Por primera vez desde el
2010 un juez otorga la petición de habeas corpus a un detenido en Guantánamo,
al fallar que el encarcelamiento de Asadullah Haroon Gul es ilegal
26 de octubre de 2021
Andy
Worthington
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 11 de noviembre de 2021
Los padres de Asadullah Haroon Gul, Ibrahim y
Sehar Bibi, con fotos de su hijo, en su casa en el campo de refugiados en
Pakistán en enero de 2021 (fotografía: Aftab Khan).
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En un fallo importante en el tribunal de
distrito de Washington, D.C, la semana pasada, el juez Amit Mehta, un designado
de Obama, concedió la petición de habeas corpus de Asadullah Haroon Gul, un
prisionero afgano detenido en Guantánamo sin cargos ni juicio desde el 2007 e
identificado por las autoridades estadounidenses simplemente como Haroon
al-Afghani.
El fallo es significante porque es la primera
vez desde julio del 2010 que un juez otorga una petición de habeas corpus a un
prisionero en Guantánamo en base a que su detención es ilegal. Después de que
la Suprema Corte les dio a los prisioneros en Guantánamo derechos
constitucionales garantizados de habeas corpus en Boumediene v. Bush,
en junio del 2008, siguió un periodo de dos años, la única vez en la
historia de Guantánamo en el que los tribunales fueron capaces de valorar
objetivamente la base de la detención de los prisioneros y en
38 casos se decidió que el gobierno había fallado en establecer que tenían
conexión significativa con al-Qaeda o con los talibanes.
Para 2010, sin embargo, jueces de apelaciones
políticamente motivadas habían ya pasado varios fallos que destriparon habeas
corpus de cualquier tipo de significado para los prisioneros en Guantánamo. El
último hombre liberado después de haber recibido su petición de habeas fue
Mohammed Hassen (también conocido como Mohammed Hassan Odaini), un yemení que fue
liberado en julio del 2010 después de recibir
su petición en mayo del mismo año.
Otros dos prisioneros también recibieron su petición
en julio, pero fueron revocadas por el tribunal de apelaciones, seis hombres en
total y de julio del 2010 a octubre del 2011 les negaron a once hombres sus
peticiones hasta que ellos y sus abogados se dieron por vencidos. Varios
esfuerzos se hicieron en los siguientes años para interesar a la Suprema Corte
y retomara el control de los asuntos de los detenidos en Guantánamo y para que
pudiera romper los obstáculos que levantó el tribunal de apelaciones, pero
tristemente, fue en vano.
De lado, debo mencionar que, en octubre del 2013, fue
la única ocasión desde Boumediene que el Departamento de Justicia declinó
discutir el encarcelamiento en curso de un prisionero, el ciudadano sudanés
Ibrahim Idris, pero eso fue porque tenía problemas de salud mental severos. El
fallo del juez Mehta, sin embargo, es el primero en once años y cinco meses
para un prisionero sano mentalmente que ha tenido su encarcelamiento definido
como ilegal en un tribunal.
La decisión no fue del todo inesperada, dada que la
razón por la cual el Departamento de Justicia buscaba la continua detención de
Gul era ridícula. Aparentemente tenía un tipo de posición con conexión militar
con Hezb-e-Islami Gulbuddin (HIG), una milicia liderada por Gulbuddin
Hekmatyar, que tuvo financiamiento significativo por parte de Estados Unidos
durante la ocupación soviética en los 80s pero se alió con al-Qaeda después de
la invasión en octubre del 2001.
En el 2016, sin embargo, el HIG llegó a un acuerdo de
paz con el gobierno afgano, que llevó a la liberación de prisioneros suyos en
Afganistán y después incluso a la
repatriación de los Emiratos Árabes Unidos de Hamidullah (también conocido
como Mawlawi Hamdullah Tarakhail), de una familia prominente y partidaria del
HIG, que había sido transferido
desde Guantánamo en agosto del 2016.
El único lugar en el que al parecer no aplicó el
acuerdo de paz fue en Guantánamo. En la audiencia de habeas corpus de Gul en
mayo, el fiscal Stephen McCoy dijo que, aunque el gobierno “no se toma al a
ligera el hecho de que Gul lleva detenido más de diez años”, nosotros “hemos
estado y estaremos en guerra con al-Qaeda” y, como resultado de eso, “su
detención, mientras larga, es justificada”.
Como
expliqué en su momento, la posición del Departamento de Justicia
“minuciosamente debilitó el acuerdo de paz e indicó que, en Guantánamo, como es
común, la base para el continuo encarcelamiento de prisioneros funciona bajo su
propia terrible lógica, que no tiene nada que ver con una realidad externa”.
El juez Mehta será elogiado por haber reconocido y
haber rechazado el aceptar la ridícula postura del Departamento de Justicia,
aunque todavía falta ver si más desafíos por parte de los prisioneros son
exitosos en persuadir a los jueces acerca de que su encarcelamiento también
está injustificado por el fin de la guerra en Afganistán en lugar de la base
específica de Gul y el HIG.
Para añadirle éxito Gul, también recientemente
recibió la aprobación para ser liberado por parte del junta de revisión
periódica, un proceso tipo libertad condicional impuesto por Obama, en el cual
un panel de oficiales de departamentos gubernamentales relevantes y agencias de
inteligencia concluyeron que podría ser transferido de manera segura, con
arreglos pertinentes, ya que su “falta de liderazgo en organizaciones
extremistas y su falta de bases ideológicas claras para su conducta previa”.
Después de haber sido entregado el fallo, Tara J.
Plochocki, quien argumentara su caso en mayo, dijo que “lo que significa esta
decisión es que la detención del Sr. Gul es ilegal. El haber otorgado el
escrito no quiere decir que el juez puede ordenar que lo pongan en un avión
rumbo a Kabul, pero el gobierno tiene que obedecer las órdenes del tribunal y
debe liberarlo”.
Añadió, como lo describió el New York Times, que “la esposa, hija,
hermano y madre anciana del Sr. Haroon viven en Afganistán y que él está
‘desesperado de ir a casa’ para asegurarse de que su hija reciba una
educación”, porque “los talibanes les prohibieron a las mujeres y niñas ir a la
escuela la última vez que estuvieron en el poder”. También explicó que él
“creció en un campo de refugiados en Pakistán” y que “Estados Unidos podría
considerar enviarlo ahí si no se le permite regresar a Afganistán”.
El Times también dijo que “La Casa Blanca declinó comentar
acerca de la decisión”, aunque, sorprendentemente, una vocera del Departamento
de Justicia dijo que sus abogados “estaban considerando apelar”.
Tess Bridgeman, para Just Security dijo,
“eso sería un error” y “sería lo que el gobierno estadounidense considera una
‘mala ley’”. Incluyo podría, añadió, “hacer presente el asunto en la Suprema
Corte de si las operaciones de detención en Guantánamo deberían seguir siendo
viables” lo cual “probablemente forzaría al gobierno a argumentar por la
continua detención en la Suprema Corte incluso cuando están tratando de cerrar
prisión y enfrentar una potencial pérdida”.
Sólo podemos esperar que el Departamento de Justicia
esté escuchando — aunque no tienen un buen historial cuando se refiere a
Guantánamo — y que Asadullah Haroon Gul será liberado lo más pronto. Como dijo
su hermano Roman Khan después
de que se anunciara el fallo, “Esta es una noticia tan feliz y dulce para
nuestra familia. Ahora rezaremos para que Asadullah sea enviado de vuelta a
casa velozmente, a donde pertenece. La familia sólo tiene ojos para volverlo a
ver. Estamos esperándolo. Su esposa, su joven hija Maryam, sus padres, yo, sus
sobrinas y sobrinos. Ha pasado más de 14 años de su vida en esta prisión
peligrosa y terrible sin cargos. Estamos agradecidos con los jueces y todos los
que continúan a presionar por su libertad”.
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