Cables de WikiLeaks sobre Afganistán
Estados Unidos y Karzai: ¿Qué tipo de
“sociedad”?
Larry Everest Revolución #222, 16 de enero de
2011
El 14 de diciembre de 2009, una reunión de rutina tuvo lugar en Kabul,
Afganistán entre el presidente afgano Hamid Karzai, el embajador de EE.UU. Karl
Eikenberry y otros funcionarios de EE.UU. Un cable de Eikenberry del 16 de
diciembre sobre la reunión dijo: “Karzai dijo que todavía quería que Ismail Khan
fuera el ministro de Energía, afirmando que la secretaria Clinton ‘aceptó un
compromiso’ después de que Karzai prometió mantener al [ministro del Interior]
Atmar y nombrar a subministros competentes bajo Khan. El embajador Eikenberry
respondió que la secretaria Clinton no aprobó a Kahn y recalcaba que EE.UU ha
indicado que la Energía y el Agua es una prioridad de desarrollo clave y que
según nuestra política no invertimos en ministerios sin una dirección
competente. Eikenberry dijo que durante su testimonio ante el Congreso, todos
los miembros del Congreso de EE.UU. expresaron mucha preocupación sobre los
costos a largo plazo de Afganistán, especialmente durante el actual crisis
financiera”1.
Esto viene de uno de los muchos cables secretos de Afganistán del
Departamento de Estado recién publicados por WikiLeaks. Puesto que estos cables
los escribieron funcionarios gubernamentales de EE.UU. a otros funcionarios (y
reflejan su manera de ver las cosas, sus concepciones del mundo, quizás sus
riñas intestinas y otros factores), es importante no aceptarlos sin más, pues
revelan así como ocultan la verdad. Pero muchos de los cables filtrados acerca
de Karzai, que EE.UU. puso en el poder tras su invasión y ocupación de
Afganistán en 2001, pueden abrir una ventana a la realidad más grande de la
relación entre EE.UU. y el gobierno afgano y el rol de Karzai.
Con eso en mente, analicemos la cita anterior. Primero, parece que Karzai
cree que debe discutir “sus elecciones” para varios ministros con el embajador
estadounidense (y otros cables describen tales discusiones). Luego, para
justificar su elección, argumenta que la secretaria de Estado Hillary Clinton ya
la aprobó.
En respuesta, el embajador estadounidense Eikenberry le dijo a Karzai en
esencia que o se equivoca o miente porque “la secretaria Clinton no aprobó a
Khan”. Luego, Eikenberry amenaza a Karzai en líneas generales, diciéndole que es
posible que EE.UU. recorte los fondos porque no invertirá dinero “en ministerios
sin una dirección competente” y porque el Congreso estadounidense estaba
preocupado por los gastos de EE.UU. en Afganistán.
Nos dicen que la relación EE.UU.-Afganistán es una “sociedad” entre dos
países soberanos e independientes que trabajan juntos para promover sus
“intereses compartidos”. Después de que WikiLeaks publicó los cables del
Departamento de Estado, Eikenberry declaró: “Estados Unidos se compromete
absolutamente a construir y fortalecer una sociedad de largo plazo con el pueblo
afgani y el gobierno afgano. Nuestras metas compartidas no cambian debido a la
divulgación de supuestas notas diplomáticas del pasado”2.
Pero los cables que WikiLeaks publicó cuentan una historia distinta. Algunos
cables describen la manera en que Eikenberry microgestionaba lo que debería
hacer cualquier candidato que ganara las elecciones presidenciales de Afganistán
del 20 de agosto de 2009, en que Karzai competía con Abdullah Abdullah. El 31 de
agosto de 2009, Eikenberry se reunió con el ministro del Exterior sueco Carl
Bildt. Todavía no se habían determinado los resultados de estas elecciones. Sin
embargo, Eikenberry pormenorizó diversas propuestas para el ganador en cuanto a
los ministros que debería nombrar, los planes que debería anunciar, hasta el
discurso de toma de posesión que debería dar. Eikenberry advirtió: “[A]mbos
candidatos principales deberían entender que estamos siguiendo su conducta muy
de cerca en este período intermedio antes de la certificación de la votación y
que su conducta afectará su relación con la comunidad internacional… Segundo, el
siguiente presidente debería entender que le vamos a hacer un escrutinio muy
pormenorizado de los nombramientos ministeriales en cuanto a su competencia y
dedicación al buen gobierno”3.
Como un experimento de reflexión, imagínese que el embajador de Afganistán en
EE.UU (o cualquier otro funcionario de otro país) exigiera un papel en el
nombramiento de los miembros del gabinete del presidente de Estados Unidos.
Imagínese que ese funcionario le dijera al presidente de Estados Unidos que su
país estaba siguiendo muy de cerca las acciones de los miembros del gabinete que
el presidente escogió, dando a entender que si esos nombramientos no fueran del
agrado del país extranjero, eso perjudicaría la relación de EE.UU. con “la
comunidad internacional”. Por fin, imagínese que otro país le dijera a Obama que
iba a seguir “haciendo un escrutinio muy pormenorizado de sus nombramientos
ministeriales en cuanto a su competencia y dedicación al buen gobierno”.
¿Quién está al mando del ejército
afgano?
El poder de cualquier estado se basa en el control del poder militar y
policial. En varios cables filtrados por WikiLeaks, se ve que EE.UU. está al
mando de la creación de un ejército afgano y que ese ejército dependerá
totalmente de EE.UU. para la gran parte de sus fondos y armamento, si no todos.
El hecho de que Afganistán tiene que depender de EE.UU. para armas y fondos
militares le da a EE.UU. mucho control directo sobre el ejército afgano, lo que
incluye su manera de funcionar.
En la citada reunión del 14 de diciembre de 2009 entre Karzai, y el embajador
Eikenberry y otros funcionarios del gobierno estadounidense, el primero aceptó
una demanda clave de EE.UU.: asegurar que el ejército afgano consiga
“suficientes reclutas y entrenamiento para las fuerzas de seguridad”. Luego,
Karzai y su ministro de Defensa pidieron armamento más pesado y avanzado para el
ejército afgano4.
Es importante mencionar aquí que otros cables del Departamento de Estado así
como partes militares revelan los enormes niveles, que en gran parte no se han
reportado, de violencia y brutalidad desatada contra el pueblo de Afganistán y
que las fuerzas de EE.UU., la OTAN y Afganistán de rutina llevan a cabo ataques
asesinos contra el pueblo. Así que expandir el poderío del ejército afgano, que
EE.UU. considera que es crucial para su estrategia militar, quiere decir
expandir la violencia infligida sobre el pueblo de Afganistán. Ver “Redadas de Estados Unidos:
Terror de alta tecnología en Afganistán”, Revolución #221, 9 de
enero de 2011; “Made in
USA: La masacre de Gardez”, Revolución #197, 4 de abril de
2010.)
El cable sobre la reunión del 14 de diciembre también describe la manera en
que el almirante Mullen de EE.UU. rechazó los pedidos de Karzai y [el ministro
de Defensa] Wardak: “Estados Unidos seguiría equipando a las fuerzas afganas
para operaciones contrainsurgentes puesto que la defensa territorial no era una
prioridad actual, sobre todo en vista de la relación de EE.UU. con Afganistán
respecto a la defensa estratégica”. Cuando Wardak sostuvo que Afganistán
necesitaba armamento pesado para defenderse y para tal contrainsurgencia, Mullen
le dijo que “no se necesita armamento pesado en la actualidad”. En resumen,
EE.UU tomaba las decisiones sobre qué papel jugaría el ejército afgano y qué
armas recibiría, de acuerdo a la estrategia e intereses estadounidenses.
Existen otros ejemplos de la manera en que EE.UU. está literalmente tomando
las decisiones, respecto a las fuerzas armadas de Afganistán, que dejan en claro
quién está al mando. Los reportes militares publicados por Wikileaks en julio
del 2010 demuestran que “la Agencia Central de Inteligencia ha expandido sus
operaciones paramilitares dentro de Afganistán. Las unidades lanzan emboscadas,
ordenan ataques aéreos y realizan redadas nocturnas. Desde 2001 hasta 2008, la
CIA pagó el presupuesto del organismo de espionaje de Afganistán y lo dirigió
como una filial virtual”5.
Un cable informa sobre una reunión entre Eikenberry y el candidato
presidencial perdedor Abdullah Abdullah, durante la cual éste declaró que Karzai
“preguntó a su ministro de Defensa: ‘Su Ejército Nacional Afgano (ANA) puede con
la situación sin los estadounidenses, ¿no?’, pero la respuesta fue: ‘Nosotros
recibimos 400.000 litros de petróleo al día de ellos; sin ellos, nuestras
operaciones terminarían en dos días’”6.
Después de una redada nocturna del 6 de febrero del 2009 en la provincia de
Zabul, un cable del Departamento de Estado del 12 de febrero reporta que los
funcionarios afganos y los ancianos “cuestionaron la legalidad de las
operaciones bajo la constitución afgana” y agregaron: “Nota: el Articulo 38 de
la constitución estipula, ‘Nadie, ni siquiera el estado, tiene el derecho entrar
a la residencia de una persona o allanarla sin el permiso del propietario o sin
una orden de una corte autorizada, excepto en situaciones y con métodos trazados
por la ley’”7.
Este es un ejemplo de la manera en que lo que EE.UU decide que sea necesario
anula la constitución afgana. Y existen numerosos ejemplos adicionales, muchos
revelados en estos cables, de la manera en que EE.UU. viola regularmente este
Artículo de la constitución de Afganistán.
¿A quién y a qué objetivos sirve
Karzai?
Los motivos de la presencia de Estados Unidos en Afganistán dictan y definen
la naturaleza de las relaciones entre EE.UU. y Afganistán y la necesidad de
disimular la verdadera naturaleza de esta relación.
La invasión de EE.UU. a Afganistán no fue lanzada en 2001 para liberar al
pueblo del país, sino para fortalecer el control imperial de EE.UU. sobre las
regiones estratégicamente cruciales del Medio Oriente y Asia Central. En
Afganistán, esto incluye atacar a Al Qaeda y derrocar al régimen del Talibán (a
fin de debilitar los movimientos islámicos de la región) e instaurar un régimen
afgano que se acomodara a los objetivos de EE.UU., uno de los cuales era
aumentar su presencia militar permanente en el corazón de Asia Central. Esos
siguen siendo los objetivos base de EE.UU.
Sin embargo, los gobernantes de EE.UU. entienden que no pueden alcanzar esos
objetivos sin un gobierno afgano subordinado, pero funcional, con cierto grado
de legitimidad y credibilidad entre la población. Así que EE.UU. y sus aliados
han ido a grandes extremos para orquestar la formación provisional de lo que se
presenta como un régimen independiente.
Bien, ¿qué clase de “sociedad” tiene EE.UU. y el régimen de Karzai? Una
“sociedad” en la que EE.UU. dicta quién está en el gobierno afgano y quién no,
lo que hace y lo que no hace. Una “sociedad” para continuar la brutal ocupación
y guerra de EE.UU. en Afganistán.
El gobierno títere del que Karzai es presidente no duraría un día sin el
respaldo económico, político y militar de EE.UU. Karzai no está en el poder
porque tenga algún mandato del pueblo afgano. Está en el poder porque EE.UU. lo
puso ahí. Karzai y su gobierno siguen sirviendo a los objetivos estratégicos más
grandes del imperialismo de EE.UU., que tienen que ver sobre todo con la
expansión y conservación del imperio. Y lo que eso significa para las masas de
Afganistán es el horror de Estados Unidos de bombas desde el cielo, masacres, la
imposición continua de las tradiciones feudales reaccionarias, redadas
nocturnas, rastrillajes y tortura extrema.
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