Inmigrante se hace oír en medio de polémica
Lucha en Virginia por reivindicar los derechos de hispanos
- Nick Miroff / Associated Press |
- 2008-07-06 |
- La Opinión
MANASSAS, Virginia.— En el pintoresco vecindario de Manassas, con antiguas
casas de ladrillos rojos, un enorme cartel recibe a los turistas y viajeros
suburbanos, no precisamente instalado por la Cámara de Comercio local.
"El CPW y Manassas, capital nacional de la intolerancia", declara, en letras
rojas y azules pintadas a mano. El letrero, de 12 metros (40 pies) de largo y
3.50 metros (12 pies) de ancho, se alza en la propiedad de Gaudencio Fernández,
de 47 años de edad, un contratista que emigró a Estados Unidos desde México en
1979.
Es una gráfica condena al condado Prince William y la ciudad de Manassas, que
equipara los esfuerzos por reprimir a los inmigrantes indocumentados en su
jurisdicción con la esclavitud y el Ku Klux Klan. "Exigimos igualdad y justicia
para todos", concluye el cartel. "No seremos los esclavos del siglo XXI".
Desde que apareció en el otoño, el cartel —llamado "El muro de la libertad"
por los partidarios de Fernández, en referencia a su dirección, en el 9500 de la
calle Liberty— se ha convertido en un símbolo político y un punto de encuentro
para quienes lo consideran un acto de desafío.
El texto ha cambiado algunas pocas veces, pero su mensaje sigue siendo el
mismo: los inmigrantes hispanos han sido explotados por residentes blancos
racistas y desagradecidos que se aprovecharon de su trabajo y ahora quieren que
se vayan.
Para muchos residentes y propietarios de negocios, el cartel es una diatriba
desagradable. Comparar el cumplimiento estricto de las leyes de inmigración con
genocidio y esclavitud es ofensivo, insultante y exagerado, dicen.
Numerosas notas editoriales locales y cartas a las autoridades de Manassas
han instado desde hace meses a la municipalidad a retirar el cartel. Vándalos
con menos paciencia lo han atacado varias veces, incluyendo un intento fallido
por destruirlo con una bomba incendiaria el año pasado.
Pese a las presiones públicas, las autoridades de Manassas han actuado con
prudencia. Mientras está pendiente una investigación del Departamento de
Justicia a la municipalidad local por prácticas injustas sobre vivienda, como
también una demanda por discriminación contra la ciudad, las autoridades
municipales se previenen de nuevas demandas y críticas raciales.
Por lo general, las autoridades y los concejales se han mostrado silenciosos
o circunspectos al discutir la cuestión de Fernández y su cartel, ansiosos por
evitar que se agrave la situación. En cambio, han presionado a Fernández para
que obtenga un permiso de construcción para el cartel o que lo retire, pero el
contratista se ha negado, citando el derecho a la libertad de expresión.
La municipalidad se propone llevar a Fernández ante la justicia.
Recientemente envió a la policía a su casa para entregarle un citatorio. El
administrador municipal, Lawrence Hughes, dijo que Manassas sencillamente está
haciendo cumplir las normas de la ciudad, y que, aunque el texto del cartel es
ofensivo para muchos residentes, no es eso lo que está en juego.
Fernández puede escribir lo que quiera en una estructura existente y legal
porque la ciudad no tiene una ordenanza contra los carteles, dijo Hughes. Pero
las autoridades municipales dicen que como el cartel está montado sobre el muro
restante de una casa que se incendió en 2006, y que Fernández reforzó el cartel
con una base de madera, debió haber solicitado un permiso de construcción.
"Si cualquiera puede construir algo que quiera, cuando quiera, entonces no
tendríamos un código de construcción", dijo Hughes. "Hemos equilibrado la
cuestión de la libertad de palabra con la necesidad de hacer cumplir el código
de construcción".
Los inspectores municipales han dicho que Fernández no ha mantenido la
propiedad en buen estado y que ha posibilitado "un hábitat para animales
indeseables", incluyendo ratas y serpientes. Fernández dice que no es
verdad.
Aduciendo que son esfuerzos de la municipalidad por acallarlo, Fernández
insiste en que no retirará el cartel ni permitirá que lo retiren. Por el
contrario, planea agrandar la estructura y ha gastado 1,500 dólares en planes
para una nueva pared más grande, en forma de L, de 43 metros (140 pies) por 19
metros (61 pies) a lo largo de toda su propiedad.
El nuevo cartel, afirmó, tendrá murales y leyendas alusivas a la historia de
la injusticia racial en Estados Unidos. "Realmente quiero que la comunidad vea
lo que se nos ha hecho a la gente de color en estos últimos 500 años", dijo
Fernández, cuyo mensaje a los "estadounidenses europeos" de Manassas considera
que los inmigrantes hispanos son "nativos americanos" con derecho histórico a
vivir en Estados Unidos.
Para construir dicha instalación en su propiedad, Fernández necesitaría
solicitar a la municipalidad un permiso especial, porque la propiedad está en
una zona residencial. Hughes dijo que considera el cartel de uso comercial,
aunque su propietario trata de difundir un mensaje político y no tiene fines de
lucro.
Fernández dijo que compró la casa y el terreno en el año 2003, y que la
estructura original data de 1880. Está en el extremo de una cuadra que es el
último vestigio de lo que fue históricamente el barrio afroamericano de
Manassas. La casa no era considerada propiedad histórica, dijo Hugues, debido a
las muchas alteraciones y adiciones que se le hicieron a lo largo de
décadas.
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