Trump se propone reemplazar al magistrado Kennedy de la
Suprema Corte con un fascista emperrado:
Sí, el futuro DE VERAS corre peligro, y todos los que lo reconocen
tienen que ACTUAR en consecuencia
4 de julio de 2018 | Periódico Revolución |
revcom.us
El anuncio de que el juez de la Corte Suprema, Anthony Kennedy, se va a
jubilar ha abierto la puerta muy amplia para un salto decisivo en la
consolidación del régimen fascista de Trump y Pence, y hacia una pesadilla en
que el Cuento de la criada sea cada vez menos una fantasía distópica
intrigante, y cada vez más el plan para un futuro que se nos viene encima a una
velocidad espeluznante.
Como escribimos
la semana pasada: “Esto no debe verse como un mero toque de atención, sino una
sirena de ataque aéreo que chilla al caer la noche y acercarse los aviones”.
¿Qué está en juego con esta nombramiento?
En una serie reciente de decisiones reaccionarias, Kennedy votó con la
mayoría fascista de la corte. Ratificó la prohibición de musulmanes que propuso
Trump; aprobó el “derecho” de una panadero cristiano de Colorado a negarse a
hacer un pastel de boda para una pareja gay; aprobó el cambio de distritos
electorales en Carolina del Norte y la expulsión de votantes de los registros de
votantes en Ohio, ambas acciones teniendo el fin de quitarles el voto a personas
negras y latinas; protegió la práctica engañosa de los “centros de crisis de
embarazo” que se hacen pasar por “clínicas” para convencer a mujeres a que no se
hagan abortos; socavó a los sindicatos en Illinois; y mucho más. Como escribimos
la semana pasada: “solo se podría llamarlo ‘moderado’ en el contexto de los
fascistas de la Edad Oscura que ahora conforman el núcleo sólido de la corte”.
De hecho, Kennedy ha venido alineándose cada vez más con las fuerzas fascistas
que ahora gobiernan Estados Unidos.
Sin embargo, quienquiera que Trump nomine para reemplazar a Kennedy
vendrá de una lista de personas escogidas creada por la derechista Sociedad
Federalista porque ellas apoyan la “promesa” de Trump de revocar Roe contra
Wade y penalizar el aborto. Y esto sería un punto de inflexión, la
consolidación de una Corte Suprema obediente y confiable, y de hecho un defensor
agresivo del régimen fascista.
Hay dos componentes importantes. Primero, Kennedy no estaba del todo
con la agenda de los fascistas cristianos que querían hacer añicos los derechos
de la mujer al aborto y reproductivos, y querían perseguir a las personas LGBTQ.
Él representó el voto decisivo en tres decisiones que enfurecieron a los
fascistas cristianos: descartó la anti-gay Ley en Defensa del Matrimonio,
defendió la legalidad del matrimonio gay, y bloqueó unas leyes que querían
cerrar clínicas de la mujer que hacen abortos.
Hoy mismo, docenas de legislaturas estatales han aprobado proyectos de ley
que en efecto prohíben el aborto (por ejemplo, penalizarlo si pasan seis semanas
de gestación, antes de que la mayoría de mujeres siquiera se enteran de que
están embarazadas) y legalizan la discriminación anti-LGBTQ si se basa en
creencias religiosas “sinceras”. Muchas de estas leyes terminarán ante la Corte
Suprema, y sin Kennedy muchas, o la mayoría, de estas leyes extremas serán
aprobadas por la Corte. El experto en temas judiciales Jeffrey Toobin predice
que “el aborto será ilegal en 20 estados en 18 meses”, y esto probablemente
subestime la rapidez y envergadura de este ataque contra los derechos
de la mujer. Quitarle a la mujer el derecho a decidir cuándo y si quiere
tener hijos va al meollo de la cuestión de si se va a considerarla un pleno ser
humano, y ataja su habilidad de entrar libre y plenamente en todas las esferas
de la sociedad. Esto señalaría un salto atrás en la subyugación patriarcal de la
mujer. Esta subyugación de nuevo (tras un periodo de reformas) ha sido,
y es, una piedra angular de todo régimen fascista, y el presente no solo no es
nada diferente, sino que quiere superar a todos los demás.
Pero el fortalecimiento de la mayoría consecuentemente fascista de
la Corte tiene implicaciones profundas aún más allá del hecho
de que allana el terreno para que se rehaga la sociedad de forma teocrática
cristiana.
Un aspecto clave de la consolidación del gobierno fascista es la elevación de
modo decisivo del poder de la rama ejecutiva por encima de las otras ramas (la
legislativa y la judicial), y dentro de la rama ejecutiva, un paso clave es de
elevar al “líder” como en realidad el único centro de autoridad.
Ya está concentrado enorme poder ejecutivo en manos de Trump, quien es
rodeado por un pequeño núcleo de facilitadores fascistas que lo adoran, siguen y
obedecen. El Partido Republicano, ahora completamente “trumpificado”, controla
el Congreso y lo ejerce como un instrumento para proteger a Trump y atacar a sus
enemigos, haciendo añicos las reglas y normas existentes para hacerlo.
Pero las cortes han estado más problemáticas — una y otra vez las cortes
federales de distrito han anulado importantes medidas del régimen. Es cierto, el
régimen ha logrado “esquivar” estas decisiones y a toda velocidad ha estado
implementando su agenda fascista, pero esas decisiones sí le han sido un
problema. Minan la legitimidad de Trump, sirven como un punto de reunión
especialmente para sus contrincantes dentro de la clase dominante, y conllevan
el potencial de causar una crisis constitucional, en la que las diferentes ramas
del gobierno se choquen sobre importantes asuntos, y las líneas de
autoridad, inclusive la autoridad militar, se vuelvan borrosas.
Trump se ha estado esforzando en cuanto a las cortes, nombrando a fascistas a
cortes de distrito y de apelación a una velocidad sin precedentes. Pero la
consolidación del control de la Corte Suprema crea una situación completamente
nueva. La Corte Suprema no solo puede anular cualquier decisión de una corte
específica que estorbe al régimen, sino que también establece los
términos para el sistema judicial entero. Un aspecto de esto es que las
cortes inferiores se verán menos propensas a emitir fallos en contra del régimen
si saben que en últimas la Corte Suprema anulará esas decisiones.
Por tanto, agregar a un solo fascista de hueso colorado a la Suprema Corte
jugará un enorme papel para suprimir toda oposición contra Trump procedente de
la clase dominante y sus instituciones gubernamentales.
Los acontecimientos recientes —específicamente la “desaparición” de miles de
niños refugiados— han desatado una poderosa ola de oposición, incluidas
protestas callejeras importantes, desobediencia civil en masa, y han hecho pasar
vergüenza en público a funcionarios del régimen. Y muchas personas, inclusive
personas prominentes, han expresado apasionadamente su preocupación de que
hoy mismo Estados Unidos se encuentre en un punto de crisis extrema en
el que el fascismo está a punto de atrincherarse, y han pedido a la gente a
hacer grandes sacrificios para impedirlo.
Ante esta situación, los liberales de la clase dominante están alegando con
más fuerza que nunca que la respuesta es votar. Aunque se lo considere en sus
propios términos, la lógica no cuadra: votar en noviembre no hará nada para
impedir la consolidación de la Corte como instrumento directo del fascismo, ya
que esta semana Trump empezará a imponer su candidato. Pero hay otras razones
más importantes sobre por qué es una trampa, y Bob Avakian las explican en el
clip de video y las citas a la derecha y abajo en esta página.
Lo que se necesita directa e inmediatamente para hacer frente al significado
de la jubilación de Kennedy son acciones masivas que exijan que el régimen se
marche — el primer paso crucial siendo la protesta del sábado 7 de julio
convocada por Rechazar el Fascismo que ha hecho un llamado a la gente a tomarse
las calles en ciudades grandes y pequeñas por todo Estados Unidos. Como dice la
convocatoria para las protestas del 7 de julio:
Nosotros, las masas populares, debemos actuar para detener todo
este programa fascista y exigir que este régimen inmoral e ilegítimo sea
expulsado del poder.
No puede esperar hasta noviembre. El Régimen de Trump y Pence no se
someterá al proceso político normal: están rompiendo normas, reconstruyendo
las cortes, cambiando radicalmente todo el panorama político y global. El
Partido Demócrata no lo detendrá. Para ellos, el imperio y el orden son más
importantes que la justicia, aunque signifique el orden del fascismo.
El 7 de julio: Únase a Rechazar el Fascismo, movilice a su
organización o a sus amigos y vecinos y tómese las calles en todo Estados
Unidos para plantear la demanda: ¡Esta pesadilla debe terminar: El
régimen de Trump y Pence tiene que marcharse ya!
¡En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados
Unidos fascista!
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