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Masiva huelga de hambre en Guantánamo

Andy Worthington | 9 de marzo de 2013

Traducido del inglés por
El Mundo No Puede Esperar
31 de marzo de 2013

¿Cuándo una huelga de hambre no es una huelga de hambre? Aparentemente, cuando el gobierno dice que no existe.

Las informaciones sobre una huelga de hambre de todo el campamento comenzaron a aparecer en Guantánamo el 23 de febrero, en una escala no vista desde antes de que Barack Obama se convirtiera en presidente. En la página de Facebook “Free Fayiz and Fawzi” creada por los abogados de Fayiz al-Kandari y Fawzi al-Odah, los últimos dos kuwaitíes en prisión, apareció el siguiente mensaje: "Está empezando a aparecer información sobre una huelga de hambre de un tamaño no visto desde 2008. Parece ser que se debe a registros sin precedentes y a un nuevo grupo de guardias".

El equipo de abogados militares de Fayiz al-Kandari llegó a la prisión el 25 de febrero y un día después anunciaron que "Fayiz ha perdido más de 20 libras y que ha perdido la capacidad de concentrarse más que unos pocos minutos debido a una amplia huelga de hambre en el campamento. Aparentemente existe un problema con los registros y las confiscaciones. Creemos que hay una gran desesperación entre los prisioneros por el olvido de Guantánamo y de los hombres condenados que nunca tendrán una oportunidad de probar su inocencia o ser liberados"

El 27 de febrero el equipo informó: "Hoy hemos tenido una comunicación con el equipo legal de Kuwait respecto a la condición física de Fayiz y Fawzi en Guantánamo. Es difícil tener un encuentro con un hombre que no ha comido durante casi tres semanas, pero nos han programado mañana una jornada completa que estamos seguros que Fayiz no va a poder seguir a causa de su maltrecha condición física. Además hemos descubierto que nuestro cliente Abdul Ghani, un afgano que tiene la orden de libertad desde 2010, está también en huelga de hambre. Once años sin una oportunidad para defenderse".

El 28 de febrero los abogados confirmaron que la pérdida de peso de Fayiz al-Kandari en las tres semanas y media anteriores era de 26 libras (12 kilos) y el 5 de marzo, después de reunirse con su cliente, informaron de que su cliente les había dicho que la huelga de hambre "duele, sin duda, físicamente" pero que "lo sentía mucho más por sus padres que tendrán un dolor psicológico 10 veces mayor que su malestar físico".

Mientras que este último comentario mostraba una gran preocupación por los demás, nadie consciente de la situación en Guantánamo podría envidiar la posición de los hombres que están todavía retenidos, y podemos sacar la conclusión de que la huelga de hambre es la única manera de tratar de llamar la atención sobre su difícil situación. El teniente coronel Barry Wingard, abogado militar de al-Kandari, dijo a FireDogLake que "existe un sentimiento creciente de que la muerte es el camino de salida de Guantánamo".

La muerte ha sido de hecho el camino para salir de 3 de los últimos 7 prisioneros en abandonar la prisión, dos que murieron en 2011 y uno, Adnan Latif, un yemení, que murió el septiembre pasado a pesar de haber recibido en numerosas ocasiones el permiso para salir de la prisión.

La desesperación se ha apropiado por completo de los 166 hombres que todavía están detenidos en Guantánamo porque, aunque 86 de ellos han recibido el permiso para salir en los últimos tres años del Grupo de Trabajo de Revisión en Guantánamo, establecido por el Presidente Obama (y algunos recibieron el permiso con el Presidente Bush, entre 2004 y 2007), todavía están retenidos a causa de la obstrucción del Congreso y por el rechazo del Presidente Obama a considerar una vergüenza el caso de las personas detenidas a pesar de tener la orden de salida.

De los 80 restantes, el Grupo de Trabajo de Revisión de Guantánamo recomendó que a 46 se les mantuvieran bajo detención indefinida sin cargos ni juicio, y que el resto sí tuvieran un juicio. Hace dos años, el presidente Obama emitió una orden ejecutiva formalizando la detención indefinida de esos 46 hombres sobre la base de que eran demasiado peligrosos para ser liberados, incluso aunque existieran insuficientes pruebas para llevarlos a juicio. También fue una vergüenza cuando intentó crear la ilusión de que la serie de declaraciones no verificables hechas bajo tortura, otras formas de coerción o soborno podrían ser vistas como algo parecido a una prueba, cuando esto claramente no sea así.

En un esfuerzo por aplacar las críticas, el presidente prometió en su orden ejecutiva revisiones periódicas de los casos de estas personas, aunque dos años más tarde no se ha llevado a cabo ni una sola, y tampoco se ha establecido un comité de revisión. Por eso, estos hombres pueden de manera razonable pensar que han sido abandonados por el presidente al menos de la misma forma que los 86 hombres que han recibido la orden de liberación y que todavía están detenidos. Además, la mayoría del resto de los prisioneros (los que sí han sido recomendados para ser llevados a juicio) están de hecho detenidos indefinidamente sin ningún tipo de proceso de revisión, porque, en los últimos meses, la profundamente conservadora corte de apelaciones de Washington D.C. ha dictaminado que dos de los cargos claves en el sistema de juicios de comisiones militares establecidos con George Bush para acusar a los prisioneros de Guantánamo no se referían a crímenes de guerra cuando el sistema judicial fue establecido, y ha rechazado las condenas contra dos hombres juzgados en 2008.

El 4 de marzo, abogados del Centro para los Derechos Constitucionales junto con otros abogados que representan a prisioneros en Guantánamo, enviaron una carta al almirante John W. Smith Jr., jefe del Grupo de Trabajo de Guantánamo, dando más información sobre la huelga de hambre. Señalaron que "a través de informes de varios detenidos a sus abogados", entendieron que las "condiciones en los campos habían empeorado hasta el punto de que, excepto algunos hombres, casi todos habían iniciado una huelga de hambre como protesta" y explicaron que habían estado informando "desde aproximadamente el 6 de febrero de 2013 de que las autoridades del campo habían estado confiscando a los detenidos objetos personales, incluidas mantas, sábanas, toallas, alfombras, cuchillas de afeitar, cepillos de dientes, libros, fotos familiares, CDs religiosos y cartas, incluyendo correos legales. Y habían restringido sus ejercicios físicos aparentemente sin provocación ni causa".

Añadieron que, "por otra parte, entendemos que los intérpretes de árabe empleados en la prisión han estado buscando en los coranes de los presos en una forma que constituye una profanación de acuerdo a sus creencias religiosas y que los guardas habían faltado al respeto durante las oraciones. Estas acciones y el hecho de que hubieran afectado a muchos hombres, indicaba una desviación significativa de la forma en la que las leyes han sido formuladas y aplicadas durante los últimos años".

Los abogados también explicaron que, como la salud de los hombres se ha deteriorado, han recibido informes de sus clientes sobre "tos con sangre, hospitalizaciones, pérdidas de conciencia, debilitamiento y fatiga y traslados al campo V (un bloque de máxima seguridad) para obsevación," así como informes de "sensaciones de aumento de estrés, miedo y desesperación".

Al solicitar que el comandante "tome medidas inmediatas para terminar en los campos con esta situación potencialmente peligrosa para la vida, superando los motivos que han dado lugar a las mismas", los abogados también añadieron que "las prácticas ocurridas hoy amenazan con llevarnos de vuelta a los peores momentos de la historia de Guantánamo y devolver la prisión a condiciones que causaron un gran sufrimiento a nuestros clientes y que fueron condenados por el público en general. Si las experiencias anteriores pueden servir de guía, las prácticas actuales tendrán graves consecuencias y solo invitarán a una investigación externa".

Como respuesta, como ya mencioné al principio de este artículo, las autoridades de la prisión han dicho que no existe una huelga de hambre generalizada. Como Carol Rosenberg informó para el Miami Herald, el capitán de navío Robert Durand, el oficial de la prisión para los asuntos públicos, dijo que solo "seis de los 166 presos en la base han dejado de comer suficientes comidas consecutivas como para ser considerados en huelga de hambre", y que cinco de ellos "estaban siendo alimentados por tubos".

David Remes, que representa a varios prisioneros yemeníes, se opuso a las declaraciones oficiales. Dijo que, el lunes, visitó a un cliente yemení, Hussein Almerfedi, "que no había comido en 22, 23 o 24 días" para protestar contra los registros de los coranes, pero "que no se había deteriorado tanto como para ser obligado a comer".

Los grandes medios han empezado a recoger la historia pero parece como si, en el actual clima político, la situación en Guantánamo fuera "condenada por el público en general" como los abogados dijeron con referencia a la respuesta a Guantánamo durante el segundo mandato de George Bush. La experiencia nos muestra que, por desgracia, la gente no se preocupa demasiado y que el presidente Obama comparte esa indiferencia. Espero equivocarme y que la indignación una vez más se ponga de moda en lo que se refiere a Guantánamo. Ciertamente los hombres que todavía están detenidos se merecen que se escuchen sus protestas y si la huelga de hambre es la forma de conseguirlo, así tendrá que ser.

Después de todo, son personas cuya situación debería alarmar y horrorizar a todos los estadounidenses. Con el presidente Obama, que prometió cerrar la prisión, hay, sin embargo, detenidos de forma indefinida a pesar de tener permiso para ser liberados o de haber sido oficialmente designados para la detención indefinida (y en este caso se les niegan las revisiones que se les prometieron) o de que fueran recomendados para juicios que incluso los jueces más conservadores de Washington D.C. ven como inapropiados.

Nada de esto es justo, y, después de 11 años, sin un final a la vista, es tiempo para dar pasos concretos para cerrar Guantánamo de una vez por todas.

Notas: Vean la página web de Lewis Peake, y lean este artículo con 5 obras que Lewis dibujó basándose en las descripciones de los dibujos que Sami al-Haj hizo en Guantánamo en 2008, antes de su liberación, y que le fueron descritas por los abogados de Sami en Reprieve.

Andy Worthington es autor de The Guantánamo Files: The Stories of the 774 Detainees in America’s Illegal Prison (publicado por Pluto Press, distribuido por Macmillan en los EE.UU. y disponible en Amazon — pulse aquí para los EE.UU o Reino Unido).


 

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