Una carta de Carl Dix, Sunsara Taylor y Andy Zee
Una apreciación de la nueva situación
26 de enero de 2017 | Periódico Revolución |
revcom.us
Las tres personas que iniciamos Rechazar el Fascismo (Refusefascism.org) les
escribimos hoy a todos los que ha hecho suyo el Llamamiento: En nombre de la
humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista, y a todos
los que siguen la campaña. Ahora, el 25 de enero, podemos decir que en lo básico
el régimen fascista de Trump y Pence han asumido las riendas del poder. Con cada
día que pasa, llevan a cabo un nuevo ultraje, sea con reaccionarias y represivas
órdenes ejecutivas o nombramientos o proyectos de ley, amenazas de guerra o la
re-legalización de la tortura, o la afirmación, casi igual de peligrosa, de que
sean ciertos sus “hechos alternativos” (es decir, sus mentiras).
Seguramente tienen más, y peores, cosas en ciernes. En este momento la clase
dominante —algunos miembros de mala gana y otros con muchas ganas— o bien se
conforman con lo anterior o a lo mucho ofrecen unas modificaciones menores.
Eso NO quiere decir que se haya cerrado la posibilidad de destituir a este
régimen por medio de acciones verdaderamente masivas, ni que lo único que le
quede a la gente es trabajar en proyectos locales o esperar que más adelante el
péndulo oscile de nuevo hacia algo mejor — mientras Trump y Pence lleven a cabo
cosas verdaderamente monstruosas y pongan en peligro al planeta entero. Para
nada. Precisamente porque este régimen es fascista y es un cambio cualitativo al
“funcionamiento normal” del sistema, y además porque millones de
personas —y con toda razón— lo consideran totalmente ilegítimo, es grande la
posibilidad de que estalle una crisis en cualquier momento. Podría darse algún
nuevo ultraje — que los fascistas trumpistas ataquen a un sector u otro de la
población, lo que haga nacer una resistencia e impulse a la gente hacia las
calles según una dinámica tipo reguero de pólvora. Podría darse un conflicto en
la clase dominante debido a que un sector de los de arriba estime que alguna
movida de Trump sean demasiado arriesgada, lo que constituya una amenaza
demasiado grande al funcionamiento del orden establecido y a lo que consideren
sus intereses imperialistas. Todos debemos tener lo anterior en mente y
permanecer tensos y alertas para poder sacar provecho aunque sea se unos
indicios de semejantes posibilidades.
Pero ya se está cerrando el período en el cual se podría convocar
directamente a millones de personas a tomar las calles para impedir que se
consolide el régimen de Trump y Pence. El régimen ha logrado cierta
estabilidad, y los acontecimientos proceden sobre esa base. Eso no es la
realidad que trabajamos y luchamos para crear, pero es la realidad ante la
humanidad; no logramos nuestro objetivo, lo que trae consecuencias. Por lo que
es importante ahora evaluar la situación.
Refusefascism.org
Hace poco más de un mes, unos simpatizantes del Partido Comunista
Revolucionario se unieron con otras personas en refusefascism.org a fin de iniciar una actividad para
“detener al régimen antes de que comience”. Juntos, promovimos un Llamamiento
a que millones de personas reconocieran la naturaleza fascista del régimen y que
empezaran a tomar las calles a principios de enero. Lo anterior era posible
sobre la base de la ira expresada en las manifestaciones callejeras
inmediatamente después de las elecciones y la angustia continua aún después de
amainarse esas protestas.
El Llamamiento a la Acción planteó un objetivo y una manera de lograrlo con
una base realista, diciendo:
¡Hay que parar y es posible parar al régimen de Trump antes de que se
inicie!
No se trata de un sueño ocioso, pero podría hacerse realidad si todos los
que odiamos lo que representa este régimen fascista tradujéramos nuestra
indignación en una movilización masiva para crear las condiciones políticas
que lo hagan posible. Somos millones. Nuestro único recurso en este momento
es de actuar juntos fuera de los cauces normales. Hay que obligar a cada
facción al interior de la estructura de poder establecida a responder a lo que
nosotros hacemos, y así crear una situación que impida que gobierne el régimen
de Trump y Pence. (Lea el Llamamiento completo aquí.)
Acompañó este llamamiento la
Misión y el Plan que toma de la historia y un análisis de la base para
“sacudidas” repentinas en la sociedad, a fin de argumentar CÓMO se podría hacer,
por qué podría funcionar y qué se tendría que hacer para que ocurriera. Cientos
de personas lo hicieron suyo, miles más lo apoyaron y el mensaje básico llegó a
millones. Muchas otras fuerzas, con diferentes estrategias y objetivos pero
también fuertemente opuestas a Trump y Pence, también empezaron a movilizarse y
luchar contra la perspectiva de lo que semejante régimen haría. Las personas
alzaron la voz y lucharon duro, muchas fueron arrestadas y se puso en tela de
juicio de manera profunda la legitimidad del régimen, al grado que Trump todavía
se impelido a insistir en ella de manera continua (y defensiva). No
obstante, no se materializó el nivel necesario de lucha (millones de personas en
las calles, noche tras noche) ni el necesario tipo de lucha (que rompa con los
confines de los cauces normales) como lo que proponía Rechazar el Fascismo.
De ahí, el fin de semana pasado, ocurrieron dos cosas grandes. El viernes,
Trump tomó posesión, y desde los primeros minutos de su discurso puso más claro
que el agua que efectivamente, gobernaría como un fascista. El sábado, millones
de personas por todo el mundo acudieron a la Marcha de las Mujeres para expresar
su asco y oposición a Trump, en una movilización sin precedentes contra el nuevo
régimen.
Sobre la base de esos dos factores nuevos en la situación, nosotros y otros
de Rechazar el Fascismo todavía esperábamos poder convocar a un número
suficiente de aquellos que se habían movilizado, y poder poner en marcha una
dinámica a principios de la semana que iniciaría un efecto tipo “bola de nieve”
y crearía las condiciones necesarias para que, a pesar de la toma de posesión,
el régimen no pudiera consolidarse. (Las “El
mundo cambió este fin de semana”.) Reconocimos, y declaramos, que era una
remota posibilidad, pero una posibilidad que valía la pena aprovechar, dado lo
que estaba en juego. Si hubiera resultado, habría evitado un enorme peligro y
habría alcanzado un nuevo punto de partida del que avanzar en la lucha. Pero
ahora, a más de mediados de la semana, está claro que no resultó.
La nueva coyuntura
Así que nos encontramos ante una nueva coyuntura. El régimen está en el poder
y están actuando velozmente. Al mismo tiempo, millones de personas han expresado
su oposición y muchas buscan una manera de luchar. Durante las próximas semanas,
revcom.us publicará cobertura sobre el régimen y la resistencia al mismo con la
misma intensidad y nivel de análisis que hemos hecho desde las elecciones.
En este momento es muy importante que aquellos que se aglutinaron en torno
a Rechazar el Fascismo permanezcan juntos, reflexionen y resuman la rica
experiencia de las últimas seis semanas y desarrollen una nueva estrategia. Será
importante, en tanto un elemento esencial, unirse a acciones contra los
ultrajes continuamente perpetrados por Trump, y a veces iniciarlas, llegar a
otros y compartir perspectivas con ellos.
Siguen siendo ciertos los dos puntos más sólidos según los cuales nos unimos
con otros para iniciar esta iniciativa. Uno, que de hecho este régimen es
fascista y como tal representa una amenaza mortal y hay que derrotarlo. Y
dos, que hay millones y decenas de millones de personas que potencialmente es
posible movilizar para luchar contra el régimen y que es necesario dirigir para
que se salgan de los confines de la política de costumbre (incluida la protesta
de costumbre) a fin de DESTITUIR en efecto a esta horrenda monstruosidad.
Finalmente, al entrar en una nueva fase, es importante analizar lo que SÍ
se hizo, así como lo que no. En solo un mes, unas personas se reunieron en
Rechazar el Fascismo para desarrollar y distribuir el Llamamiento
a la Acción, y la
Misión y el Plan, los que evaluaron con claridad el peligro y la
ilegitimidad de este régimen y sonaron la alarma acerca de su naturaleza
fascista. Rechazar el Fascismo sostuvo reuniones de emergencia en la semana
antes de la Navidad, para juntar personas de puntos de vista diferentes, unidas
en torno al objetivo común de impedir que Trump y Pence gobernaran. Se
recogieron miles de firmas, incluidas las de voces prominentes en la sociedad, y
juntos recaudamos el dinero para publicar el Llamamiento a la Acción en el
New York Times, el Washington Post y en otros lugares y para
ponerlo ante millones de personas. Luchamos por que la gente entendiera que lo
que enfrentamos en este mero momento va más allá de todas las cosas
verdaderamente horribles que este régimen ya ha comenzado a hacer y de hecho
constituye un reordenamiento fascista de la sociedad con consecuencias aún más
graves e hicimos llegar este análisis de una forma u otra a millones de
personas. Rechazar el Fascismo desarrolló y popularizó el símbolo ¡NO! En el
corto período entre el Año Nuevo y el 20 de enero, logramos que se unieran
personas para actuar de muchas formas diferentes (en programas culturales, en
foros, en paros en escuelas, la circulación de maravillosos vídeos y memes por
las redes sociales, etc.). Los voluntarios de Rechazar el Fascismo dejaron sus
hogares para ir a Washington, D.C. con semanas de anticipación para luchar por
esto (incluso, al hacerlo, ante arrestos y golpes). Nuestro mensaje salió en los
medios de comunicación, del Noticiero Fox al Amsterdam News de Harlem,
de la emisora Pacifica Radio a Allhiphop.com y muchos otros lugares, en amplias
entrevistas o en contenciosos intercambios con los reaccionarios, o los carteles
con el símbolo ¡NO! que aparecieron en los noticieros de las cadenas televisivas
y por cable y en la prensa impresa durante la semana previa a la inauguración; y
se creó desde cero una dinámica presencia en las redes sociales. Rechazar el
Fascismo reunió a científicos, figuras culturales, activistas de distintos
puntos de vista, clérigos de distintas denominaciones y nacionalidades,
diseñadores, ex presos políticos, académicos y muchos otros en una naciente
comunidad de resistencia — y forjamos un modelo de relacionarnos diametralmente
opuesto al de Trump y Pence y sus secuaces. Como parte de eso, discutimos,
forcejeamos y debatimos sobre cómo habíamos llegado a estar en esta situación,
sobre el presente sistema y sus dinámicas y cómo se podría cambiar, y si
podríamos vivir de una manera completamente diferente y mejor.
Todo lo anterior fortalece la base de la cual podemos luchar y avanzar, lo
no es poca cosa, y lo que en este momento sí tenemos que
hacer.
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