Huelga de hambre se reanuda en Guantánamo, mientras Shaker Aamer pierde 14 kilogramos
de peso.
12 de diciembre de 2013
Andy Worthington
Traducido del inglés por El Mundo No Puede Esperar 8 de enero de 2014
En noticias alarmantes desde Guantánamo, Shaker
Aamer, el último británico residente en la prisión, ha declarado que los prisioneros reanudaron la huelga de hambre
que, a inicios de este año, reunió a dos tercios de los prisioneros que restan,
y ha
reanudado el interés de la prensa mundial en la injusticia de Guantánamo.
La huelga de hambre dio evidencia de la desesperación de los hombres, después de
un encarcelamiento por once años sin cargos o juicios, en una prisión
experimental en donde están aún en el limbo legal, ni calificados como
sospechosos ni prisioneros de guerra. Su desesperación fue engrandecida por el
hecho de que 82 de ellos fueron
limpiados para su liberación en enero de 2010 — casi hace cuatro años — por un grupo de trabajo presidencial de
alto nivel, pero aún ahora siguen ahí, y los otros 80 están en su mayor parte detenidos
sin juicio o cargos en su contra y sin señal de cuándo, si alguna vez, ellos
podrían ya sea ser enjuiciados o liberados. Como expliqué en un reciente artículo
de Al-Jazeera, las revisiones prometidas desde hace mucho para los más de
éstos 80 hombres han comenzado recientemente, pero el proceso aún es lento y
sin rumbo cierto.
En una llamada telefónica reciente con Clive Stafford Smith, el director de Reprieve, la organización benéfica de
acción legal cuyos abogados representan a 15 hombres que siguen aún en
Guantánamo, Shaker “reveló que ahora hay 29 huelguistas de hambre en
Guantánamo, incluyéndolo a él, de los cuales 19 están siendo forzados a comer,”
como el Observer
describió en su publicación.
“La huelga de hambre se ha reanudado,” dijo Shaker, añadiendo, “el número está
incrementando casi todos los días.” También explicó que ha estado en la nueva
huelga de hambre por casi un mes y que ha perdido 14 kilogramos de peso. El 8
de noviembre él pesaba 85 kg, y ahora pesa 71 kilogramos.
Quizás no por coincidencia, el pasado lunes 2 de diciembre el ejército de los Estados
Unidos anunció que ya no daría a conocer a los periodistas las cifras de cuántas
personas estaban rechazando la comida — un proceso que el Miami
Herald siguió con diligencia el año pasado. En ese tiempo, había 15 hombres
en huelga de hambre y a todos los alimentaban por la fuerza.
El Observer respondió a la noticia que el
número de huelguistas de hambre ya no sería hecho público opinando — con
precisión, creo yo — que “las autoridades de Estados Unidos, agredido por la
publicidad global sobre la huelga de hambre durante el verano, parece estar
introduciendo políticas diseñadas para enterrar las noticias sobre la última
protesta.”
Shaker también indicó que las autoridades de Estados Unidos están tratando de encubrir
la nueva huelga de hambre. Dijo a Clive Stafford Smith: “Nadie ha venido a
hablarme, nadie está preguntándose qué estoy haciendo, no ha habido visitas de
la BHU [Unidad de salud comportamental]. Normalmente ellos vienen, así que
están tratando de mantener esto bajo la alfombra y pretenden que nada está
pasando ahora.”
Sin embargo, como el Observer describe, Shaker está en condiciones de salud tan delicadas que “no tiene la fuerza para
soportar una huelga de hambre prolongada.” Dos de sus asesores legales — de
Reprieve y de la Escuela de Leyes de la Universidad de New York — recientemente
presentaron una moción judicial que pide que se le haga una evaluación médica
independiente debido a sus problemas de salud (véanse también las declaraciones
de Clive Stafford Smith, y de Ramzi Kassem de CUNY), y esto evidentemente fue tomado
en serio lo suficientemente como para que la evaluación médica se llevara a cabo.
Como el Observer explicó, la evaluación reveló que los problemas de Shaker incluyen “dientes podridos, visión pobre,
tinnitus, artritis, hinchazones de la pierna, dolor en los riñones, problemas
del corazón, tiña, el síndrome del intestino irritable y agrandamiento de la
próstata, aunque no se han realizado pruebas para determinar si es canceroso.”
Solo leer esta lista me hace sentir mal, indignado y apenado porque Shaker aún está encerrado.
Shaker dijo: “No he visto a un doctor por al menos dos años y ellos se niegan a darme
las vitaminas y suplementos adecuados para ayudarme con la salud.”
También dijo que espera ser alimentado por la fuerza pronto. “De acuerdo a sus reglas”,
dijo, “ellos empezarían a alimentarme por la fuerza cuando bajo hasta los 70 [Kg.].
Eso implicaría atarme a una silla dos veces al día, meterme una sonda de 110 cm.
por la nariz, forzar que el líquido me entre y después sacar el tubo. He pasado
por eso antes. Es horrible… Si tengo que pasarlo, intentaré soportarlo. Pero me
están ignorando. Si lo hacen como antes, es posible que me hagan bajar a 59
[kilogramos]. No pretenderé que no estoy asustado de lo que podría pasar
entonces. Podría perder mi corazón, o mi riñón. No quiero quedar como vegetal,
o incluso en un ataúd.”
Clive Stafford Smith también reveló que William Hague [primer Secretario de Estado
británico] ha escrito a Shaker, “prometiendo”, en palabras del Observer, que “está haciendo todo lo que
pueda para que regrese a casa”. Ésta es una postura familiar, aunque Clive
Stafford Smith no duda de la sinceridad de William Hague. Dijo al Observer: “Shaker estaba absolutamente
emocionado por la carta de Hague, eso demuestra el grado en que cierto
compromiso personal de parte de una persona en el poder puede ayudar a otra
persona a quien le han pisoteado espantosamente. Refleja de una manera muy fuerte
que el gobierno está trabajando duro por Shaker, pero subraya que algunos
elementos no están jugando limpiamente. Si no hubiera oposición a su
liberación, él podría regresar a casa mañana.”
Esa oposición, como Clive Stafford Smith también dejó claro, parece estar en los
servicios británicos de seguridad. Como el Observer
describe, Reprieve cree que éstos son “la traba que obstruye la liberación [de
Shaker],” pues tanto el MI5 como el MI6 están acusados de hacer “declaraciones
difamatorias” que han contribuido al largo encarcelamiento [de Shaker] sin
cargos o juicio — casi siete años después de que el Presidente Bush autorizó su
liberación — y a su tortura, la cual un
juez aceptó como evidencia en 2009 y que llevó este año a una visita de
tres días a Guantánamo de oficiales de la Policía Metropolitana, quienes lo
entrevistaron acerca de la complicidad británica en su tortura.
Mientras nos acercamos al doceavo aniversario de la inauguración de Guantánamo (el 14 de
enero de 2014), y el doceavo aniversario del arribo de Shaker a Guantánamo (el
14 de febrero), está claro que todavía son necesarias las presiones sostenidas
al gobierno británico y, además, al presidente Obama (mientras el congreso toma
medidas finalmente para ayudarlo
a volver a liberar prisioneros), y que aquí en el Reino Unido también
necesitamos encontrar nuevas formas creativas de recalcar la hipocresía de los
servicios de seguridad.
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Andy Worthington es un periodista de investigación independiente, activista, autor, fotógrafo y cineasta.
Es co-fundador de la campaña “Cerrar
Guantánamo”, y el autor de The Guantánamo Files:
The Stories of the 774 Detainees in America’s Illegal Prison (Los archivos de Guantánamo: Las historias de los 774
detenidos en la prisión Ilegal de América, publicado por Pluto Press,
distribuido por Macmillan en los Estados Unidos, y disponible por Amazon — haga
click en los enlaces siguientes para Estados
Unidos y para el Reino
Unido) y de otros dos libros: Stonehenge: Celebration and Subversion y The Battle of the
Beanfield. Es también codirector (con Polly Nash) del documental, Outside the Law: Stories from Guantánamo (disponible
en DVD aquí
— o aquí
para los Estados Unidos).
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