en este momento, con solo 30 de ellos
restantes, aunque puedo hacer recomendaciones y ellos, espero, cambiarán
sustancialmente la experiencia cotidiana de estos hombres, la gran mayoría de
su vida fue vivida en un contexto en el que personas como yo y la ONU no tenían
influencia”, apunta.
Ní Aoláin, profesora en Derecho en la Universidad de Minnesota y la Universidad de Queens en Belfast,
afirma que ella ha visitado muchas prisiones de alta seguridad durante sus seis
años como investigadora de derechos humanos de la ONU, incluso algunas
construidas para aquellos declarados culpables de terrorismo y delitos graves afines.
Pero “realmente no hay una población en la Tierra como esta población que vino a la Bahía de Guantánamo,
Cuba, en las circunstancias en las que llegaron, a través de fronteras”, agrega.
En su informe emitido el 26 de junio, Ní Aoláin dijo que, si bien los ataques del 11 de septiembre de 2001
fueron “crímenes de lesa humanidad”, el trato a los detenidos en Guantánamo fue
injustificado. La gran mayoría de ellos fueron llevados allí sin causa y no
tenían relación con los ataques terroristas, escribió, y agregó que todos los
hombres que aún viven sufren traumas físicos y psicológicos.
El gobierno de Biden, que ha dicho que quiere cerrar las instalaciones de Guantánamo, dijo en un
comunicado adjunto al informe que los hallazgos de Ní Aoláin “son
exclusivamente suyos” y que “Estados Unidos no está de acuerdo en aspectos
significativos con muchas afirmaciones fácticas y legales”, pero que revisará
cuidadosamente sus recomendaciones.
En la entrevista de la semana pasada con la AP, Ní Aoláin habló sobre lo que vio a nivel personal.
Dijo que todo el personal de Estados Unidos debe dirigirse a los detenidos por su número de serie de
internamiento, no por su nombre, lo que calificó de “deshumanizante”.
Ní Aoláin dice estar especialmente preocupada por tres detenidos que no han sido acusados y que
“viven en un limbo legal absoluto”, que es “completamente incompatible con el
derecho internacional”. De los otros, 16 han recibido autorización para irse
—pero no han encontrado un país dispuesto a aceptarlos— y 11 aún tienen casos
pendientes ante las comisiones militares estadounidenses.
Cuando llevaron a los detenidos a reunirse con ella, estaban encadenados, lo que refirió que no es un
procedimiento estándar incluso para los condenados por terrorismo. Según el
derecho internacional, explica, las personas no pueden ser encadenadas excepto
por razones de seguridad imperativas, y, en su opinión, en Guantánamo debería
prohibirse y usarse solo como último recurso en circunstancias excepcionales.
“Estás lidiando con una población anciana vulnerable que está encarcelada”, añade Ní Aoláin.
“Estos hombres, por ser víctimas sobrevivientes de tortura, tienen dificultades para concentrarse,
tienen problemas con la memoria recurrente, dolor somático. Muchos de ellos
luchan con la movilidad y otros problemas”, incluidas discapacidades
permanentes, lesiones cerebrales traumáticas, dolor crónico y problemas
gastrointestinales y urinarios, agrega.
Ní Aoláin señala que la alimentación forzada ha sido una práctica continua en respuesta a sus huelgas
de hambre, que junto con las ideas suicidas y las autolesiones “hablan del
hallazgo central de este informe, que es la profunda desesperación de
individuos que han sido detenidos sin juicio durante 20 años, no han visto a
sus familiares, no han tenido acceso al mundo exterior” excepto a sus abogados
hasta que ella los visitó en febrero durante cuatro días.
Prácticas como el uso de restricciones causan angustia psicológica adicional a muchos de los detenidos,
señala.
Para el informe, Ni Aoláin también entrevistó a víctimas, sobrevivientes y familias de quienes fueron
asesinados el 11 de septiembre, y se reunió con algunos de los 741 hombres que
han sido liberados de Guantánamo, incluidos aproximadamente 150 reasentados en
29 países. El resto regresó a casa y desde entonces 30 hombres han muerto.
Lo que necesitan más los hombres que aún están en Guantánamo y los que han sido liberados, afirma, “es
rehabilitación por la tortura —absolutamente todos ellos—, y Estados Unidos es
líder en rehabilitación (de las víctimas) de la tortura”.
Elogió la “declaración extraordinaria” de Biden el 26 de junio, el Día Internacional en Apoyo a las
Víctimas de la Tortura, en la que reafirmó la oposición de Estados Unidos “a
todas las formas de trato inhumano, y nuestro compromiso de eliminar la tortura
y ayudar a los sobrevivientes de la tortura mientras sanan y en su búsqueda de justicia”.
“Eso me dice... que hay una capacidad para remediar aquí”, manifiesta. La rehabilitación es crítica para
todas las víctimas de la tortura, agregó, pero también “para nosotros, porque
eso es lo que hacen las democracias… Miramos nuestro pasado, lo incorporamos y
lo abordamos, porque las democracias se corrigen a sí mismas”.
Ní Aoláin califica como muy importantes las comidas comunitarias y la oración comunitaria de todos los
detenidos, que Estados Unidos enfatiza.
“Los hombres mismos son enormemente importantes entre sí en su rehabilitación”, expresa. “Existe un
enorme vínculo de apoyo, fraternidad y cariño entre estos hombres”.
Ni Aoláin señala que los detenidos tienen algunos privilegios —pueden ver televisión y leer libros—, y
que hay clases de idiomas, algunas oportunidades para aprender sobre
computadoras y lecciones de arte.
Dice que estaba “realmente satisfecha” de que el gobierno de Biden haya decidido recientemente permitir
que los detenidos se lleven tantas de sus obras de arte “como sea viable” cuando
se vayan.
“Este trabajo creativo es muy importante para estos hombres”, explica, y señala que un detenido que
regresó a Pakistán recientemente presentó una exposición de arte en Karachi
hace algunas semanas.
Entre las muchas recomendaciones que hace el informe de Ní Aoláin está la rehabilitación de la
tortura y la educación y capacitación adicionales, especialmente para aquellos
autorizados a irse.
“Estos hombres van a salir al mundo”, recalca. “Muchos de ellos eran jóvenes cuando fueron detenidos y llevados
a la Bahía de Guantánamo, Cuba. Ahora son hombres viejos, hombres de mediana
edad que tienen que descubrir cómo volver a la vida, y muchos de ellos tienen
una enorme ansiedad” sobre mantener a sus familias y sobre ser padres después
de tantos años.
Fuente: https://www.sandiegouniontribune.com/en-espanol/noticias/story/2023-07-06/detenidos-en-guantanamo-describen-cicatrices-de-la-tortura-y-sus-esperanzas-de-salir-de-la-prision
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