Ali Hamza Al-Bahlul, prisionero de
Guantánamo convicto, busca poner fin a sus 14 años en confinamiento solitario
7.12.22
Andy Worthington
Traducido por El Mundo no Puede Esperar 2 de enero de 2023
Ali Hamza al-Bahlul, en una foto tomada en Guantánamo e incluida en su
expediente militar clasificado, datado el 15 de noviembre del 2007, que fue
publicado por WikiLeaks en el 2011.
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¿Alguien se acuerda de Ali Hamza al-Bahlul?
Hace 14 años, el 3 de noviembre del 2008, el previo a la victoria presidencial de Barack Obama en el 2008, Ali Hamza al-Bahlul, un
yemení de 39 años que había estado detenido en la prisión en la bahía de
Guantánamo desde que llegara en el primer vuelo el 11 de enero del 2002, recibió
una condena perpetua en su juicio de comisión militar, para el cual se
reusó a preparar una defensa y ha estado en confinamiento solitario desde entonces.
Esa debe ser una situación conmovedora, pero las verdades incómodas tienden a tragarse en Guantánamo y el aparente confinamiento
solitario sin fin de al- Bahlul ha sido olvidado desde hace mucho tiempo.
Al-Bahlul, quien aparentemente hizo un vídeo de propaganda para al-Qaeda y no estaba arrepentido por tener membresía de la
organización terrorista de Osama bin Laden, fue condenado por cargos de conspiración,
solicitar asesinado y dar material de apoyo para terrorismo, aunque en el 2013, 2014 y 2015, todas esas
sentencias fueron revocadas, en la base de que, al momento de los supuestos
crímenes, no fueron consideradas violaciones tradicionales de la ley de guerra.
Por 16 meses, de junio del 2015, al-Bahlul continuó a cumplir una sentencia de vida y a estar detenido en confinamiento solitario
aunque cada aspecto de su condena original ha sido recovada, a pesar de que esa
situación atroz particularmente llegó a su fin cuando, en una
decisión contenciosa en la corte de circuito de D.C (el tribunal de
apelaciones de Washington, D.C.) sostuvo el cargo de conspiración en octubre
del 2016.
Desde entonces, ha desaparecido de vista. Sus abogados, por supuesto, han apelado
a la Suprema Corte, pero en octubre del 2017 la Suprema Corte se reusó a retomar
el caso, y, en lugar de eso, aquellos representándolos se dirigieron a la
Comisión de Revisión del Tribunal Militar (Court of Military Commission
Review), establecida cuando las comisiones militares fueron instaladas bajo
George W. Bush, aunque ese camino resultó ser inútil, cuando, en marzo del
2019, como lo describió
de Lawfare, “sostuvo su sentencia y su cadena perpetua por conspirar para
cometer crímenes de guerra”.
El mes pasado, sus abogados — Michel Paradis, Jennifer Joseph y Aaron Shepard de la Organización de Defensa de la Comisión Militar y
el abogado militar defensor retirado Todd Pierce — continuó su largo esfuerzo
para retar los remanentes de la convicción original y su sentencia de vida en
una presentación al tribunal de circuito de D.C, en el cual buscaron persuadir
al tribunal a revisar su caso.
Como explicaron, desde que la condena inicial de al-Bahlul, “el panorama legal ha cambiado dramático”, porque “dentro de un año,
el congreso revisó el marco legal y procedimientos de las comisiones
militares”, el tribunal de apelaciones “dejaron dos de los tres cargos
subyacentes en la sentencia del solicitante como violaciones ex post facto,
incluyendo el ‘cambio central’ alrededor del cual los fiscales armaron su
caso”, y la Suprema Corte “emitió una serie de decisiones…que emitieron una
duda importante sobre cómo fueron convocadas y administradas las comisiones
militares en su momento para el juicio de al-Bahlul”.
El confinamiento solitario de Al-Bahlul
Como explicaron los abogados, el gobierno “excluyó convictos” como al-Bahlul “del sistema de las Juntas de
Revisión Periódicas que se creó para los detenidos de Guantánamo y
ultimadamente enjuiciaron a tan pocos detenidos de bajo valor que al-Bahlul ha
estado y continuará detenido en casi total confinamiento solitario”.
Dándole seguimiento, los abogados declararon que al-Bahlul “está cumpliendo cadena perpetua en confinamiento solitario sin
posibilidad de salir”, describiendo eso como “un castigo cuya severidad no fue
anticipada al momento de su juicio y está basada en premisas legales que han
sido rechazadas o abandonadas hace mucho tiempo”. Como resultado de eso, le
pidieron al tribunal que “dejara la sentencia…o como mínimo, una nueva
sentencia porque no hay base legal de buena fe para sostener un resultado tan
extremo en este caso”.
En todo este periodo de 14 años, el
único momento en el que al-Bahlul estuvo acompañado de manera limitada,
durante los descansos juntos en el patio de recreación, fue cuando otros tres
prisioneros aceptaron acuerdos negociados en sus procedimientos de comisión
militar — el ex niño prisionero Omar Khadr, Ibrahim al-Qosi y Noor Uthman
Muhammed, de Sudán — que estaban en el mismo bloque del Camp V, conocido como
el “corredor de los convictos” aunque, cuando fueron liberados — al-Qosi en
julio del 2012, Khadr en septiembre del 2012 y Noor Uthman Muhammed en
diciembre del 2013 — al-Bahlul quedó completamente solo.
En un intercambio de correos electrónicos, Michel
Paradis me dijo que, brevemente en el 2019, “temiendo que los tribunales
pudieran hacer algo”, el JTF-GTMO (Fuerza Conjunta de Guantánamo), comando militar a cargo en Guantánamo,
“logró un ‘hospedaje’ de último momento en el que pudiera tener visitas de
otros bloques de celdas durante el día”.
“Pero después”, explicó Paradis, “pasó el COVID y esa política también fue descontinuada”. Además, aunque otros dos hombres aceptaran
los acuerdos negociados — Majid Khan en 2012 y Abd al-Hadi al-Iraqi en junio de
este año — son detenidos de “alto valor” y, como explicó Paradis, “una de las
razonas perniciosas para que Bahlul esté en solitario es que es un prisionero
de bajo valor, lo cual significa de es mantenido segregado de los PAV”.
La última apelación
En la última apelación, los abogados de al-Bahlul abordaron un número importante de temas,
aunque habrá que esperar si el tribunal acepta.
Primero argumentan que la Autoridad Convocada para las comisiones, cuyas decisiones están referidas como “irrevisables”, no estaba
calificada para tener un rol de “no revisión” porque, en un fallo previo, el
tribunal de apelaciones sostuvo que la Autoridad Convocada era un “oficial
inferior”, mientras que, como decidió la Suprema Corte en un caso del 2020,
United States v. Arthrex, “sólo los designados presidenciales confirmados por el senado pueden ser delegados
con el poder para dar una decisión final a favor de los Estados Unidos’ sin
revisión por parte de superiores nominales o cualquier otro oficial principal
de la rama ejecutiva”. Como resultado de eso, declararon los abogados, “el
juicio debe ser desalojado por falta de jurisdicción”.
Segundo, los abogados argumentaron que “entre los cambios más importantes que el congreso hizo al sistema de comisión militar en
el 2009, cuando fue revivido con Obama, fue la prohibición del uso de
declaraciones involuntarias por ningún propósito”. En el caso de al-Bahlul, sin
embargo, el gobierno “no disputó que la declaración custodial que hizo que la
mayoría de la evidencia en su juicio y la decisión que reafirmaba su sentencia
no cumpliría este estándar”.
“De hecho”, añadieron los abogados, “los fiscales involucrados en el caso de al-Bahlul al inicio, internamente objetaron al hecho
de que el caso en su contra fue manchado por tortura y la ‘destrucción
sistemática de declaraciones’ que lo exculpaban”. Como resultado de eso, la
fiabilidad del CMCR sobre estas declaraciones no corroboradas en involuntarias,
tomadas aparte, obliga a revertir y ordenar nueva sentencia para asegurar que
el demandante no cumpla con una cadena perpetua sin posibilidad de libertad
condicional basada en evidencia manipulada”.
En un tercer punto, involucrando la sentencia, los abogados argumentan que, “debido a que el tribunal revocó dos de tres ofensas
subyacentes de la condena de al-Bahlul en base a su constitucionalidad, se
requiere sentencia nueva, a menos que el registro deje claro, más allá de
cualquier duda, que el impacto de las dos condenas erróneas era tan inmaterial
a la sentencia impuesta…que el error no fue dañino”.
Como también sostuvieron, el CMCR “cometió por lo menos dos errores” al citar casos previos de relevancia, primero porque el
tribunal ‘fracasó en encontrar que pudiera ‘determinar de manera confiable qué
sentencia pudiera haber sido impuesta al nivel del tribunal si el error no
hubiera sucedido’ más allá de una duda razonable”, pero fue “un abuso per se,
de discreción de revocación de orden” y, en segundo, porque no había base para
que el tribunal de apelaciones concluyera, como lo hizo, que “el CMCR tiene tal
‘experiencia extensiva con el nivel de sentencias impuestas por ofensas de
conspiración bajo varias circunstancias’ que podría confiablemente determinar
qué sentencia los miembros hubieran impuesto basándose solo en el registro”.
Como añadieron los abogados, “Ningún tribunal, mucho menos el CMCR, podría confiablemente determinar qué sentencia hubieran impuesto
los miembros por un cargo que jamás se ha enjuiciado exitosamente, basado en un
récord de un juicio cuyo ‘cargo central’ fue eliminado y conducido en un
sistema de justicia criminal novedoso que ha producido siete decisiones de
sentencia en su historia, sólo tres de las cuales el CMCR ha revisado conforme
a las normas”.
El final punto de los abogados continúa, como mencionan, “Incluso asumiendo que el CMCR pudiera confiablemente determinar,
más allá de cualquier duda, qué sentencia hubieran impuesto los miembros solo
por conspiración incipiente, abusa su discreción en sostener que los miembros
hubieran impuesto cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional en
este caso”, primero, porque “los hechos que el CMCR determinó ser los más
agravantes a favor de dicha sentencia fueron todos basados en las declaraciones
no corroboradas de al-Bahlul, que son incapaces, como materia de ley, de
establecer cualquier hecho más allá de la duda razonable”; segundo, porque “el
CMCR facilitó interferencias materialmente incorrectas del récord para
descubrir que el demandante jugó un papel en los ataques del 11 de septiembre”
y, tercero, porque “el recurso del CMCR para teorías legales y fácticas nunca
presentadas a los miembros demuestran que el proceso criminal ilegal contra
al-Bahlul en dos de tres cargos subyacentes en su sentencia, incluyendo el
‘cargo central’ alrededor del cual los fiscales construyeron su caso, fue
dañino más allá de una duda razonable”.
Esto no es justicia
Me ha tomado tiempo comprender los varios giros y
vueltas del caso de al-Bahlul, pero parece claro que sus abogados están absolutamente en lo correcto al exigir
que, legalmente, el juicio debería de ser retirado, o, por lo menos, devuelto
para una nueva sentencia. Una sentencia de vida no parece estar justificada
cuando muy poco de la base para su convicción inicial sobrevive y, cuando, sus
abogados explican que “los fiscales involucrados en su caso al inicio
internamente objetaron al hecho de que el caso en su contra estaba manchado por
tortura y la ‘destrucción sistemática de declaraciones’ que fueron exculpatorias”.
En su larga presentación ante el tribunal, los abogados se explayaron en estos puntos, específicamente destacando que “en
marzo del 2004, un fiscal militar que trabajaba en el caso de al-Bahlul, objetó
internamente que había revisado los registros de interrogación en el que negó
ser un miembro de al-Qaeda y que no había razón alguna para ‘creer que había
sufrido…maltrato o tortura”. Más adelante alegó que la selección de los
fiscales de los registros de interrogación como evidencia en su contra fue
‘deliberada y engañosa’ y comprometida por el ‘destrucción sistemática de
declaraciones de detenidos’. Otro fiscal militar se quejó después, que el
gobierno estaba ignorando estos asuntos y que, como resultado de esto ‘presionó
con casos que serían insignificantes incluso si se hubieran preparado propiamente’”.
Los abogados también mencionaron que, aunque al-Bahlul fue enmascarado como propagandista mediático y de “secretario personal” de bin
Laden, el fiscal en su caso “lo describió públicamente como un ‘pez pequeño’”.
Moralmente, espero que mi artículo haya iluminado otra verdad, una que es más directa: que el gobierno estadounidense no tenía derecho
a detener alguien por 14 años en confinamiento solitario en Guantánamo — y
potencialmente el resto de su vida — no solo porque está fundamentalmente mal,
sino porque la única razón para hacerlo es porque el sistema utilizado para
enjuiciarlo y condenarlo era tan nuevo e inadecuado que subsecuentemente
fracasó en condenar a alguien más que pudiera acompañarlo en su celda.
Ali Hamza al-Bahlul está, de alguna manera, sobreviviendo lo que parece un sufrimiento sin fin, aunque no puedo imaginar
que el constate aislamiento no sea un elevado daño sobre él, sólo puedo esperar
que algo que parezca justicia, eventualmente, ya retrasada, llegue a su camino.
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