Cinco prisioneros más son aprobados
para liberación de Guantánamo: 18 de 39 quedan esperando salir libres
19.1.22
Andy Worthington
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 31 de enero de 2022
Los cinco “prisioneros siempre” aprobados para
ser liberados de Guantánamo por las Juntas de Revisión Periódicas en noviembre
y diciembre del 2021. De izquierda a derecha: Suhayl al-Sharabi, Guled Hassan
Duran, Moath al-Alwi, Omar al-Rammah y Mohammed Abdul Malik Bajabu.
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En el periodo previo al vergonzoso
aniversario 20 de la apertura de la prisión en la bahía de Guantánamo el 11 de enero, tuve la
sospecha en general de que el presidente Biden buscaría distraer la atención de
su inacción acerca de Guantánamo en su primer año en el poder anunciando que
había aprobado para liberación a más “prisioneros siempre”.
En su primer año como presidente, Biden sólo
liberó a un prisionero, aunque heredó la aprobación de administraciones
previas para seis hombre, pero crucialmente, a través de las Juntas de Revisión Periódicas (PRBs por sus siglas en inglés),
el proceso de
revisión establecido por Obama, ha aprobado la liberación de otros trece
hombres, un tercio de los 39 prisioneros
que quedan, siendo un total de 18 hombres todavía detenidos a los cuales el
gobierno les ha concedido que ya no quiere tenerlos.
Esto definitivamente es progreso, aunque no significa nada hasta que los
hombres en cuestión sean liberados, pero muestra una disposición a moverse
hacia el camino del cierre de la prisión e indica, también, que el gobierno ha
tomado en serio la crítica de numerosos oficiales; en particular 24
senadores y 75
miembros de la Casa de Representantes que le escribieron al presidente
Biden el año pasado para señalar lo inaceptable que es que el gobierno continúe
a detener hombres de manera indefinida sin cargos ni juicio.
Como explicaron los críticos, después de 20 años, es imprescindible que los
hombres detenidos sean acusados o liberados. Finalmente, ha habido una
aceptación repartida, excepto por los fanáticos republicanos pro Guantánamo,
acerca del problema fundamental en intentar construir un argumento que apoye el
encarcelar hombres por el resto de sus vidas sin haber intentado siquiera
acusarlos de algún crimen.
Suhayl al-Sharabi
De los cinco hombres aprobados para ser liberados, que ya están todos en
sus cuarentas, dos fueron aprobados el 10 de noviembre, aunque esas
recomendaciones apenas se hicieron públicas. La
primera Suhayl al-Sharabi (ISN 569), un yemení atrapado en una redada en
una casa en Karachi, Paquistán el 7 de febrero de 2002, con otros 16 hombres
(todos terminaron en Guantánamo y todos, con la excepción de uno, han sido
liberados). La excepción es Sharqawi al-Hajj (ISN 1457), detenido y torturado
en “sitios obscuros” de la CIA antes de su llegada a Guantánamo en septiembre
del 2004 y mientras que fue referidos como un facilitador de al-Qaeda, su liberación
fue aprobada por una PRB en junio del año pasado.
Las acusaciones en contra de al-Sharabi en su PRB en junio (el primero del
que formó parte desde su continuo encarcelamiento aprobado en el 2016) sugirieron
que “entrenó en Afganistán antes del 11/9”, y se “convirtió en guardaespaldas
de Usama bin Ladin” y también que “pudo haber estado asociado con un plan
abortado tipo 11/9 en el suroeste de Asia que fue encabezado por el jefe de
operaciones externo de al-Qa’ida, Khalid Shaykh Muhammad”.
Nunca ha sido, y debería de ser notado, claramente establecido que él fue
un guardaespaldas para bin Laden y la acusación acerca de su participación en
el plan terrorista en Malasia, que previamente fue blandeado por las
autoridades estadounidenses como un hecho condenatorio, se ha desenvuelto con
los años, como fue sólo sugerido que “pudo haber” sido parte de.
De manera más significative, lo que importó en el PRB fue que al-Sharabi
expresó arrepentimiento y un deseo de vivir una vida pacífica si era liberado;
aunque su propia declaración no ha sido hecha públicamente disponible, su
representante personal (un militar escogido para representarlo) explicó
a los miembros de la junta que “ha expresado arrepentimiento por lo sucedido en
el pasado y desea reunirse con su familia para llevar una vida de paz y libre
de problemas”, añadiendo que “basándonos en nuestras interacciones, no he visto
indicación alguna de que sea una amenaza actual para los Estados Unidos o sus aliados”.
El representante personal también destacó que al-Sharabi entendió que, si
fuera a ser liberado, “la situación actual no permitiría su regreso a Yemen”
indicando que “iría a Omán o a algún país árabe similar” en donde podría
“mantenerse a sí mismo en cualquier campo que sea disponible”.
Guled Hassan Duran
El segundo hombre cuya
liberación fue aprobada el 10 de noviembre fue Guled Hassan Duran,
identificado por las autoridades estadounidenses como Guleed Hasan Ahmed (ISN
10023), un somalí parte de los 14 “detenidos de alto valor” que llegó a
Guantánamo desde los “sitios negros” de la CIA en septiembre del 2006. Su
aprobación tal vez sea un buen augurio para los otros “detenidos de alto valor”
que llegaron con él a Guantánamo y que siguen detenidos sin cargos ni juicio,
no como los otros diez que han sido acusados (uno ha sido enviado a Estados
Unidos para juicio). Los otros son Abu Zubaydah, la primera víctima del
programa de tortura de la CIA, (ISN 10016) y Abu Faraj al-Libi (ISN 10017), de
quien sabemos muy poco.
La llegada de Duran a Guantánamo ha sido siempre inexplicable ya que no
tuvo nada que ver con al-Qaeda ni el 11/9 (cuando conoció a Khalid Sheikh
Mohammed en los “sitios negros” aparentemente, KSM no tenía ni idea de quién
era). Las autoridades de EE.UU., sin embargo, dicen que estaba involucrado con
al-Qaeda en África. Como han explicado
sus abogados del Centro de Derechos Constitucionales (Center for Constitutional
Rights) él “fue seriamente herido en una lucha de armas con miembros de una
pandilla que estaban intentando robar su motocicleta en Mogadishu en diciembre
del 2003 y fue capturado el 3 de marzo del 2004 mientras estaba transitando a
través de Djibouti rumbo a Sudán para cirugía”. El CCR también explicó que
“durante su detención en manos de la CIA, los interrogadores le negaron cuidado
médico para presionarlo a que cooperara, incluyendo reclutarlo como espía para
que diera más información” y “fue volado a varios lugares antes de llegar a Guantánamo
en septiembre del 2006”. Crucialmente, les dijo a sus abogados que “fue
interrogado por el FBI poco tiempo después de su llegada, pero se negó a
contestar sus preguntas” y “no ha sido interrogado desde entonces”.
La revisión de Duran — la primera en la que participó desde el 2016, cuando
se aprobó su continuo encarcelamiento — incluyendo una
detallada presentación de sus abogados y, como describen en su sitio web,
cartas de apoyo de familiares, como parte de su “grande y cercana red de
relaciones familiares y de apoyo”. También explicaron que “él es uno de siete
hijos, sus hermanos y hermanas hablan de manera muy cariñosa de su infancia
juntos en Somalia y lo describen como un hombre de familia que ama a su esposa
y a sus cuatro hijos profundamente y que sufre por estar separado de ellos
tanto tiempo”.
En una
declaración presentada para su PRB, Duran dijo que “no tengo ninguna
mala voluntad contra los Estados Unidos. Nunca la he tenido”. También se
disculpó por no siempre ser obediente durante su largo encarcelamiento sin
cargos ni juicio, pero les pidió a los miembros que consideraran “lo frustrante
y desmoralizador que ha sido estar encarcelado por tanto tiempo cuando no
tienes idea de cuándo serás liberado y, a veces, todo se desborda”.
Insistió, sin embargo, que “todo lo que quiero es seguir adelante con mi
vida. Quiero ser reunido con mi esposa y mis hijos. He perdido tanto tiempo con
ellos y ha sido muy difícil para todos”. Añadió “estoy dispuesto a ser
transferido a donde sea, bajo cualquier circunstancia, en donde pueda vivir una
vida tranquila y eventualmente reunirme con mi familia. Quiero tener un trabajo
y mantenerlos de la manera en la que no he podido por tanto tiempo. Espero que
su decisión me permita tener un futuro más allá de Guantánamo”.
Moath al-Alwi
Los otros tres hombres cuya
liberación fue aprobada el 27 de diciembre y es una señal de la
invisibilidad general que, de los cinco los prisioneros de Guantánamo aprobados
solo se haya escuchado de la liberación de uno de ellos — fuera de los pocos
vigilantes de Guantánamo dedicados — es Moath al-Alwi (aka Moaz al-Alawi), un
yemení que ganó importancia con “Ode to the Sea: Art from Guantánamo” una exposición en el
Colegio de Justicia Criminal John Jay en Nueva York en el 2017-2018.
Al-Alwi, de manera destacada, hizo impresionantes modelos a escala de
embarcaciones con materiales de desecho y reciclados “incluyendo cartón,
playeras viejas y partes de los mangos de plástico de los rastrillos de
rasurar”, como explica
la página de la muestra y este verano el más grande de sus barcos llamado
“Gigante” apareció en un video para el New York Times. También hizo muebles
y pintó esculturas con relieve y yo publiqué algo de su trabajo en mi
artículo acerca del seguimiento de la exposición en la escuela de derecho
CUNY de parte del Centro Sorensen para Paz y Justicia Internacional en Long
Island, en enero del 2020. Para más de los talentos de al-Alwi ve el capítulo
22 del apremiante libro del ex detenido Mansoor Adayfi “Don’t Forget Us Here: Lost and Found at Guantánamo” publicado
por Hachette Books el verano pasado, que registra un breve periodo de tiempo en
el que se les permitieron hacer arte en la prisión.
Uno de las extraordinaries
esculturas de barcos hechas con materiales reciclados en Guantánamo por Moath al-Alwi, presentadas en la exposición “Ode to the
Sea: Art from Guantánamo” en Nueva York en 2017-2018.
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Y del por qué sigue languideciendo en Guantánamo, 20 años después de su
llegada al a prisión, el 17 de enero del 2002 — y por qué ha sido aprobado para
ser liberado hasta ahora — ninguna razón es aparente. Fue referido como guardaespaldas
para Osama bin Laden, pero como concedió el gobierno de EE.UU. en su perfil
para su PRB en octubre, aunque fue mencionado que era “un combatiente afiliado
de al- Qa’ida que pasó tiempo con el grupo de seguridad de Usama bin Ladin”,
“probablemente no fue uno de sus guardaespaldas”. Las autoridades también
destacaron que, aunque supuestamente “desarrolló relaciones con varios
extremistas prominentes en Afganistán y pasó tiempo con combatientes de al-
Qa’ida y talibanes en la línea de fuego”, nosotros “no sabemos si se involucró
directamente en combate”.
Sin ninguna seguridad en relación a estas acusaciones, entonces, parece
razonable asumir que la posición de las autoridades acerca del encarcelamiento
de al-Alwi — hasta el mes pasado — estuvo basada en la percepción de su actitud
desde que ha estado detenido en Guantánamo en lugar de sus conexiones con
al-Qaeda o los talibanes que se supone son la razón de su detención en Guantánamo.
Por muchos años, al-Alwi fue un huelguista de hambre persistente, pesando
únicamente 97 libras (alrededor de 48 kilos) al momento de su
primera PRB en septiembre del 2015, cuando, a pesar de reconocer, sin
embargo, como “obediente” los miembros de la junta lo juzgaron
de haber sido “evasivo y hostil en respuesta a sus preguntas y así como en
fracasar con reconocer o aceptar responsabilidad por sus acciones previas”.
En una segunda revisión, en noviembre del 2016, sus abogados Beth Jacob y
Ramzi Kassem, destacaron a la Junta que había renunciado a su huelga de hambre
y mencionaron la amplia apreciación de su talento como artista, pero los
miembros de la Junta dijeron, sin embargo, que “no pudieron determinar” si
había “tenido algún cambio en su mentalidad extremista debido a sus cortas y
vagas respuestas a sus preguntas” y también lo condenaron por su “desobediencia
significativa” antes de julio del 2015. Otra revisión se llevó a cabo en marzo
del 2018, cuando Donald Trump era presidente y, vergonzosamente, los miembros
no llegaron a una decisión por dos años y siete meses, cuando lo hicieron, fue
únicamente para aprobar su continuo encarcelamiento en una decisión de cinco líneas que no dio detalle alguno acerca de
su razón de ser.
Claramente, la libertad para al-Alwi debió de haber sido aprobada hace
muchos años y es de esperarse que una nueva casa pueda ser encontrada para él
lo más rápido posible, dada la prohibición en contra de la repatriación para
cualquier prisionero yemení. Como explicó su representante personal en su
audiencia en octubre “Moath es apasionado de su arte y esperanzas poder
continuar su educación y entrenamiento para hacer de esta pasión una carrera.
Sus obras han sido expuestas en varias muestras y evaluadas por críticos de
arte e instructores que sienten que tiene un talento real y que podría vivir de
ese talento”.
Como dijo su representante personal “además de sus proyectos de arte, Moath
pasa su tiempo cocinando, en clases y mejorando su inglés. Está
consistentemente en listado dentro de los más obedientes en detención y se ha
comprometido a ir a cualquier programa de rehabilitación que la Junta determine.
Con la ayuda y apoyo de su familia y su staff legal, siento que Moath tiene un buen
equipo de apoyo que debería de facilitar su transferencia y su transición”.
Omar al-Rammah
El segundo prisionero aprobado
para ser liberado el 27 de diciembre — una aprobación pendiente desde hace mucho tiempo — es Omar al-Rammah (ISN
1017), otro yemení cuyo verdadero nombre es Zakaria y quien, está
abundantemente claro, jamás debería haber sido llevado a Guantánamo en primer lugar.
Como expliqué en mi libro The Guantánamo Files, publicado en el
2007, Al-Rammah fue capturado de los campos de batalla en Afganistán — en
Georgia, antes URSS, en abril del 2002 con el argelino Soufian al-Hawari (ISN
1016), quien fue liberado en noviembre del 2008. Después de pasar más de un año
en “sitios negros” de la CIA, al-Rammah llegó a Guantánamo en mayo del 2003.
Como al-Hawari explicó en Guantánamo, “los estadounidenses no me capturaron. La
mafia rusa lo hizo. Me vendieron a los estadounidenses…cuando fui capturado,
llegó un coche y la gente adentro estaba hablando ruso y georgiano…nos
entregaron a otro grupo que hablaba perfecto ruso. Nos vendieron como perros.
Los estadounidenses llegaron dos días después con un maletín lleno de dinero. Nos
llevaron a un bosque y luego a Kabul en un avión privado”.
Cuando le preguntaron quién estaba con él, al-Hawari contestó “Éramos
cuatro. Mi amigo Abdul Haq, un yemení llamado Zakaria [al-Rammah], un chofer
checheno que fue asesinado y yo”. Según el reporte de Cageprisoners,
basado en los testimonios de ex prisioneros, fueron vendidos a los estadounidenses
por $100,000dls.
Al-Rammah no ha hablado en Guantánamo en ningún registro público sabido,
pero según reportes de prisioneros, fue sometido a tratamiento brutal en los
primeros días de la existencia de la prisión, aunque las autoridades no tenían
razón alguna para suponer que era nada más que un facilitador de bajo nivel
trabajando con combatientes musulmanes en Chechenia.
Este caso fue revisado
en julio del 2016, cuando Beth Jacob, quien recientemente se convirtiera en su
abogada, explicó, lo que me pareció un recuento estremecedor, que “él no había
podido establecer contacto con su familia desde que llegó a Guantánamo” y que
“su última conversación con su madre fue en 2002 desde Georgia cuando ella le
dijo que regresara a casa”. A pesar de todo esto, los miembros de la Junta aprobaron
su continuo encarcelamiento un mes después.
Tuvo otra
revisión en febrero del 2017, en la que su representante personal destacó
que ya estaba en contacto con su familia quienes son “gente altamente educada”
que habían “ofrecido apoyo emocional y económico necesario para la transición
de Zakaria”. El representante personal añadió que “desde que se enteraron de
que Zakaria todavía estaba vivo han tenido varias reuniones familiares y han
desarrollado un plan minucioso para tener un miembro de la familia a su lado
sin importar a dónde sea transferido. El plan inicial es que sea su madre
mientras que otros miembros de la familia puedan rotar cada dos meses”. También
lo describieron como “uno de los detenidos mejor portados” que “ha tenido muy
pocos problemas de comportamiento durante su detención” y “está descrito como
calmado y callado por el staff del campamento”.
Vergonzosamente, al igual que con Moath al-Alwi, los miembros de la junta han
fracasado en cambiar el veredicto en el caso de Rammah. Tres años y ocho meses
después de la audiencia, en octubre del 2020, su continuo encarcelamiento fue sostenido y tuvo que esperar otro año para una audiencia de
seguimiento que finalmente lo aprobó para ser liberado. Como declararon los
miembros de la Junta, al hacer su determinación habían “considerado lo poco que
estuvo involucrado con extremistas antes de su detención” y la completa
ausencia de “información indicando que participó en actividades en contra de
los Estados Unidos” y también reconocieron el apoyo de su familia y su abogada.
Reconfortantemente, también reconocieron que, aunque ha habido “un incremento en
incidentes de desobediencia en los últimos años”, la evidencia sugiere que esto
fue “resultado de estrés” y, tristemente, “el deterioro de su salud mental”.
Sólo puedo esperar que encuentren un nuevo hogar para él lo más pronto posible”.
Mohammed Abdul Malik Bajabu
Los últimos tres hombres en ser aprobados el 27 de diciembre es otro hombre cuya entrega a
Guantánamo, en primer lugar — Guled Hassan Duran y Omar al-Rammah — no tiene
sentido alguno. Mohammed Abdul Malik Bajabu (ISN 10025) es un keniano padre de
tres, que es uno de los últimos prisioneros en haber llegado a Guantánamo, en
marzo del 2007. Aunque el Pentágono diga que en ese momento era “un sospechoso
terrorista peligroso” que admitió estar involucrado en ataques terroristas, es
uno de los pocos en Guantánamo al que no le dieron el tribunal de revisión de
estatus de combatiente, que es un pre- requisito para estar en juicio de
comisión militar, sugiriendo que de hecho no hay caso alguno en su contra.
Lo que pasó, de hecho, pareciera claro por las investigaciones de sus
abogados en Reprieve, es que fue secuestrado y golpeado fuertemente por
la policía keniano, aunque, ellos “aparentemente no encontraron nada que lo
ligara a actividad criminal…lo llevaron al aeropuerto y lo entregaron, sin
ningún proceso judicial, a personal estadounidense”. Desde Kenia, explicó Reprieve,
fue volado a Djibouti, “en donde fue detenido en un contenedor en una base
militar estadounidense y le dijeron los interrogadores que lo iban a embarcar
en un viaje ‘largo largo’” y fue llevado a Afganistán, en donde fue detenido en
Bagram en “espantosas condiciones y en una segunda prisión, antes de ser volado
a Guantánamo.
Reprieve hizo presentaciones en su defensa en su
PRB en mayo del 2016 pero su detención continua fue aprobada un mes
después, con los miembros de la Junta convencidos de que “tuvo una relación
cercana con planeadores operativos de alto rango y miembros de al-Qa’ida en
África del este” y que estuvo involucrado en “los ataques de noviembre del 2022
en Mombasa, Kenia”, aunque reconocen que había sido un “detenido muy obediente”
que no “expresó apoyo por la actividad extremista o sentimientos anti
americanos” aunque era “crítico de su política exterior”.
En julio del 2019, Bajabu, como la mayoría de los prisioneros de Donald
Trump, boicoteó su siguiente audiencia, habiendo concluido correctamente que el
proceso se había convertido en un engaño y no fue sino hasta septiembre del
2021 que tuvo otra oportunidad de persuadir a la Junta de que no había razón
alguna para detenerlo, hasta que tuvo éxito finalmente.
Su abogado en Reprieve, Mark Maher, ciertamente pintó una imagen
convincente de su cliente como un hombre que debe ser liberado. Señaló
que está “dentro de los detenidos más obedientes, un resultado de su devoción a
la paz y a la sanación”. Como procedió a explicar, “el abogado anterior destacó
que puede citar a Mohandas Gandhi y al Dr. Martin Luther King como los
adolescentes lo hacen con Taylor Swift” y que “practica meditación y yoga,
identificándose como ‘sanador’ — algo que ya hacía desde hace tiempo antes de
su detención”.
También dijo que “constantemente reconforta a los demás acerca de que todo
va a estar bien. He hablado con miembros de su familia que han perdido
trabajos, que han recibido malas noticias médicas y experimentado la pérdida de
seres queridos que han sido animados por las llamadas con Abdul Malik” quien
“es paciente, tolerante y empático” y quien “mientras que jamás ha mostrado los
efectos de su largo encarcelamiento…siempre ha afrontado la situación de manera
positiva, alejando cualquier negatividad con humor y gracia”.
Los miembros de la Junta, que subsecuentemente tomaron la determinación de
aprobar su liberación, no reflejaron en su evidente atributo positivo como ser
humano, pero notaron su “bajo nivel de entrenamiento y su falta de liderazgo en
sus actividades previas a su detención”, su “obediencia en el encarcelamiento”
y “apoyo disponible para él de parte de su familia y múltiples ONG si es
transferido” y también destacaron “la disipación de la red de asociados
extremistas de la cual fue parte previamente”.
En conclusión, es alentador escuchar acerca de la aprobación de libertad
para estos cinco hombres, pero, como declaré al comienzo de este artículo, no
importarán para nada si no son liberados. Debo destacar que no sirve de nada
mencionar la insustancial base legal para encarcelamientos en Guantánamo, que
el gobierno de Biden parece no tener interés alguno en hacer, ya que el
Departamento de Justicia continúa a defender el encarcelamiento de cualquiera
desafortunado en intentar asegurar su liberación a través de un tribunal,
dejando las deliberaciones administrativas sin vinculación de los PRBs como
conductor de la política del Guantánamo de Biden.
Las cinco decisiones de arriba deben ser puestas en contra de otra decisión
tomada el 27 de diciembre, la aprobación
del continuo encarcelamiento de Khaled Qassim, otro soldado de bajo nivel
cuya continua detención fue justificada por la Junta por su percepción de tener
mala actitud — pero por ahora ya no discutiré este caso, ya que tendrá su
propio artículo más adelante.
Terminando, sin embargo, ten la libertad de ver este vídeo en vivo de mi
canción acerca de Khaled llamada “Forever Prisoner”
grabada con mi banda The Four Fathers, que fue publicada en el veinteavo
aniversario de la apertura de la prisión.
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