Los olvidados prisioneros de
Guantánamo
Andy Worthington Uruknet.info 11 de marzo de 2013
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo
Fernández
“Escribí el siguiente artículo para la página en Internet de “Close Guantánamo”, que abrí en enero de 2012 con el abogado
estadounidense Tom Wilner. Por favor, únanse a nosotros, tan sólo se necesita
enviar un email para que se les incluya entre los que se oponen a la actual
existencia de Guantánamo y se les envíen actualizaciones de nuestras
actividades”.
En “Close Guantánamo”, lanzamos recientemente un llamamiento al Presidente Obama en su segundo mandato en el
poder, pidiéndole que hiciera tres cosas para honrar la promesa que hizo de
cerrar Guantánamo cuando asumió su puesto hace cuatro años y que, como es obvio,
no ha cumplido.
Esas tres peticiones –relativas a 86 prisioneros del total de 166, que han
sido absueltos y a los que sin embargo se sigue reteniendo- fueron las
siguientes:
- Levantar la prohibición, impuesta en enero de 2010, de liberar de Guantánamo
a cualquiera de los 56 yemeníes absueltos.
- Designar a una nueva persona específicamente encargada de cerrar Guantánamo
y de encontrar un nuevo destino para los prisioneros absueltos que necesiten
ayuda.
- Llevar la lucha al Congreso y dejar de tratar a los prisioneros absueltos
como peleles en un cínico juego de maniobras políticas, allanando el camino para
que todos los 86 prisioneros absueltos sean repatriados o realojados en otros
países en condiciones de seguridad.
Estas siguen siendo demandas enormemente importantes, esenciales si EEUU está
dispuesto a recuperar algo de la credibilidad perdida, como nación fundada sobre
el imperio de la ley, en la “guerra contra el terror” declarada por la
administración Bush.
Sin embargo, estamos además profundamente preocupados respecto a las
circunstancias por las que se retiene a los otros 46 prisioneros. En 2010,
cuando el Grupo Operativo Interdepartamental para la Supervisión de Guantánamo,
nombrado por el Presidente Obama en 2009, entregó su informe final, las autoridades y juristas
implicados recomendaron en aquel momento que se retuviera de forma indefinida,
sin acusación ni juicio, a 48 de los prisioneros sobre la base de que eran
demasiado peligrosos para dejarles libres, aunque las autoridades concedieron
que no había pruebas suficientes para procesarles. Desde entonces, dos de esos
hombres han muerto, lo que da un total de 46.
No sólo el Presidente Obama aceptó esas recomendaciones sino que, en marzo de
2011, emitió una orden ejecutiva autorizando la detención indefinida de esos
hombres. El Presidente trató de dejar claro que esta política de detención
indefinida se aplicaba sólo a esos 48 hombres, pero sentó un peligroso
precedente al formalizar la detención indefinida –aunque supuestamente limitada
a ese ámbito- como política oficial de la administración Obama.
También proporcionó una sólida base para la legislación, aprovechada por los
congresistas en 2011 –y de nuevo en 2012-, en el Acta de Autorización de la
Defensa Nacional (NDDA, por sus siglas en inglés), autorizando la detención
militar forzosa, sin acusación ni juicio, de quien pudiera considerarse como
sospechoso de terrorismo vinculado con Al-Qaida y/o los talibanes. Sin el
peligroso e injusto precedente sentado en Guantánamo, como he señalado repetidamente, no habría habido base para las
intolerables propuestas de detención indefinida presentadas por los legisladores
el pasado año y el anterior.
Además, la misma noción de que hay personas que son demasiado peligrosas como
para que se las pueda liberar, a pesar de que no existen pruebas suficientes
para procesarlas, socava profundamente la base entera de la detención en países
que se definen ellos mismos como civilizados, en los que el mandato del habeas
corpus (introducido por vez primera en Inglaterra en 1215), garantiza que nadie
pueda ser detenido arbitrariamente, es decir, que toda persona tiene derecho a
que el caso en su contra se escuche en un tribunal.
La única excepción a lo anterior es retener a personas en tiempo de guerra
como prisioneros de guerra, lo que puede hacerse hasta el fin de las
hostilidades, pero esta es una opción que se eliminó con la administración Bush
y que el Presidente Obama no ha reinstaurado.
Volviendo a marzo de 2011, cuando el Presidente emitió su orden ejecutiva
autorizando la detención indefinida de 48 de los restantes prisioneros de
Guantánamo, trató de aplacar las críticas prometiendo que haría revisiones
periódicas de los casos de esos hombres para determinar si era o no adecuado que
siguieran detenidos. Esto fue algo insultante, esas “revisiones periódicas”
habían sido el distintivo de la administración Bush, un proceso que el Tribunal
Supremo halló “inadecuado” y que implicaba la utilización de pruebas
clasificadas y prohibía que los prisioneros dispusieran de abogados.
Sin embargo, bajo el Presidente Bush, el proceso de revisión produjo al menos
la liberación de numerosos prisioneros, mientras que recientemente se ha puesto
de manifiesto que las revisiones prometidas por el Presidente Obama no se han
materializado.
En diciembre, el Wall Street Journal publicó un artículo de Julian E. Barnes y
Evan Perez, titulado “ Obama Pressed Over Gitmo Reviews” [Obama recibe presiones
respecto a las revisiones de Gitmo], que empezaba diciendo: “La administración
Obama no está atendiendo su promesa de reexaminar la amenaza planteada por
docenas de presos retenidos en la Bahía de Guantánamo, Cuba, provocando choques
con aliados políticos que se sienten indignados ante la inacción del Presidente
respecto al sistema estadounidense de detención de terroristas”.
La mención a los “aliados políticos” resultó ser una referencia al Comité
Internacional de la Cruz Roja (CICR), que, como el Wall Street Journal indicaba,
“tiene autoridad, en virtud de los Convenios de Ginebra, para supervisar el
trato dado a los prisioneros de guerra a fin de impedir los malos tratos y
torturas”, y que “ha planteado la cuestión de las desaparecidas revisiones a
altos funcionarios estadounidenses en recientes reuniones celebradas en EEUU y
en Ginebra. También ha reconocido públicamente su preocupación, una extraña
reprimenda por parte de una agencia que habitualmente trabaja bajo estricta
neutralidad y secreto”.
Según la descripción ofrecida por el Wall Street Journal , Pierre
Kraehenbuehl, director de operaciones de CICR, visitó Washington a mediados de
diciembre para reunirse con varias autoridades y “planteó el tema de las
revisiones, según personas a las que se informó de la visita”. El WSJ citaba
también que el CICR había insistido en el tema en recientes reuniones en Ginebra
con Daniel Fried, el enviado especial para el cierre de Guantánamo, quien
recientemente fue eximido de su puesto y trasladado a otra parte, una situación
sobre la que escribimos hace unas dos semanas, y que motivó un llamamiento al Presidente por
nuestra parte para que “designara una nueva persona que se ocupara
específicamente del cierre de Guantánamo y encontrara nuevos hogares para los
prisioneros absueltos que pudieran necesitar ayuda”.
El CICR “declinó hacer comentarios acerca de sus comunicaciones
confidenciales con gentes del Pentágono y otros funcionarios” pero reconoció que
había sacado el tema de las revisiones desde el comienzo de la administración
Obama”, como había indicado el WSJ. Simon Schorno, portavoz del CICR en
Washington, confirmó que el CICR “continúa planteando esta importante cuestión
como parte del diálogo confidencial que mantiene con las autoridades
estadounidenses, incluido el Departamento de Defensa”.
Los funcionar ios estadounidenses le dijeron al WSJ que “probablemente las
revisiones periódicas empezarían a primeros de año”. El teniente coronel Todd
Breasseale, portavoz del Pentágono, dijo: “Estamos intentando cumplir la orden
ejecutiva presidencial y anticipamos que iniciaremos pronto esas vistas”.
Fue indignante que un alto funcionario no identificado añadiera: “Es probable
que el hecho de retener durante mucho tiempo a los detenidos sin llevarlos a
juicio suponga un riesgo importante, y es probable que la amenaza que
representan no haya disminuido desde la revisión inicial de la administración,
así pues, el retraso en empezar con las revisiones no tiene mayor
importancia”.
Eso es especialmente ignominioso, porque indica la aceptación, dentro de la
administración, de una información que ante todo es poco fiable.
El 31 de diciembre, instamos a la administración a consultarnos
acerca de los 46 hombres oficialmente sometidos a detención indefinida,
subrayando que “en estos momentos se les retiene indefinidamente sin acusación o
juicio sobre la base de que son supuestamente peligrosos y, por tal razón, no
puede dejárseles libres, incluso aunque no hay siquiera pruebas suficientes como
para poder enjuiciarles”, y añadiendo: “Podemos confirmar que esto significa que
las supuestas pruebas no son tales sino que consisten ante todo en declaraciones
no fiables, hechas principalmente por otros prisioneros de la “guerra contra el
terror”, no sólo en Guantánamo, sino también en los ‘sitios negros’ de la
CIA”.
Añadimos: “Estamos dispuestos a reunirnos con funcionarios del gobierno para
discutir la base fundamentalmente no fiable de las supuestas pruebas contra la
mayoría de los prisioneros de Guantánamo, y estamos haciendo planes para dar
publicidad a nuestros hallazgos según vaya avanzando el año”.
Así están las cosas y confiamos en que haya alguna respuesta positiva.
A continuación, exponemos en su totalidad un editorial del Washington Post en el que aborda la cuestión que creemos
necesita de acción urgente y mente abierta por parte de los responsables de
adoptar decisiones importantes sobre esos hombres, quienes, a diferencia de lo
expresado por el funcionario sin identificar citado antes, como muchos otros, se
dejan influir demasiado fácilmente por una información que está profunda y
trágicamente contaminada por la tortura, la coacción y los abusos que han sido
parte fundamental en la “guerra contra el terror”.
“La inercia del Sr. Obama respecto a Guantánamo”
Editorial del Washington Post (22 de diciembre de 2012):
La administración Obama ha sido lamentablemente refrenada por el Congreso y
presionada para que se desentienda de la prisión militar en la Bahía de
Guantánamo, Cuba. Pero la reprimenda recibida hace poco del Comité Internacional
de la Cruz Roja fue algo ganado a pulso. A pesar de prometer el establecimiento
de un nuevo sistema de revisiones de los detenidos extranjeros aún retenidos en
las instalaciones, la administración no había iniciado ni un solo proceso. Eso
significa que hay ahora menos procesos debidos en Guantánamo que durante los
últimos años de la administración de George W. Bush.
La anterior administración, vilipendiada por utilizar Guantánamo para retener
a los sospechosos de terrorismo capturados en el extranjero, empezó finalmente a
celebrar revisiones anuales para determinar si los detenidos suponían aún una
amenaza. Después de llevar a cabo su propia revisión de los prisioneros, el
Presidente Obama, que llegó al poder prometiendo cerrar Guantánamo en el plazo
de un año, firmó una orden ejecutiva en marzo de 2011 que establecía una nueva
Junta Periódica de Revisión para supervisar los casos. Hay una necesidad urgente
de que se realicen ya esas revisiones: De los 166 prisioneros que todavía están
en Guantánamo, entre 40 y 60 no serán probablemente juzgados nunca por una
comisión militar. Aunque puede que algunos no sean nunca declarados no
amenazantes, hay otros que se merecen una revisión imparcial y minuciosa.
¿Por qué la Junta no ha empezado a trabajar después de la orden ejecutiva de
Obama? La principal razón parece ser la lentitud de la burocracia del Pentágono.
No sin cierta razón, los funcionarios temían tocar las cuestiones de Guantánamo:
viendo cómo el Congreso maltrató a Eric H. Holder, del Departamento de Justicia,
después de que propusiera que se celebraran en Nueva York juicios civiles con
algunos detenidos, o el despido del consejero de la Casa Blanca Greg Craig
después de que presionara para actuar con rapidez para trasladar a los
prisioneros de Guantánamo.
Los funcionarios del Pentágono dicen ahora que la Junta de Revisión empezará
a trabajar a principios del próximo año. Pero eso deja aún al Presidente Obama
con una considerable resaca de Guantánamo durante su segundo mandato. Aunque sea
necesario retener a algunos de los prisioneros, 86 de ellos permanecen en la
prisión a pesar de haber sido absueltos y de que están pendientes de traslado a
sus países de origen. La pasada semana, miembros del Congreso aprobaron la
redacción del acta de autorización anual de la defensa que continúa prohibiendo
que se traslade a los prisioneros a EEUU durante 2013 y mantiene duras
restricciones para su traslado a otras naciones.
Si el Sr. Obama tiene intenciones serias de cerrar Guantánamo, vetará el
proyecto de ley, como la administración ha amenazado que hará [ Nota: No se ha
producido tal cosa ]. Pero como hemos dicho antes, cerrar Guantánamo será un
acto en gran medida simbólico; más importante es aplicar justicia, o al menos el
proceso debido, a los prisioneros que siguen allí. La administración podría
empezar garantizando que trasladará a algunos de ellos, incluso con las
restricciones establecidas por el Congreso; podría negociar con gobiernos como
Túnez y Arabia Saudí acerca de crear las condiciones adecuadas para el retorno
de otros detenidos. El mayor problema es el regreso de un grupo de 56 yemeníes
absueltos, pero incluso en ese complicado caso, la administración podría empezar
a trabajar con Yemen para crear una instalación apropiada de detención.
Resolver los problemas de Guantánamo es sólo cuestión de voluntad política.
Hasta ahora, esa voluntad no aparece por parte alguna.
¡Apoya la lucha para
cerrar Guantánamo!
Andy Wortington es autor de The
Guantánamo Files: The Stories of the 774 Detainees in America’s Illegal
Prison (publicado por Pluto Press, y disponible en Amazon) y de otros dos
libros: Stonehenge: Celebration and Subversión y The Battle of the
Beanfield.
Fuente: http://www.uruknet.info/?p=95604
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