Mientras Guantánamo cumple 20 años, es imprescindible que el presidente Biden encuentre la voluntad
política para cerrar la prisión
11.1.22
Andy Worthington
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 21 de enero de 2022
Activistas
para el cierre de la prisión en la bahía de Guantánamo, incluyendo Roger
Waters, hacen un llamado al presidente Biden para cerrarla en el veinteavo
aniversario de su apertura, el 11 de enero del 2022. Ve todas las fotos aquí.
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Es, sin rodeos, más que desesperanzador estar haciendo un llamado para
el cierre de la cansada y desacreditada prisión de la “guerra contra el terror”
en la bahía de Guantánamo veinte años después — 7,306 días —
desde que abrió.
La prisión, como he explicado largamente, una
aberración legal, moral y ética y cada día que permanece abierta debe tomarse
como una fuente de vergüenza para cualquiera con algo de respeto por la ley —
o, para esa cuestión, con decencia común.
En países que respetan el estado de derecho, la única
manera en la que te pueden arrancar tu libertad es como un sospechoso criminal
o un prisionero de guerra protegido por la Convención de Ginebra. En
Guantánamo, el gobierno de Bush aventó el libro de reglas, deteniendo hombres
sin derechos como “enemigos combatientes”, que pueden estar encarcelados
indefinidamente, sin requerir tener cargos y sin mecanismos legales
establecidos para asegurar su liberación. Y a pesar de los desafíos
legales a lo largo de los últimos veinte años, esa es todavía
fundamentalmente la situación que prevalece el día de hoy.
Las estadísticas por sí mismas no pueden capturar la
miseria y la brutalidad ilegal de Guantánamo en este triste aniversario. Setecientos
setenta y nueve hombres detenidos en Guantánamo por el ejército estadounidense
desde que la prisión abriera el 11 de enero del 2002. Nueve hombres han muerto
en la prisión, todos detenidos sin cargos ni juicio y todos calumniados
después de sus muertes, sólo un hombre exitosamente transferido al sistema de
tribunales de Estados Unidos, en donde fue enjuiciado y condenado
a cadena perpetua en una prisión de máxima seguridad y 730 hombres liberados.
Incluso cuando son liberados de Guantánamo, sin
embargo, estos ex detenidos no son libres. Muchos han sido acusados
de ser “reincidentes” — de regresar al campo de batalla — en reportes del
gobierno de Estados Unidos que son fundamentalmente increíbles y aquellos
liberados también permanecen cazados por el “estigma” de Guantánamo — todavía
existiendo básicamente sin derechos, sin poder viajar, acosados
indiscriminadamente y algunas veces incluso son encarcelados;
generalmente descubriendo que es imposible encontrar trabajo para mantenerse a
sí mismos. De particular preocupación son muchos aquellos que, por una variedad
de razones no pueden ser repatriados de manera segura y han terminado en
terceros países por acuerdos confidenciales entre Estados Unidos y los países
anfitriones que no son públicamente declarados y que muchas veces han fallado
en darles las protecciones básicas o apoyo.
Para este fin, quisiera usar esta ocasión para anunciar mi intención de establecer una nueva organización sin fines de lucro,
el Proyecto de Guantánamo de Responsabilidad (Guantánamo Accountability
Project (G.A.P por sus siglas en inglés)) para darle publicidad a la
demanda de los ex detenidos, para exigir que Estados Unidos elimine el estigma
de ser “enemigos combatientes”, que, de manera casi única en la faz de la
Tierra, los consigna a un estatus de “no seres” lo cual es absolutamente
inaceptable y, a la larga, para manejar los asuntos de responsabilidad y
reparaciones. Por favor ponte en contacto si quieres involucrarte y
particularmente si tienes experiencia en establecer organizaciones sin fines de
lucro en Estados Unidos y en la recaudación de fondos.
¿Y qué de los 39 hombres que todavía están en Guantánamo en este aniversario deprimente? ¿Son, como decía Donald Rumsfeld
cuando la abrió la prisión, “lo peor de lo peor”, terroristas de mano dura
capturados en el campo de batalla que “podrían morder cables hidráulicos para
derribar un C-17 (avión de transporte)”, como describió el general Richard E.
Myers, jefe del Mayor Conjunto?
No lo son. De los
779 hombres que han estado en Guantánamo ninguno fue capturado en el campo
de batalla. El contingente más grande fue capturado cruzando de Afganistán a
Paquistán en diciembre del 2001, etiquetado como al-Qaeda, aunque la mayoría
eran o civiles escapando la destrucción de Afganistán o simples soldados rasos
en una guerra civil musulmana que se metamorfoseó en una guerra en contra de
Estados Unidos después del 11/9. Muchos — sino la mayoría — fueron vendidos por
recompensas sustanciosas hechas por los aliados afganos y paquistanís. Algunos
fueron rodeados en redadas de casas en Pakistán, seguido basadas en
información pobre y especuladora y algunos fueron detenidos por años en “sitios
negros” de la CIA antes de ser transferidos a Guantánamo.
Y, mientras algunos de estos hombres, supuestamente
estuvieron involucrados en planear y facilitar los ataques del 11/9 y otros
ataques terroristas, se reveló en el reporte del Comité de Inteligencia del
Senado sobre el programa de tortura de la CIA que muchos fueron detenidos de
manera equivocada, cuyo resumen ejecutivo fue publicado
en diciembre del 2014.
Incluso hoy, de cualquier manera, el gobierno
estadounidense no está dispuesto a reconocer cualquier cambio fundamental a su
supuesto “derecho” de detener hombres en Guantánamo para siempre. Después del
11/9, el gobierno de Bush decidió que el mundo entero era un campo de batalla
en su “guerra contra el terror” y, a pesar de completar el retiro de tropas de
Afganistán el verano pasado, el Departamento de Justicia de Estados Unidos todavía
asegura que puede continuar deteniendo prisioneros en Guantánamo en base a
la “guerra” global que no tiene base legal internacionalmente reconocida.
De los 39 hombres
todavía detenidos, sólo 12 han sido acusados en el sistema de juicio de las
comisiones militares que ha luchado por lograr convicciones duraderas. Sólo
ocho hombres en total han sido condenados dos de esos fallos fueron revocados
en apelaciones. Con una excepción, todos esos hombres han sido liberados,
mientras que otros diez — incluyendo los cinco acusados de estar involucrados
en los ataques del 11/9 — están atorados en audiencias previas al juicio cuya
analogía más cercana es “El día de la marmota”. Otro hombre, Majid Khan, fue recientemente condenado después de acceder a
un acuerdo de culpabilidad en el 2012 mientras que a otro, Ali Hamza al-Bahlul, le dieron cadena perpetua después de un
juicio unilateral en el que rechazó defenderse en el 2008.
El gobierno de Biden necesita resolver qué hacer con
estos hombres, si es que algún día habrá justicia, o moviendo los juicios a
tribunales federales o logrando acuerdos en Guantánamo.
Para los otros 27, sin embargo, el gobierno no tiene excusa alguna para inacción. Cinco de ellos ya han sido aprobados para ser
liberados por dos procesos gubernamentales de revisión de alto nivel
establecidos por Obama antes de que Biden tomara el poder y 13 más han el
último año (cinco en los últimos días) por el proceso de Juntas de revisión periódica (PRBs por sus siglas en inglés).
Esa es la buena noticia, la mala es que, a pesar de tener 18 aprobaciones de
liberación, el gobierno no ha liberado a ningún hombre, haciendo, en lugar de
eso, una burla del proceso de aprobación de liberación en primer lugar.
Además, nueve otros son detenidos como “prisioneros siempre”,
sin cargos ni aprobación para liberación y mientras que continúan siendo
elegibles para las revisiones de los PRBs, el gobierno de Biden debe aceptar
que también ellos deben ser liberados si no son acusados, como 24
senadores y 75
miembros de la Casa de Representantes dejaron claro en sus cartas al
presidente el año pasado, haciendo un llamado para el cierre de la prisión y,
un reconocimiento, finalmente, de cuánto es intolerable que los hombres sigan
detenidos indefinidamente sin cargos ni juicio.
Hoy, que los estadounidenses son, espero, recordados brevemente de la continua existencia de Guantánamo, que ha sido,
vergonzosamente olvidada hace tiempo, el presidente Biden necesita mostrar
valor político liberando a todos los que no han sido acusados y encontrando un
método en donde se pueda lograr justicia para los casos en los que sí lo hayan sido.
Porque Guantánamo ha sido olvidado hace mucho, no hay ventaja política en esto. Los republicanos, moralmente derrotados, lo van a
criticar e intentarán voltear su ventaja políticamente cínica pero la ganancia
política a corto plazo no es lo que está en juego aquí; en lugar de eso, el
cierre de Guantánamo requiere valor político y el reconocimiento de que,
mientras siga abierta, una corrosión profunda e implacable continúa a comerse
el alma de Estados Unidos.
La absoluta necesidad de hacer lo correcto, incluso encarando la cínica oposición republicana, descarriló ampliamente los planes de
Obama de cerrar la prisión; sin embargo, 20 años después el tiempo de
permanecer pasivos ha llegado a su fin. Joe Biden debe hacer lo correcto y debe
cerrar Guantánamo para siempre.
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