19-03-2008
Informe de la Cruz Roja
Tras cinco años de guerra, la situación humanitaria en Irak es
una de las más graves del mundo
Cinco años después del desencadenamiento de la guerra en Irak, la situación
en la mayor parte del país sigue siendo, desde el punto de vista humanitario,
una de las más críticas del mundo. El conflicto impide que millones de iraquíes
tengan suficiente acceso a agua potable y a servicios de salud y de saneamiento
adecuados. Además de la actual crisis, perduran los efectos de los anteriores
conflictos armados y de los años de sanciones económicas.
A pesar de ciertas mejoras por lo que respecta a la seguridad en algunas
zonas, la violencia armada sigue teniendo desastrosas consecuencias. Las
hostilidades continúan causando la muerte de personas civiles y muchos heridos
no reciben una atención médica apropiada. Para millones de personas, el
abastecimiento de agua es insuficiente y de mala calidad, debido a la falta de
mantenimiento de las plantas de abastecimiento de agua y de tratamiento de aguas
residuales, así como al escaso número de ingenieros.
El actual conflicto ha causado la separación de los miembros de muchas
familias, pues unos han tenido que huir y los que no se han marchado luchan día
a día por su subsistencia. La continua crisis económica, en que sobresale la
alta tasa de desempleo, agrava aún más su difícil situación.
Para impedir que empeore la crisis, es necesario redoblar los esfuerzos para
atender a las necesidades básicas de los iraquíes. Es primordial que cada
hombre, mujer o niño iraquí pueda recibir atención sanitaria y médica,
abastecerse de agua potable y contar con servicios adecuados de electricidad y
saneamiento. Además, todos los que participan en el conflicto y los que pueden
influir en ellos deben hacer todo lo posible por que las personas civiles, así
como el personal y los establecimientos sanitarios, no sufran los efectos del
conflicto. Es una obligación que impone el derecho internacional humanitario y
se aplica a todas las partes en un conflicto armado, sean Estados, sean actores
no estatales.
A pesar de la difícil situación de seguridad, el CICR ha podido ayudar a
miles y miles de iraquíes que necesitaban acuciantemente recibir ayuda. Hasta la
fecha, ha trabajado en estrecha colaboración con las organizaciones locales para
que las personas en el país reciban la ayuda que más necesitan.
Es sumamente difícil obtener estadísticas fiables y completas sobre el estado
de los servicios públicos en Irak. Este informe se basa en las conclusiones a
que ha llegado el personal del CICR, así como en las observaciones que han hecho
en los contactos que mantienen, con regularidad, con el personal de los
hospitales, de los centros sanitarios y de los servicios de agua y saneamiento,
así como con las autoridades públicas y otras organizaciones.
Familias separadas
Desde el desencadenamiento de la guerra entre Irak e Irán en 1980, los
decenios de conflicto se han cobrado muchas víctimas entre la población civil
iraquí. Miles de personas han quedado separadas de sus familiares, han perdido a
la persona que velaba por su sustento, tienen a parientes enfermos, heridos o
detenidos y algunos han tenido que huir a otras regiones o al extranjero. Muchas
vidas se han visto truncadas. Las personas que no se han marchado son cada día
más vulnerables, y a duras penas ganan para vivir. Las mujeres son las que peor
lo llevan.
Jamila Hammami, colaboradora del servicio de búsquedas del CICR en
Irak. "Una dura realidad para las mujeres es desconocer la suerte que
ha corrido el padre, un hermano, o el marido en la guerra. A las que están en
este último caso, la sociedad no las considera esposas o viudas, sino algo entre
estos dos estados; y tienen que velar por el sustento de la familia. El CICR
promueve el derecho de las familias a saber lo que ha ocurrido con sus seres
queridos. Los Estados tienen la obligación de esclarecer la suerte que han
corrido las personas dadas por desaparecidas e informar consecuentemente a las
respectivas familias."
Según fuentes públicas, de 375.000 a un millón de personas desparecieron en
el periodo de 1980 a 2003 a causa de los conflictos. Desde entonces, han
desaparecido otros miles y miles de personas. Ha sido imposible identificar
muchos cadáveres en las actuales circunstancias de violencia porque son pocos
los que se entregan al Instituto Forense de Bagdad o a otras instituciones
gubernamentales iraquíes.
Actividades del CICR en 2007 en favor de las familias de personas
desaparecidas
El CICR trata de averiguar la suerte que han corrido las personas
desaparecidas a raíz de un conflicto armado y, para ello, trabaja en estrecha
cooperación con las autoridades.
La colaboración consiste en apoyar los
esfuerzos que despliegan las autoridades para establecer mecanismos que permitan
saber qué ocurrió con las personas que desaparecieron a raíz del conflicto
Irak-Irán. En 2007, el CICR ayudó a esclarecer la suerte de 94 iraquíes
desaparecidos.
El CICR elucidó también la suerte de 12 personas que fueron dadas por
desaparecidas desde la guerra del Golfo. El número de casos resueltos se eleva a
293.
En 2007, el CICR prestó ayuda a los establecimientos medicolegales que se
ocupan de la identificación de los restos mortales, proporcionándoles
equipamientos forenses, como secuenciadores de ADN, que sirven para analizar y
cotejar muestras de ADN, así como frigoríficos de muy bajas temperaturas,
esenciales para conservar las muestras de ADN a -70 ºC. El CICR hizo las
refacciones necesarias en los depósitos de cadáveres de cinco hospitales.
Miles y miles de iraquíes, la mayoría hombres, se encuentran actualmente
detenidos, a menudo lejos de donde vive su familia, y una mujer vela por su
sustento. El campamento de Bucca, ubicado en el sur del país, cerca de Basora, y
que está bajo el mando de la fuerza multinacional en Irak dirigida por Estados
Unidos, es el establecimiento de detención más grande de Irak, y hay en él más
20.000 reclusos. Las respectivas familias van de todo Irak a visitarlos,
especialmente de la gobernación de Anbar y de Bagdad. La mayoría de los
visitantes son mujeres, pues para los hombres es sumamente peligroso viajar hoy
a otras gobernaciones. Para una visita que dura dos horas, las mujeres emprenden
con sus hijos viajes peligrosos que pueden durar días y que, antes de la guerra,
duraban sólo unas horas. Muchas pueden viajar sólo gracias al apoyo económico
que reciben del CICR.
Visitas del CICR a los detenidos
El CICR visita con regularidad a las personas detenidas por la fuerza
multinacional en Irak, el gobierno regional kurdo, y el Ministerio de Justicia
iraquí para comprobar las condiciones de detención y el trato que reciben los
detenidos. El CICR les da la oportunidad de intercambiar noticias de carácter
familiar mediante los mensajes de Cruz Roja.
En 2007, el CICR visitó 21 lugares de detención en todo el país, donde hay
más de 33.500 detenidos. El personal de CICR se entrevistó en privado con unos
5.000 detenidos. Se intercambiaron más de 76.000 mensajes de Cruz Roja entre los
detenidos y los respectivos familiares. El CICR recogió y distribuyó esos
mensajes con la cooperación de la Media Luna Roja Iraquí.
El CICR proporcionó también una ayuda económica para el viaje de 31.000
personas que visitaron a más de 11.600 familiares detenidos en el campamento de
Bucca y en el Centro de Internamiento Divisionario en
el aeropuerto de Basora.
Actividades de socorro del CICR en 2007
En 2007, el CICR proporcionó socorros tanto a los desplazados internos como a
los residentes. La Institución realizó las distribuciones, sea por su cuenta,
sea en colaboración con asociados locales iraquíes, entre los cuales la Media
Luna Roja Iraquí.
- Un total de 140.000 desplazados internos y 60.000 residentes vulnerables
recibieron víveres y otros artículos de primera necesidad.
- El CICR también proporcionó socorros a 16 secciones de la Media Luna Roja
Iraquí para que los distribuyera en favor de medio millón de personas
vulnerables.
- Más de 6.000 familias necesitadas se beneficiaron de los proyectos de
microeconomía que realiza el CICR en todo el país. Recibieron fertilizantes,
semillas, y aperos para el cultivo de huertos, así como utensilios y asistencia
para proyectos de apicultura. Otros proyectos consistieron en la reparación de
canales de irrigación y la producción de bloques de cemento.
Tarek (33 años) "Mi mujer y yo nos fuimos de casa hace casi un
año. Ella había quedado encinta, pero, antes de marcharnos, fue herida y perdió
el bebé. Hace tres meses vi que en televisión mostraban mi casa, porque justo en
frente hubo una explosión. El corazón me latía a toda prisa, y no me atreví a
llamar a mi mujer para que viniera a ver; sabía que para ella sería muy doloroso
ver esa imagen. Ahora no podemos pensar en tener hijos porque estamos viviendo
en la casa de un primo político con otras dos familias. De todos modos, lo que
gano no basta ni para mantenernos a nosotros dos."
Ruba (38 años) "Mis hijos y yo nos marchamos de la gobernación
de Anbar hace casi dos años. Mi marido fue muerto ante nuestros ojos. Tenía que
proteger a mis hijos, entonces hui con ellos esa misma noche llevando sólo un
poco de dinero. Para mí ya no hay pasado ni futuro, sólo un aterrador presente.
Si tan sólo tuviera algunas fotografías de mi marido y de mi familia… Tengo
muchos recuerdos bien presentes, pero no sé por cuánto tiempo podré evocarlos.
Solíamos sentarnos a comer todos juntos y reíamos… Hoy vivimos con mi primo y su
familia. Somos 12 en una misma habitación. No quiero volver a vivir como antes,
sería imposible sin mi marido. Todo lo que quiero es que mis hijos vayan al
colegio y lleven una vida normal."
Alí (13 años) "Hace dos años dejé Basora con mi hermana, de
tres años, para ir a vivir en casa de mi tía. Mis padres dijeron que todo iría
bien y que nos reuniríamos una semana después. Llevamos alguna ropa y mi
hermana, su muñeca. Esperamos semanas, pero mis padres nunca llegaron. Mi tía me
dijo que ahora soy el hombre de la familia y que tengo que encargarme de mi
hermana. Ella no sabe que nuestros padres han muerto y siempre pregunta cuándo
volvemos a la casa. Cuando yo sea más grande, volveremos a Basora y me ocuparé
de ella."
Estado crítico de la asistencia sanitaria
Han pasado cinco años desde que comenzó la guerra, y muchos iraquíes no
tienen acceso a la más mínima atención sanitaria. Falta personal cualificado y
el mantenimiento de muchos hospitales y centros de salud ha sido deficiente.
Dadas las precarias condiciones de seguridad en el país, los enfermos y los
heridos no tienen posibilidad alguna de recibir asistencia médica. En algunas
zonas, es sumamente difícil prestar servicios médicos de urgencia o transportar
material y equipamiento médico a causa de los numerosos puestos de control en
las carreteras y los toques de queda que restringen el tránsito de personas y
vehículos.
Pascal Ollé, coordinador de salud del CICR para Irak: "Los
iraquíes desconfían de los servicios que reciben y no esperan nada de ellos. Sin
embargo, es peligroso que las personas se acostumbren al actual estado de los
servicios de salud que no llegan a un mínimo aceptable. Las autoridades
sanitarias hacen lo que pueden, pero la escasez de los recursos y la precaria
seguridad les impiden ir más de prisa."
Algunos pacientes van a clínicas privadas donde los servicios son más
seguros, pero también muy onerosos, a tal punto que están fuera del alcance de
la mayor parte de la población. En el sector privado, una consulta cuesta
normalmente entre dos y siete dólares estadounidenses, según el servicio. Es
imposible imaginar que las personas que ganan menos de cinco dólares al día
puedan pagar tanto.
En los hospitales y los centros sanitarios faltan con frecuencia los
medicamentos y otros suministros médicos esenciales. Los servicios de urgencia y
los quirófanos no dan abasto en las situaciones en que hay muchas víctimas.
Actualmente, hay 172 hospitales públicos con una capacidad de 30.000 camas –lo
que está muy por debajo de las 80.000 camas que harían falta–, así como 65
hospitales privados. La mayoría fueron construidos hace más de treinta años y no
reúnen las condiciones mínimas. Lo mismo vale para los muchos centros de
atención primaria de salud que utilizan el mismo equipamiento desde hace 25
años. En todas partes, salvo en el norte del país, es necesario reemplazar y
refaccionar, respectivamente, el equipamiento y los establecimientos médicos.
Dada la precaria situación de seguridad, ha sido imposible proceder a un
mantenimiento apropiado.
Dr. Ibrahim (nombre ficticio), médico del CICR que trabaja en Bagdad y
en las gobernaciones centrales: "Como ciudadano iraquí y como médico,
sé que los servicios médicos son insuficientes. En 2000 y 2001, se prestaban
servicios gratuitamente. Hoy también, pero no como antes, porque hace falta
personal especializado y equipamiento médico, entre otras cosas."
"Vivo con mi madre en Bagdad. Ella tiene 70 años y su salud es más bien
buena. En las situaciones en que peligra la vida, por ejemplo, si una persona
sufre una fuerte subida de la tensión arterial o un infarto, hay que tener en
cuenta dos circunstancias: si ocurre durante la noche, es muy difícil pensar en
el traslado a un hospital a causa de los toques de queda; es posible que una
ambulancia pueda ir a buscarla, pero hasta que llegue a recogerla puede ser ya
demasiado tarde. Si ocurre durante el día, los embotellamientos y los bloqueos
en las calles dificultan un rápido traslado a un hospital." (…) "En cuanto a las
enfermedades crónicas, la cosa es mucho más complicada. Hay muy pocos hospitales
y médicos especializados en Bagdad. Por lo que se refiere al cáncer, por
ejemplo, es posible hacer una operación en Irak, pero no una quimioterapia, que
es parte esencial del tratamiento. Esto significa que hay que ir al extranjero y
sólo lo hacen las personas que pueden permitírselo."
La falta de personal sanitario cualificado y con experiencia, en especial en
las gobernaciones de Nayaf, Misan, Anbar, Wasit y Babil, tiene una incidencia
directa en el nivel de atención disponible. Por ejemplo, la falta de parteras
significa que muchas mujeres que dan a luz por la noche tienen que hacerlo sin
asistencia, dado que las precarias condiciones de seguridad y los toques de
queda les impiden ir a un hospital. Como muchos otros iraquíes, los médicos,
enfermeros y sus familias corren el riesgo de que los secuestren o los maten.
Algunos han sido amenazados. Según fuentes oficiales iraquíes, desde 2003, se ha
dado muerte a más de 2.200 médicos y enfermeros y más de 250 han sido
secuestrados. De los 34.000 médicos inscritos en 1990, por lo menos 20.000 han
abandonado el país.
Actualmente, el sistema de salud iraquí está en peores condiciones que nunca.
Ha habido muchas pérdidas de vida porque no se dispone de una atención sanitaria
rápida y apropiada. Es necesario hacer más para garantizar a todos los iraquíes
el acceso a mejores servicios sanitarios. Se debe proteger mejor contra las
consecuencias de la guerra al personal sanitario y las instalaciones donde
trabajan. Se requiere emprender nuevos esfuerzos no sólo para mantener y mejorar
las instalaciones sanitarias, sino también para desarrollar los conocimientos y
la capacidad del personal sanitario.
El deterioro del sistema iraquí de atención de salud
A causa de años de sanciones y de conflictos armados recurrentes, el sistema
iraquí de atención de salud ya había comenzado a deteriorarse mucho antes de
2003. Esto ha tenido consecuencias en ámbitos como la atención preventiva y
curativa, la nutrición y la educación para la salud.
Desde 1980, el deterioro de las instalaciones de atención de salud se debe,
en parte, a que éstas no han podido extenderse lo suficiente al mismo ritmo que
el crecimiento de población. Las sanciones impuestas después de 1990, indujo a
que el sistema iraquí de atención de salud se centrara en los servicios de
urgencia, a costa del tratamiento de enfermedades crónicas, de programas de
salud pública, del mantenimiento de la infraestructura y de la formación del
personal.
El apoyo prestado por el CICR a los servicios sanitarios en 2007
El CICR presta apoyo a los servicios sanitarios de urgencia mediante el
mejoramiento de las instalaciones y el suministro de equipo quirúrgico y demás
suministros médicos. En caso de situaciones con gran número de heridos, la
Institución proporciona asistencia de emergencia para los hospitales donde se
trata a los heridos.
En 2007, el CICR proporcionó a 28 hospitales cantidades suficientes de
suministros médicos y fármacos para tratar a más de 5.000 personas con heridas
de guerra. También procuró equipo para casi 70 salas de emergencia y 30
quirófanos. Se entregaron a más de 80 hospitales y 12 centros de atención
primaria de salud suministros médicos, incluidos anestesia, apósitos y
jeringas.
El CICR también efectuó obras de reparación en las instalaciones eléctricas y
mecánicas, así como en las instalaciones de agua y saneamiento, incluidos los
sistemas de alcantarillado y desagüe, de diferentes hospitales y centros de
atención primaria de salud. Además, construyó tres nuevos centros de atención
primaria de salud.
El agua: aún escasa y de baja calidad
Muchos iraquíes están obligados a abastecerse en fuentes de agua insalubres.
Las consecuencias del crecimiento de la población, del alza de precios y de las
precarias condiciones de seguridad se acentúan por la falta de personal
calificado para mantener y reparar las instalaciones de agua y saneamiento. Al
tiempo que aumentan las necesidades, estas instalaciones han colapsado en
algunas partes de Irak. Ni siquiera las regiones donde ha mejorado la seguridad
se libran de esta situación, pues se solicitan más acuciantemente los limitados
servicios disponibles, a causa de una afluencia de personas desplazadas. Durante
el año pasado, la situación no dejó de empeorar, excepto en algunas zonas en el
sur y en el norte del país, donde aumentó la producción de agua potable.
Así pues, muchos iraquíes ya no pueden abastecerse de agua potable en los
servicios públicos. Muchas personas, que se las tienen que arreglar solas,
especialmente las más pobres, luchan sin descanso para conseguir lo que les hace
falta. Actualmente, en Irak, se estima el salario mensual medio en unos 150
dólares estadounidenses. Puesto que el costo del agua potable es aproximadamente
de un dólar por 10 litros, cada familia tiene que gastar por lo menos 50 dólares
sólo para abastecerse de agua.
El CICR achaca el inadecuado abastecimiento de agua y el tratamiento y la
eliminación insuficientes de las aguas residuales a la falta de mantenimiento de
la infraestructura, a la escasez de ingenieros y de mecánicos experimentados,
así como al mal empleo que se hace del equipo y a las averías.
Hay otros factores causantes de la deficiente calidad de gran parte del agua,
entre los cuales las tomas clandestinas que se hacen en el sistema de
abastecimiento de agua, las anticuadas redes de cañerías que no protegen el agua
de la contaminación, y la frecuente discontinuación en el suministro de los
productos químicos necesarios para el tratamiento y la desinfección del agua.
Además, las plantas de tratamiento de agua, a menudo, no funcionan debidamente
porque se avería el equipo y no hay un suministro regular de electricidad.
Ahmad (nombre ficticio), ingeniero de agua del CICR en
Basora: “Por la noche, la mayoría de la gente bombea el agua
directamente de la red. Esto hace disminuir tanto la presión, que el agua no
llega a todas las zonas que debe abastecer la red. Además, la gente bombea a
veces las aguas sin tratar y contamina los depósitos de agua que tienen en casa.
Y aunque algunas familias tienen bombas de agua, es frecuente que no puedan
utilizarlas por falta de combustible".
El cloro es esencial para la esterilización del agua potable; sin embargo,
puesto que puede utilizarse en la fabricación de bombas y de otras armas, hay
restricciones en su distribución. Muchas personas especialmente en algunas
partes de Bagdad, Salah ad Din, Diyala y Nínive, no tienen otra alternativa que
bombear el agua sin tratar, directamente de ríos o pozos.
Son alarmantes las deficiencias en el saneamiento. Con frecuencia, los
sistemas de alcantarillado están tan deteriorados que hay verdadero peligro de
que el agua potable se contamine con las aguas residuales; esto supone
obviamente un grave riesgo sanitario. El brote de cólera en 2007 es sólo un
indicio del peligro inminente que actualmente se cierne sobre los iraquíes. Las
autoridades y las organizaciones humanitarias tomaron efectivamente medidas para
atajar el brote de la enfermedad; pero, la situación seguirá empeorando, si no
se hace un mantenimiento adecuado a la infraestructura y se da a conocer a la
población el peligro que implica usar el agua que no ha sido tratada.
Actividades del CICR durante el brote de cólera en 2007
En septiembre de 2007, el CICR prestó apoyo a las autoridades iraquíes en
su esfuerzo para controlar el brote de cólera, mediante la donación de
suministros de desinfección para los hospitales, los centros de atención
primaria de salud, las plantas de tratamiento de agua y otros edificios
públicos, incluidas escuelas y mezquitas. El CICR también entregó 100 toneladas
de suministros médicos a hospitales en las regiones afectadas, para ayudarlos a
combatir la enfermedad.
Los repetidos apagones y el suministro irregular de electricidad siguen
afectando a muchos iraquíes. "En verano, es imposible vivir sin electricidad",
dice Abu Samer de Bagdad. "Gano 150 dólares al mes. Si pido que me conecten a un
generador particular seis horas al día, tengo que pagar, por lo menos, 50
dólares. También tengo que pagar por el agua potable. Hay momentos en que la
vida es imposible para mi familia". Pero, los que ganan suficiente dinero
tampoco están libres de problemas: “A veces, tengo que hacer cola durante un día
entero para comprar 20 litros de combustible", dice Ibrahim Kassem, que vive en
Ramadi. “Pero hacer cola también es un peligro. Nunca se sabe cuando estalla una
bomba.”
La red de suministro de electricidad se deterioró a lo largo del año pasado,
excepto en las gobernaciones del norte y en las de Babil y de Thi Qar. Como
resultado de esto, muchas plantas de tratamiento de agua están completamente
cerradas o funcionan a capacidad reducida. En partes de Bagdad, donde las
temperaturas llegan a 50 ºC en el verano, suelen tener sólo una hora de
electricidad por día. La situación es la misma en la gobernación de Anbar. Dan
lugar a esta crisis un mantenimiento deficiente, un suministro insuficiente de
combustible refinado, el uso de aceite combustible pesado en vez de gas natural
en las plantas de turbina de gas, los actos de sabotaje, y por último, pero no
menos importante, la omisión de efectuar las reparaciones necesarias y de
mejorar la capacidad generadora. Por lo tanto, las plantas de tratamiento de
agua, los centros de atención primaria de salud y los hospitales dependen de
generadores durante gran parte del tiempo; pero, incluso este mecanismo de
reserva falla con regularidad porque se usa demasiado y porque, cada vez más,
hay una acuciante escasez de combustible refinado.
Actividades de agua y saneamiento del CICR efectuadas en 2007
En 2007, más de tres millones de personas, incluidos los pacientes y el
personal de hospitales, civiles atrapados por los combates y personas
desplazadas internas, se beneficiaron de la realización de más de 144 proyectos
del CICR en el ámbito del agua y saneamiento. El CICR construyó o mejoró las
instalaciones de abastecimiento de agua y las estaciones de evacuación de aguas
residuales, reparó canales de irrigación y construyó o reparó hospitales y
clínicas en todo el país.
Además, con regularidad, el CICR abasteció de agua potable a hospitales y
campamentos para personas desplazadas. A raíz de necesidades de emergencia,
también distribuyó 1,5 millones de litros de agua en bolsas individuales de
agua, principalmente a los pacientes y al personal de hospitales y a desplazados
internos.
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