Armamentismo imperial
La presencia bélica estadounidense en África
Nick Turse
Resumen Latinoamericano
8 de julio de 2017
Documentos militares secretos revelan una constelación
de bases militares estadounidenses en el continente africano.
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Varios documentos secretos desclasificados, obtenidos mediante la Ley por la Libertad de Información,
muestran una red de bases militares de gran alcance y en expansión por todo el
continente. Según los proyectos oficiales de operaciones en 2015 del Mando
África de Estados Unidos (AFRICOM), redactados y elaborados un año antes, esta
organización contaba con 36 puestos remotos dispersos en 24 países africanos.
En marzo durante una rueda de prensa en el Pentágono, el jefe de AFRICOM,
el general Thomas Waldhauser, pareció algo
incómodo: “Nuestras bases están sobre el terreno. Y solo intentan
tener influencia”. Cuando le preguntaron sobre las acciones militares rusas en
el Norte de África respondió que las estaban vigilando con “enorme
preocupación”. Pero los rusos no son los únicos extranjeros que inquietan a
Waldhauser. También se muestra preocupado ante la “base militar” china que se
está construyendo cerca del asentamiento estadounidense, el Campamento
Lemonnier que se encuentra en el pequeño y condenadamente soleado país de
Yibuti. Según Waldhauser: “Ellos nunca han tenido una base en el
extranjero y nunca hemos tenido una base de… un rival de nuestra misma fuerza
tan cerca. Por ello, nos preocupan… algunas cuestiones de seguridad operacional”.
En esta conferencia de prensa, Waldhauser mencionó otra base
estadounidense, la que reveló el Washington Post en su artículo: “Estados Unidos expande en secreto su red de drones
por África”. Cinco meses después de esta publicación, el comandante todavía
sonaba ofendido: "El Washington Post publicó que había una “base secreta en
Túnez”. No es una base secreta y no es nuestra base. De hecho, no tenemos
ninguna intención de establecer una base allí".
Waldhauser insistió –usando tecnicismos–que Estados Unidos no tenía una
base en Túnez ya que según él se trata de un campo de aviación extranjero que
funciona como base estadounidense. Durante años AFRICOM ha intentando convencer
de que la única “base” estadounidense de África se encuentra en Yibuti. La
declaración del comandante en 2017 es la siguiente: “Seguimos teniendo una zona
operativa en el continente, el Campamento Lemonnier”. Otros portavoces del
comando mantienen que las otras bases estadounidenses son escasas, temporales y
“de expedición” en jerga militar.
Mientras que Estados Unidos regenta un vasto imperio de enormes y visibles
instalaciones militares en toda Europa y Asia, las bases africanas han
permanecido prácticamente ocultas. Además, si sólo escuchas a los oficiales de
AFRICOM, podrías llegar a creer que la presencia de Estados Unidos en África
será eclipsada dentro de poco por los chinos y los rusos.
Sin embargo, los archivos clasificados de alto nivel de AFRICOM muestran
una realidad muy diferente. Anteriormente, TomDispatch obtuvo documentos
secretos, mediante la Ley por la Libertad de Información, que prueban
claramente la red notable, de gran alcance y en expansión de bases militares
por todo el continente. En los proyectos oficiales de operaciones en 2015
redactados y publicados un año antes, AFRICOM incluye 36 bases militares
estadounidenses en 24 países africanos. Entre estas se incluyen una serie de
discretas localizaciones desde Kenia, pasando por Sudán del Sur, hasta un
misterioso campo de aviación en Libia que nunca había aparecido previamente en
informes publicados. Actualmente, según un portavoz de AFRICOM, el número de
estas localizaciones ha aumentado a 46, entre las que se encuentran 15
“localizaciones permanentes”. Estos nuevos datos divulgados y los documentos
redactados contradicen el secretismo que se ha mantenido durante más de 10 años
en AFRICOM. Esta información arroja luz sobre una constelación de bases que son
fundamentales para expandir las operaciones militares estadounidenses por todo
el continente africano y Oriente Medio.
Una constelación de bases
AFRICOM no ofreció respuesta a las continuas peticiones para obtener más
información sobre las 45 bases, puestos remotos y centros de operaciones
repartidos por todo el continente. No obstante, los planes de 2015, hechos
públicos recientemente, ofrecen una información única sobre esta red de bases
en expansión que proporcionan al ejército estadounidense un alcance sin
precedentes en el continente.
Estos documentos clasifican las bases estadounidenses en tres categorías:
bases de operaciones avanzadas (FOSes en sus siglas en inglés); localizaciones
de seguridad cooperativa (CSLs) y localizaciones de contingencia (CLs). En
2015, los documentos oficiales informaron de la existencia de 2 bases de
operaciones avanzadas, 10 localizaciones de seguridad cooperativa y 22
localizaciones de contingencia. En la primavera de 2015, las bases de
operaciones avanzadas habían aumentado a 11 según el general jefe en ese momento, David Rodríguez, lo que
permitía a las fuerzas de respuesta a crisis de Estados Unidos alcanzar
potenciales lugares conflictivos del oeste de África. En uno de los apéndices
del plan, que también obtuvo TomDispatch, se informaba de 23, no 22. En otros
apéndices se mencionaba otra localización de contingencia.
Estos puestos -de los cuales las Bases de Operaciones Avanzadas son las más
permanentes y las Localizaciones de Contingencia, las menos- forman la columna
vertebral de las operaciones militares estadounidenses en el continente y se
han expandido a un ritmo muy rápido, sobre todo desde el ataque de 2012 a la
misión estadounidense en Bengazi (Libia), en la que el embajador
estadounidense, Christopher Stevens, fue asesinado junto a otros tres
ciudadanos estadounidense. Los planes publicados también indican que el
ejército estadounidense suele jugar con las localizaciones, mientras cierra
unas, abre otras y cambia las localizaciones de contingencia a ubicaciones de
seguridad cooperativa como respuesta a lo que los documentos señalan como “la
creciente amenaza desde el este, pasando por el noroeste y las regiones
centrales del continente”.
La declaración de posicionamiento de 2017 de AFRICOM menciona, por ejemplo,
una reciente ronda de cambios en el inventario de los puestos del comando. El
documento explica que el ejército estadounidense “cerró 5 localizaciones de
contingencia y abrió otras 7 debido a las necesidades cambiantes y los vacíos
que se habían identificado en nuestra capacidad para replicar a amenazas y
apoyar a las operaciones en curso”. Actualmente, según el portavoz de AFRICOM,
Chuck Prichard, el número de localizaciones ha aumentado de 36 en 2015 a 46,
una red que consiste en 2 sitios de operaciones, 13 localizaciones de seguridad
cooperativa y 31 localizaciones de contingencia.
Localización, localización y más localización
La extensa red de bases de AFRICOM es crucial para la estrategia de
entrenamiento militar de aliados por todo el continente y conducir una campaña
en múltiples frentes que tiene como objetivo luchar contra los numerosos grupos
de terror que están aumentando. Estados Unidos concentra sus esfuerzos en
diferentes grandes áreas como: la guerra en la sombra contra al-Shabab en
Somalia (una campaña a largo plazo, en aumento con la era Trump, de la que no se prevé un
final), los intentos de contener las consecuencias interminables de la
intervención de Estados Unidos y sus aliados en 2011 que derrocó al dictador
libio, Muammar Gadafi (una lucha a largo plazo en la que no se prevé un final); neutralizar
a las “organizaciones violentas extremistas”, en el noroeste de África, en
Sahel y Magreb (un esfuerzo a largo plazo en el que no se prevé un final);
la degradación del grupo islamista militante Boko Haram en la Cuenca del lago
Chad en Nigeria, Níger, Camerún y Chad (un esfuerzo a largo plazo que costó 156 millones de dólares solamente el año pasado
para apoyar a sus aliados regionales donde una vez más no se prevé un final
cercano); combatir la piratería en el glofo de Guinea (un esfuerzo a largo plazo sin un final a la vista); terminar con el gran y costoso esfuerzo de eliminar a Joseph Kony y su peligroso
Ejército de Resistencia del Señor en África central (ambos siguen con vida a pesar de los esfuerzos estadounidenses).
Las multiplicadas bases militares del ejército estadounidense probablemente
resultarán vitales para la expansión de las guerras de la administración de Trump en
Oriente Medio. Las bases africanas han desempañado un papel fundamental, por
ejemplo, en la guerra continuada y en la sombra que Washington está llevando a
cabo en Yemen donde han aumentado los ataques de drones desde la elección de Trump.
Estas bases también han sido esenciales para operaciones contra el Estado Islámico en
Irak y en Siria, donde ha habido un aumento sustancial y (mortal) del poder aéreo estadounidense (y
en las víctimas civiles) evidente en los últimos meses.
En 2015, el portavoz de AFRICOM, Anthony Falvo señaló que la postura
estratégica del comando y su presencia son “necesarios en una presencia hecha a
medida, flexible, moderada, pero que tiene influencia y apoya a sus aliados con
infraestructura expedicionaria”. Los documentos secretos desclasificados
informan explícitamente que la red de bases estadounidenses en África no es ni
insignificante ni provisional. Los planes del 2015 informaban que “el AFRICOM
estadounidense necesita una red de localizaciones duraderas y no duraderas en
todo el continente”. “Se necesitan todo tipo de bases en los países clave. Es
necesario apoyar todas las operaciones del comando y sus compromisos”.
Según los documentos, los dos sitios de operación de AFRICOM son el
campamento Lemonnier (Yibuti) y la base en la isla del Reino Unido de Ascensión
en la costa oeste de África. Estas dos bases se han descrito como
“localizaciones duraderas” con una presencia de tropas muy significativa y en
la que Estados Unidos “es el verdadero propietario”. Éstas además sirven como
foco para preparar misiones en todo el continente y abastecer a la red
creciente de bases.
Lemonnier, la joya de la corona americana en África, ha crecido considerablemente –de 88 acres a 600- desde 2002,
y durante estos años, el número de personal ha aumentado exponencialmente. “El
campamento Lemonnier es el núcleo para múltiples operaciones y actividades
cooperativas de seguridad” según informa la declaración en 2017. “Esta base es
esencial en los esfuerzos estadounidenses en el este de África y en península
Arábiga”. De hecho, documentos secretos anteriores muestran que la base apoya
“las operaciones estadounidenses en Somalia (antiterroristas), Yemen, el Golfo
de Adén (contra la piratería) así como programas y actividades de amplio rango
en toda la región”.
En 2015, cuando en aquel entonces jefe de AFRICOM, David Rodríguez, anunció el aumento de localizaciones cooperativas de
seguridad en Senegal, Ghana y Gabón las definió como áreas para alojar las
fuerzas de reacción rápida del comando. El junio pasado, el Comandante General
Mayor, Darryl Williams, llamó la atención sobre una base de seguridad cooperativa contra
el terrorismo en Uganda y otra en proceso en Botsuana: “Ahora tenemos unos
nenúfares, si quieren llamarlo así, muy austeros y pequeños, por toda África”.
La Ubicación de seguridad cooperativa de Entebbe (Uganda) ha sido una base aérea muy
importante para las fuerzas estadounidenses en África y que ha servido como
centro para los aviones de vigilancia. También resultó ser vital para la
Operación Oaken Steel, el despliegue rápido de tropas en la embajada
estadounidense en Juba (Sudán del Sur) en julio de 2016, cuando el estado
fallido (y el fallido esfuerzo estadounidense de construcción del estado), se
hundieron en una violencia aún mayor.
Libreville, Gabón, es, según los documentos, una base de seguridad
cooperativa “propuesta” pero que en realidad fue utilizada para la “Operación Echo Casemate” la respuesta militar conjunta de
fuerzas estadounidenses y francesas a la inestabilidad en la República Centroafricana.
Los planes de AFRICOM en 2015 muestran un lista de localizaciones de
seguridad cooperativa en Acra (Ghana), Gaborone (Botsuana), Dakar (Senegal),
Duala, (Camerún), Uagandudú, (Burkina Faso) y Mombasa (Kenia). El ejército las
definió oficialmente como “localizaciones temporales” que podrían ser ampliadas
para operaciones de mayor alcance aunque, según los documentos, “cualquiera de
ellas puede funcionar también como gran núcleo logístico”.
Planes de contingencia
Los documentos anteriormente secretos de AFRICOM señalan que el comando
asignó 5 localizaciones de contingencia como “semi-permanentes”, 13 como
“temporales” y 4 en “estado inicial”. Estas incluían varias localizaciones en
diferentes países que estabanen guerra en aquel momento que, como indican los
documentos, nunca se cerraron. Estas bases de seguridad están en diferentes
localizaciones: una de ellas se encuentra en Juba (la capital de Sudán del Sur) que ya se encontraba en una guerra civil en
2014: otra base en Bangui (la inestable capital de la República
Centroafricana); y otra en Al-Wigh, un campo de aviación sahariano en el sur de Libia
cercano a las fronteras con Níger, Chad y Argelia.
Estas localizaciones se definen como “no duraderas”, sin embargo, son las
ubicaciones más importantes para las operaciones estadounidenses del
continente. Actualmente, según Prichard, un miembro de AFRICOM, las 31
localizaciones de contingencia ofrecen “acceso para apoyar a aliados, controlar
amenazas y proteger los intereses de Estados Unidos en el este, norte y oeste
de África.”
AFRICOM no informó de las localizaciones específicas de las ubicaciones de
seguridad cooperativas afirmando solo que sirven para “mejorar el acceso en
áreas cruciales”. Los planes de 2015, sin embargo, daban detalles sobre las
áreas que eran más importantes para el comando en aquella época. Uno de estos
lugares es el campamento Simba en Manda Bay (Kenia), que se mencionó también en
2013 en un estudio interno del Pentágono, para operaciones secretas de
drones en Somalia y Yemen. Al menos dos aviones de vigilancia tripulados se
encontraban allí entonces.
El aeropuerto de Chabelley en Yibuti también aparece en los
planos de AFRICOM en 2015. El aeropuerto, que perteneció a la Legión Extranjera
Francesa, se ha convertido en un lugar en expansión para las operaciones de
drones, que anteriormente se ejecutaban en el campamento Lemonnier y que han
sido trasladasa a este lugar más remoto. En poco tiempo, se convertirá en un
núcleo para aeronaves no tripuladas en África y en Oriente Medio. A principios
de octubre, ya se había registrado actividad de drones desde Chabelley, más de
24.000 horas de inteligencia, vigilancia y misiones de expedición que según las
Fuerzas Aéreas fueron “responsables de la neutralización de 69 enemigos, entre
los que estaban 5 individuos de vital importancia para la guerra contra el
Estado Islámico en Irak y Siria”.
El inventario de localizaciones de contingencia incluye localizaciones
en Nzara (Sudán del Sur); Arlit (Nigeria); Bamako y Gao (Mali); Kasenyi (Uganda); Victoria (la
capital de las Seychelles); Monrovia (Liberia); Ousassa y Nema (Mauritania); Faya Largeau (Chad);
Bujumbura (Burundi); Lakipia (en la base aérea keniana); y otra base aérea
keniana en Wajir que la marina estadounidense actualizó y expandió en esta última década. También se encontraba un
puesto fronterizo en Arba Minch (Etiopía) que se cerró oficialmente
en 2015 después de 5 años de operaciones.
Una localización de contingencia a largo plazo se encuentra en Niamey, la
capital de Níger, que ha visto un marcado crecimiento en los últimos años,
mientras que tamibén tiene una localización más remota, una base militar de
seguridad nigerina en Agazed, “aspirante a base” como indican los documentos de
AFRICOM. De hecho, según una investigación de Intercept de 2016, Estados Unidos está
destinando 100 millones de dólares a la construcción de esta base. Yamena
(Chad) es la ubicación para otra localización de seguridad “aspirante a base”
que el ejército estadounidense ha utilizado durante años. En 2014, se enviaron allí drones y tropas para ayudar en las
operaciones contra Boko Haram y también se construyeron instalaciones
para campamentos base.
La lista con “bases propuestas” incluye localizaciones en Berbera, una
ciudad de la autodeclarada República de Somalilandia y también en Mogadishu, la
capital de la vecina Somalia (otro lugar que las tropas americanas han utilizado durante años), así como también las ciudades de
Baidoa y Bosaso. Estas u otras bases probablemente tengan papeles cada vez más
importantes durante la administración de Trump, ya que busca aumentar sus
actividades en Somalia, un estado fallido desde hace mucho tiempo y que
presenció cómo 18 soldados estadounidenses fueron asesinadas en la desastrosa misión de “Black Hawk derribado” en 1993. En
el último mes, por ejemplo, el presidente Trump relajado las leyes que buscaban prevenir las muertes de
civiles cuando Estados Unidos lleve a cabo ataques con drones y comandos de
asalto en este país, sentando las bases para una escalada en el futuro de las
guerras contra al-Shabab allí. Este mes, AFRICOM confirmó que docenas de
soldados de la División Aérea 101 (una unidad de infantería histórica) se instalarían en Somalia para entrenar a las fuerzas
locales con el objetivo de “combatir mejor a al-Shabab” como expresó un portavoz.
Como reveló en los últimos años el Washington Post, otras ubicaciones que
previamente se identificaron como bases estadounidenses o centros de
operaciones, no aparecen en los planos de AFRICOM de 2015 como las de
Djema, Sam Oujanda y Obo en la República Centroafricana. Tampoco
hay rastro de la nueva base de drones en Garoua (Camerún) sin mencionar la base aérea tunecina
donde Estados Unidos ha estado enviando drones durante “bastante tiempo” según
el comandante Walhouser.
Algunas bases pueden haber sido cerradas, mientras que otras puede que
todavía no hubieran entrado en servicio cuando se produjeron los documentos. En
última instancia, las razones por las que estas y muchas otras bases que
habían sido identificadas previamente no estan incluidas en la redacción de
documentos secretos no están claras debido a que AFRICOM se niega a comentar,
aclarar o dar información adicional sobre las localizaciones de sus bases.
Los objetivos en las bases
En su declaración de posicionamiento de 2017, AFRICOM lamenta que “al igual
que Estados Unidos persigue sus intereses estratégicos en África, los
competidores internacionales, como China y Rusia están haciendo lo mismo”.
“Seguimos viendo cómo competidores internacionales entablar relaciones con
socios africanos de una manera contraria a las normas internacionales de
transparencia.”
Desde que se estableción como comando independiente en 2008, el propio
AFRICOM ha sido cualquier cosa menos transparente sobre sus actividades en el
continente. La presencia física del comando ha sido, de hecho, su secreto más
celosamente guardado. Hoy, gracias a los documentos internos de AFRICOM, este
secreto ha salido a la luz, además de que AFRICOM ha admitido que actualmente
mantiene “15 localizaciones de larga duración” por lo que la farsa de AFRICOM
en la que afirmaba tener un comando de combate con una sola base en este área
de operación ha llegado a su fin.
En una rueda de prensa durante el mes de marzo, el jefe Waldhauser expresó
que “debido al tamaño de África, el tiempo, el espacio y las distancias, es
necesario tener acceso en lugares diferentes del continente cuando tenemos que
responder en momentos de crisis”. Dichos “lugares diferentes” han sido
fundamentales para la escalada de las guerras en la sombra de Estados Unidos,
lo que incluye una campaña aérea a gran escala contra el Estado Islámico en
Libia, apodada “Operation Relámpago Odisea” que terminó el año pasado, las misiones de inteligencia
actuales así como una presencia continuada de tropas estadounidenses en ese
país; asesinatos con drones y el aumento del despliegue de tropas en Somalia para combatir a
al-Shabab; además de la creciente intervención en guerras indirectas contra
militantes de Boko Haram en la región del Lago del Chad del África Central.
Estas misiones militares y otras que han pasado prácticamente desapercibidas,
la enorme red de bases, en expansión, proporciona una infraestructura
fundamental para los combates en África de Estados Unidos y sus aliados, lo que
supone un sistema de apoyo discreto para llevar a cabo guerras en el continente
y fuera de él.
Sin su constelación de bases de amplio expectro, sería casi imposible que
Estados Unidos llevara a cabo sus actividades militares de forma discreta y
constante en todo el continente. Por ello, AFRICOM prefiere mantenerse en la
sombra a salir a la luz. Mientras el comando dio cifras del número total de
bases, puestos y áreas de actuación en África, sus portavoces no han respondido
a las repetidas peticiones para proporcionar la localización de cualquiera de
esos 46 lugares en la actualidad. Mientras los paraderos de las nuevas bases
pueden seguir siendo secretos, no existen dudas sobre la trayectoria de la
presencia estadounidense en África, que se ha incrementado en 10
localizaciones, lo que supone un aumento del 28% en sólo dos años.
Según Chuck Prichard, las bases “permanentes” estadounidenses en África
“dan opciones a Estados Unidos en caso de crisis y “permiten aumentar la
capacidad de los aliados”. También juegan un papel crucial en los conflictos
desde Yemen a Irak y de Nigeria a Somalia. Con la administración Trump, que
está aumentando sus guerras en África y Oriente Medio, además del potencial en
el horizonte para que haya más crisis como hambrunas
catastróficas y guerras en
expansión, no cabe duda de que la huella militar estadounidense en
el continente, evolucionará, se expandirá y crecerá en los próximos años, base
por base y puesto remoto por puesto remoto.
Fuente: Tomado de Pambazuka News, America’s war-fighting footprint in Africa, publicado el 4 de
mayo de 2017. Previamente publicado en TomDispatch.com, web
dirigida por el autor.
Traducido para Umoya por Elisa García Marcos.
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