La tortura y la necesidad de
justicia: “Ahora, todo depende de ustedes”
6 de Junio de 2009 Un activista de Nueva York de El Mundo no Puede
Esperar.
Traducido del inglés para ¡El mundo no puede
esperar!
Cientos de personas se congregaron el miércoles por la noche en el New York
Society for Ethical Culture para un foro comunitario urgente: La tortura y la
necesidad de justicia, organizada por Libros Revolución.
Lo que estos centenares de personas escucharon fue un programa de lecciones
implacables y muy conmovedoras, sin pelos en la lengua: la selección de oradores
y artistas subrayó poderosamente el alcance y la severidad increíbles de los
crímenes cometidos por nuestro gobierno; el encubrimiento aunado a la
continuación de esos crímenes por parte de la administración Obama; y la
necesidad a gritos de que cada persona presente se actuara inmediatamente para
oponer resistencia a esos crímenes a fin de no ser cómplices.
Conforme la muchedumbre empezó a llenar el auditorio, un proyector de
películas exhibía imágenes de prisioneros torturados por EU, así como las
escenas de las acciones de El Mundo No Puede Esperar” ocurridas el 28 de mayo en
Grand Central Station, en las cuales más de 20 personas vestidas en overoles
anaranjados y capuchas negras se juntaron en la escalera de la terminal para
demandar el proceso a los criminales del régimen de Bush así como la exposición
de las 2000 fotos que demuestran la tortura. Algunos minutos antes de que la
reunión del miércoles iniciara, cuatro “detenidos “vestidos con overoles y
capucha caminaron hacia el escenario, manteniéndose silenciosos. Algunos
miembros de la audiencia tomaron nota, (una señora dijo: “Esto es cosa de locos,
le hablaré a mi esposo, el debe de venir para verlo”), mientras otros
continuaron hablando entre ellos sin mirar al frente.
Al rato, la actividad para esa noche empezó. Fajer Al Kaisi, un actor iraquí,
tomó el micrófono y recitó “Poema de muerte”, escrito por un detenido en
Guantánamo, Jumah al-Dossari. Éste era el primer de varias lecturas durante la
noche de los “poemas de Guantánamo,” una colección de escritos de los detenidos
actuales o anteriores de Guantánamo; además del Al Kaisi, los actores Aladdin y
Geeta Citygirl recitaron poemas del libro.
Las primeras líneas del poema de Dossari, marcaron la pauta para un programa
que dio un fuerte énfasis a la carga moral de cada uno allí presente, y la
necesidad de que se rindiera cuentas por los crímenes en contra de la humanidad
cometidos en nuestro nombre: Tomad mi sangre/Tomad mi sudario de muerte y /
Lo que queda de mi cuerpo/ Tomad fotos de mi cadáver en la tumba,
solo./Enviadlas al mundo/ A los jueces y/ A la gente con conciencia”.
Citygirl explicó que, como se les negaba papel y pluma a muchos de los
prisioneros de Guantánamo, escribían sus poemas en vasos desechables de espuma
de poliestireno, usando pasta de dientes o guijarros.
A lo largo del programa, la lectura de poesía se alternó entre los siete
oradores, de los que la primera fue Gitanjali Gutiérrez, una abogada del
Centro para el Derecho Constitucional (CCR, por sus siglas en ingles). Gutiérrez
dijo que la gente que vive en este país tiene las manos manchadas de la sangre
de las personas torturadas por nuestro gobierno, puesto que no ha actuado
colectivamente para detener la tortura. “Éste no es solo un problema de la
administración de Bush,” dijo Gutiérrez. “Es también un problema del cual todos
somos responsables”.
Gutiérrez dijo a los presentes que quería darles a conocer sobre el trato
espantoso sufrido por uno de sus clientes, Mohammad al-Qahtani, pero que no
podría hacerlo antes de que el público prometiera en ese momento a tomar acción.
Invitó a cualquier persona que no tuviera la convicción de oponer resistencia a
la tortura que se retirara momentáneamente de la sala. Nadie lo hizo. Gutiérrez
entonces enumeró cinco pasos que podían dar: escribirle a un funcionario electo;
escribir una carta al director de un periódico; hablar con miembros de la
familia sobre la tortura; visitar a un funcionario electo; o donar dinero a las
organizaciones que trabajan para que se haga proceso a los criminales de
guerra.
La gran mayoría entonces se puso de pie, prometiendo que actuarían.
Gutiérrez continuó, explicando que Qahtani había sido traído en febrero de
2002 a Guantánamo, donde lo mantuvieron en aislamiento en una celda,
amenazándolo con ataques de perros, sin dejarlo dormir, e interrogándolo
constantemente por tres meses. A ese punto, un funcionario del FBI escribió a un
superior diciéndole que Qahtani estaba sufriendo un trauma psicológico extremo.
Sin embargo, dijo Gutiérrez, sometieron a Qahtani a una tortura aún más brutal
que incluía interrogaciones con duración de 20 horas de largo por 50 días
seguidos (lo que significa que durmió solo cuatro horas por día durante ese
período); la sobre-hidratación intencional por IV; un enema forzado; la
humillación sexual; y le expusieron a música ruidosa por largos periodos de
tiempo. En un momento, su ritmo cardíaco cayó tan dramáticamente que casi muere;
sus captores de los E.E.U.U. lo interrogaron aun cuando lo llevaban de regreso
al hospital.
Gutiérrez concluyó refiriéndose a la exhibición de fotos y a la exhibición
con monos de color naranja al principio del programa. “Contuve mi respiración
cuando entré a esta sala,” ella dijo. “Estoy agradecida que no soy insensible a
eso.” Gutiérrez dijo que las imágenes representan a personas reales, y que esto
está conectado íntegramente a qué clase de mundo queremos para el futuro.
Dijo: “Ya hace mucho pasó la hora de tomar acción.”
El siguiente orador fue el periodista independiente Jeremy Scahill,
que destripó verbalmente la noción de que Obama haya detenido la tortura
estadounidense o que se haya apartado fundamentalmente del programa del régimen
de Bush. Scahill precisó que Obama ha rechazado hacer que los torturadores del
régimen de Bush se rindan cuentas por sus crímenes; ha continuado la ocupación
estadounidense de Irak; llevó a un nuevo nivel la guerra de Afganistán; nombró a
Stanley McChrystal, que antes supervisó una unidad del Pentágono que realizaba
actos secretos de tortura y asesinatos extrajudiciales, para ser el nuevo
General en Afganistán; y ha mantenido a 250.000 contratistas en Afganistán e
Irak.
Scahill también acentuó que la tortura en Guantánamo ha continuado con Obama
al cargo, refiriéndose a su articulo reciente en
Counterpunch sobre “las Fuerzas de Reacción Inmediata” (IRF, por sus siglas en
inglés) que son equipos de guardias que aterrorizan y tratan brutalmente a los
presos. Scahill dijo que los equipos IRF (a quienes el abogado Michael Ratner
del CCR ha llamado las “camisas negras de Guantánamo”) empapan a los detenidos
con químicas; los embadurnan con heces; los mantienen maniatados de pies a
brazos; les introducen tubos alimentadores en la nariz, sin anestesia, para
poner fin a sus huelgas de hambre; y les echan ráfagas de agua dentro de la
nariz, entre otras formas de brutalidad.
Scahill desafió a su audiencia a oponerse a los crímenes en el gobierno de
Obama tan firmemente como lo hacían al gobierno de Bush, y puso en ridículo la
idea generalizada de que los progresistas deberían “darle a Obama una
oportunidad.”
¡“No se da una oportunidad a un individuo que está permitiendo que la tortura
continúe!” Scahill dijo, y recibió grandes aplausos.
Después de Scahill, la también periodista independiente Laura Flanders
tomó el escenario. Flanders, del sitio de internet Grittv.com, vituperó contra
los grandes medios de comunicación por convencer a los estadounidenses que Obama
representa un cambio importante de la política de Bush y por haberle dado a Dick
Cheney una plataforma para sostener que la tortura mantiene seguros a los
estadounidenses.
“Quiénes son los `nosotros’, Dick?” Flandes preguntó con énfasis. “Pues no
son `nosotros, la gente de Afganistán’. Ni `nosotros, la gente de Palestina. Ni
`nosotros la gente de Irak.'”
En cuanto a la parte de Obama en la “contienda entre dos discursos sobre la
seguridad nacional,” de Obama, Flanders dijo que la retórica del presidente
contradecía a menudo las acciones que él proponía. Por ejemplo, dijo, Obama
habla de respetar la Constitución, pero también dice que se le negará a algunos
detenidos el derecho fundamental a un juicio.
Como Gutiérrez, Flanders terminó su discurso refiriéndose a las imágenes de
detenidos que se presentaron al principio del programa. Ella observó que,
mientras que no sea miembro del Partido Comunista Revolucionario, cuya línea y
literatura es promovida por Libros Revolución, ni de El Mundo No Puede Esperar,
quienes organizaron la manifestación de los overoles, ella no obstante aprecia
el trabajo político que hace cada grupo.
“Quiero agradecerles por estar en todas partes,” Flandes dijo. “Y quisiera
que pensáramos en esos hombres y mujeres encapuchados. No podemos permitirnos
encapuchar.” Flanders dijo que dependía de aquellos presentes el luchar con
aquellos fuera del auditorio para que no sean cómplices en la tortura. “No se
encapuchen,” Flanders repitió. “Alcen la voz.”
La siguiente oradora, la hermana Diana Ortiz, fue en muchas maneras la
que captó más atención. Ortiz fue secuestrada y brutalmente torturada en
Guatemala en 1989. Su presentación se centró en la devastación completa que las
victimas torturadas tienen que soportar aun después de que ha terminado su
tormento físico. Mientras Ortiz hablaba, fue imposible no pensar en los millares
de personas, y probablemente más, cuyas vidas se han destruido irreversiblemente
porque nuestro gobierno los torturó. Ortiz dijo: “Se va la confianza. Se va la
esperanza. Se va la fe. Y se va la seguridad.”
Para ilustrar la larga duración del impacto producido en el ser humano por la
tortura, Ortiz contó una historia que dejó atónita a la gran mayoría del
auditorio, y algunas personas hasta lloraba de forma audible. En 1997, como
parte de su trabajo de abogar por los sobrevivientes de la tortura, Ortiz
conoció una mujer a quien sus captores le aplicaron el “submarino”, además de
violarla diariamente. A pesar de vivir tal espantosa tortura, la mujer se casó y
comenzó una nueva vida. Pero un día, ella mostró sus pechos a su marido, que vio
que su torturador le había arrancado con los dientes uno de sus pezones y que
puso sus iníciales en la otra. Al ver esto, su marido se marchó para nunca
volver.
“Para muchos sobrevivientes,” Ortiz dijo, “sobrevivir la tortura es peor que
la experiencia misma de tortura física.” Ante aplausos, Ortiz instó a quienes se
encontraban ahí a levantar la demanda de responsabilizar de sus crímenes a los
funcionarios del gobierno estadounidense que ordenaron hacer tortura, incluyendo
al mismo George W. Bush. Ella terminó citando al historiador del holocausto
Yehuda Bauer: “No deberías ser víctima. No deberías ser autor de un crimen. Pero
sobre todo, no deberías ser observador.
Ortiz recibió una ovación de pie.
Andy Zee le siguió a Ortiz y habló sobre esenciales preguntas
subyacentes, tales como: ¿Por qué, histórica y actualmente, los republicanos y
los demócratas han realizado por igual tortura y otros crímenes contra la
humanidad? ¿En servicio de quién se hace la tortura en realidad, y cuál es su
motivo verdadero? ¿Qué se requerirá para llegar a un mundo libre de tortura?
Zee comenzó mencionando que Obama había enviado decenas de millares de
soldados más a Afganistán, había escalado la guerra en Pakistán, continuado la
guerra de Irak, aprobado una extensión de $60 millones para la prisión de Bagrám
en Afganistán. Entonces pidió que los presentes consideraran por qué Obama había
encargado a McChrystal de Afganistán, había prohibido que se publicaran las 2000
fotos de tortura, y había decidido quedarse con el secretario de Defensa bajo
Bush Robert Gates.
Zee contestó su propia pregunta: “No es solamente una cosa de Bush. No es
solamente una cosa de Obama. Es una cosa del sistema.”
Zee presentó un caso provocativo y convincente de que la tortura
estadounidense durante los últimos años no es una aberración histórica, es más
bien una expresión de la esencia del imperialismo de los E.E.U.U.; dio ejemplos
incluyendo la aplicación del “submarino” de parte de los E.E.U.U. durante la
guerra Filipino-Americana (1899-1902) y la práctica de lanzar de helicópteros a
presos amarrados durante la guerra de Vietnam.
“La tortura,” dijo Zee, “siempre será parte de las guerras de ocupación y
siempre será parte de la agresión imperialista.”
Zee entonces precisó que tal agresión militar es, a su vez, un producto
inevitable del mismo sistema imperialista, sean así las bombas atómicas que
produjeron una horrible devastación en Japón, el asesinato a millones en
Vietnam, o los ataques a Somalia (que ocurrieron durante administraciones
demócratas), o las guerras por imperio en el Oriente Medio. Por toda su historia
los E.E.U.U. ha usado medios violentos y espantosos para defender su posición en
la cima de un sistema global explotador. “La dominación sangrienta del planeta,”
Zee dijo, “es integral, y no incidental, a lo que es Estados Unidos.”
Poner fin a la torturar, argumentó, requerirá hacer la revolución y poner fin
al imperialismo.
El público aplaudió cuando Zee dijo que la gente en este país tiene que
“dejar de pensar como estadounidenses y comenzar a pensar en la humanidad.”
Ambos Zee y el siguiente orador, Michael Ratner presidente del CCR,
hablaron de las maneras en que Obama está dando nuevos nombres a la tortura de
Bush y el programa de detención, cubriendo su esencia en una retórica más
agradable. Ratner, como otros que hablaron la noche de miércoles, retó a la
muchedumbre a no aceptar de Obama lo que nunca hubieran tolerado con Bush.
Muchos de los que CCR había considerado previamente aliados, dijo Ratner, ahora
estaban titubeando. Él recordó que as demandas de CCR durante los años de Bush
incluyeron no sólo el cierre de Guantánamo, sino también un fin a la política de
tortura y detención que apuntalaba a Gitmo; que todos los detenidos sean
enjuiciados o repatriados a sus países de origen; que sea un tribunal federal
que se ocupara de los procesos; que la tortura tiene que terminar totalmente; y
que designen a un fiscal especial para investigar la tortura bajo el régimen de
Bush. Si ésas fueron las demandas en los tiempos de Bush, dijo Ratner, no deben
cambiarlas simplemente porque un demócrata está en la Casa Blanca.
“Esto ya no es el Guantánamo de Bush,” dijo Ratner . “Esto es el Guantánamo
de Barack Obama.” Dando un ejemplo agudo de cómo Obama emplea la retórica para
ganar la aceptación pública de lo que es esencialmente la política de tortura de
Bush, Ratner aludió a lo que el presidente dijo en un discurso el 21 de mayo:
“Por un lado del espectro, hay los que apenas toman en cuenta los desafíos
únicos planteados por el terrorismo, y casi nunca pondrían la seguridad nacional
por encima de la transparencia. Y al otro extremos del espectro, hay los que
abrazan una visión que se pueda resumir así: `se puede hacer cualquier
cosa."
Luego Ratner comentó: “Fue uno de los ejemplos más ofensivos de equivaler una
posición a otra que jamás pudiera haber oído. Estaba diciendo es que aquellos
que torturan son similares a aquellos que dicen que nunca debemos torturar.”
Ratner también criticó a Obama por su negación a procesar a los funcionarios de
Bush con el argumento de que la nación debe “mirar adelante y no hacia
atrás.”
“Es una declaración muy engañosa,” dijo Ratner. “Porque si usted está
pensando en un futuro sin tortura, eso se consigue al hacer que los responsables
rindan cuentas.”
Ratner dijo que el movimiento para procesar a los funcionarios de Bush estaba
progresando: Cuando CCR levantó esta demanda al principio, dijo, se burlaron de
ellos. Pero los sucesos como la publicación de los memorandos sobre la tortura y
los varios informes del Congreso, aunado a la investigación en curso de los
funcionarios de Bush por un tribunal español, habían generado ímpetu a favor de
los procesos.
Ratner terminó articulando cinco demandas: “No a un Guantánamo con otro
nombre”, hay que cerrar Guantánamo y enviar a los detenidos a un correccional
similar en otra parte; no a la detención preventiva; no a las comisiones
militares; no a la tortura; y que rindan cuentas los torturadores.
Chris Hedges, el anterior jefe de la oficina del Medio Oriente del New
York Times, fue el orador final. Como muchos de los discursos de la noche del
miércoles, los comentarios de Hedges recalcaron que la tortura que hace los
E.E.U.U. de ninguna manera tiene el motivo “de conseguir información,” sino de
humillar, deshumanizar, y aterrorizar a poblaciones enteras. Hedges dijo que
había heco reportaje sobre Chile bajo la administración de Pinochet, así como
guerras en el Medio Oriente y la antigua Yugoslavia.
“En cada conflicto que cubrí,” Dijo Hedges, “la tortura fue una parte
integral del armamento de guerra. Porque la tortura viene como resultado natural
de la cultura de la guerra.”
Otra razón por la tortura de los E.E.U.U., dijo Hedges, es el “control
social.” Él predijo que, si la nación atravesara por una crisis, por ejemplo si
la crisis económica actual llega a ser más severa, o si hay otro atentado
terrorista en contra de los E.E.U.U., el gobierno no vacilaría en utilizar la
tortura más ampliamente contra los ciudadanos estadounidenses.
Para apoyar ese punto, Hedges estableció un paralelo entre las prácticas
actuales del imperio de los E.E.U.U. y del imperio antiguo de Atenas: “La
tiranía que Atenas impuso en otros,” dijo Hedges, “terminó imponiéndola en si
misma.”
Con el fin del discurso de Hedges, el programa cerró. Por casi tres horas, al
público se le lanzó un reto claro: Nuestro gobierno está cometiendo crímenes
horrendos contra la humanidad a una escala monumental, y si permitimos que
continúe, seremos parte de estos crímenes. No simplemente escuchen, aplaudan,
sacudan las cabezas en repugnancia al oír y ver lo que está haciendo su
gobierno… y después no salgan fuera del auditorio para volver a la normalidad de
su vida. Tomen medidas ahora para detener los crímenes de su
gobierno.
“Todos los oradores terminaron con un tono similar,” Gregory Fitzgerald,
estudiante de preparatoria de 18 años del Queens, dijo después del programa.
“Que el estar aquí no es importante en sí mismo. Que tenemos que tomar realmente
un papel activo. Ése es algo que esencial que todos ellos han destacado.”
O, como Zee dijo en sus observaciones finales: “Ahora, todo depende de
ustedes. Que van a hacer ustedes con todo esto?”
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