Entrevista de Revolución
Shayana Kadidal, del Centro pro Derechos Constitucionales, sobre el
espionaje oficial generalizado en telefonía e internet
3 de julio de 2013 | Periódico Revolución |
revcom.us
Las denuncias que han salido desde la primera semana de junio, las cuales
las reportó primero el periodista investigador Glenn Greenwald, han sacado a la
luz el espionaje a gran escala por parte de la Agencia de Seguridad Nacional
(NSA) de Estados Unidos sobre la actividad telefónica y de internet de miles de
millones de personas en este país y a través del mundo. Esto es un asalto
peligroso y siniestro por el gobierno estadounidense contra los derechos
populares básicos, con el objetivo de monitorear y controlar las ideas y el modo
de pensar, las comunicaciones y la actividad de todo el mundo. (Vea "Cinco
puntos básicos de orientación sobre las denuncias de espionaje del gobierno"
en revcom.us.)
En vista de eso, Revolución habló con Shayana Kadidal,
el abogado ejecutivo de la Iniciativa de Justicia Global de Guantánamo del
Centro pro Derechos Constitucionales (CCR) en la Ciudad de Nueva York, para
conocer más sobre este espionaje generalizado por el gobierno estadounidense.
Los casos en los cuales Kadidal ha participado en el CCR incluyen demandas
contra el programa de vigilancia sin autorización judicial.
Durante esta entrevista, Kadidal vincula las filtraciones recientes del
espionaje vasto que Obama sigue manejando, al espionaje oficial que se denunció
durante los años de George W. Bush, y a la ley PATRIOTA, la ley aprobada tras
los ataques del 11 de septiembre de 2001, que expandió enormemente los poderes
represivos del gobierno. En particular, señala la Sección 215 de dicha ley, que
permitió al gobierno obtener todo tipo de datos sobre las actividades de las
personas — por ejemplo obligar a las bibliotecas a entregar datos sobre los
libros sacados y al mismo tiempo prohibirles ni siquiera avisar al público de
que se le está vigilando. Actualmente están utilizando la Sección 215 como el
fundamento "legal" para llevar a cabo parte de la masiva
vigilancia.
* * * * *
Revolución: ¿Nos da un vistazo a lo que se ha
emergido, desde que salieron estas denuncias más recientes, sobre el espionaje
generalizado por parte del gobierno estadounidense sobre las llamadas
telefónicas y la actividad en el Internet?
Shayana Kadidal: La primera serie de artículos señaló algo
del cual ya habíamos escuchado en general en el pasado, desde el mayo de 2006:
de que el gobierno está montando una enorme base de datos de básicamente todos
los datos de llamadas de todas las compañías principales de telefonía en Estados
Unidos. Así que, el artículo denunció una orden de la corte secreta Vigilancia
de Inteligencia al Extranjero (FISA, por sus siglas en inglés), que le exigió
que Verizon Business, antes MCI, entregara todos los datos de llamadas de sus
clientes — quién le llamó, a quién llamó, cuándo se hicieron esas llamadas, la
ubicación del celular si corresponde, etcétera. Que entregara al gobierno todos
esos datos de un período de tres meses.
Bueno, cuando eso salió, muchas personas pensaban, un período de tres meses,
quizás era una respuesta al bombardeo en Boston que ocurrió solamente 10 días
antes. Pero no tenía sentido, porque la investigación terminó después de 10
días, y la orden era para tres meses y no se limitó para nada a datos
relacionados con Boston. Al último [la senadora] Dianne Feinstein confirmó que
simplemente estaban renovando la orden, que cada 90 días reciben la misma orden,
durante lo que ya vienen siendo siete años, desde el 2006. Así que, básicamente,
es el mismo programa sobre el cual informó USA Today en 2006, cuando
este cotidiano reportó que estaban recogiendo datos de muchas otras compañías de
telefonía también.
Así que en esencia ya sabemos que el gobierno cuenta con una enorme base de
datos sobre todos los datos telefónicos. Al obtener una orden judicial bajo la
Sección 215 de la Ley PATRIOTA —conocida como la "Disposición Biblioteca" porque
era una disposición muy controvertida que se aprobó, no porque permitía al
gobierno hacer cosas locas como éstas sino porque le permitía conseguir los
datos de biblioteca—, podían vigilar lo que uno sacó para leer.
Resulta que el gobierno no la utilizó mucho para eso. Pero logró que unos
jueces muy obedientes de la FISA le firmaran una orden mucho más amplia de lo
que ese estatuto parece comprender, para permitirle llevar a cabo este programa.
Unos puntos sobre eso: Cuando el congreso aprobó la ley PATRIOTA, no era
exactamente un gran momento para las libertades civiles, pero por lo menos
pensaron que iba a reinar algún nivel de supervisión por el hecho de que esos
jueces de la FISA debían revisar las solicitudes oficiales de
vigilancia para asegurarse de su relevancia para alguna investigación actual. Y
que por ese requisito de relevancia una orden aprobada por lo menos tendría
ciertos límites. Que no todas las llamadas que entraran, todas las que salieran,
de toda una compañía, durante un largo período de tiempo. Así que la corte FISA
era una medida de supervisión, ¿no es así? Sólo que autoriza la mayoría de las
órdenes sin más ni más. A los jueces los escoge el presidente de la Suprema
Corte, así que o Roberts o Rehnquist escogió a todos. Operan en secreto. Nunca
publican sus dictámenes. Históricamente han aprobado sin preguntar siquiera — no
negaron ni una solicitud, me parece, de los primeros veinte años de órdenes que
les pidió el gobierno. Creo que rechazaron cinco de las primeras 19.000 órdenes,
algo así. Qué supervisión ni que nada.
La otra cosa que debía ser un mecanismo de supervisión era que se debía darle
un informe al congreso al fin del año, sobre cuántas veces se había usado la
disposición para bibliotecas. Pero si una sola orden cubre toda una compañía de
telefonía con 10 millones de suscritores y todititas sus llamadas, el informe
sería muy engañoso. Podrían informar al fin del año que hubo cinco órdenes, pero
éstas podrían cubrir el 95 por ciento del público estadounidense que usa el
teléfono.
Así que fallaron todos los mecanismos de supervisión, y la autoridad para
vigilar ya relativamente amplia que se aprobó en el Ley PATRIOTA se aplicó mucho
más ampliamente de lo debido, en parte por esas fallas en el mecanismo de
supervisión.
Revolución: ¿Y qué tal de la vigilancia sobre la
actividad en el internet — el programa PRISM de la NSA?
Kadidal: Sí, pero un punto más, en términos de por qué
importa. Mira, se puede averiguar mucho sobre el contenido de las comunicaciones
estudiando los patrones de cuándo suceden. Si un reportero de la AP llamara a
tres personas en la Cámara de Representantes y al día siguiente publicara un
artículo incómodo que revelara unos secretos oficiales sucios, no le resultaría
muy difícil al gobierno suponer de qué estaba hablando ese periodista por
teléfono con sus fuentes, ¿verdad? Los metadatos son casi más importantes que el
contenido en esos casos. En un caso parecido, si un congresista estuviera
llamando repetidamente a líneas del sexo por teléfono durante varios años, esos
datos pueden aprovecharse al estilo J. Edgar Hoover (el ex director del FBI), es
decir, las agencias de inteligencia podrían chantajearlo.
Revolución: Tienen los datos recolectados y
almacenados, así que pueden sacar datos del pasado.
Kadidal: Correcto. Absolutamente pueden hacerlo. La defensa
principal de la administración sobre eso es que, bueno tienen que sacar otra
orden para buscar en la base de datos. [Habla el gobierno], "Ustedes no se dan
cuenta por el documento filtrado, pero hay muchas otras reglas que gobiernan
este programa, ya ha durado siete años, así que los jueces no van a precisarlo
todo en las órdenes. Pero para buscar esta base de datos se requieren diferentes
cosas".
¿Es creíble eso? No parece creíble basado en lo que la orden dice. ¿Sería un
arreglo plausible? Ese tipo de cosas son las que tenemos que investigar y
averiguar, ¿no es así? El congreso tiene que estudiarlo. El público
estadounidense tiene que reclamar respuestas. Bueno, en resumen, eso es lo de
los teléfonos.
Una cosa más al respecto. Debido a que eso se tramitó por medio de la Ley
PATRIOTA 215, que requiere que esa corte sumisa emita una orden, mucha gente no
se da cuenta, pero para que ellos recolecten los registros de las llamadas de
las personas, no necesitan una orden judicial. Sólo necesitan hacer una
citación. La Suprema Corte decidió en un caso llamado Smith v Maryland
en 1979, que no existe la misma protección sobre los números marcados como el
contenido de las llamadas. Para el contenido se requiere que un juez emita una
orden judicial. Para una llamada dentro del país, necesitan comprobar que tienen
motivos para creer que uno está probablemente involucrado en algún crimen, para
el cual necesitan interceptar el teléfono para investigarlo. Pero para conseguir
los datos del teléfono, sólo tienen que tramitar un affidávit de que los quieren
para fines de alguna investigación. Es muy fácil cumplir con ese requisito. El
gobierno utiliza esas citaciones mucho más de que utilizan órdenes judiciales
tradicionales.
Para darte un ejemplo, no se aplica solamente a los datos telefónicos sino
todo al mismo estilo — algo parecido al domicilio escrito en el sobre de una
carta en vez del contenido de la carta. Según la noción de la Suprema Corte, uno
está entregando esa información a la compañía de teléfonos, un tercero, para que
éste la utilice para enrutar sus llamadas, así que uno no puede esperar que se
mantenga en privado. Además aparece en la factura y cosas al estilo, de plano no
es tan privado porque se entregó a un tercero. Bueno, y ¿qué otras cosas se
entregan a un tercero? Los datos del banco. La tarjeta de crédito. Los mensajes
electrónicos, puesto que requieren al proveedor de servicios de internet para
intercambiarse, ¿no es así? Se protegen solamente por un estatuto adicional que
el congreso creó después del caso Smith. ¿Qué más? Documentos en el
almacenamiento en nube. Ciertos tipos de chateo. Hay un montón de datos los que
las personas se imaginan que se requeriría una orden judicial para
recolectarlos, pero no se la requiere. Pues, eso es un punto importante, me
parece.
Aunque tienen una autoridad ridículamente amplia para vigilar por medio de
una orden judicial, ni siquiera la necesitan. Y, obviamente, si son citaciones
nada más que dan a las compañías telefónicas, solamente saldrían a la luz si
dichas compañías soltaran la sopa, ¿verdad? Pero por lo general amordazan a las
compañías telefónicas, para que no revelen la orden. Por ejemplo, les
prohibieron revelar una orden de la 215. Esa mordaza está en el mismo texto de
la orden, de que solamente se la pueden revelar a sus propios abogados, son las
únicas otras personas a las que pueden decir, si los abogados quieren impugnarla
en representación de la compañía telefónica. Pero no pueden contárselo al
cliente los datos del cual los están entregando.
Tratándose de las citaciones, son diferentes las reglas. Algunas se llaman
cartas de seguridad nacional. Puede que se les aplique reglas de mordaza
semejantes. Pero lo importante es que las compañías telefónicas obran en una
industria tan fuertemente regulada, con leyes antimonopolios sobre sus cobros,
con impuestos sobre ciertos tipos de servicios, la amplitud de banda, que no
tienen ninguna motivación para oponerse al gobierno, tienen hasta menos de lo
que tiene una corporación típica.
Revolución: Todo eso es bien indignante ya — pero
encima de eso salieron las denuncias sobre el programa PRISM, el espionaje por
Internet de la NSA.
Kadidal: Respecto PRISM: lo descabellado, me parece, es que
el gobierno tiene algún tipo de conexión directa dentro de los sistemas de las
compañías telefónicas, como ya sabemos. Ahora bien, salieron una que otra
indicación de eso desde hace mucho. Si te acuerdas, Electronic Frontier
Foundation entabló una demanda a base de unos documentos filtrados que
recibieron de un tipo que se llamaba Mark Klein que trabajaba en la AT&T.
Klein indicó que básicamente, en el centro de conmutación en San Francisco donde
unos gigantescos cables de fibra óptica salían desde lo hondo del océano para
luego conectarse con la red nacional, la NSA tenía un cuarto especial dentro de
la instalación grande de conmutaciones de la AT&T en la calle Folsom. En ese
cuarto, básicamente desviaban una copia completita de todo lo que venía en esos
cables masivos de fibra óptica que traen todas las comunicaciones
internacionales. Así que estaban básicamente absorbiendo toditito, desde dentro
de la compañía telefónica.
En vista de eso, no debe sorprender que parezca que tienen algún tipo de
capacidad de conectarse directamente con los sistemas de Google, Apple,
Microsoft y quien sea, ¿no es así?
Revolución: Las compañías dicen que no le han
concedido al gobierno una "puerta trasera" a sus sistemas.
Kadidal: Los ejecutivos y otros representantes de las
compañías niegan saber nada de eso. Pero mira, el programa en sí sería
clasificado. Así que las personas que conocen los detalles técnicos van a ser
los gerentes técnicos de bajo nivel los que manejan su ejecución concreta, y
quizás algunos de los abogados. No van a ser los altos ejecutivos. Aún si ese
tipo o mujer tuviera autorización de seguridad, no va a tener permiso de hablar
sobre el programa. Por eso no sé por qué sorprendería lo de que niegan saber. Lo
más probable es que resulta del desconocimiento más que nada, que a su vez es
una consecuencia del sistema de clasificación.
Con respecto al PRISM, el gobierno ha revelado más información en defensa de
su posición, diciendo básicamente que eso es simplemente un sistema técnico que
hemos establecido para ejecutar la vigilancia bajo el Acta de Enmienda a FISA,
los cambios al Acta de Vigilancia de Inteligencia al Extranjero en el verano de
2008. En lo esencial, aprobaron esa lay de enmienda para codificar el programa
de la NSA el que el New York Times reveló en 2005 — ese programa de
recolectar todo, lo que quiera el gobierno por cualquier sospecha por mínima que
sea, sin que la corte FISA intervenga mucho en los detalles individuales. Y este
programa es lo mismo, en lo fundamental. Acuden a la corte FISA, y lo que la
corte aprueba no es una orden judicial individual sino todo un programa completo
de vigilancia. Apuntan sus criterios — lo que están buscando en términos muy
generales. Puede ser tan amplio como "todas las llamadas a Israel" o "todas las
llamadas a Venezuela o de Venezuela" o lo que sea. Mientras se trate
principalmente de recolectar las comunicaciones de extranjeros, la corte lo
autoriza sin cuestionar, y con eso lo ejecutan.
Este estatuto, a diferencia al caso de la telefonía —en el cual interpretaron
el estatuto más ampliamente de lo debido, la corte no debía haber aprobado la
orden y debía haberle informado mejor al congreso— ahora en este caso, el mismo
estatuto era ridículamente amplio. Y ¿quién era una figura clave en su
aprobación? El senador Obama cambió su voto, y eso sacó el tema de la vigilancia
de la esfera política. Obviamente, él estaba preparándose para finalizar su
campaña electoral presidencial en el verano de 2008, y no quería que ese tema
surgiera como controversia, me imagino. Pero ya que esto no era un tema político
entre los partidos, perdió chispa el movimiento que había surgido cuando
salieron por primera vez las revelaciones sobre la NSA a finales del 2005.
Revolución: De la vigilancia que se ha descubierto,
¿cuánto, en su opinión, específicamente va para monitorear e incluso suprimir el
disentimiento y la oposición política?
Kadidal: Bueno, ya existen muchos movimientos a los que el
gobierno considera como cuasi "terroristas", ¿verdad? Así que el gobierno ya
viene vigilando desde hace varios años, todo tipo de activismo relacionado con
Gaza, relacionado con Cuba, relacionado con varias revoluciones en el Medio
Oriente. Lo que se debe preguntar en realidad es que si el gobierno distingue
siquiera entre el terrorismo y el activismo político. También tiene el efecto de
intimidar. Simplemente saber que el gobierno tiene esa base de datos, y si
decide en el futuro que un grupo es un peligro aunque no lo cree ahora, pues
podrá calcular todo sobre con quién uno se asocia, los patrones de sus
asociaciones, eso en sí desalienta a las personas a organizarse y formar redes
políticas, ¿verdad? Eso en sí es un problema muy pero muy grande. Yo lo podría
comparar con los esfuerzos de varios estados de la Confederación durante los
años 1960 de conseguir listas de los miembros de la NAACP*.
Revolución: Lo que se ha revelado hasta ahora casi
se parece a una película por lo vasta de la vigilancia — pero al mismo tiempo da
la impresión de que podría ser solamente la punta del iceberg. ¿Qué opina al
respecto?
Kadidal: Bueno, para mí no hemos visto el final del
reportaje de Glenn Greenwald sobre el tema tampoco. Esperamos que salga más.
Pero una parte de eso es una consecuencia del hecho de que esta agencia, la NSA,
probablemente ni siquiera conocemos un desglose de su presupuesto. El
presupuesto total para la NSA y la CIA es gigantesco — a eso de los $40 mil
millones para las dos, me parece. Sabemos que tienen por allá de 40.000
empleados, así que es más grande que la CIA. Sólo lo sabemos por lo que se ha
estimado a base de fotos satelitales de su estacionamiento. Pues hay muy poco
conocimiento sobre las capacidades que esa gente está construyendo. Muy poca
supervisión sobre eso, también, porque todo lo que concierne a su presupuesto y
operación es un secreto bien custodiado. Eso en sí es un problemón. Hay informes
— parece que la revista Wired publica un artículo al mes sobre las
nuevas instalaciones que están construyendo, sobre lo podrían estar tramando.
Pero se parece a la ciencia ficción.
Yo creo que algo increíble de la orden para recabar los datos de las llamadas
telefónicas [emitida a Verizon] es ver la orden concreta... como abogado, le
impacta a uno. Uno lo ve, y parece como la plantilla de una orden tradicional.
Pero cuando uno llega a la sección donde deben describir específicamente —es
decir, "aquella persona que habla en esta línea sobre ese tipo de actividad
criminal"— en vez de eso, simplemente dice: "Danos todo"... "Danos todos los
datos telefónicos de extranjeros"... y "todas las llamadas en el territorio
nacional". Hablando del efecto emocional, el darse cuenta de lo que se trata, de
lo que está ocurriendo — el tener el documento concreto impacta fuertemente.
Demuestra la importancia de la transparencia, aunque en una forma más mínima —
de ver una orden de muchas, pero muchísimas más.
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