Un tribunal internacional investiga la expulsión masiva de los habitantes del archipiélago
de Chagos por parte de EEUU y Reino Unido
Ignorados durante mucho tiempo por los
medios de comunicación, los habitantes de Chagos luchan sin descanso por
recuperar las islas que Estados Unidos y Reino Unido les robaron para tener una
base militar
Patricia Miguel / Ana Marrugo
19 de septiembre de 2018
Foto: Shutterstock
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Te imaginas ser forzado a salir de tu casa, de tu tierra,
enviado a un territorio desconocido sin trabajo y sin ninguna de tus
pertenencias, excepto la ropa que llevas puesta?
Esa es la historia del pueblo chagosiano. Son las víctimas poco conocidas de dos potencias coloniales,
Reino Unido y Estados Unidos, cuyos gobiernos manipularon las reglas
diplomáticas y se confabularon para sacar a los chagosianos de su tierra natal
en el Océano Índico y crear una importante base militar estadounidense en la isla
de Diego García. Los dos gobiernos se han librado de esta injusticia durante
los últimos 50 años, a pesar de los valientes esfuerzos de los chagosianos por
volver a su hogar.
Por primera vez, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) está examinando este mes la deportación de los
chagosianos y la decisión británica de 1965 de separar el archipiélago de
Chagos de la isla colonial de Mauricio para preparar la expulsión. El caso
podría tener importantes implicaciones para el ejército estadounidense, para Mauricio — que
desafía la soberanía del Reino Unido sobre la última colonia creada por el
Imperio Británico& — y para este grupo de refugiados ignorados desde hace mucho tiempo.
Los chagosianos y sus ancestros africanos e indios habían vivido en las hermosas islas tropicales del
Archipiélago de Chagos desde finales del siglo XVIII. Vivieron allí hasta
finales de los años sesenta y principios de los setenta, cuando los gobiernos
de Estados Unidos y del Reino Unido los expulsaron de sus hogares y los
separaron de casi todas sus posesiones y medios de vida. Estos gobiernos
eliminaron a los chagosianos para construir lo que se ha convertido en una
importante base militar estadounidense, que ha desempeñado un papel clave en
las guerras del Golfo de 1991 y 2003 en Irak y en la guerra de Estados Unidos
en Afganistán.
El caso ante la CIJ en La Haya ha sido presentado por la antigua colonia británica de Mauricio, que
impugna la decisión británica de 1965 de separar el archipiélago de Chagos de
Mauricio cuando esta última logró su independencia. En junio de 2017, la
Asamblea General de la ONU decidió por abrumadora mayoría — a pesar de la
oposición del Reino Unido y de Estados Unidos — enviar el caso a la Corte
Internacional.
Pocas personas en Estados Unidos o en cualquier otro lugar conocen la historia. Al enterarse de la
existencia de los chagosianos, muchos dicen: ¿Cómo es posible? No puedo creer
que no haya oído hablar antes de ellos.
Una vez que supimos lo que los chagosianos y sus partidarios hacen todos los días para reclamar su derecho
a regresar a su tierra, empezamos a preguntarnos por qué los medios de
comunicación no hablan con más frecuencia sobre esta violación de los derechos humanos.
Para entender la naturaleza silenciosa de la historia, es importante recordar cómo los dos gobiernos
acordaron la construcción de la base militar estadounidense en Diego García.
En 1965, Reino Unido utilizó su poder colonial sobre Mauricio para “excluir” el archipiélago de
Chagos del territorio mauriciano, haciendo caso omiso de las convenciones de la
ONU. Esto permitió al gobierno británico mantener el control sobre el
archipiélago. A su vez, funcionarios estadounidenses conspiraron con sus
homólogos británicos para expulsar a aproximadamente 1.500 chagosianos. En un
memorando de 1971, el almirante de la Marina de Estados Unidos Elmo Zumwalt dio
la orden definitiva de condenar a los chagosianos al exilio: “Es incuestionable
que deben irse”.
El precio de esta negociación secreta le costó al gobierno de Estados Unidos 14 millones de
dólares para reubicar a los chagosianos en Mauricio y las Seychelles. Los dos
gobiernos ocultaron la expulsión de los chagosianos al Congreso, al Parlamento,
a la ONU y a los medios de comunicación.
Este patrón de mantener la verdad sobre el exilio de los chagosianos en la oscuridad continúa hoy en día.
Si los medios de comunicación guardan silencio, se convierten en cómplices de
los crímenes que estas dos potencias mundiales están cometiendo contra los chagosianos.
No pasemos por alto la tendencia de nuestra sociedad a olvidar las tragedias. El archipiélago de
Chagos se encuentra a unas cien millas de Reino Unido y a unas mil millas de
Estados Unidos, lo que facilita eludir cualquier sentimiento humanitario sobre
este exilio. Esta perspectiva insensible permite que la burocracia británica
los trate como un obstáculo menor y que Estados Unidos evite su responsabilidad
en este crimen.
Consideremos, además, que los chagosianos han decidido jugar dentro del ámbito judicial de los dos
gobiernos. Pero cuando las reglas son dictadas por los que están en el poder,
el resultado ya está predeterminado. Al permanecer callados, los medios de
comunicación han jugado en este juego de los poderosos, deshumanizando a los
involucrados. Después de todo, ¿no deberían los medios de comunicación ser una
herramienta para descubrir la injusticia e inclinar la balanza a favor de los marginados?
Después de 50 años de protestas, huelgas y batallas legales, algunos chagosianos sólo han recibido
una compensación insignificante e inadecuada, viajes cortos para restaurar el
cementerio donde descansan sus seres queridos y repetidos sobreseimientos de
los procedimientos judiciales.
En Estados Unidos, pocas personas saben de este crimen que su gobierno ha estado perpetrando durante 50
años, ya que la lucha de Chagos ha recibido poca cobertura mediática: un
artículo en 60 MINUTES (2003), un artículo en THE WASHINGTON POST (2007), una
breve información en la radio NPR (2015) y un puñado de artículos de opinión.
¿Hay muy pocos chagosianos para que su exilio sea considerado una tragedia? ¿Su
patria está demasiado lejos de Estados Unidos como para no merecer una
indignación masiva? ¿Son las voces colonialistas más importantes que las de los colonizados?
Es hora de que pensemos en lo que tiene valor periodístico en este país. Mientras que los principales medios de
comunicación de Estados Unidos cubren el papel del gobierno en otros asuntos
internacionales, ignoran el hecho de que durante los últimos 50 años los
gobiernos de Washington y Londres han sido los perpetradores de una violación
continua de los derechos humanos.
Con el caso ante la Corte
Internacional de Justicia, surge una oportunidad para que los chagosianos
obtengan justicia y para que el mundo conozca los crímenes cometidos contra
ellos. Una victoria para Mauricio demostraría la naturaleza ilegítima de la
soberanía de Reino Unido sobre el archipiélago de Chagos y ofrecería más
pruebas del acuerdo ilegal entre los gobiernos británico y estadounidense.
Aunque la opinión de la Corte no es vinculante, es una oportunidad para que la comunidad internacional
y todos nosotros mostremos nuestra solidaridad con los miles de chagosianos
desplazados y tomemos posición contra las continuas violaciones de los derechos
humanos patrocinadas por las prácticas colonialistas modernas. Los chagosianos
exigen el derecho a regresar a sus hogares. El silencio no es una opción frente
a esta injusticia.
Patricia Miguel tiene un máster en
Antropología Pública por la Universidad Americana, donde Ana Marrugo está
preparando su máster en Antropología Pública.
Publicado originalmente en Foreign Policy In Focus
Traducción: Javier Villate (@bouleusis)
Fuente: https://medium.com/diferencias/un-tribunal-internacional-investiga-la-expulsi%C3%B3n-masiva-de-los-habitantes-del-archipi%C3%A9lago-de-a259e038e4e2
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