¿A Cuántas Personas Ha Matado Estados Unidos En Sus Guerras Post-9/11?
Parte 2: Afganistán y Pakistán
3 de abril de 2018
El número de víctimas de las guerras de los EU desde el 11 de septiembre del 2001 no se han
contabilizado, pero enfrentar la verdadera magnitud de los crímenes cometidos
sigue siendo un imperativo moral, político y legal, argumenta Nicolas J.S.
Davies, en la segunda parte de su serie.
Nicolas J.S. Davies
Consortium News
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 17 de enero de 2019
En la
primera parte de esta serie, calculé que aproximadamente 2.4 millones de
iraquíes han sido asesinados como resultado de la invasión ilegal de Estados
Unidos e Inglaterra en su país, en el 2003. Me dirijo ahora a las muertes
afganas y pakistaníes de la intervención de EU en Afganistán que comenzó en el
2001 y aún continúa. En la tercera parte, examinaré las muertes causadas por
E.U. en Libia, Somalia, Siria y Yemen. Según el general de los Estados Unidos
retirado, Tommy Franks, quien dirigió la guerra en contra de los talibanes en
Afganistán en reacción al 11 de septiembre, el gobierno de los EU no lleva la
cuenta de las victimas civiles que ha causado. “Sabes, no hacemos recuento de
los cuerpos,” dijo
Franks una vez. Es difícil saber si eso es cierto o si el recuento ha sido cubierto.
Como expliqué en la primera parte, los EU ha intentado justificar sus invasiones a
Afganistán y a varios otros países como una respuesta legítima a los ataques
terroristas del 9/11. Pero los EU no fueron atacados por otro país ese día, y
ningún ataque, por horrible que haya sido, justifica 16 años de guerra, y
contando, contra una serie de países que no atacaron a los Estados Unidos.
Como el ex fiscal de Núremberg, Benjamin Ferencz, dijo a
NPR una semana después de los ataques terroristas, fueron crímenes contra la
humanidad, pero o fueron “crímenes de guerra”, porque los Estados Unidos no
estaba en guerra. “Castigar a personas que no son responsables por los crímenes
cometidos, nunca es una respuesta legítima”, explicó Ferencz. “Debemos hacer
una distinción entre castigar a los culpables y castigar a otros. Si
simplemente se toman represalias bombardeando Afganistán, digamos, o a los
talibanes, se matarán muchísimas personas que no creen en lo que pasó, que no aprueban
lo que ha sucedido”.
Como Ferencz predijo, hemos matado a “muchísimas personas” que no tenían nada que ver con los ataques del 11 de septiembre. ¿A
cuántas personas? Ese es el tema de este artículo.
Afganistán
En el 2011, el galardonado periodista de investigación Gareth Porter estaba investigando las redadas nocturnas de las
fuerzas de operaciones especiales de los E.U. en Afganistán para su artículo, “Cómo
McChrystal y Petraeus Construyeron una Máquina de Matar Indiscriminadamente”.
La expansión de las redadas nocturnas del 2009 al 2011 fue un elemento central
para Barack Obama en la progresión de la guerra de los Estados Unidos en
Afganistán. Porter documentó un incremento gradual de 50 veces, aumentando de
20 redadas al mes en mayo del 2009 a más de 1,000 redadas al mes para abril del 2011.
Pero extrañamente, la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas a Afganistán (UNAMA por sus siglas en inglés) informó una
disminución en el número de civiles asesinados por fuerzas estadounidenses
en Afganistán en el 2010, incluyendo una disminución de en el número de civiles
muertos en las redadas nocturnas de 135 en el 2009 a solo 80 en el 2010.
La calle patrullada por la Marina de
los E.U. en Shah Karez en la provincia de Helmand, Afganistán, el 10 de febrero. (Foto de las Fuerzas
Marinas de los Estados Unidos, por el sargento Robert Storm)
|
Los informas de la UNAMA sobre las muertes de civiles se basan en investigaciones echas por la Comisión Independiente de
Derechos humanos de Afganistán (AIHRC por sus siglas en inglés), por lo que
Noori Shah Noori, periodista afgana que trabaja en el artículo con Porter,
entrevistó a Nader Nadery, un Comisionado de la AIHRC, para averiguar qué
estaba pasando.
Nadery le explicó a Noori, “… que esa cifra representa solamente el número de muertes de civiles de 13 incidentes que han sido
investigados a fondo. Se excluyeron las muertes de otros 60 incidentes de los
que se habían recibido quejas, pero que aún no habían sido investigados exhaustivamente”.
“Desde entonces, Nadery estima que el total de las muertes de civiles en las 73 redadas sobre las que se obtuvieron quejas fue de
420”, continuó Porter. “Pero la AIHRC admite que no tiene acceso a la mayoría
de los distritos dominados por los talibanes y que las personas en esos
distritos no tienen conocimiento de que es posible quejarse de las redadas con
la Comisión. Así que, ni la AIHRC ni las Naciones Unidas se enteran de una
proporción significativa, muy probablemente la mayoría, de las redadas
nocturnas que terminan en muertes de civiles”.
Desde entonces, la UNAMA ha actualizado el número de civiles que murieron en las redadas nocturnas de los E.U. en el 2010 de 80 a
103, lo que todavía ni se acerca a las estimación de Nadery de 420. Pero, como
explicó Nadery, incluso esa cifra debe ser una pequeña fracción del número de
muertes de civiles en alrededor de 5000 redadas nocturnas en ese año, la
mayoría de las cuales se realizaron probablemente en áreas donde las personas
no tienen contacto con la UNAMA o la AIHRC.
Como admitieron
los oficiales militares superiores de los Estados Unidos a Dana Priest y
William Arkin de The Washington Post, más de la mitad de las redadas realizadas
por las fuerzas de operaciones especiales de los Estados Unidos tienen como
blanco a la persona o casa equivocadas, por lo que un gran aumento en las
muertes de civiles era un resultado predecible y esperado de la expansión de esas
redadas mortales de “matar o capturar”.
El aumento masivo de las redadas nocturnas de los Estados Unidos en el 2010 probablemente lo convirtió en un año excepcional, por
lo que es poco probable que los informes de la UNAMA regularmente excluyeran tantos informes no investigados de
muertes de civiles en el 2010. Pero por otro lado, en los informes anuales de
la UNAMA jamás se menciona que sus cifras de las muertes civiles se basan
solamente en las investigaciones realizadas por la AIHRC, así que no está claro
qué tan inusual ha sido que se omitieran el 82 por ciento de los incidentes
reportados de muertes de civiles en las redadas nocturnas de los E.U. del
informe de ese año.
Solo podemos estimar cuántos incidentes reportados se han omitido en otros informes anuales de la UNAMA desde el 2007 y, en
cualquier caso, eso todavía no nos diría nada sobre los civiles muertos en
áreas que no tienen contacto con la UNAMA o la AIHRC.
De hecho, para la AIHRC, contabilizar los muertos es solo un subproducto de su función principal, que es investigar los informes
de violaciones de derechos humanos en Afganistán. Pero la investigación de
Porter y Noori reveló que la dependencia de la UNAMA en las investigaciones realizadas por la AIHRC como base de las
declaraciones definitivas sobre el número de civiles muertos en Afganistán en
sus informes, tiene el efecto de barrer un número desconocido de
investigaciones incompletas y muertes de civiles no denunciadas por una especie
de “agujero de la memoria”, dándolos por perdido de virtualmente todas las fuentes publicadas sobre el costo humano de
la guerra en Afganistán.
Los informes anuales de la UNAMA incluso contienen coloridos
gráficos de torta para reforzar la falsa impresión de que se trata de
estimaciones realistas del número de civiles muertos en un año determinado, y
que las fuerzas progubernamentales y las fuerzas de ocupación extranjeras solo
son responsables de una pequeña parte de ellos.
Las subcuentas sistemáticas de la UNAMA y los gráficos de torta sin sentido se convierten en la base de los titulares y las
noticias de todo el mundo. Per se basan en cifras que la UNAMA y la AIHRC bien
saben que son una pequeña fracción de las muertes de civiles en Afganistán.
Solo una historia poco común como la de Porter arroja un indicio esta impactante realidad.
De hecho, los informes de la UNAMA solo reflejan la cantidad de muertes que el personal de la AIHRC ha investigado en un año
determinado, y pueden tener poca o ninguna relación con la cantidad real de
personas que han sido asesinadas. Desde este punto de vista, las fluctuaciones
relativamente pequeñas en los informes de la UNAMA de muertes de civiles de un
año a otro en Afganistán parecen tener las mismas posibilidades de representar
fluctuaciones en los recursos y empleo de personal en la AIHRC como aumentos
y disminuciones reales en el número de personas muertas.
Si solo una cosa es clara en los informes de la UNAMA sobre las muertes de civiles, es que nadie debería citarlos como
estimaciones del número total de civiles muertos en Afganistán, mucho menos los
funcionarios de la ONU y del gobierno y periodistas de los medios masivos que,
a sabiendas o no, engañan a millones de personas cuando las repiten.
Estimación de Muertes Afganas a Través de la Niebla del Engaño Oficial
Por lo tanto, las cifras más citadas sobre muertes de civiles en Afganistán se basan, no solo en “informes pasivos”, sino en informes engañosos que ignoran a
sabiendas muchas o la mayoría de las muertes reportadas por familias y
funcionarios locales desconsolados, mientras que muchas o la mayoría de las
muertes de civiles no son nunca reportadas a la UNAMA o a la AIHCR en primer
lugar. Entonces, ¿cómo podemos llegar a una estimación inteligente o
remotamente precisa de cuántos civiles han muerto en Afganistán?
Body Count: Cifras de
Víctimas Después de 10 Años de la “Guerra contra el Terror”, publicado en
2015 por Physicians for Social Responsibility (PSR) o Médicos para la
Responsabilidad Social en español, uno de los co-ganadores del Premio Nobel de
la Paz de 1985, estima la muerte de combatientes y civiles en Afganistán según
los datos de la UNALA y otras fuentes. Las cifras de Body Count (Conteo de
Cuerpos en español) para el número de combatientes asesinados parecen más
confiables que las
cuentas incompletas de muertes de civiles de la UNAMA.
El gobierno afgano informó que 15,000 de sus soldados y policías fueron asesinados durante el 2013. Los autores de Body Count tomaron
estimaciones de los talibanes y otras fuerzas antigubernamentales asesinadas en
2001, 2007 y 2010 de otras fuentes y extrapolándolas a años en los cuales no
había estimaciones disponibles, basados en otras medidas de intensidad del
conflicto (cantidad de ataques aéreos, redadas nocturnas, etc.). Estimaron que
55,000 “insurgentes” fueron asesinados para finales del 2013.
En Afganistán, el Ejército de los E.U. Pfc.
Sean Serritelli proporciona seguridad fuera del Puesto Avanzado de Combate
Charkh el 23 de agosto de 2012. (Crédito de la foto: Spc. Alexandra Campo)
|
Los años desde 2013 han sido cada vez más violentos para el pueblo de Afganistán. Con reducciones en las fuerzas de ocupación de
los E.U. y la OTAN, las fuerzas afganas a favor del gobierno son ahora las más
afectadas por el combate contra sus compatriotas ferozmente independientes, y
otros 25,000 soldados y policías han sido asesinados desde el 2013, según mis
propios cálculos basados en informes de prensa y este estudio
realizado por el Instituto Watson en la Universidad de Brown.
Si la misma cantidad de soldados antigubernamentales han sido asesinados, eso significaría que al menos 120,000
combatientes afganos han muerto desde el 2001. Pero, debido a que las fuerzas
progubernamentales están armadas con armas más pesadas y sigues estando
respaldadas por el apoyo aéreo de E.U. es probable que las pérdidas
antigubernamentales sean mayores que las de las tropas gubernamentales. Así
que, una estimación más realista sería que entre 130,000 y 150,000 combatientes
afganos han sido asesinados.
LA tarea más difícil es estimar cuántos civiles han muerto en Afganistán a través de la niebla de la información errónea de la
UNAMA. El informe pasivo de la UNAMA ha sido profundamente defectuoso, basado
en investigaciones completas de tan solo el 18 por ciento de los incidentes
reportados, como en el caso de las redadas nocturnas en el 2010, sin informes
de gran parte del país donde los talibanes son más activos y suceden la mayoría
de los ataques aéreos y redadas nocturnas de E.U. Parece que los talibanes
nunca han publicado ningún número de muertes de civiles en las zonas bajo su
control, pero han desafiado las cifras de la UNAMA.
No se han hecho intentos de realizar un estudio de mortalidad en Afganistán como el estudio Lancet de
2006 en Irak. El mundo le debe al pueblo de Afganistán ese tipo de
contabilidad seria por el costo humano de la guerra que le ha permitido engullirlos.
Pero parece poco probable que eso suceda antes de que el mundo cumpla con la tarea más urgente de poner fin a la guerra
que ha durado 16 años.
Body Count tomó las
estimaciones de Neta Crawford y el proyecto
Costos de Guerra en la Universidad de Boston para el 2001-6, más el
recuento defectuoso de la ONU desde el 2007, y las multiplicó por un mínimo de
5 y un máximo de 8, para obtener un rango de 106,000 a 170,000 civiles
asesinados desde el 2001 hasta el 2013. Aparentemente los autores desconocen
las fallas en los informes de la UNAMA revelados a Porter y Noori por Nadery en 2011.
Pero Body Count reconoció la muy conservadora naturaleza de su estimación, señalando que “en comparación con Irak, donde la
urbanización es más pronunciada, y el monitoreo por parte de la prensa local y
extranjera es más pronunciado que en Afganistán, el registro de muertes de
civiles ha sido mucho más fragmentario.”
En mi artículo de 2016, “Manipulando las
cifras de muertes civiles”, sugerí que la proporción de informes pasivos a
las muertes de civiles reales en Afganistán era, por lo tanto, más probable
entre las proporciones encontradas en Irak en 2006 (12:1) y en Guatemala al
final de su Guerra Civil en 1996 (20:1).
Mortalidad en Guatemala y Afganistán
De hecho, la situación geográfica y militar en Afganistán es más
análoga a Guatemala, con muchos años de guerra en áreas remotas y
montañosas contra una población civil indígena que ha tomado las armas contra
un gobierno central corrupto y respaldado por extranjeros.
La guerra civil guatemalteca duró desde 1960 hasta 1996. La fase más letal de la guerra se desató cuando la administración de
Reagan restableció la ayuda militar estadounidense a Guatemala en 1981, después
de una reunión entre el ex subdirector de la CIA Vernon Walters y el presidente
Romeo Lucas García, en Guatemala.
El teniente coronel George Maynes, asesor militar de EU, y el general Benedicto Lucas, hermano del presidente Lucas, planificaron
una campaña llamada Operación Ash, en la que 15,000 soldados guatemaltecos
arrasaron la región de Ixil masacrando comunidades indígenas y quemando cientos de aldeas.
El presidente Ronald Reagan reuniéndose con
el dictador guatemalteco Efraín Ríos Montt. |
Los documentos de la CIA que Robert Parry desenterró en la biblioteca Reagan y en otros archivos de E.U. definieron
específicamente los objetivos de esta campaña para incluir “el
mecanismo de apoyo civil” de las guerrillas, afectando a toda la población
indígena rural. Un informe de la CIA de febrero de 1982 describía cómo funcionó
esto en práctica en Ixil:
“Los oficiales del mando de las unidades involucradas han recibido instrucciones de destruir todos los pueblos y aldeas
que están cooperando con el Ejército Guerrillero de los Pobres (el EGP) y
eliminar todas las fuentes de resistencia”, dice el informe. “Desde el inicio
de la operación, varias aldeas han sido incendiadas, y un gran número de
guerrilleros y colaboradores han sido asesinados”.
El presidente guatemalteco Rios Montt, quien murió el domingo, tomó el poder en un golpe de estado en 1983 y continuó la campaña
en Ixil. Fue procesado por genocidio, pero ni Walters, ni Mayne ni ningún otro
funcionario estadounidense han sido acusados por ayudar a planificar y apoyar los asesinatos en masa en Guatemala.
En ese momento, muchas aldeas en Ixil ni siquiera estaban marcadas en los mapas oficiales y no habían caminos pavimentados en
esta región remota (siguen habiendo muy pocas hoy en día). Al igual que en
Afganistán, el mundo exterior no tenía idea de la magnitud y brutalidad de la
matanza y destrucción.
Una de las demandas del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), la Organización Revolucionaria de Personas Armadas (ORPA) y otros
grupos revolucionarios en las negociaciones que condujeron al acuerdo de paz de
1996 en Guatemala fue que se reportara genuinamente la realidad de la guerra,
incluyendo cuántas personas murieron y quiénes los mataron.
La Comisión de para el Esclarecimiento Histórico patrocinada por la ONU documentó 626 masacres y encontró que alrededor
de 200,000 personas habían muerto en la guerra civil de Guatemala. Al menos
el 93 por ciento fueron asesinadas por las fuerzas militares y escuadrones de
la muerte respaldados por E.U. y solamente el 3 por ciento por las
guerrillas, no se sabe sobre el otro 4 por ciento. El número total de personas asesinadas fue 20 veces lo que se
estimaba basándose en informes pasivos.
Los estudios de mortalidad en otros países (como Angola, Bosnia, la República Democrática del Congo, Irak, Kosovo, Ruanda, Sudán
y Uganda) nunca han encontrado en los informes pasivos y estudios de mortalidad
una discrepancia mayor que en Guatemala.
Basados en la discrepancia entre los informes pasivos en Guatemala y lo que a la larga encontró la ONU ahí, a UNAMA parece
haber reportado menos del 5 por ciento de las muertes de civiles reales en
Afganistán, lo que no tendría precedentes.
Costos
de Guerra y la UNAMA
han contabilizado 36,754 muertes de civiles hasta el final de 2017. Si estos
informes (extremadamente) pasivos representan el 5 por ciento del total de las
muertes de civiles, como en Guatemala, el número real de muertes sería
aproximadamente de 735,000. Si la UNAMA ha, en efecto, eclipsado el record
previamente insuperado de sub-conteo de las muertes de civiles de Guatemala y solo
contabilizó el 3 o 4 por ciento del total real de muertes, entonces el total
real podría ser tan alto como de 1.23 millones. Si la proporción fue la misma
que se encontró originalmente in Irak en el 2006 (14:1 – antes de que el Iraq
Body Count revisara
sus cifras), sería solo de 515,000.
Sumando estas cifras a mi estimación de combatientes afganos asesinados en ambos lados, podemos hacer un cálculo
aproximado de que alrededor de 875,000 afganos han sido asesinados desde el
2001, con un mínimo de 640,000 y un máximo de 1.4 millones.
Pakistán
Los Estados Unidos expandieron su guerra en Afganistán a Pakistán en el 2004. La CIA comenzó a lanzar ataques con aviones
teledirigidos, y los militares pakistaníes, bajo la presión de los E.U.,
lanzaron una campaña militar contra los militantes en Waziristán del Sur ya que estaban bajo la
sospecha de tener vínculos con Al Qaeda y el Talibán afgano. Desde entonces,
los E.U. han realizado al menos 430 ataques con aviones no tripulados en
Pakistán, según
la Oficina de Periodismo de Investigación, y el ejército pakistaní ha llevado a
cabo varias operaciones en zonas que fronterizas con Afganistán.
Mapa de Pakistán y Afganistán (Wikipedia) |
El hermoso valle Swat (alguna vez
llamado “la Suiza del Este” por la reina Elizabeth que visitaba del RU) y tres
distritos vecinos fueron tomados por los talibanes pakistaníes entre el 2007 y
el 2009. Fueron recuperados por el ejército pakistaní en el 2009 en una
devastadora campaña militar que dejó a 3.4 millones de personas en
condición de refugiados.
La
Oficina de Periodismo de Investigación informa que de 2,515 4,026 personas
han sido asesinadas en ataques con aviones teledirigidos en Pakistán, pero eso
es una pequeña fracción del total de las muertes de guerra en Pakistán.
Crawford y el programa
Costos de Guerra en la Universidad de Boston estimaron el número de
pakistaníes asesinados en alrededor de 61,300 hasta agosto del 2016, basado
principalmente en informes del
Instituto Pak para Estudios de la Paz (PIPS) en Islamabad y el Portal
de Terrorismo de Asia Meridional (SATP) en Nueva Delhi. Eso incluía 8,200
soldados y policías, 31,000 combatientes rebeldes y 22,100 civiles.
La estimación de Costos de Guerra de los combatientes rebeldes muertos fue de un promedio de 29,000 reportados por el
PIPS y 33,000 reportados por el SATP, habiendo el SATP actualizado desde
entonces a 33,950. El SATP ha actualizado su conteo de muertes de civiles a 22,230.
Si aceptamos la cifra más alta de estas cifras informadas pasivamente del número de combatientes muertos en ambos bandos y
utilizamos las proporciones históricamente típicas de entre 5:1 y 20:1 a los
informes pasivos para generar un mínimo y un máximo número de muertes de
civiles, eso significaría que entre 150,000 y 500,000 paquistaníes han sido asesinados.
Una estimación promedio razonable sería que alrededor de 325,000 personas han muerto en Pakistán como resultados de la
Guerra de los Estados Unidos en Afganistán que se desbordó a través de sus fronteras.
Combinando mis estimaciones para Afganistán y Pakistán, estimo que alrededor de 1.2 millones de afganos y pakistaníes han
muerto como resultado de la invasión estadounidense de Afganistán en el 2001.
Nicolas J.S. Davies es el autor de Blood On Our Hands: la invasión y destrucción de Irak por los Estados Unidos. También
escribió el capítulo sobre “Obama en Guerra” en Calificando al Cuadragésimo
Cuarto Presidente: Una Boleta sobre el Primer Mandato de Barack Obama como Líder Progresivo.
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