Suprime resultados de investigaciones que no le gustan, denuncian especialistas
Intenta Bush control sistemático y obsesivo de la información
científica
Sus esfuerzos por eliminar evidencias sobre el cambio climático, son los más
conocidos, dicen
Cientos de estudios son cuestionados por considerar que afectan intereses
políticos o económicos
IPS
Toronto, 26 de abril. Los intentos sin precedente del gobierno del presidente
George W. Bush por silenciar y suprimir resultados de investigaciones que no le
gustan están poniendo en peligro la ciencia en Estados Unidos, denuncian
especialistas.
El caso de James Hansen, experto en cambio climático de la Administración
Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), quien reveló en enero que fue
censurado por el gobierno, es la más reciente evidencia de la incomodidad de la
Casa Blanca con científicos que discrepan de sus posturas en temas ambientales.
En 2004 un prominente grupo de científicos, que incluyó 20 premios Nobel y 19
galardonados con la Medalla Nacional de la Ciencia, firmaron una carta abierta
que acusó al gobierno de Bush de tergiversar deliberadamente hechos científicos
con "fines político-partidarios".
La prestigiosa Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos también exigió
en 2004 dejar de preguntar a los especialistas si apoyan a Bush cuando son
entrevistados para integrar comités de asesoramiento científico.
En 2002, el biólogo Mike Kelly, del Servicio Nacional de Pesquerías Marinas,
dimitió tras las presiones que recibió para habilitar un mayor bombeo de agua
para irrigación desde el río Klamath, en Washington, que beneficiaría a los
partidarios locales de Bush y a contribuyentes de agronegocios.
"Querían que hiciera algo ilegal y renuncié": experto
El análisis de Kelly mostró claramente que reducir el agua del río dañaría al
amenazado salmón coho (Oncorhynchus kisutch), protegido por las leyes
estadunidenses. "Querían que hiciera algo ilegal y renuncié", dijo Kelly a
Tierramérica.
Figuras políticas, entre ellas el consejero político de la Casa Blanca Karl
Rove, remplazaron el análisis de Kelly y el agua fue desviada del río. Al año
siguiente, más de 30 mil salmones cohos adultos y cientos de miles jóvenes
murieron a causa de los bajos niveles del agua, según el especialista.
"Cuando el gobierno de Bush obtiene una respuesta científica que no le gusta,
la elimina o la cambia", aseguró Kelly, quien trabajó 10 años en la dependencia
pesquera de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmósférica (NOAA,
por sus siglas en inglés).
"Hay un intento sistemático y obsesivo de controlar información, sin importar
lo que la ciencia encuentre", afirmó Jeff Ruch, director ejecutivo de Empleados
Públicos para la Responsabilidad Ambiental.
"Cientos de importantes estudios científicos e informes de campo locales son
cuestionados por razones extracientíficas", como cuando los hallazgos
científicos contradicen intereses políticos o corporativo-empresariales, dijo
Ruch.
Los torpes intentos del gobierno de Bush por eliminar las evidencias
científicas en torno del cambio climático, provocado por el calentamiento
global, son los más conocidos.
En septiembre de 2002, funcionarios políticos, entre ellos algunos que antes
presionaron en favor de compañías petroleras, eliminaron una sección sobre
calentamiento global del informe anual de la Agencia de Protección Ambiental
(EPA).
En junio de 2003, las demandas de cambios extensivos en una sección sobre
calentamiento global de otro informe de la EPA obligaron a esa agencia a
suprimir la sección completa.
En el otoño pasado, funcionarios del gobierno ordenaron al prominente
especialista James Hansen, de la NASA, que eliminara datos de Internet que
sugerían que 2005 podría ser el año más cálido del que se tuviera registro.
Control en la relación con la prensa, una de las medidas
Pronto se demostró que Hansen tenía razón, y acudió en enero a los medios de
comunicación para denunciar los muchos intentos de impedirle hablar sobre el
cambio climático.
"A Hansen no se le permitía hablar con periodistas sin permiso, mismo que le
fue denegado varias veces", afirmó Tom Devine, director legal del la
organización no gubernamental Proyecto para la Responsabilidad del Gobierno.
"Y cuando se le permitía hablar, se suponía que debía presentar la otra cara
(del asunto) o enfrentar severas consecuencias", dijo Devine. "Es una
intimidación sin precedente, diferente a todo (lo que he visto) en mis 27 años
en dicho proyecto." También es ilegal, conforme las leyes estadunidenses que
protegen a denunciantes de prácticas corruptas dentro de su organización e
impiden que los gobiernos silencien a sus empleados. Sin embargo, la mayoría de
los científicos no conocen las leyes y rara vez luchan contra los intentos de
amordazarlos, dijo.
"Nunca vi nada que se acercara al grado de control sobre la información que
fluye de los científicos al público como el que hay ahora", afirmó recientemente
Hansen, que ahora es uno de los clientes del proyecto.
Las consecuencias de este abuso son funestas, según Michael Halpern, quien
preside el Programa de Integridad Científica de la estadunidense Unión de
Científicos Comprometidos. "Esta tergiversación de la ciencia está debilitando
lo que ha sido una parte enorme del éxito económico de Estados Unidos", dijo
Halpern.
También genera muertes innecesarias, dijo. Funcionarios políticos de la EPA,
a menudo provenientes del mundo de la industria, han desoído recomendaciones
formuladas por científicos al establecer nuevas reglas de contaminación del aire
en relación con emisiones de mercurio y hollín.
También en la Administración de Drogas y Alimentos, empleados eliminaron
investigaciones que revelaban que el popular analgésico Vioxx estaba vinculado a
139 mil ataques cardiacos y derrames cerebrales.
Funcionarios designados por Bush no sólo han desarrollado reglas favorables a
las empresas, sino también las elaboraron con base en su conservadurismo
religioso, aseguró Halpern.
En la Administración de Drogas y Alimentos invalidaron comisiones científicas
y denegaron el acceso público a un anticonceptivo de emergencia llamado Plan B.
Y en el gubernamental Instituto Nacional del Cáncer han sugerido que existen
vínculos entre el aborto y el cáncer de mama, pese a que no hay una conexión
científica, afirmó.
"Los políticos necesitan acceder a información científica precisa e
imparcial", opinó Halpern. "Enfrentamos un problema sin precedente que amenaza a
la democracia estadunidense", puntualizó.