14 millones de dólares por prisionero al año: el costo
absurdo de Guantánamo
24 de septiembre de 2019
Andy Worthington
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 5 de octubre de 2019
Gracias a Carol Rosenberg del New York Times por exponer lo
que los Estados Unidos ya no quieren recordar: que la prisión de la bahía de
Guantánamo es, per cápita, por mucho, la prisión más costosa del mundo.
Según las cifras obtenidas por el Times, “el total del
costo del año pasado por retener a los prisioneros” y por “pagarles a las
tropas para vigilarlos, de continuar con las comisiones militares, cortes
militares y por las construcciones relacionadas, excedieron los $540 millones
de dólares”.
Con 40
hombres todavía detenidos (y uno liberado durante el año al que se
refieren las cifras)*, es más de $13 millones de dólares por prisionero, pero
de hecho parece ser todavía más costoso. Rosenberg menciona que, en el año del
2018, el Departamento de la Defensa declaró que el costo fue de $380 millones
“por la detención en Guantánamo, panel de probatoria y operaciones de las
cortes de guerra, incluidas las construcciones”.
A eso se le suma el costo del “personal” referido a en
abril de este año por el ex comandante de la prisión John Ring, quien explicó
que “la consolidación a través de la nueva construcción permitiría a la prisión
reducir su staff…por 74 tropas, ahorrando $8 millones”; indicando que el costo
por miembro del ejército es de $108,000 dólares al año, multiplicado por los
1,800 que son, por un total de $194.4 millones, siendo un total de $574.6 millones.
Eso es más de $14 millones por prisionero, o
poniéndolo de otra manera, 180 veces más por detenido que el costo de alguien
encarcelado en la prisión federal “supermax” (máxima seguridad) de Colorado, en donde el costo anual por detenido en el 2012
era de $78,000 dólares.
Como lo explica Rosenberg, el costo anual estimado de
$574.6 millones “no incluye gastos que permanecen clasificados, presumiblemente
incluyendo la continua presencia de la CIA”. Sin embargo, “los números muestran
que el rango de construcciones levantadas a través de los años ha aumentado el
costo incluso con el número de prisioneros en decline”.
Un
reporte del Departamento de la Defensa en el 2013 calculó que el costo
anual de la prisión de Guantánamo en funcionamiento y del sistema de cortes era
$454.1 millones, alrededor de $120 millones menos que el año pasado. Por otra
parte, al momento, había 166 prisioneros, lo que significa que el costo por
cada uno era de $2.7 millones, menos que una quinta parte de lo que cuesta ahorita.
Ese reporte también “pone el costo total por la
construcción y la operación de la prisión desde el 2002 en $.2 billones” a
finales del 2014, una cifra que Rosenberg describe como “ahora parece haber
crecido a $7 billones”.
El Capitán Brian L. Mizer, un abogado de la marina,
que representaba a Salim Hadman, un chofer de Osama bin Laden en su comisión
militar en el 2008, llamó apropiadamente a la prisión de Guantánamo “la prisión
boutique más chiquita de América, reservada exclusivamente para los supuestos
yihadistas geriátricos”.
El costo del aislamiento geográfico
Parte de los costos absurdos de Guantánamo se
relacionan con su aislamiento, porque, como explica Rosenberg, se encuentra
“totalmente ajena a la economía cubana” y todo tiene que ser importado de los
Estados Unidos. Como añade Rosenberg, “opera en algunos sentidos como un cargo
aéreo en el mar, incluso desalinizando su propia agua con combustible levado
por un buque”.
Como sigue explicando, “Casi todos los suministros de
la base, como los traslados familiares, masa congelada de pizza para el
boliche, autos de renta para la comisaría, llegan dos veces al mes en una
embarcación contratada por el gobierno desde Florida. Un cargamento refrigerado
en avión lleva fruta y vegetales frescos semanalmente”.
Los costos militares, sin embargo, parecen ser
claramente excesivos. Mil ochocientas tropas trabajan en la prisión, 45 por
cada prisionero. Rosenberg explica que “ellos trabajan en tres edificios, dos
sedes central alto secreto, por lo menos tres clínicas y dos recintos en donde
los prisioneros consultan a sus abogados”. También algo de trabajo como
guardias en Campamento Justice, la corte de las comisiones militares y una
locación para el cuarto de audio para las Juntas de
Revisión Periódicas, proceso de revisión establecido en el 2013 por el
presidente Obama, que llevó a la liberación de 36 prisioneros en los últimos
tres años en el poder aunque ha perdido significado bajo Donald Trump ya que
ningún prisionero ha sido aprobado para ser liberado desde hace tres años.
Rosenberg explica otros costos: “los miembros del
staff de la prisión tienen su propia capilla, cine, hospedaje, dos comedores y
un equipo de trabajadores de la salud mental, que ofrece perros de apoyo. Jueces,
abogados, reporteros y trabajadores de apoyo llegan y se van en puente aéreo
semanales”.
Un crítico de este absurdo gasto es el Adam Smith
(D-WA), el presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara de los Estados Unidos y, como describe
Rosenberg, “partidario del cierre de la prisión desde hace mucho tiempo”. En
junio, dijo Smith, “no creo que exista una necesidad de tener una facilidad en
Guantánamo tan increíblemente cara para que, sabes, 40 personas vivan. Así que
ultimadamente creo que deberían de ser transferidas aquí”.
Rosenberg observa que comparar Guantánamo con
prisiones federales en los Estados Unidos es “engañoso” porque los trabajadores
en las federales son “civiles que pagan por su propia comida y cuidados de
salud, manejan sus autos y viven en sus propias casas, se divierten en sus días
libres”, mientras que el ejército, que contrata en su mayoría a fuerzas de la
Guardia Nacional y reservistas militares en rotaciones de nueve meses en
Guantánamo, tiene que cubrir gastos de todo, pero es, no obstante, aparente que
la histeria inicial de exceso de personal en la prisión nunca ha sido
adecuadamente abordada.
Como es descrito por Rosenberg, el “staff uniformado”
en Guantánamo incluye “una unidad de Guardia Costera que patrulla las aguas
bajo el acantilado de la zona de la prisión, doctores de la marina, enfermeras,
técnicos psicológicos y ayudantes médicos; una unidad para los ingenieros de la
Fuerza Aérea, abogados, capellanes, bibliotecarios, chaperones y reporteros
militares” y cada uno de ellos tiene “capas de comandantes que supervisan su
trabajo y manejan sus vidas en Guantánamo”.
La prisión también tiene “lingüistas, analistas,
consultores, trabajadores, profesionales en tecnología de la información y
otros trabajadores del gobierno contratados por el Departamento de la Defensa”.
En el 2014 existían 300 de esos trabajadores civiles. (La base naval, mientras
tanto, tiene alrededor de 4,000 personas, que también parece excesivo, aunque ellos
tienen su propio presupuesto “separado de los costos de la prisión y la
corte”).
El área en la que la prisión se localiza, dentro de la
base naval, pero esencialmente separada de la misma, también “tiene sus propias
centrales, alberca de motor, servicios de salud mental, mini super, equipo de asuntos
públicos que recientemente se refirió a las tropas asignadas al lugar como
“combatientes”. Mientras tanto, la fuerza de seguridad de la armada, de menos
de 300 soldados, viven en contendores prefabricados dentro de la zona de la
prisión, la mayoría de las tropas que trabajan en el complejo viven en la base
naval”, algunos en casas y otros “viven en un tipo de parque de camiones
similar a los que se usan en Irak o Afganistán” o en unidades de casas tipo contendedores.
Un gasto que no ha sido añadido hasta la fecha a la
cuenta de la prisión se relaciona con una aprobación del Congreso, en el 2018,
por $115 millones para ser gastados en “complejos de dormitorios tipo barracas
para sustituir la vivienda de camiones para 848 tropas”. Sin embargo, “ningún contrato
ha sido otorgado, ninguna construcción ha sido iniciada y el vocero de la
marina pudo dar una fecha de término”.
La prisión, no obstante, continúa a tragarse dinero
con abandono, con sus “torres de vigilancia, sus Humvees, caminos sucios y una serie de facilidades permanentes y
semi permanentes, todas ellas construidas desde el 2002 y rodeadas de alambre
de púas que se oxida con el aire salado”, los tres conjuntos de celdas para
prisioneros y los “siete u ocho sitios distintos” en donde pueden ser
encontrados cualquier día, incluyendo la corte, el cuarto de audio de los PRB,
el hospital de la base y “dos conjuntos adyacentes en donde los prisioneros consultan
a sus abogados”.
Otros costos involucran “deterioro por uso”, particularmente notable en el sureste de
Cuba, en donde se encuentra Guantánamo, que es “cálido, húmedo y golpeado por vientos
tropicales y huracanes ocasionales”.
Rosenberg continúa, “en los últimos dos años, el
ejército ha contratado contratistas para hacer reparaciones por $15 millones en
las casas de los guardias, una expansión de $14.5 millones en el complejo de
las cortes de guerra, $1.5 millones en reparaciones en la clínica de tropas,
más de un millón en la renovación del aire acondicionado y ventilación en las
casas de los oficiales, $648,000 en erosión y control climáticos alrededor del
complejo de la prisión de la población general, $273,110 para sustituir las
letrinas cerca de la ahora desaparecida cocina y $47,690 para renovar la
capilla del staff de la prisión”.
Bajo cualquier medida, yo creo, pagar $273,110 para
sustituir letrinas es excesivo, aunque, como explica Rosenberg, “los
contratistas del Departamento de la Defensa que apuestan por estos trabajos
tienen que calcular los costos de traer a sus propios trabajadores y equipo,
incluyendo maquinaria pesada. Como una medida para lo alto del costo que es
construir aquí, el costo proyectado de una nueva prisión para quince ex
cautivos de la CIA que primero fue propuesto durante el gobierno de Obama ha
brincado de $49 millones a $88.5 millones de dólares en cinco años”.
El abrumador costo de las comisiones militares
Como explica Rosenberg, una gran parte del costo de
Guantánamo se relaciona con las comisiones militares, que, basado en documentos
del Congreso, representaron un gasto de más de $123 millones de dólares en el
2018 aunque
solo ocho hombres enfrentan cargos.
Como lo describe ella: “cada audiencia requiere
movimiento masivo de gente y materiales desde los Estados Unidos hasta la base
en aviones de pasajeros que el Pentágono alquila por $80,000 viaje sencillo.
Fueron 52 de estos vuelos comerciales en el 2018 entre la Joint Base Andrews y
Guantánamo. Hasta el inicio del juicio de los hombres acusados de planear los
ataques del 11/9, que está
programado para principios del 2021. La mayor parte del trabajo legal se
lleva a cabo en una conejera tipo oficinas rentadas cerca del Pentágono,
algunas de las cuales llevan vacías más de un año esperando ajustes de seguridad”.
Hasta hace solo dos semanas, el NPR realizó una
investigación sobre los costos de la corte, bajo el título “Whistleblower
Cites ‘Waste Of Funds’ At Guantánamo Court And Prison”, notando que “un ex
abogado importante” en las comisiones había “presentado una queja federal de
"filtrador” alegando un enorme desperdicio de fondos y un gran mal manejo de administración”
A Sacha Pfeiffer, del equipo de investigaciones, le
fue dicho que “cada año, cientos de miles de dólares en dispositivos del
gobierno (discos duros, teléfonos celulares, computadoras portátiles) son
destruidos por derrames de información clasificada”. Añadió que “existen muchos
abogados trabajando ahí, cientos de ellos. Algunos son especialistas en pena
capital, que soy abogados de práctica privada, pagados por el Pentágono.
Cuestan más que los abogados regulares del gobierno. Algunos de ellos cobran
hasta medio millón de dólares por año”.
Pfeiffer habló con la Marine Brig. Gen. John Baker,
jefe del consejo de defensa para las comisiones, quien dijo bruscamente,
“Mierda. La gente tiene que conocer el farsa que es Gitmo. Sabes, está más allá
de la comprensión que sea 2019 y que la gente acusada de crímenes que
ocurrieron en el 2001, capturados en el 2003, sigan sin estar cerca de un
juicio”.
El filtrador es el coronel de la Fuerza Aérea, ya retirado, Gary Brown, quien fue el
consejero legal de la autoridad de las comisiones Harvey Rishikof. Sin embargo,
corrieron a ambos hombres en febrero del 2018 después de que presionaran para
que se retirara de la mesa la pena capital para aquellos acusados de los
ataques del 11/9. Esto fue porque, como describió Pfeiffer, Brown “cree que
será difícil conseguir convicciones de pena de muerte porque mucha de la
evidencia fue obtenida a través de la tortura” e “incluso si hubiera
convicciones, podrían pasar 15 años de apelaciones, que quitarían otro billón y
medio”. En su lugar, Rishikof y Brown propusieron llegar a acuerdos a través de
los cuales los prisioneros “se declararían culpables y obtendrían condenas de
por vida. Eso aceleraría procesos y bajaría costos”.
Así que ¿cuándo terminará la pesadilla? Después de que
fuera publicado el artículo del Times, Donald Trump, en el Air Force One
les dijo a los reporteros “Creo que es algo loco. Cuesta una fortuna operarla y
creo que es una locura”, también acusando al presidente Obama por haber
fracasado en cerrarla. “Iba a sacar a todos y a cerrar Guantánamo para cuando
dejara el poder, pero no lo hizo”, dijo Trump, añadiendo, “Así que nosotros
estamos atorados con ella”.
Eso suena positive, pero con Trump sería una tontería
esperar que algo sensible o decente ocurriera en relación a Guantánamo. Este,
después de todo, es el hombre que twitteó,
dos semanas antes de tomar el poder, en enero del 2017, “No habrán más
liberaciones de Gitmo. Estas son personas extremadamente peligrosas y no
deberían de poder regresar al campo de batalla”. Como declararon los abogados
que presentaron
la petición de habeas corpus para once detenidos el año pasado, la continua
detención de hombres en Guantánamo “está basada solo en la antipatía cruda de
Trump hacia los prisioneros, todos musulmanes y los musulmanes en general”.
Y, tristemente, no que el fin pueda llegar pronto.
* Ahmed al-Darbi fue liberado a principios de mayo del
2018, lo que significa que pasaron meses siete meses, así que las cifras
obtenidas por el Times aplican.
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