Mis últimas palabras para George W. Bush
y Dick Cheney
Tomas Young
CounterPunch
17 de noviembre de 2014
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens.
Tomas Young: 30 de noviembre de 1979 – 10 de noviembre de 2014
Nota del editor: Ayer llegó la noticia de que Tomas Young, un veterano de
la guerra de Irak convertido en activista contra la guerra, había muerto en
Seattle a la edad de 34 años. Tomas se alistó en el Ejército de EE.UU. solo dos
días después de los ataques del 11-S. Después de su entrenamiento en Fort Hood
Texas, fue enviado a Irak y quedó paralítico después de recibir un balazo a
través de la columna vertebral solo cinco días después de empezar su primer
período en el país. Numerosos lectores recordarán a Tomas por el excelente
documental de Phil Donahue, Body of War sobre sus luchas después de su retorno
de Irak. A continuación publicamos una carta que Tomas escribió a George W.
Bush y Dick en junio de 2013. Descansa en paz Tomas Young. Prometemos continuar
tu lucha.
Joshua Frank
Escribo esta carta en el décimo aniversario de la Guerra de Irak en nombre
de mis compañeros, los veteranos de la Guerra de Irak. Escribo esta carta en
nombre de los 4.488 soldados y marines que murieron en Irak. Escribo esta
carta en nombre de los cientos de miles de veteranos que han resultado heridos
y en nombre de aquellos cuyas heridas, físicas y psicológicas, han destruido
sus vidas. Soy uno de los gravemente heridos. Quedé paralítico en una emboscada
insurgente en 2004 en Sadr City. Mi vida se termina. Vivo bajo atención para
enfermos terminales.
Escribo esta carta en nombre de los maridos y esposas que han perdido a sus
cónyuges, en nombre de los niños que han perdido a un padre, en nombre de los
padres y las madres que han perdido a sus hijos e hijas, y en nombre de los que
atienden a los muchos miles de veteranos que sufren de lesiones cerebrales.
Escribo esta carta en nombre de los veteranos cuyos traumas y auto-revulsión
por lo que han testimoniado, sufrido y cometido en Irak los han llevado al
suicidio y en nombre de los soldados y marines en servicio activo que cometen un
suicidio al día de media. Escribo esta carta en nombre del millón de muertos
iraquíes y en nombre de los innumerables iraquíes heridos. Escribo esta carta
en nombre de todos nosotros, los residuos humanos que vuestra guerra ha
causado, aquellos que pasan sus vidas en interminable dolor y sufrimiento.
Escribo esta carta, mi última carta, a ustedes, señor Bush y señor Cheney.
No escribo porque piense que comprendéis las terribles consecuencias humanas y
morales de vuestras mentiras, manipulación y ansias de riqueza y poder. Escribo
esta carta porque, antes de mi propia muerte, quiero dejar claro que yo, y
cientos de miles de otros veteranos, junto a millones de mis conciudadanos,
junto a cientos de millones más en Irak y en Medio Oriente, sabemos
perfectamente quienes sois y lo que habéis hecho. Podréis evadir la justicia pero
en nuestra opinión cada uno de vosotros es culpable de atroces crímenes de
guerra, de saqueo y, en última instancia, de asesinato, incluido el asesinato
de miles de jóvenes estadounidenses, mis compañeros veteranos, cuyo futuro
robasteis.
Vuestras posiciones de autoridad, vuestros millones de dólares de riqueza
personal, vuestros asesores de relaciones públicas, vuestros privilegios y
vuestro poder no pueden ocultar la vacuidad de vuestro carácter. Nos enviasteis
a combatir y a morir en Irak después que usted, señor Cheney, hubiera evitado
el reclutamiento en Vietnam, y usted, señor Bush, hubiera desertado de su
unidad de la Guardia Nacional. Vuestra cobardía y egoísmo se establecieron hace
décadas. No estuvisteis dispuestos a arriesgar vuestras vidas por nuestra
nación pero enviasteis a cientos de miles de hombres y mujeres jóvenes para que
fueran sacrificados en una guerra insensata sin pensarlo más de lo que cuesta
disponer de la basura.
Me alisté en el Ejército dos días después de los ataques del 11-S. Me
alisté en el Ejército porque nuestro país había sido atacado. Quería devolver
el golpe a los que habían matado a unos 3.000 conciudadanos. No me alisté en el
Ejército para ir a Irak, un país que no tuvo ninguna participación en los
ataques de septiembre de 2001 y que no planteaba una amenaza para sus vecinos,
mucho menos para EE.UU. No me alisté para “liberar” iraquíes o para cerrar
míticas instalaciones de armas de destrucción masiva o para implantar lo que
llamáis cínicamente “democracia” en Bagdad y Medio Oriente. No me alisté en el
Ejército para reconstruir Irak, lo cual en aquel entonces nos dijisteis que se
podía pagar con los ingresos del petróleo de Irak. En vez de ello esta guerra
ha costado a EE.UU. más de 3 billones (millones de millones) de dólares. En
especial, no me alisté en el Ejército para realizar una guerra preventiva. La
guerra preventiva es ilegal según el derecho internacional. Y como soldado en
Irak yo estaba, lo sé ahora, apoyando vuestra idiotez y vuestros crímenes. La
Guerra de Irak es el mayor error estratégico en la historia de EE.UU. Destruyó
el equilibrio del poder en Medio Oriente. Instaló un gobierno proiraní corrupto
y brutal en Bagdad, uno cuyo poder se basa en el uso de la tortura, de
escuadrones de la muerte y del terrorismo. Y ha convertido a Irán en la fuerza
dominante en la región. Irak fue un fracaso en todos los sentidos, moral,
estratégico, militar y económico. Y fuisteis vosotros, señor Bush y señor
Cheney, los que comenzasteis esa guerra. Sois los que deberíais pagar las
consecuencias.
No estaría escribiendo esta carta si hubiera sido herido combatiendo en
Afganistán contra las fuerzas que realizaron los ataques del 11-S. Si hubiera
sido herido allí todavía me sentiría infeliz por mi deterioro físico e
inminente muerte, pero por lo menos tendría el consuelo de saber que mis
heridas fueron una consecuencia de mi propia decisión de defender el país que
amo. No tendría que yacer en mi cama, con el cuerpo repleto de analgésicos, con
mi vida que termina lentamente ni enfrentar el hecho de que cientos de miles de
seres humanos, incluidos niños, incluido yo mismo, fuimos sacrificados por
vosotros por poco más que la codicia de compañías petroleras, por vuestra
alianza con los jeques del petróleo en Arabia Saudí y vuestras visiones insanas
del imperio.
He sufrido, como muchos otros veteranos discapacitados, por la atención
inadecuada y frecuentemente inepta de la Administración de Veteranos. He
llegado a comprender, como muchos otros veteranos discapacitados, que nuestras
heridas mentales y físicas no os interesan, tal vez no le interesan a ningún
político. Fuimos utilizados. Fuimos traicionados. Y hemos sido abandonados.
Usted, señor Bush, alardea de ser cristiano. Pero, ¿acaso mentir no es un
pecado? ¿Acaso asesinar no es un pecado? ¿No son pecados robar y las ambiciones
egoístas? Yo no soy cristiano. Pero creo en el ideal cristiano. Creo que lo que
haces a tus hermanos te lo haces finalmente a ti mismo, a tu propia alma.
Se acerca el día de mi juicio final. El vuestro también llegará. Espero que
seáis juzgados. Pero sobre todo espero, por vuestro bien, que encontréis el
valor moral de hacer frente a lo que me habéis hecho y a lo que habéis hecho a
muchos, a muchas otras personas que merecían vivir. Espero que antes de que llegue
vuestra hora, como está llegando la mía, encontréis la fuerza de carácter para
hacer frente al público estadounidense y al mundo, y en particular al pueblo
iraquí, y pedir perdón.
Fuente: http://www.counterpunch.org/2014/11/12/my-last-words-to-george-w-bush-and-dick-cheney/
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|