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Completamente desapercibido, la víctima de tortura de la CIA Abu Faraj tuvo su encarcelamiento en curso, sin cargos ni juicio, aprobado por una Junta de Revisión en Guantánamo

19.9.22
Andy Worthington

Traducido por El Mundo no Puede Esperar 8 de diciembre de 2022


Abu Faraj al-Libi, “detenido de alto valor”, fotografiado en Guantánamo en años recientes y en un cartel de "busca" antes de su captura en Pakistán en 2005

El 23 de agosto pasado, una Junta de Revisión Periódica (PRB por sus siglas en inglés) en Guantánamo (un proceso administrativo establecido por el ex presidente Obama, en el que participaron oficiales de alto nivel del gobierno estadounidense) aprobó el encarcelamiento en curso sin cargos ni juicio de Abu Faraj al-Libi, uno de los 14 “detenidos de alto valor” que fueron llevados a Guantánamo desde “sitios negros” de la CIA en septiembre del 2006 y el último de ellos en ser capturado.

La audiencia de Al-Libi se llevó a cabo el 23 de junio y fue la primera vez que participó en este proceso desde que fuera establecido en el 2013. Esto debe ser notorio, pero, siendo justos, ningún medio habría podido esperar saber que finalmente se dignaría a aparecer en la audiencia, después de haberse negado a participar en oportunidades previas con las autoridades estadounidenses — o con el mundo.

Sin embargo, es una triste señal de la falta de interés general de los medios en el vergonzoso mundo extra judicial de Guantánamo, en donde ha estado encarcelado sin cargos ni juicio por 16 años. El único medio que se ha tomado la molestia — the New York Times — de investigar qué decidió la junta en su caso después de esta primera y momentánea aparición personal con la reportera veterana de Guantánamo Carol Rosenberg twitteando el 29 de agosto “Ahora: la junta de revisión de Guantánamo ha sostenido la detención indefinida del jamás acusado y ex prisionero de la CIA Abu Faraj al-Libi”.

¿Quién es Abu Faraj al-Libi?

Para darle contexto al caso de al-Libi, nació en Trípoli, Libia, en noviembre de 1970 y, por lo tanto, tiene 51 años; su nombre completo, en lugar del pseudónimo con el que generalmente se le identifica, es Mustafa Faraj Muhammad Masud al-Jadid al-Uzaybi. Su ISN (número de internamiento, por sus siglas en inglés), con el cual es identificado en la prisión es 10017.

Al-Libi fue detenido en Mardan, al norte de Peshawar en Pakistán, en marzo del 2005, como reportó en ese momento el New York Times, en un artículo de Salman Masood, “Oficiales paquistanís y estadounidenses lo describieron como el tercer líder más viejo de la red de terrorismo de al-Qaeda”, aunque el Times añadió que “se levantaron preguntas inmediatamente por parte de los expertos de contraterrorismo acerca de su importancia en la organización”.

Como describió el artículo “Un oficial de inteligencia del Medio Oriente dijo: ‘No tenemos información acerca de que este hombre sea o fuera el número 3 de al-Qaeda. Este hombre es importante para las operaciones en Pakistán, pero no es el número 3 en la organización”.

Más aún “Uno oficial senior alemán sugirió que podría haber habido una confusión con Abu [Anas] al-Liby, un comandante senior de al-Qaeda que nació en Libia y que fue acusado de tener un ‘rol operativo’ en los bombardeos de agosto del 98 de dos embajadas americanas en el este de África”. Como procedió a explicar el artículo, “oficiales estadounidenses han ofrecido una recompensa de 5 millones por información que lleve al arresto del Sr. Liby. Está en listado en la lista de los terroristas más buscados del FBI, mientras que el Sr. Libbi (Libi) no es uno”.

Los paquistanís, sin embargo, dicen que al-Libi es “sucesor de Khalid Sheikh Mohammed como jefe de operaciones de al-Qaeda” en Pakistán, mientras que George W. Bush llamó su captura “una victoria crítica en la guerra contra el terror” añadiendo que “era un general top de bin Laden”, y “un gran facilitador y jefe de planeación para la red de al-Qaeda”, cuyo arresto ha “retirado a un enemigo peligroso que era directamente una amenaza para Estados Unidos”.

En circunstancias en las que el gobierno estadounidense tuvo algún tipo de respeto por el estado de derecho, los comentarios acerca de la importancia de al-Libi hubieran sido probados en un tribunal, pero en lugar de eso, fue detenido en un “sitio negro” de la CIA en Afganistán, Rumania y posiblemente Lituania por los siguientes 18 meses hasta su transferencia a Guantánamo.

Ahí, las declaraciones hechas acerca de él comenzaron a evaporarse, aunque nada de eso se supo hasta diciembre del 2014, cuando el resumen ejecutivo del Reporte del Comité de Inteligencia del Senado acerca del programa de tortura de la CIA fue publicado, que reveló que fue sujeto a “técnicas de interrogación mejoradas” en mayo y junio del 2005, en Rumania y que, “a pesar del repetido y extensivo uso de las técnicas de interrogación mejoradas de la CIA…el cuartel general de la Agencia continuó a insistir a través del verano y otoño de ese año que él estaba reteniendo información y presionó para que se retomara el uso de las técnicas”.

Sin embargo, “el uso de las técnicas de interrogación mejoradas de la CIA en Abu Faraj al-Libi fueron eventualmente descontinuadas porque oficiales de la Agencia declararon que no tenían información para demostrar que él continuaba a retener información y porque los oficiales médicos de la CIA expresaron preocupación acerca de que el uso adicional de las técnicas de interrogación mejoradas ‘podrían venir con riesgos médicos y psicológicos inaceptables’.

El reporte del senado también destacó que la tortura de al-Libi tomó lugar a pesar de que “se quejó de pérdida de oído” con sus interrogadores “repetidamente diciéndole que dejara de pretender no que podía estuchar bien”. Sin embargo, no era falso. “Aunque sus interrogadores indicaron que creían que la queja de al-Libi era una técnica de resistencia a la interrogación”, continuó el reporte, “Abu Faraj al-Libid era candidato para un aparato para escuchar después de su transferencia a custodia militar en la bahía de Guantánamo en el 2006”.

Al-Libi en Guantánamo

Después de su transferencia, al-Libi, como todos los “detenidos de alto valor”, atravesaron el proceso conocido como “Tribunal de Revisión de Status de Combatientes” (CSRT por sus siglas en inglés), una revisión administrativa para establecer si los hombres en cuestión eran o no “enemigos combatientes”, que era requerido por ley para ver si irían a juicio con comisiones militares. Esto fue en el 2007 y siete de los catorce “detenidos de alto valor” fueron subsecuentemente acusados antes de que George W. Bush dejara el poder, otro más con Obama y tres otros antes de que Donald Trump se fuera. Sin embargo, los otros tres jamás han sido acusados — al-Libi, Abu Zubaydah, para quien, irónicamente, se desarrolló todo el programa de tortura de la CIA y un somalí, Gouled Hassan Dourad (Guleed Hassan Ahmed), quien finalmente fue aprobado para ser liberado por una PRB en noviembre de este año.

Al-Libi se rehusó a ir a su audiencia de CSRT, en lugar de eso, retando la legalidad del proceso a través de la declaración que le dio a su representante personal, un oficial militar asignado para representarlo en la audiencia, en la que declaró que “su libertad es demasiado importante para ser decidida en un proceso administrativo” y exigió el derecho de ser representado por un abogado y retar la supuesta evidencia en su contra.

Aunque al-Libi no tomó parte en su CSRT, el resumen desclasificado de la supuesta evidencia del gobierno en contra suya estableció cómo estuvieron exageradas las declaraciones hechas en su contra al momento de su captura. En lugar de ser descrito como “el tercer líder en la red terrorista de al-Qaeda”, como fue al momento de su captura, ahora era descrito como “adjunto del tercer en comando de al-Qaeda”, que “fue responsable de las actividades y logística de al-Qaeda en Pakistán”. En otra parte, el resumen desclasificado decía que “su deber principal era cuidar a las familias de al-Qaeda que vivían en Pakistán” y que, adicionalmente, “estaba involucrado en investigar y transportar soldados de al-Qaeda a Afganistán”. El resumen desclasificado también lo identifica, antes de la invasión estadounidense a Afganistán, como “un supervisor en el campo de entrenamiento de al-Qaeda en Khowst” y manager de “una casa de visitas de al-Qaeda en Kabul”.

Cuando Barack Obama reemplazó a George W. Bush como presidente y estableció el Equipo de Trabajo para Revisión de Guantánamo en el 2009 para revisar los casos de los 240 hombres que heredó de su predecesor. Al-Libi era uno de los 36 recomendados para proceso criminal, mientras 156 de los hombres fueron recomendados para ser liberados y 48 recomendados para continuo encarcelamiento sin cargos ni juicio en base a que la evidencia existente era insuficiente para ponerlos en juicio, pero se consideraban “demasiado peligrosos para liberación”.

Reconocer que esta categoría de “prisioneros eternos” preocuparía a los activistas de derechos humanos y abogados conscientes, Obama prometió que estos hombres tendrían revisiones periódicas de sus casos, para establecer si eran o no todavía considerados una amenaza. Estas revisiones — Juntas de revisión periódica, un proceso en el que los prisioneros involucrados tenían que mostrar arrepentimiento y demostrar que era seguro liberarlos — no fue establecido sino hasta el 2013, aunque para ese momento la mayoría de los hombres recomendados para proceso en el 2009, incluyendo a al-Libi, ya eran “prisioneros para siempre”, ya que el debilitado proceso de comisiones militares fue exitosamente retado en varias apelaciones que revocaron las condenas de proveer material de apoyo para terrorismo, en base a que no era un crimen de guerra y que el congreso erró cuando los legisladores habían intentado pretender que era.

Sesenta y cuatro prisioneros fueron candidatos para las PRB, pero tomó casi tres años para que todos los casos fueran revisados, con el de al-Libi — el 59 — en agosto del 2016. Ya habían pasado, para este momento, nueve años desde que su breve objeción había sido leída en su CSRT, pero aunque estuvo, para todos los efectos y propósitos, incomunicado, se había, mientras tanto, convertido en el sujeto de un interés mediático intenso en mayo del 2011, cuando una semana después de que WikiLeaks publicara los expedientes militares clasificados de Guantánamo, incluyendo el suyo — que, en una manera exagerada que era típica de estos archivos, decía que era “el jefe operativo de al-Qaida”, que “tuvo asociaciones de largo plazo con Usama Bin Laden (UBL) y con el Dr. Ayman al-Zawahiri” y que estuvo involucrado en operaciones en Afganistán, Pakistán e Irak — las fuerzas especiales estadounidenses asesinaron a Osama bin Laden en una redada en su casa en Abbottabad, Pakistán.

Subsecuentemente se dijo que la ubicación de bin Laden había sido descubierta al rastrear a un mensajero cuya identidad había sido revelada a través de las interrogaciones de prisioneros en “sitios obscuros” de la CIA — incluyendo a al-Libi, Khalid Sheikh Mohammed y un prisionero llamado Hassan Ghul que nunca llegó a Guantánamo. Los detalles exactos siguen siendo difíciles de establecer, pero lo que está claro es que estas afirmaciones fueron lanzadas por republicanos, como expliqué al momento de la primera PRB de al-Libi, mencionando que, “crucialmente, las pistas (que llevaron a la localización de bin Laden) no habían involucrado el uso de tortura y que no tenían nada que ver fundamentalmente con Guantánamo ya que fueron descubiertas a través de interrogaciones no coercitivas, que no necesitaban la existencia de Guantánamo para ser viables, pero esto no detuvo a los promotores de la tortura y la continua existencia de la prisión de mentir para promover sus objetivos”.

Cuatro años después de la oleada de interés en al-Libi, mientras que seguía incomunicado en Guantánamo, a él y otros “detenidos de alto valor” finalmente les permitieron hablar con sus familias, en enero del 2015, a través de lo que el Washington Post describe como video llamadas “fuertemente monitoreadas”.

El Post habló con el comandante de la marina Patrick Flor, uno de los abogados militares defensores asignados al caso de al-Libi en caso en el que terminara acusado en las comisiones militares, quien “dijo que su cliente había hablado con su familia en Trípoli, Libia, la semana pasada”. Flor destacó que “la llamada fue interrumpida por problemas de audio, que podrían ser resultado del proceso de análisis de las declaraciones de Libi” y, cuando le preguntaron si era una “cosa buena” que al-Libi hubiera podido hablar con su familia, dijo “¿Que si pienso que es algo bueno? Mi hombre ha estado encerrado desde el 2016 en Guantánamo. No ha tenido contacto directo con su familia” y “tiene una hija que jamás ha visto”.

Las Juntas de Revisión Periódicas

Cuando la primera PRB de al-Libi se llevó a cabo, en agosto del 2016, el gobierno, una vez más intentó aumentar su importancia en al-Qaeda, diciendo que, después de su reubicación en Pakistán después de la invasión de Afganistán encabezada por EE.UU., él “supervisó las necesidades financieras y logísticas de los miembros de al-Qa’ida y sus familias hasta principios del 2003 cuando se convirtió en el director general y tercero en comando después de la detención de varios líderes de al-Qa’ida”. Las autoridades también declararon que “ciertamente permanece comprometido a la ideología yihadista global de al-Qa’ida”, afirmando que “elogió varios ataques previos en contra de objetivos occidentales, incluyendo el 11/9” y que había “expresado apoyo para futuros ataques contra objetivos civiles en el Occidente”.

Al-Libi decidió no ir a su audiencia, lo cual significó que no había oportunidad alguna de que fuera aprobado para ser liberado, aunque sus Representativos Personales (oficiales militares asignados para ayudar a prisioneros con sus PRB) presentaron una imagen diferente a los miembros de la Junta que la que el gobierno promovió, declarando que, cuando se reunieron con él, fue “respetuoso y educado”, añadiendo que “está ansioso por vivir una vida de paz. Desea regresar a casa a su familia. Tiene una familia amorosa grande que está lista para apoyarlo cuando regrese”. También explicaron que “Faraj ha declarado que no esconde ningún deseo malo para los Estados Unidos y que no se considera como una amenaza” y que notaron, específicamente que “sus problemas médicos por sí solos representarían una barrera para cualquier tipo de amenaza”, una referencia a su mala salud que pareciera ser mucho más severa que la sordera con la cual terminó después de su tortura en los “sitios negros” de la CIA”.

Además, como también declararon “está muy entusiasmado con reunirse con su esposa y tres hijos. Actualmente sus hermanos los mantiene y quisiera retomar su rolo como padre y proveedor”.

El encarcelamiento continuo de al-Libi sin cargos ni juicio fue sostenido el siguiente mes, con los miembros de la Junta expresando su preocupación acerca de sus supuestas conexiones con al-Qaeda, su supuesto apoyo de acciones terroristas y su inhabilidad para “evaluar su credibilidad dada sus decisión de no participar en la audiencia”.

Treinta y ocho hombres fueron aprobados por las PRB bajo Obama, pero los 26, incluido al-Libi, cuyo encarcelamiento fue sostenido, pronto reconocieron que, bajo Donald Trump, el proceso de PRB se había convertido en una farsa. Como resultado de esto, la mayoría de ellos boicotearon sus audiencias y, cuando, eventualmente la siguiente PRB de al-Libi llegó, en mayo del 2019, sus Representativos Personales le tuvieron que decir a la Junta que él “continúa a rechazar todas las reuniones programadas con él desde su audiencia inicial” y que, como resultado, “no tenemos información nueva que presentarle a la junta en este momento”.

Su continuo encarcelamiento fue sostenido debidamente, aunque era destacable que las afirmaciones del gobierno en su contra han sido reducidas a una sola oración, alegando que “viajó a Afganistán a luchar cuando era joven, se unió a al-Qaeda y subió a través de su jerarquía para convertirse en el director general del grupo y consejero de confianza como conductor de comunicaciones para Usama Bin Ladin y su delegado Amir Ayman al-Zawahiri.”

Desde que Joe Biden se convirtiera en presidente, el proceso de PRB ha sido revivido de manera significativa y 18 de los 22 “prisioneros para siempre” que heredó de Donald Trump (después de que otros tres fueran acusados y uno aprobado para liberación en los últimos días de su presidencia), ahora han sido aprobados para ser liberados. Desafortunadamente, al igual que se enterara al-Libi el 23 de agosto, es uno de los cuatro “prisioneros para simepre” que no han sido aprobados para ser puestos en libertad, aunque finalmente ya tiene abogados civiles y se ha involucrado en el proceso por primera vez.

La última PRB de Al-Libi

Como explicó su Representativo Personal a la Junta, “Después de años de negar solicitudes para reunirse”, al-Libi finalmente estuvo de acuerdo y, desde entonces, se ha “mantenido en contacto a través de reuniones, cartas y mensajes de compañeros detenidos”. No fue sino hasta la tercera reunión que al-Libi finalmente declarara que “confía en mí y que tengo en mente su mejor interés” y, a través de todo, ha sido “noble, caballeroso y chistoso, constantemente tomando notas y haciendo preguntas preparándose para esta audiencia”.

Cuando “preguntó acerca de su representación legal”, el Representativo Personal añadió, “pudimos asistirlo con un abogado privado con el cual estoy en contacto constante para desarrollar estrategias” y quien “se ha acercado a su familia en Europa y en el Medio Oriente en donde están preparados para apoyar su integración a la sociedad fuera de Guantánamo”.

Reiterando el punto hecho por al-Libi hace seis años — de que él es “un hombre sencillo que desea ser liberado de Guantánamo para reunirse con su familia” — el representante añadió que “yo creo que la motivación de Abu Faraj, su compromiso y disposición para entrar a un programa de rehabilitación lo ayudará a vivir una vida exitosa y pacífica cuando sea liberado”.

En una carta de siete páginas a la Junta, los abogados de al-Libi Michael Mirali y Dana Chavis, defensores federales, le pidieron a la Junta que aprobara su transferencia, declarando que “no representa una amenaza para Estados Unidos” y que “no retiene mala voluntad en contra de los Estados Unidos a pesar del trato severo que ha sufrido en detención”. También señalaron que en general se ha comportado bien en Guantánamo y discutieron en detalle los efectos en su salud debido a la tortura sufrida en “sitios obscuros”, aunque estos detalles fueron censurados por las autoridades.

También mencionaron que “tiene una gran red de apoyo de familiares y amigos…en Marruecos, Turquía y el Reino Unido”, que prometieron apoyarlo y testificaron acerca de su buen carácter, con Chavis habiendo “hablado con su familia en Libia” y habiendo visitado a otros miembros de la familia en el Reino Unido. Destacaron cómo amigos y familiares hablaron “cariñosamente” de Mustafa, como es conocido, describiéndolo como “una persona amorosa con altos valores éticos, que sobresalió en sus estudios y, cuya misión en la vida, era ayudar a otros”.

También dieron un mensaje de parte de su esposa, quien discutió “las dificultades de criar a tres hijos menores de 5 años al momento en el que fue tomado en custodia estadounidense” y quien explicó que su ausencia los había afectado tanto a ella como a sus hijos psicológicamente.

Desafortunadamente, los miembros de la Junta permanecieron inmóviles, mencionando que, “aunque la Junta aprecia la decisión del detenido de asistir a la audiencia por primera vez, su rechazo a contestar casi todas las preguntas en relación a sus actividades pasadas, evita que puedan evaluar su dicho cambio de mentalidad”.

Vergonzosamente, me parece, que la Junta fracasó en mencionar por qué al-Libi no había sido comunicativo, aunque había sido explicado por sus abogados en su carta, cuando mencionaron que, porque él “tiene un caso de habeas corpus pendiente retando la legalidad de su detención” y “porque ese caso está en curso, porque casi dos décadas después el gobierno no lo ha acusado de algún crimen y para proteger sus derechos bajo la constitución y ley internacional, el Sr. al-Libi personalmente no contestará preguntas acerca de cualquier alegato en su contra o de otros asuntos relacionados con su petición de habeas pendiente”. En lugar de eso, los abogados declararon que “su participación en estos procedimientos está basada en su singular enforque en un futuro pacífico como una personal libre rodeada de su familia”.

Desafortunadamente para al-Libi, rehusarse a contestar preguntas no fue su única preocupación. Ellos también se enfocaron en su “extensiva y longeva historia con al-Qaeda, en incluir roles de liderazgo” y también en su “falta de un plan pre determinado de trabajo y apoyo, post liberación” aunque eso era difícil, sino imposible abordar poque no tiene idea de adónde irá si alguna vez es aprobado para liberación.

Todavía un “prisionero para siempre”

Lo que suceda después, por supuesto, es desconocido. Espero que al-Libi no se retraiga nuevamente a las sombras de Guantánamo, aunque quién lo culparía si lo hace. Diecisiete años después de su captura permanece detenido por gente que no lo acusa de haber cometido algún crimen pero que todavía mantiene que es demasiado peligroso para ser liberado.

Espero que no tenga que esperar otros tres años para otra revisión y espero que continúe participando en el proceso y aborde las preocupaciones de la Junta — no porque sean una manera justa y apropiada de lidiar con él después de diecisiete años sin cargos ni juicio, pero porque no hay otro camino.

Tristemente, dudo que los tribunales vayan a lidiar adecuadamente con su petición de habeas corpus. Sólo un hombre ha sido concedido con su petición de habeas en los últimos 12 años, desde que los cínicos jueces republicanos de apelaciones hicieron casi imposible que una petición de habeas de un prisionero en Guantánamo tuviera éxito y no veo razón alguna por la cual al-Libi sea una excepción.

Pero, mientras continúa a languidecer en Guantánamo, Estado Unidos necesita preguntarse a sí misma por qué no sabe ni siquiera algo acerca de su historia y por qué, después de 17 años, todavía es algo considerado como aceptable el hecho de que no ha sido puesto en juicio, pero sigue siendo considerado demasiado peligroso para ser puesto en libertad. Eso no es justicia, es algo totalmente diferente — un tipo de detención administrativa arbitraria — y eso debería preocupar a los estadounidenses que creen en la diferencia entre países que respetan el estado de derecho y del proceso legal debido y aquellos que no.


 

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