“La ‘detención preventiva’ es una traición radical a nuestros valores más
fundamentales”
20 de julio de 2009 por P+DH.
Entrevista a Andy Worthington, autor del libro The Guantánamo
Files
Por Carlos Sardiña para P+DH
El periodista británico Andy Worthington es probablemente uno de los mayores
especialistas del mundo en la prisión militar de Guantánamo, un tema
sobre el que escribe regularmente en su blog y en
publicaciones como The Guardian, Huffington Post o AlterNet. Desde 2006, no sólo ha investigado la vida
de los 774 prisioneros retenidos en el limbo legal de la base estadounidense en
Cuba, una exhaustiva investigación que recoge en su libro The Guantánamo Files, sino que también ha hecho un
seguimiento casi diario de la “guerra contra el terrorismo” en sus vertientes
legal y política, documentando rigurosamente las violaciones de los derechos
humanos cometidas en su nombre.
En esta entrevista en exclusiva para P+DH [periodismo + derechos humanos], y que publicaremos en
dos partes, nos habla de temas como el futuro de los prisioneros de Guantánamo,
las similitudes y diferencias entre George Bush y Barack Obama en el trato de
los prisioneros de la “guerra contra el terrorismo” o el marco legal en el que
el gobierno de Estados Unidos sigue librando una guerra contra un enemigo
desconocido y difuso en la que, a efectos prácticos, no existe la presunción de
inocencia.
Carlos Sardiña. En su discurso de investidura, Obama dijo que
consideraba “falsa la disyuntiva entre la seguridad y los ideales” de su nación,
y una de sus promesas electorales más importantes fue comenzar una nueva época
de respeto al Estado de derecho y los derechos humanos. Sin embargo, la
propuesta de “detención preventiva”, expuesta por primera vez en un
discurso pronunciado en mayo, y la noticia de que la Casa Blanca está redactando
una orden ejecutiva que “reafirmaría la autoridad presidencial
para encarcelar indefinidamente a sospechosos de terrorismo” sugieren que Obama
está dando marcha atrás en algunas de sus propuestas. Con respecto al
tratamiento de los prisioneros de la “guerra contra el terrorismo”, ¿cuáles son
las principales diferencias entre la administración Bush y la de Obama?
Andy worthington: Hay, por supuesto, numerosas diferencias entre la
administración Bush y la de Obama. No me cabe la menor duda de que Obama está
totalmente decidido a cerrar Guantánamo antes de enero de 2010 y a mantener la
prohibición de la tortura que la administración Bush manipuló y dejó de lado de
una manera tan indignante, y tengo bastante confianza en que la administración
no va a tener muchas dificultades para decidir que debe repatriar a más de la
mitad de los 229 prisioneros que quedan o encontrar nuevos países en los que
puedan vivir.
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Sin embargo lamento profundamente que la administración mantenga demasiadas
opciones disponibles y se niegue a adoptar la única política aceptable: juzgar a
los prisioneros en tribunales federales o ponerlos en libertad. Como he dicho,
me horroriza el proyecto de aprobar una ley que justifique la “detención
preventiva” (que es lo que, de hecho, ha estado ocurriendo en Guantánamo durante
siete años y medio) y también lamento profundamente que el gobierno y el
congreso parezcan estar decididos a reactivar las comisiones militares, como ya
expliqué con detalle en un artículo.
A decir verdad, hay otras muchas decepciones, aunque creo que a menudo el
gobierno se mueve en la dirección correcta, y no cabe duda de que Bush y Cheney
le han dejado un descomunal quebradero de cabeza. Para no extenderme demasiado,
me centraré especialmente en la negativa de la administración a aceptar el fallo
de un juez que determinaba que el derecho de habeas corpus (el derecho a
cuestionar ante un juez los motivos de una detención) es aplicable a los
prisioneros extranjeros “entregados” desde otros países a la prisión
estadounidense de la base aérea de Bagram, en Afganistán (sobre lo que he
informado aquí y aquí), y la clara incapacidad del Departamento de Justicia
para modificar sus postura sobre las peticiones de habeas corpus de los
prisioneros (a raíz de un trascendental dictamen del Tribunal Supremo del pasado mes de
junio) con respecto a la de la administración Bush. Como consecuencia de
ello han llegado a los tribunales algunos casos evidentemente imposibles de
ganar, como demostraron recientemente los casos de Alla Ali Bin Ali Ahmed, uno de los diecisiete prisioneros
capturados en una residencia universitaria de Pakistán, y Abdul Rahim al-Ginco, un sirio al que torturó al-Qaeda
acusándole de espionaje antes de que lo encarcelaran los talibán y al que el
ejército estadounidense “liberó” y envió a Guantánamo.
También debo decir que, en conjunto, la administración Obama no ha puesto en
duda los fundamentos de la “guerra contra el terrorismo” de la administración
Bush, que se basaba en difuminar intencionadamente las diferencias entre los
talibán (un gobierno, por muy despreciable que fuera) y al-Qaeda (un pequeño
grupo terrorista). Básicamente, los terroristas deberían haber comparecido ante
tribunales federales para ser juzgados como delincuentes y los soldados deberían
haber sido retenidos en calidad de prisioneros de guerra, protegidos por las
Convenciones de Ginebra, hasta el final de las hostilidades.
De haber sido así, ahora no estaríamos discutiendo si es legítimo continuar
reteniendo a prisioneros relacionados con una operación militar determinada
–derrocar a los talibán e instaurar un nuevo gobierno en Afganistán– cuyo
objetivo se alcanzó hace años. Sin embargo, tal y como están las cosas, la
administración Obama ha renunciado al uso de la expresión “combatientes
enemigos” para referirse a los prisioneros de la “guerra contra el terrorismo”,
pero no ha acabado con la lógica falsa de retener a prisioneros sin
considerarlos sospechosos de un delito o prisioneros de guerra, y eso es
precisamente lo que debe hacer, y también asegurarse de que no vuelva a suceder
jamás.
Carlos Sardiña: Ahora que Obama va a cerrar Guantánamo, ¿qué futuro
les espera a sus prisioneros? ¿Podrías explicar brevemente las diferentes
opciones que el gobierno estadounidense ha planeado para ellos?
Andy Worthington: En un importante discurso sobre seguridad nacional pronunciado el 21 de mayo,
el presidente Obama demostró una desconcertante habilidad para mantener demasiadas opciones
sobre la mesa al presentar cinco posibles procedimientos para los prisioneros de
Guantánamo: excarcelación o traslado, juicios en tribunales federales, juicios
en una versión remozada de las comisiones militares (los “juicios a terroristas”
que puso en marcha Dick Cheney en noviembre de 2001) y detención indefinida. Tras
el discurso de Obama y el anuncio, hecho al mismo tiempo, de que uno de los
“detenidos de alto valor”, Ahmed Khalfan Ghailani, presunto cómplice de los terroristas
que perpetraron el atentado contra las embajadas africanas, sería juzgado en un
tribunal federal de Nueva York, expliqué que “el establecimiento de un sistema
de dos niveles –de tribunales federales por un lado y de comisiones militares
por el otro– tiene todo el aspecto de ser una receta para el desastre”. Pero me
preocupaba todavía más la posibilidad de la detención indefinida y entonces
escribí que “pediría a cualquier ciudadano que crea que, en los países que
blanden con orgullo el estandarte de la civilización, los seres humanos tienen
el derecho fundamental a vivir como hombres y mujeres libres, a menos que sean
arrestados, acusados, juzgados y condenados por un delito, que se oponga a la
idea de que cualquier tipo de ‘detención preventiva’ sea nada más que la
traición más radical a nuestros valores fundamentales”.
Carlos Sardiña: Obama encargó al secretario de Defensa Robert Gates
que revisara las condiciones en que viven los presos de Guantánamo para
garantizar que el centro cumple las prescripciones de la Convención de Ginebra.
El Pentágono entregó un informe en el que concluía que la prisión cumple
las demandas de la Convención. Sin embargo, periodistas como Jeremy Scahill han mostrado que
algunas de las prácticas más brutales empleadas en el centro no han cambiado
desde que Obama hizo su promesa de convertirlo en un lugar más humano. ¿Qué ha
cambiado en Guantánamo desde que Obama accedió a la presidencia?
Andy Worthington: Ha habido algunos cambios positivos. Tal y como
expliqué en un artículo escrito en febrero, después de que el Pentágono
publicara su informe, “Gitanjali Gutierrez, una abogada del Centro para los
Derechos Constitucionales, señaló que las autoridades de Guantánamo ‘han
incrementado recientemente las posibilidades de recreo e interacción social de
los presos’ y Candace Gorman, abogada de dos de los prisioneros, corroboró estas
afirmaciones al describir en su página web, The Guantánamo Blog, una visita a su cliente, Abdul Hamid al-Ghizzawi, el 4 de febrero”.
Gorman escribió: “En el campo 6 han puesto en marcha ‘veladas de cine’.
Imaginad mi sorpresa cuando el señor al-Ghizzawi mencionó una película que había
visto una semana antes de mi visita. En realidad, le interrumpí en medio de la
frase y le dije: ‘Disculpa, ¿velada de cine? ¿Cuándo ha empezado eso?’. Entonces
él me explicó que les ponían una película por la noche a la semana desde hacía
un par de semanas.
”Naturalmente, le pregunté si había alguna otra novedad y me dijo que habían
desmantelado las cuatro jaulas que componían la zona de recreo del campo 6 y
ahora había una gran jaula y otra pequeña. Ahora pueden salir ocho hombres
juntos a la jaula grande y la pequeña está reservada para los presos castigados.
Es muy triste que eso suponga una mejora importante, pero lo es. Brinda a los
hombres una oportunidad de hacer vida social, una oportunidad de formar parte de
la humanidad, en lugar de verse atrapados en un aislamiento total.
”El último cambio del que me habló fue la inauguración de una zona de recreo
nueva, totalmente fuera del campo 6, en la que pueden ver las montañas a lo
lejos, los árboles, el cielo, el sol (durante cuatro horas cada cuatro o cinco
días). La zona de recreo del campo 6 se limita al patio, por lo que está rodeada
por los muros de hormigón de la instalación, que tienen una altura de varias
plantas. Todo lo que podían ver en esa zona al aire libre era el suelo cubierto
de arena y el edificio de hormigón.”
Sin embargo, como también señalé en su día, esos cambios “no abordan en
absoluto otros enormes problemas relacionados con el trato de los prisioneros y
que no se pueden eliminar con un breve respiro del aislamiento prologando que ha
hecho que muchos de ellos padezcan graves problemas psiquiátricos”. En concreto,
esos problemas tienen que ver con el aislamiento habitual al que la mayoría de
los prisioneros están confinados durante la mayor parte del día y que las
autoridades no consideran “incomunicación carcelaria”, y con la cruel
alimentación forzosa de los prisioneros en huelga de hambre (de la que informé
recientemente aquí), así como con la violencia que ha denunciado Jeremy
Scahill.
Carlos Sardiña: Obama suspendió provisionalmente, a fin de revisarlas,
las comisiones militares creadas por la anterior administración para juzgar a
algunos presuntos terroristas, pero finalmente decidió mantenerlas, aunque con algunas
modificaciones, a pesar de que había prometido cerrarlas durante la campaña
electoral. ¿Por qué crees que decidió seguir adelante con ellas? ¿Cuáles son las
diferencias entre las comisiones durante la administración Obama y la de
Bush?
Andy Worthington: Creo que ya he respondido a esta pregunta
anteriormente, pero me gustaría recalcar que los cambios propuestos son
meramente cosméticos, porque siguen dando cabida a algunas declaraciones
obtenidas bajo coacción y a rumores, y porque todo el sistema de comisiones está
irremediablemente deslegitimado y no es adecuado para el propósito con el que
fue creado. Obama está actuando de una manera cobarde al no cerrar las
comisiones y al no confiar en los tribunales federales para que hagan un trabajo
que han hecho muy bien durante los últimos quince años, cuando se han ocupado de
más de un centenar de juicios relacionados con el terrorismo.
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La segunda parte de este
entrevista, en la que Worthington habla sobre los casos de presos de Guantánamo
que podrían ser liberados en España, se publicará esta misma semana en
P+DH.
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