Mis reflexiones sobre
Guantánamo y el aniversario 21 de los ataques del 11/9 y un vídeo de mi
entrevista con Salaamedia en Sudáfrica
11.9.22
Andy Worthington
Traducido por El Mundo no Puede Esperar 7 de noviembre de 2022
Una toma de pantalla de Andy Worthington discutiendo Guantánamo y el
aniversario 21 de los ataques del 11/9 con Inayat Wadee en Salaamedia en
Sudáfrica el pasado 9 de septiembre.
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Hoy marca el aniversario 21 de los ataques terroristas
del 11 de septiembre del 2001, cuando casi 3,000 perdieron sus vidas en ataques
terroristas coordinados contra las torres gemelas del WTC en Nueva York y el
Pentágono en Washington, D.C.
Tristemente, también marca el lanzamiento, en
respuesta, de la guerra global contra el terror por parte de la administración
de George W. Bush que llevó a la invasión y ocupación de Afganistán, una tarea
de 20 años que terminó en humillación el año pasado cuando Estados Unidos se
retiró de Afganistán entregándoles el país de vuelta a los talibanes, la
ocupación ilegal de Irak, la fragmentación de las Convenciones de Ginebra en
ambos países, el establecimiento de un programa global y extrajudicial de
secuestro, tortura y encarcelamiento indefinido sin cargos ni juicio que, entre
el 2002 y 2006, implicó que la CIA estableció y manejó “sitios obscuros”
(prisiones de tortura) alrededor del mundo y la creación de una prisión en la
bahía de Guantánamo, en Cuba, en donde 779 hombres (y
niños) han sido detenidos por el ejército estadounidense desde que abrió el
11 de enero del 2002.
Desde el 2006, he hecho una crónica diligente de las
monstruosas injusticias en Guantánamo, buscando exponer y decir las historias
de los prisioneros detenidos ahí — la mayoría de los cuales no tenían nada que
ver de ninguna manera con el terrorismo internacional — y he hecho campaña para
el cierre de la prisión y, hace dos días, para marcar el aniversario número 21
de los ataques del 11/9 estuve encantado de poder ser entrevistado por Inayat
Wadee de Salaamedia en Sudáfrica, acerca del aniversario y de la vergonzosa
existencia de Guantánamo, en donde 36 hombres todavía están detenidos.
El vídeo, de nuestra entrevista de 14 minutos, vía via YouTube,
está abajo y espero que tengas el tiempo de verlo y de compartirlo si te es
útil.
Después de una introducción de discusión de la muerte
de la Reina Isabel II, continuamos a platicar acerca del aniversario, por
supuesto, para seguir con Guantánamo, en donde, como expliqué, por la
desgraciada afirmación de que ahí se puede detener prisioneros sin enjuiciarlos
o darles las protecciones de las Convenciones de Ginebra, dos tercios de los 36 hombres
todavía ahí — así como la mayoría de los 733 liberados desde la
apertura de la prisión — jamás han sido acusados de algún crimen.
Le expliqué a Inayat que hay esperanza, finalmente, de
que Estados Unidos se mueva en la dirección correcta en relación a Guantánamo,
ya que todos menos cuatro de esos 24 hombres que jamás han sido acusados de
algún crimen ya fueron aprobados para ser liberados, con las decisiones en su
mayoría, tomadas en un proceso administrativo llamado Periodic Review Boards (Juntas de revisión periódica) establecido por Obama,
realizado desde que Biden tomó el poder.
Tristemente, la administración de Biden se está
moviendo mucho más lento cuando tiene que ver con la liberación de estos
hombres, ya sea al enviarlos a su hogar o, si eso es imposible o impráctico (en
los casos de los yemeníes aprobados para liberación, por ejemplo) en encontrar
terceros países preparados para ofrecerles un hogar, y es, por supuesto,
imprescindible que aquellos que nosotros a quienes nos importa Guantánamo y el
daño que ha causado, insistamos que estos hombres sean liberados tan
rápidamente como sea posible.
El continúo fracaso para enjuiciar a aquellos supuestamente culpables de los
ataques del 11/9
Inayat y yo no tuvimos tiempo de hablar acerca de los
otros hombres todavía detenidos — los que han sido acusados y, en dos casos,
convictos — pero la amarga ironía, en este aniversario, es que cinco de estos
hombres han sido acusados de estar involucrados en los ataques del 11/9, y
todavía están detenidos, en lo que parecen audiencias eternas, debido a la
tortura a la cual fueron sometidos en “sitios obscuros” de la CIA, la continua
demostración del fracaso del gobierno de Bush para reconocer que, al igual que
producir información fundamentalmente no confiable, la tortura también es
incompatible con la búsqueda de justicia.
La Associated Press recientemente reportó
acerca del fracaso para enjuiciar exitosamente a los hombres acusados de
participar en los ataques del 11/9, citando a David Kelley, “un ex abogado
estadounidense en Nueva York que colaboró con la investigación nacional del
Departamento de Justicia acerca de los ataques”, quien “dijo que los retrasos y
el fracaso en enjuiciar eran ‘una tragedia espantosa para las familias de las
víctimas’”, destacando que la decisión de intentar enjuiciar a los hombres en
la comisión militar en lugar de un tribunal en Estados Unidos, fue “un tremendo
fracaso” que resultó “tan ofensivo para nuestra constitución como para nuestro
estado de derecho” y fue “una enorme mancha en la historia del país”.
Tristemente, sin embargo, al discutir la tortura de
quienes supuestamente son responsables por los ataques del 11/9 — Khalid Sheikh
Mohammed y otros cuatro hombres — la AP cayó en este tipo de descripciones
eufemísticas de tortura que han, a través de toda la saga de la “guerra contra
el terror”, deteriorado el verdadero entendimiento de lo horrorosa que ha sido
la respuesta de Estados Unidos al 11/9. Como lo describió la AP: “Operativos de
la CIA los sometieron a técnicas de interrogación mejoradas que son
equivalentes a tortura, dicen los grupos de derechos humanos”, añadiendo que
“Mohammed fue sujeto a 'waterboarding’ — hacerlo sentir que
se está ahogando — 183 veces.
Sólo para confirmar lo que pasó, las técnicas usadas
fueron tortura, no “equiparadas a tortura”, y no son sólo los grupos de derechos
humanos quienes aciertan que ese hecho indiscutible y el ‘waterboarding’ es una forma de
ahogamiento, que puede llevar a la muerte, no un ejercicio en los que aquellos
sujetos a “sienten que se están ahogando”.
Tal vez eventualmente habrá algo que se parezca a
justicia en relación a estos hombres. El artículo de AP citó a James Connell,
uno de los abogados de Ammar al-Baluchi, uno de los cinco, que “conformó
reportes de que ambos lados siguen ‘intentando alcanzar un acuerdo pre juicio’
que pudiera…evitar un juicio y resultar en menos sentencias, aunque sean largas”.
Esto es tan tranquilizador como cualquier noticia que tenga que ver con estos
hombres es, porque los acuerdos negociados son la única vía de escape del
lodazal de las comisiones militares contaminadas de tortura.
En este aniversario, mientras continúo a esperar
noticias de la próxima liberación de Guantánamo — de uno o más de los veinte
hombres aprobados para ser libres nuevamente, pero todavía detenidos, por el
proceso de revisión de alto nivel gubernamental, también reflexiono acerca de
cómo finalmente Estados Unidos parece finalmente haberse movido más allá de la
histeria en relación al terrorismo que ha dominado tanto de los últimos 21 años
y eso llevó, tan vergonzosamente, a las muertes de cientos de miles de civiles
en Afganistán e Irak como un tipo de “cuenta” por los crímenes del 11/9.
En los años que siguieron al 11/9, fue un
comportamiento estándar para cualquiera que discutiera el tema reflexionar
acerca de dónde estaban ese día, cuando el mundo cambió para siempre. Ahora,
sin embargo, tienes que tener más de 25 años de edad siquiera para recordar el
11/9 y millones de jóvenes, en los Estados Unidos y alrededor del mundo, o no
saben qué sucedió el 11 de septiembre del 2001 o, mínimo, no tienen comprensión
del trauma que eso involucró.
Mientras los hombres supuestamente responsables por
los crímenes de ese día siguen languideciendo en Guantánamo, jamás exitosamente
enjuiciados debido a la tortura a la cual fueron sometidos, es, tal vez, la
ironía amarga de todo eso, que los belicistas estadounidenses viejos y enojados
continúan a insistir que todo lo que hicieron — toda la gente que asesinaron,
torturaron y abusaron — fue para proteger a los americanos, un número de
estadounidenses en aumento ni siquiera saben de qué es lo que supuestamente
estaban siendo protegidos o incluso si estaban siendo supuestamente protegidos
de algo en primer lugar.
Es, más allá de cualquier duda, momento de ponerle fin
a cualquier último vestigio de esta “guerra contra el terror”.
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