Bombardear un hospital es un crimen de guerra
Curt Wechsler | 05 de octubre 2015
El saldo de muertos a raíz del "bombardeo sostenido" estadounidense de un centro de trauma en Kunduz, Afganistán, ha
aumentado a 22. Los altos funcionarios de Médicos Sin Fronteras / Medecins Sans Frontieres (MSF) dicen que el ataque constituye
una grave violación del derecho internacional humanitario: "La descripción del ataque ofrecida por
el [gobierno de EE.UU.] sigue cambiando, de un caso de daño colateral, a un
trágico incidente, y ahora intenta pasar la responsabilidad al gobierno de
Afganistán". Doce trabajadores de MSF y al menos 10 pacientes, entre ellos
tres niños, murieron. Otras 37 personas resultaron heridas.
Médicos Sin Fronteras informa que su personal "llamaba
desesperadamente" a la OTAN y a Washington DC, mientras llovían bombas
sobre el hospital por "casi una hora." MSF exige una investigación
internacional totalmente transparente e independiente. La pérdida de esa instalación médica empeora
la creciente crisis humanitaria que sufren los miles de habitantes civiles
atrapados en Kunduz.
No puede haber justificación alguna para destruir un hospital
en pleno funcionamiento, en un lugar donde existe una necesidad desesperada del
tratamiento médico. El hospital de MSF era el único hospital de ese tipo en la
región nororiental de Afganistán. Se había comunicado a todas las partes del conflicto para que
supieran la ubicación exacta del hospital. El periodista
Glenn Greenwald observó esta mañana: "Ya no se pinta el incidente como un
terrible accidente causado por una bomba que perdió su rumbo... En cambio, la
narrativa predominante entre las fuentes estadounidenses y sus aliados afganos
es que el ataque fue justificado porque los talibanes lo usaban como una base".
Esa excusa contradice los informes desde el lugar de los hechos. MSF
Internacional tuiteó: “Para ser claro; ningún miembro de nuestro personal informó sobre una
batalla al interior del complejo hospitalario #Kunduz antes de que empezaran
los ataques aéreos".
No es ningún "accidente" que nuestro gobierno opta
por el castigo colectivo para tener a poblaciones enteras como rehenes de los
intereses estadounidenses. El trágico ataque aéreo contra un hospital en la ciudad afgana de Kunduz
este fin de semana no fue un acto aislado, sino parte de una política militar intencionado
con el fin de aterrorizar a los estados que desafían la hegemonía de Estados
Unidos. El activista Shaun King de #BlackLivesMatter llamó el ataque en Kunduz
"repugnante". Otros en el movimiento para detener el terror del estado
dentro de Estados Unidos ven la conexión entre el máximo crimen de guerra en el
extranjero - la invasión de una nación soberana que no representa una amenaza
inminente - y una epidemia de asesinatos por la policía dentro de Estados
Unidos. Véase a Cadine Williams, la hermana de O'Shaine Evans, que alza
la voz:
Protesta - ¡Bombardear a un hospital es un crimen de
guerra!
El Hospital Stroger de Chicago 06 de octubre
Hospital de
la Universidad de Uppsala, Suecia 07 de octubre
Curt Wechsler es miembro del comité directivo nacional de El Mundo No Puede Esperar.
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