“No tengo ni siquiera permitido escuchar
mi propia historia”: una carta desde Guantánamo, de Abdul Latif Nasser,
autorizado para ser liberado, pero todavía detenido por Donald Trump
27 de julio de 2020
Andy
Worthington
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 7 de agosto de 2020
Una imagen compuesta producida Esquire
Middle East para acompañar su reciente publicación: de una conmovedora y
poderosa carta escrita desde Guantánamo por el prisionero marroquí Abdul Latif
Nasser publicada abajo.
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Desde que el residente británico Shaker
Aamer y el autor de un best-seller y víctima de tortura Mohamedou Ould Salahi fueron
liberados de Guantánamo en el 2015 y 2016 respectivamente, la población de la
prisión dejó de tener una cara prominente y reconocida para iluminar su
continua injusticia.
Esto ha sido particularmente desafortunado porque, por
los últimos tres años y medio, Guantánamo ha sido ampliamente olvidada por
parte de la prensa convencional, demostrando, a todos los que ponen atención, que
un líder peligroso y sin principios (en este caso Donald Trump) puede, en una
supuesta democracia liberal, hacer que la gente se olvide de una grande y
continua injusticia pretendiendo que no existe, o en el caso de Guantánamo, a
través de sellarla metafóricamente e ignorarla a lo grande.
Esto es particularmente vergonzoso porque Guantánamo
no es únicamente un símbolo de injusticia, también es un lugar en donde la
noción de Estados Unidos como un país que respeta el estado de derecho fue
enviada a morir el 11 de enero del 2012 y ha permanecido muerta desde entonces.
En Guantánamo, 40 hombres
permanecen detenidos , pero la mayoría de ellos viven en las mismas
condiciones aberrantes de ilegalidad que prevalecían en la mañana de invierno
hace 18 años y medio cuando el gobierno de Bush publicó fotografías de los
prisioneros que querían detener, sin ningún tipo de derecho, posiblemente por
el resto de sus vidas.
En los últimos 18 años, ha habido grandes retos a esta
grotesca ilegalidad. Los prisioneros, después de una larga lucha, aseguraron
su derecho de habeas corpus, mismo que fue extinguido por las apelaciones
políticamente motivadas de los jueces y que no ha sido reinstalado. Un grupo de
hombres todavía detenidos (nueve en total) están involucrados en lo que es la
justicia aparente en Guantánamo: un sistema nuevo de juicio, las comisiones
militares, que es como una pesadilla del Día de la Marmota, mientras que los
fiscales intentan esconder la evidencia de tortura que estos hombres sufrieron
en los “sitios obscuros” de la CIA, mientras que los equipos defensores
constantemente intentan exponerla, pero el resto de los hombres continúan,
fundamentalmente, sin derechos, con su liberación dependiendo del presidente o
del Congreso, sin algo que se parezca al estado de derecho.
El encarcelamiento de estos 26 hombres
está justificado porque juntas de oficiales militares y de inteligencia han
aprobado su continua detención como parte de una revisión tipo libertad
provisional llamada Juntas de Revisión Periódica (PRBs por sus siglas en inglés),
impuesta por el ex presidente Obama. Bajo Obama, las PRBs llevaron a la liberación de 36 hombres que,
de no ser así, continuarían encerrados para siempre y para eso tuvieron éxito,
pero bajo Trump el proceso ha sido secado por un comandante en jefe que
declaró, incluso antes de tomar el poder, que “no habrá más liberaciones de
Gitmo” y, como resultado de esto, los 26 hombres todavía sujetos a las PRB han
estado boicoteando
el proceso habiendo concluido con razón, que es un engaño.
Para otros cinco hombres, los niveles de injusticia
corren todavía más profundo, ya que fueron unánimemente elegidos
para ser liberados pajo el proceso de revisión establecido por Obama pero
no fueron liberados cuando dejó el poder. Tres de estos hombres fueron
aprobados para ser liberados por el La Fuerza de Tarea de Revisión de Guantánamo
que Obama estableció al poco tiempo de tomar el poder en 2009 y que tomó un año
de revisión para todos los prisioneros que el presidente heredó de George W.
Bush. El grupo operativo recomendó la liberación de 156 de los 240 prisioneros que
en ese momento heredó Obama y todos, menos tres, fueron liberados antes de que
dejara el puesto en enero del 2017.
Los otros dos hombres cuya libertad fue aprobada por
la PRB en 2016 no lograron salir antes de que Trump se convirtiera en
presidente. Uno de ellos, Abdul Latif Nasser, un marroquí, tuvo muy mala suerte
en particular, porque el papeleo aprobando su regreso a Marruecos llegó al
escritorio del secretario de la defensa 22 días antes de que Obama terminara su
mandato y, por ley, el Congreso necesita ser notificado 30 días antes de que
cualquier prisionero sea liberado. Entonces, Nasser, no fue liberado por eso 8
días de diferencia.
En estos años, desde que eso sucedió, su historia ha
sido publicada en varias ocasiones, por nosotros también, y a principios de
este año se convirtió sin duda en el más conocido de los 40 prisioneros que
quedan (con la excepción de los “detenidos de alto valor”) cuando su historia
fue cubierta en “The Other Latif”, un
podcast de seis partes de WNYC Studios, parte del New York Public Radio, como
parte de la exhaustiva investigación del periodista también llamado Latif
Nasser acerca de cómo y por qué alguien con el mismo nombre que él estaba
detenido en Guantánamo.
Promovimos “El otro Latif” el pasado mes de mayo y nos da mucho gusto mencionar
que otros medios también cubrieron la historia, incluido el Esquire
Middle East, que publicó un artículo escrito por Latif Nasser acerca de su proyecto.
Esquire Middle East le dio seguimiento con una
poderosa carta abierta escrita por Abdul Latif Nasser, que analizamos al
final de esta publicación. En ella, Nasser explica cómo ha manejado el estar
atrapado en Guantánamo, bajo Donald Trump, a pesar de haber sido unánimemente
elegido para ser liberado por representantes de alto rango en el gobierno de
Estados Unidos. Fue, y lo deja claro, un proceso que lo llevó a una profunda
desesperación y del extraordinario esfuerzo que representó poder recuperarse y
el título de nuestro artículo se refiere a sus reflexiones acerca de “El otro
Latif”. Dice que “por supuesto lo tuvieron que hacer sin mí. No tengo permitido
ni siquiera escuchar mi propia historia”.
La poderosa carta abierta de Nasser es un testimonio
de la resistencia humana y presenta un retrato del más extraordinario período
de gracia bajo presión que es lo opuesto a todo aspecto de la existencia del
hombre que continúa a detenerlo de manera tan cruel en Guantánamo: Donald
Trump.
Esperamos que lo compartas si te sientes tan conmovido como
nosotros lo sentimos.
Una carta abierta desde la
bahía de Guantánamo
Abdul Latif Nasser
Esquire
Middle East
21 de julio de 2020
A principios de este año, publicamos la historia de dos hombres llamados
Latif Nasser. Uno es un periodista en una búsqueda por su propio nombre, que
encontró a otro hombre llamado igual, detenido indefinidamente sin juicio en el
centro de detención en la bahía de Guantánamo, una de las prisiones más infames
del mundo.
Después de la creación del podcast de Nasser llamado The Other Latif (El otro Latif), el foco de atención destacó el caso del prisionero
244. Aquí, él habla por primera vez:
La siguiente es una carta abierta de ISN 244, Abdul Latif Nasser, escrita exclusivamente
para Esquire Middle East.
Mi abogado me dice que la gente ahora sabe mi nombre. Supongo que eso le gana al
ser un número. Por los últimos dieciocho años en la bahía de Guantánamo, he
sido ISN 244. Ahora existe un podcast de mi vida, El otro Latif. Por supuesto,
tuvieron que hacerlo sin mí. Ni siquiera se me permite escuchar mi propia
historia.
Hace tres años, mi liberación fue unánimemente aprobada por seis agencias de
inteligencia federales encargadas de mantener a los Estados Unidos seguros.
Concluyeron que yo no era “ninguna amenaza para los Estados Unidos ni sus
aliados de coalición”, como he mantenido todo este tiempo. Pero después, antes
de que pudiera ser enviado a casa, a Marruecos, Donald Trump fue elegido
presidente electo con la promesa de que no había “más liberaciones en Gitmo”.
El tiempo transcurrido desde que fui aprobado para ser liberado ha sido el más
difícil. Antes, yo experimentaba un profundo aislamiento de haber estado en
confinamiento solitario por años, el miedo de morir en una huelga de hambre y
la impotencia de ser alimentado forzosamente. Pero hay algo particularmente
doloroso acerca de saber que tu libertad está en manos de un hombre que no te
dejará ir.
Después de que Trump se convirtiera en presidente, perdí mi deseo de dormir, comer o
hacer cualquier cosa aparte de encerrarme en mi celda y llorar amargamente. Por
primera vez en mi vida, me odiaba, detestaba todo en este mundo y no soportaba
hablar con nadie. Estaba al borde de perder mi mente.
Por tres meses, me mantuve despierto de noche. Solo aprendí a dormir nuevamente después
de leer un libro acerca de Napoleón. Cuando fue exiliado en Elba, también
sufrió insomnio, así que tomó un pedazo de tierra y lo convirtió en un jardín.
Trabajaba la tierra todos los días hasta que se cansaba tanto que necesitaba
dormir.
Comencé a hacer algo parecido. Me ejercito, leo y practico mi vocabulario hasta que
quedo exhausto.
Esta es, también, mi manera de resistirme: no puedo hacer nada acerca de mi captividad,
pero me puedo mantener ocupado e intentar estar sano. Existen pequeñas
crueldades sin razón alguna que parecen diseñadas para mantener la hostilidad
entre prisioneros y guardias. Muchos detenidos no se cuidan porque solo
lograrían alargar su sufrimiento. Yo me niego a ceder.
Leer me ha ayudado. He aprendido tanto acerca de otras culturas en los últimos años.
Cuando lees una historia, te sumerges en distintas mentes y comienzas
nuevamente. Hay un dicho que me gusta: “no puedes poner tu mano en una olla con
adhesivo sin que algo se pegue”. Es lo mismo cuando comienzas a aprender acerca
del mundo.
Los libros también me ayudan a experimentar acerca de las cosas que he perdido.
Disfruto los libros acerca del amor, las relaciones y la moral. Existen tantas
cosas que no puedo experimentar, pero en los libros tienes posibilidades
infinitas. Extraño a mi familia terriblemente y hubiera querido tener la
oportunidad de tener una familia propia. Por lo menos puedo experimentar algo
de esto a través de las historias.
Trato de hacer lo mejor con mis relaciones con otros prisioneros, ya que solo nos tenemos
a nosotros mismos. Disfruto, especialmente, mis conversaciones con Saifullah
Paracha, el detenido más viejo en Guantánamo. Pasamos fines de semana
platicando en el patrio de recreación con tazas de café instantáneo.
Una mañana, señaló que nadie estaba despierto todavía. “El patio está completamente
vacío, excepto por dos locos”, dijo. ¿Qué más podemos hacer sino reír?
¿Cómo se verá mi vida desde afuera? ¿Qué hace con eso la gente que escucha mi historia?
Incluso el presidente Trump cree que es “de locos” que el gobierno gaste $13
millones de dólares cada año para mantenerme aquí. Soy un tipo de Marruecos que
ha sido ya autorizado para ser liberado desde hace tiempo, por el ejército y
los servicios de inteligencia. ¿Entonces qué está evitando que tome su propio
consejo y me envíe a casa?
Arrancarle a alguien su libertad, negarle un juicio, reducirlo a la desesperación…estas
son violaciones de derechos básicos como ser humano. Espero que los lectores
recuerden eso cuando piensen en mí, aquí, atrapado en una historia que no puedo
leer, escuchar o controlar, esperando por un final feliz que nunca llega.
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