En la era de Obama:
El colapso de “El Movimiento”; la resistencia y el movimiento revolucionario
que necesitamos
Andy Zee
Este artículo estimulante, el cual alentamos a todos nuestros lectores a
estudiar, pensarlo bien, pasar a otros y discutir, salió primero en el sitio web
del periódico Revolución.
Parte I. Introducción
El gravísimo, vergonzoso y peligroso estado de la situación actual impregna
los movimientos de oposición en los Estados Unidos. Su visión y política han
colapsado en pasivo consentimiento y aun en una franca complicidad criminal con
las políticas y acciones de la clase dominante y al hacerlo, promueven la
ilusión letal de que la elección de Barack Obama está trayendo cambios
progresistas.
Estos son disparates, se puede conocer y se debe cambiar la situación.
Algo de la realidad básica de los primeros 80 días de Obama:
- Obama ha escalado la guerra ilegal en Afganistán con 21.000 tropas
adicionales.
- Obama ha expandido la guerra en partes de Pakistán usando tropas y aviones
no tripulados.
- Obama ha aplazado la fecha para retirar las tropas de Irak hasta el 2010, e
incluso esa fecha puede ser extendida por el Pentágono.
- Obama dijo que planea dejar de 35 a 50 mil tropas y más de 50 a 100 mil
mercenarios en Irak después de eso, lo que continuaría efectivamente la
ocupación ilegal.
- Obama dijo que cerraría Guantánamo en un año pero no obstante a la fuerza
aún están obligando a los presos a alimentarse insertándoles tubos por la
garganta.
- Obama aprobó $60 millones de dólares para duplicar el tamaño de la prisión
Bagram en Afganistán.
- El Departamento de Justicia de Obama defiende la política ilegal de Bush de
intervención telefónica sin autorización del tribunal y aplica poderes más
amplios de inmunidad en la rama ejecutiva que el régimen de Bush.
Y eso no es todo y no se ha hecho todo eso sin un impacto en la vida. Hay más
de un millón de muertos en Irak, 4 millones de refugiados, civiles masacrados
todos los días en Afganistán y Pakistán. Y en los Estados Unidos las protestas
de masas y la resistencia popular y los planteamientos de la población de
condena están a un nivel terriblemente bajo. Un movimiento anti-guerra no solo
se ha desmovilizado sino se entregó a la empresa de guerra criminal de hacer que
Obama esté a la altura de sus propias promesas, sobre las cuales Obama
siempre ha tenido mucha claridad: nada menos que rescatar a los Estados Unidos
de sus crisis multifacéticas.
En un acto que concentra la traición de este colapso, United for Peace &
Justice (UFPJ, “Unidos por la paz y la justicia”), la más grande coalición
anti-guerra, en su reunión nacional en diciembre del 2008 votó para
oponerse a la organización de protestas con motivo del sexto
aniversario de la guerra en Irak el 19 y 21 de marzo de 2009. En oposición a
organizar una determinada lucha para poner fin a las guerras y ocupaciones de
Irak y Afganistán y en lugar de llamar al pueblo para tomar partido con el
pueblo del mundo en las calles, decidieron: “movilizar a una nueva base de gente
que se han inspirado por Obama” en una campaña de 4 meses en conmemoración de
Martin Luther King titulada: “Más allá de la guerra, una nueva economía es
posible: ¡Sí se puede!”
Los resultados prácticos: primero, las protestas que otros celebraron para
coincidir con el aniversario de la guerra de Irak el 19 y 21 de marzo no fueron
tan grandes como se requerían, lo que importó. Entonces el sábado 4 de abril,
UFPJ encabezó una opaca caminata rutinaria por el desértico distrito financiero
de la Ciudad de Nueva York con un par de miles de gentes lo que revela su
capacidad de chuparle la energía a la vida y espíritu de un movimiento, lo que
es atroz, pero no es el quid del asunto.
¡“No podemos” hacer que el imperialismo funcione!
Su lema, “Más allá de la guerra, una nueva economía es posible: ¡Así se
puede!”, viene acompañado de análisis falsos, absurda decepción letal y un
peligroso camino de complicidad, llevando a la gente a atar sus esperanzas y su
lucha al comandante en jefe de Estados Unidos, Barack Obama. Es difícil de
comprender qué parte, la mentira o el chovinismo, del lema sea más putrefacto.
Ni hablar de valorar la vida del pueblo de otros países tanto como el pueblo
nacido aquí, olvídese que los crímenes de guerra se cometen en su nombre; no,
enfocar el movimiento en los propios intereses de los estadounidenses. Lejos de
llevar a un mundo “más allá de la guerra” y lo que se supone que haga una “nueva
economía” para componer la crisis capitalista, este lema con la repetición del
“Así se puede” del mantra de Obama, lleva directamente a alistar a la gente al
servicio de todo lo que Obama, como comandante en jefe y ejecutivo en jefe del
imperialismo de los Estados Unidos, esté haciendo de hecho en el mundo. De
hecho, el reclutamiento militar está de nuevo en ascenso, incluso entre la
juventud negra.
Por toda la plática y denuncias al “imperio” en el movimiento, hay una
extendida creencia y promoción de un análisis erróneo de que el imperialismo es
realmente una política y no un sistema económico mundial. La dominación
sanguinaria del mundo entero es una parte integral de lo que es Estados Unidos y
no es algo secundario. No existe una “promesa” de Estados Unidos para el resto
del mundo que sea diferente a los golpes de estado, invasiones, guerras de
sustitutos y ocupaciones. Y Obama, pese a su retórica y del pensamiento
bienintencionado de la llamada “izquierda”, precisamente está continuando estas
tácticas. En efecto, el New York Times observó que “pese a todas las
palabras cambiantes, Obama hasta ahora ha dejado intacto el grueso de la
arquitectura de seguridad nacional del señor Bush”; y considerando las guerras
en Irak y Afganistán, este diario anotó que Gordon Johndroe, asesor de seguridad
nacional de Bush, “detectó grandes coincidencias en la política de los dos
presidentes”1 .
Esto no es arbitrario. El “imperio” no empezó con Bush. La doctrina de Bush
fue una concentración extrema de las necesidades y del funcionamiento del
imperialismo de Estados Unidos, pero no era una aberración. Obama no simplemente
está traicionando o renegando en sus promesas de campaña. De hecho, lo que está
haciendo es lo que dijo que le diría a aquellos que no proyectaran sus deseos
hacia los de él, pero aun si quisiera hacer otra cosa, no lo podría hacer. El
imperialismo yanqui es un sistema. Los Estados Unidos es un imperio
capitalista imperialista. Raymond Lotta escribió: “este opera según los
imperativos de la expansión económica, las presiones de la competencia y el afán
de potencias mundiales rivales de obtener una posición estratégica superior
sobre regiones, mercados y recursos. Es un imperio que depende del poderío
militar”.
Cuando Obama volvió a tomar en su discurso inaugural “los ideales fundadores
de Estados Unidos que aún brillan en el mundo” para amenazar, como lo hace en
las palabras engañosas que suenan a sacarina, que Estados Unidos debe jugar su
rol en ser el preludio de una nueva era de paz”2 , la
historia criminal de los Estados Unidos salta a la mente incluyendo las huellas
de los “tratados de paz” rotos con los indígenas norteamericanos. Una amarga
ironía, de hecho un tema crucial de la elección de Obama y en realidad su “mayor
atractivo” para la clase dominante, era invocar la elección de un hombre negro a
presidente como evidencia de la perfectibilidad de Estados Unidos, muy a pesar
de su historia. Y era en esto que la gente debía encontrar esperanza, aun cuando
o sobre todo aunque su incuestionable creencia en el capitalismo y la bondad de
Estados Unidos empezaba a sacudirse por la profundización de la crisis económica
y las espinosas guerras del Medio Oriente.
Tomando ventaja de la ignorancia y reforzándola
Ciertamente hay muchos jóvenes que han crecido en la ignorancia inculcada de
Estados Unidos, para quienes su verdadera historia de genocidio y guerras
sangrientas de conquista no es conocida. Pero esta es una historia que sin duda
conocen los líderes de UFPJ y la bandada de periodistas progresistas que han
sido muy serviles en la promoción de Obama. Desde el genocidio de los indígenas
norteamericanos a la indescriptible brutalidad de una esclavitud asesina, al
robo de gran parte de México y las guerras, invasiones, golpes de estado
declarados o encubiertos que cubren mas de 110 años y que abarcan cada
continente, desde las Filipinas, a Puerto Rico, al Congo, al bombazo nuclear de
la población civil de Hiroshima y Nagasaki, a Vietnam, la República Dominicana y
a la mayoría de los países del Medio Oriente y el sur de Asía de un momento u
otro, saquean los recursos y el pueblo en la cacería por incrementar ganancias.
Cuando se repiten y se generalizan tanto las atrocidades, y que estas ni
tienen rival a escala mundial, ¿no existe algo en la raíz, en los
cimientos, que impulsa adelante esa locura?
Este no es solo el pasado de Estados Unidos, esta es la realidad que viven
hoy civiles de la región SWAT de Pakistán donde los aviones no tripulados
norteamericanos crean una carnicería humana con sus misiles, las 750 mil viudas
en Irak, el re-imposición de la ley islámica (sharia) en la Afganistán ocupada
por Estados Unidos, por mucho que esto sea escondido, los cientos de millones de
personas alrededor del mundo a que hace poco la intensificación de la crisis del
capitalismo estadounidense ha orillado a la hambruna. Esta es también la
realidad vivida aquí en los Estados Unidos por los inmigrantes cazados como
criminales en la frontera de México y Estados Unidos (donde el gobierno de Obama
ha propuesto tanto tomar nuevas medidas como continuar los planes del gobierno
de Bush incluyendo patrullas fronterizas, equipo de tecnología de punta y
brigadas caninas), por la juventud latina y negra continuamente baleada por la
policía y encarcelada en números sin precedentes en la historia mundial, por las
decenas de millones sin cuidado medico, vivienda o trabajo.
Estas no son anomalías, no son “cosas malas que le pasan a un país bueno”.
No, lo que Estados Unidos hace alrededor del mundo no son errores o excesos de
una mala política que contradice la promesa de los ideales norteamericanos. Esta
es la realidad norteamericana. Estos no son fundamentales efectos de la
corrupción de los adinerados o de la hipocresía de los políticos. Este es el
funcionamiento normal del capitalismo-imperialismo mientras que este pretende y
solamente puede pretender explotar vilmente al pueblo a una escala global cada
vez más extensa y en expansión. El gobierno, el presidente, el ejército
existen para reforzar todo eso. No es posible hacer que hagan otra cosa.
Es así como luce la Democracia. Un movimiento en Colapso total luce
así: trafica con ilusiones y canaliza a un movimiento a apoyar el horror de
todos los días que significa todo esto para la humanidad.
El mito venenoso de la “perfectibilidad” de Estados
Unidos
Desafortunadamente, el colapso de la oposición no ha estado restringido al
UFPJ y coaliciones del movimiento y organizaciones. Periodistas, intelectuales y
artistas progresistas incluyendo muchísimos que tuvieron un papel en
desenmascarar y denunciar los crímenes de Bush y Cheney están hoy a la deriva en
una ola de euforia por Obama. En vez de hablar como voces de conciencia y
principio, confrontando la realidad de la continuación de la dirección básica de
la guerra contra el terror, desenmascarando su nueva imagen y llamando a que la
gente actúe, en cambio permanecen cautivados por la demagogia de Obama,
precisamente porque nunca han abandonado el mito de la perfectibilidad de los
EE.UU.
Hay una coherencia que recorre y guía todo lo que ha pasado por un movimiento
“progresista” y más aún “radical”en los EE.UU. Es una tesis que se resume
en:
La elección de Obama representa un movimiento progresista real y
abre la oportunidad de presionar por más. Obama tiene su rol, y nosotros tenemos
el nuestro. La gente necesita presionar y/o trabajar con Obama desde abajo para
que él pueda traer cambio.
Y así va el argumento, ahora es el tiempo de construir este movimiento de
presión de la gente porque —proveniente de varios espectros de análisis y
creencias en Obama y de lo que puedan o no puedan ser sus perspectivas e
intenciones personales— ahora hay un alineamiento favorable en Washington (es
decir, los demócratas controlan el congreso) y esto se junta con un surgimiento
de energía política y optimismo entre las personas negras y los jóvenes. Están
aquellos que favorecen lo de entrar en acción, de colaborar con Obama o dentro
de su administración y están aquellos que argumentan que el movimiento debería
organizarse para ser un bloque de presión sobre una administración amable. Y
supuestamente todo esto hará posible que el presidente Obama traiga un cambio
progresivo, incluso una nueva era de Estados Unidos progresista — si
nosotros ponemos de nuestra parte.
Al servicio de esta premisa, invocan incesantemente el fantasma de los años
1930 y de Franklin Delano Roosevelt para hacer aparecer un movimiento de masas.
Para esos enamorados de la posibilidad de trabajar con Obama o dentro de su
gobierno, argumentan que esto es necesario para que él pueda tener el apoyo para
hacer las cosas progresistas que él quiere hacer. Así que está el fenómeno de
grupos como el grupo de organización de masas del internet Move-On.org al cual
mucha gente se le juntó para oponerse al régimen de Bush, enfocándose en lograr
que los demócratas conservadores en el congreso votaran con Obama.
Otros no tan enamorados de trabajar con el gobierno, pero encantados por las
masas que han sido traídos a la vida política por la clase dominante a
través de la campaña de Obama, a pesar de que comparten la misma suposición
mortal que aquellos que quieren trabajar con el gobierno, argumentan que a
través de la presión de las masas se puede hacer que el gobierno traiga
progreso. Un lema típico para esta perspectiva es la ilusión necia de “poner los
pies de él sobre el fuego”.
Al carajo el Nuevo Trato
Retomando los años 1930, todos ellos miran con cariño al Nuevo Trato. ¿Qué
chingados fue tan bueno de un “trato” para rescatar al capitalismo? Los frutos
reales del Nuevo Trato fueron lo que Henry Luce, editor de la revista
Time llamó en 1950, “El siglo norteamericano”, lo que significó nada
menos que una guerra contrainsurgente y golpe de estado después de otra mientras
los EE.UU. buscaba imponer brutalmente su dominación neo-colonial sobre la vida
de la gente esparcida a lo largo del planeta.
Los años 1930 fueron un período de profunda crisis del sistema, de amenazas
de guerra y colapso económico, un tiempo cuando muchos en los EE.UU. y a través
del mundo miraban a la entonces Unión Soviética socialista como una alternativa
revolucionaria. En una historia compleja, la cual discutiremos más en un
artículo futuro de esta serie, un movimiento de masas abandonó la posibilidad de
forjar un futuro revolucionario diferente, a cambio de comprar paz social
mediante la obtención de algunas reformas en la forma de un nuevo contrato
social, para un sector de la gente.
Aunado al coro de voces progresistas que claman por alguna variante de un
Nuevo Trato está el punto de vista de que eso, después de todo, es lo único que
sea realista. Tom Hayden: “Tengo la sensación de que estamos moviéndonos muy
rápidamente hacia un infierno económico como para que una ideología socialista
nos alcance”, antes de que proceda a propugnar una lucha de masas para demandar
más regulación financiera.
Esclavos en la casa del amo
En nombre de la madurez política, los “izquierdistas” del movimiento de hoy
trafican con la inmadurez de la mayoría de la gente que cree que el estado
imperialista puede ser un vehículo para los intereses de los que están oprimidos
por este estado. En la medida que los EE.UU. siquiera les ha dado reformas,
incluyendo el Nuevo Trato, estas han sido dadas 1) basadas en la dominación de
otros países y la extracción de superganancias de esos países; 2) usadas para
dividir a la gente en grupos de interés en contienda dentro de un marco
capitalista, quienes así en general pelean entre sí por las migajas; y 3)
aprovechadas con el propósito de enganchar más profundamente a las personas a
una sensación de que participan de lleno en este sistema, creando lo que Malcolm
X ridiculizó tan acertadamente en 1963 como la mentalidad del esclavo de la casa
del amo quien “pelearía más duramente que el amo para apagar el incendio”3 .
Esto ha sido claramente revelado mientras que Obama escala la guerra en
Afganistán, y para mantener alguna credibilidad, si no principios, algunos han
hecho algunas críticas, las cuales han sido expresadas en el marco de intentar
disuadir a Obama argumentando que sus políticas podrían ser desastrosas para los
intereses de los EE.UU. y socavar su presidencia. En un articulo reciente,
“Wrong on Afghanistan”, Bill Fletcher, el director del Black
Commentator y uno de los fundadores de UFPJ, le aconseja a Obama que esta
es una política que podría a) crear problemas más grandes en la región; b)
quitarles “fondos que se necesita con mucha urgencia a los proyectos en el
frente interno en los EE.UU.” y “no dejar seguridad de una victoria”.
¿“Victoria”? ¿Para quién? Maldita sea, ahora tenemos a un movimiento que le
aconseja al comandante en jefe acerca de la manera de obtener una victoria para
el imperialismo. Malcolm X decía que se podía distinguir a un esclavo de la casa
del amo porque “cuando el amo dice ‘nosotros’, el esclavo dice ‘nosotros’”4 .
Aquellos que están al centro de este colapso se opusieron a los esfuerzos
concretos de sacar al régimen de Bush y de repudiar todo su programa a través de
la acción política independiente de masas y al contrario trabajaron para
convertir los movimientos de oposición en grupos de presión, y conducirlos a los
brazos del Partido Demócrata, durante los primeros años de esta década. Lo que
es doloroso ahora es que algunos que tenían mejor criterio y hacían cosas
mejores de entre los periodistas, intelectuales y activistas radicales y
progresistas ahora se encuentran a sí mismos cantando la misma canción esencial
que estos oportunistas recalcitrantes. La verdad es que no habrá ningún
movimiento anti-bélico que valga ese nombre ni ningún movimiento contra
cualquier cosa que sea de consecuencia5 , si no
se está luchando en lo fundamental en oposición y fuera del marco del sistema
que está a la raíz de las guerras y otras formas de opresión y que las lleva a
cabo, contra las que la gente quiere y necesita pelear.
Nadie debería aceptar el mundo como es. Mucho menos aquí en los EE.UU., la
principal fuente y perpetrador de guerras, explotación y opresión.
La complicidad en esta situación actual es intolerable. No hay otra forma de
llevar una vida que no esté manchada con lo que el imperialismo norteamericano
es y hace. Se debe oponerle resistencia. Con esta introducción de una serie de
artículos hemos empezado el proceso de barrer la podredumbre que ha causado el
colapso de los movimientos de resistencia. Nosotros podemos y debemos volver a
forjar un movimiento que actúe con valor y conciencia, un movimiento que se
atreva a luchar.
Y aunque no es posible hacer que el estado norteamericano que hace cumplir el
capitalismo-imperialismo sirva a los intereses de la gente, un futuro mucho
mejor podría lograrse haciendo la revolución para erradicar todas las relaciones
por las cuales prosperan el imperialismo y todos los sistemas — y una
resistencia implacable de masas es una parte clave de forjar una gente y
movimiento revolucionarios.
Notas
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