Revolución #97, 29 de julio de
2007
Mientras el Senado debate:
Más muerte en Irak… nuevas amenazas contra Irán
Larry Everest
El debate del 17 y 18 de julio del Senado sobre Irak duró toda la noche y
terminó donde empezó: sin un acuerdo sobre qué hacer y con Bush todavía al mando
y resuelto a continuar la guerra.
Los demócratas propusieron votar sobre una resolución para empezar a retirar
las tropas de combate de Irak en cuatro meses y terminar operaciones de combate
en abril del 2008. Dado que todo mundo sabía de antemano que los demócratas no
tenían los 60 votos necesarios para impedir que los republicanos bloquearan el
voto o para impedir que Bush vetara la resolución, en parte fue una obra de
teatro político imperialista coreografiada con el propósito de apaciguar a su
base de apoyo, que se opone cada vez más a la guerra. (Las últimas encuestas
indican que el 68% de la ciudadanía se opone a las acciones de Bush en Irak, el
53% piensa que la guerra fue un error, casi el 44% quiere que las fuerzas
armadas se retiren de Irak antes de la primavera del 2008 y el 45% está a favor
de un juicio de destitución de Bush). Pero a esta obra de teatro político
también la impulsaron profundas divisiones en el seno de la clase dominante, las
necesidades que tienen en Irak y el Medio Oriente, y lo mucho que está en juego
para el imperio.
"Una retirada de Irak es la peor opción posible, con excepción de
todas las demás"
La invasión y ocupación han sido una pesadilla de muerte y sufrimiento para
los iraquíes. Un estudio de la Universidad Johns Hopkins publicado en la revista
médica inglesa Lancet el año pasado calculó que unos 655,000 iraquíes
habían muerto a raíz de la guerra. Más de tres millones (uno de cada siete
iraquíes) están desplazados. Muchos han muerto o quedado heridos a manos de las
fuerzas armadas yanquis, que cometen atrocidades en tierra y aire. El sistema de
salud pública se ha desplomado y la “reconstrucción” que prometió Estados Unidos
es una farsa: más de cuatro años después de la invasión, millones de iraquíes ni
siquiera tienen los servicios más básicos.
Pero esto no es lo que les preocupa a los imperialistas, que
consideran que la muerte y destrucción son “daños colaterales” necesarios de su
guerra imperial. Tanto el gobierno de Bush como los demócratas no han dicho ni
mu sobre la situación de los iraquíes, y los medios burgueses la censuran.
Ninguno dice que Estados Unidos debe aceptar la responsabilidad moral, política
y financiera de la mortandad de la guerra y la violencia sectaria que desató.
Ninguno ha condenado los crímenes de guerra y de lesa humanidad que cometen las
fuerzas estadounidenses, y ninguno ha admitido que el actual “aumento de tropas”
ha llevado a más violencia de Estados Unidos.
Lo que les preocupa a los imperialistas (republicanos y demócratas) es que la
situación es cada vez más insostenible y podría deteriorar seriamente el control
estadounidense de todo el Medio Oriente. Los imperialistas no debaten la
necesidad de seguir dominando la región, que tiene el 80% de los recursos
energéticos del mundo. (Ver Larry Everest, “El debate imperialista sobre Irak:
Cómo defender un imperio rapaz e injusto”, Revolución #96, 22 de julio de 2007, en
http://www.revcom.us/a/096/iraq-es.html)
El gobierno de Bush invadió a Irak como parte de una campaña de gran
envergadura para combatir el fundamentalismo islámico anti Estados Unidos, que
era una creciente amenaza a su dominación regional. Sin embargo, después de
varios años de ocupación y aumentos de fuerzas militares, el gobierno iraquí
títere sigue fracturado y débil y no puede gobernar. Los ataques contra las
fuerzas yanquis no han disminuido: 5,335 en junio, el mayor promedio diario
desde mayo del 2003. La lucha sectaria continúa y una guerra civil total o la
fragmentación del país es muy posible.
Además, un nuevo Informe Nacional de Inteligencia concluye que Al Qaeda y los
fundamentalistas islámicos anti Estados Unidos han cobrado fuerza en los últimos
años por toda la región, en gran parte debido a la guerra de Irak. Asimismo, hay
crisis y choques militares potenciales por toda la zona, entre Turquía y los
curdos iraquíes; entre Israel y Palestina, Líbano y Siria; y en Pakistán.
Ante todo esto, Bush y Cheney dicen que Estados Unidos tiene que mantenerse a
la ofensiva, seguir librando la “guerra contra el terror” y atacar y destruir a
sus adversarios. Bush dice que “un Irak libre y estable está a nuestro alcance”
y que retirar las tropas ahora “enviaría una señal inconfundible a los enemigos
de América de que se puede obligar a nuestro país a que se retire”.
La oposición demócrata responde que “un Irak libre y estable” es una quimera
y que la invasión ha echado leña al fundamentalismo islámico y empeorado la
situación. Dicen que Estados Unidos debe reorganizarse, evitar más pérdidas y
cambiar su estrategia, o si no sufrirá mayores derrotas. Wayne White, ex
funcionario del Departamento del Estado, dijo: "Una retirada de Irak es la peor
opción posible, con excepción de todas las demás".
Zbigniew Brzezinski, asesor de seguridad nacional del presidente demócrata
Jimmy Carter, dijo hace poco: “Nuestros retos provienen mucho más del problema
inmediato, que en parte nosotros mismos hemos creado. Es decir, somos la
superpotencia número uno del mundo hoy, somos la única superpotencia. Pero
nuestra dirección ha sido puesta a prueba en el Medio Oriente. Hay quienes
piensan que nuestras medidas en el Medio Oriente contribuyen a la posibilidad de
una explosión regional. Si tal explosión se nos zafa de las manos, podríamos
atascarnos por muchos años en un conflicto sumamente nocivo para nuestra
capacidad de ejercer el poder". (programa de TV de Charlie Rose, 15 de junio de
2007)
Pero el plan de los demócratas no terminará la guerra. Dejará a docenas de
miles de soldados en el país indefinidamente, supuestamente para llevar a cabo
operaciones "contra el terrorismo", entrenar a las fuerzas iraquíes y proteger
los bienes estadounidenses (¿las compañías petroleras? ¿las bases
militares?).
Podrían terminar la guerra si no aprueban los proyectos de ley para
financiar a las fuerzas armadas. Pero no lo han hecho y, al contrario, han
votado por gastar otros $649 mil millones para la maquinaria militar global.
Serias y crecientes amenazas de atacar a Irán
En medio del debate sobre Irak, han dado nuevos pasos para atacar a Irán.
El 16 de julio el Guardian de Inglaterra informó que casi la mitad
de los 277 buques de guerra estadounidenses están en los alrededores de Irán. Ya
hay dos portaaviones en la región y otro está en camino.
El Guardian informó: "Nos hemos enterado de que el debate en la Casa
Blanca sobre Irán ha cambiado a favor de iniciar acción militar antes de que el
presidente George Bush deje el cargo en 18 meses. Este cambio sigue a una
revisión interna de la Casa Blanca, el Pentágono y el Departamento de Estado que
empezó hace un mes. A pesar de sus profundas dificultades en Irak, el gobierno
de Bush sigue enfocado en Irán. Una fuente bien situada de Washington dijo:
'Bush no va a dejar el cargo sin resolver la situación con Irán'".
(http://www.guardian.co.uk/usa/story/0,,2127115,00.html)
Se informa que este cambio es producto de la "frustración" de Bush y Cheney
de que la diplomacia no ha hecho a Irán capitular a las demandas
estadounidenses, y del miedo de que el próximo gobierno (republicano o
demócrata) no "responda a Irán con decisión". Al gobierno de Bush también le
preocupan las consecuencias si Israel ataca a Irán por sí solo.
Este informe sale en el contexto de que "los comandantes militares en Irak
siguen subrayando el papel iraní en la muerte de los soldados estadounidenses" y
de que funcionarios del gobierno le dijeron que eso "expresa las órdenes del
gobierno de fomentar una amplia oposición pública a Irán" (como informó el
portal www.Swoop.net de Washington, D.C.). Swoop continúa: "Creemos que esta
estrategia ha dado resultados". ("Iran: Where Will We Be in 2009?", 8 de
julio)
Por ejemplo, el 1º de julio en Bagdad un general dijo que Irán tiene la culpa
de un ataque en enero en Karbala en que murieron cinco soldados estadounidenses.
El New York Times comentó que "es la primera vez que Estados Unidos ha
dicho que agentes iraníes han participado en la planificación de operaciones
contra soldados estadounidenses en Irak y que sabían de antemano de ataques
específicos que resultaron en la muerte de soldados".
En el Senado, los republicanos y los demócratas se unieron al coro a favor de
la guerra. El 11 de julio, aprobaron por 97 a 0 una resolución que amenaza así a
Irán: "El asesinato de efectivos de las fuerzas armadas de Estados Unidos por un
gobierno extranjero o sus agentes es un acto intolerable de hostilidad contra
Estados Unidos".
Estas acusaciones belicistas son en parte mentiras y en parte distorsión, y
tienen la meta de influenciar la opinión pública y crear pretextos para atacar a
Irán. Como he dicho antes, no es inconcebible, dada la naturaleza reaccionaria
del gobierno iraní y sus intereses y ambiciones en la región, que el gobierno de
Ahmadinejad tenga conexiones a diferentes fuerzas islámicas fundamentalistas y
que las esté apoyando. Pero incluso si alguna parte de lo que dice Estados
Unidos es cierto, DE NINGUNA MANERA justifica la agresión militar contra Irán,
especialmente un ataque nuclear (que es una opción que Estados Unidos NO ha
descartado).
Debate sobre Irak, acuerdo sobre Irán
La oposición demócrata a las medidas del gobierno de Bush en Irak, y su
acuerdo con los republicanos sobre Irán, no es ni hipocresía ni paradoja. Por el
contrario, muestra la naturaleza de la "oposición" demócrata al
gobierno de Bush, que es una consecuencia de las mismas preocupaciones y metas:
preservar la dominación imperial estadounidense en el Medio Oriente.
Tanto los demócratas como los republicanos creen que Irán es un problema cada
vez más grave, en gran medida debido al impacto de la guerra de Irak. Por eso
concuerdan en que es necesario debilitar, y quizás tumbar, a la República
Islámica. Quieren impedir que Irán desarrolle armas nucleares, no porque temen
un ataque contra Estados Unidos o Israel, sino porque un Irán con una o dos
armas nucleares podría transformar considerablemente la correlación militar y
política regional, y restringir la libertad de acción de Estados Unidos e
Israel.
Swoop.net informa: "Todos los principales candidatos presidenciales
demócratas están a favor de una política dura hacia Irán. Un alto asesor
demócrata de política exterior nos dijo en privado: 'Irán será un tema central
de un presidente demócrata. En cuanto a las armas nucleares iraníes, no hay
diferencia entre Bush y nosotros'".
Los republicanos se burlaron de que la sesión de toda la noche de los
demócratas era una “piyamaza” para dormir. Eso tiene un tanto de verdad, pero no
en el sentido que lo dicen. El peligro no es que los demócratas se duerman sino
que a la pose de oposición a la guerra induzca "sueño" en los que quieren
terminar la guerra El verdadero peligro es que esperar las elecciones del 2008,
en un momento cuando urge más que nunca que millones de personas tomen acción
independiente masiva para sacar al gobierno de Bush y repudiar todo el programa
de guerra imperial sin fin.
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