Las peligrosas implicaciones del indulto para
Joe Arpaio
30 de agosto de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
El 25 de agosto, Donald Trump dio un indulto al ex
sheriff del condado de Maricopa en Arizona, Joe Arpaio, quien había sido
sentenciado a seis meses por desacato criminal.
Trump y Arpaio han sido fascistas de la misma calaña
durante años. Ambos eran fuerzas poderosas detrás del movimiento “birther” que
pretendía deslegitimar la presidencia de Barack Obama bajo el pretexto de
cuestionar la legitimidad de su certificado de nacimiento, pero cuyo verdadero
motivo era mantener que no debe estar un negro en la Casa Blanca. Trump empezó
a ser conocido de mala fama por pedir la pena de muerte para Los Cinco del
Parque Central, adolescentes negros y latinos intimidados y engañados por la
policía para dar confesiones falsas y que fueron falsamente condenados por
violación. La mala fama de Arpaio se basó esencialmente en criminalizar a toda
la población latina del área de Phoenix, Arizona.
Durante los 24 años de Arpaio como sheriff en el área de
Phoenix, sus cerdos policías hacían redadas brutales en la comunidad latina,
deteniendo y arrestando a toda persona que parecía latina. Las encerraba en una
“ciudad de tiendas” draconiana donde las temperaturas en el interior alcanzaban
los 38 grados C durante el verano y alrededor de los 4 C en el invierno con
agujeros en las tiendas que dejaban entrar el viento y la lluvia. Debido a
estas condiciones algunas personas encarceladas se murieron.
Entonces, ¿qué dice que Trump, hablando ante un mitin
fascista en Phoenix, dijo que estaban castigando a Arpaio “por hacer su
trabajo”? En un nivel, a Trump se le salió una verdad básica sobre la naturaleza de todos los
cerdos policías de Estados Unidos: son violentos matones que defienden un
sistema de explotación y opresión, y al hacerlo están haciendo su trabajo.
Pero en otro nivel, el indulto representó una medida
importante para hacer añicos las normas, para destruir las débiles
restricciones que han existido sobre cómo se supone que se hace tal cosa. Para
atacar el estado de derecho. Con implicaciones muy siniestras.
Joe Arpaio estaba descaradamente desafiante en su uso del
perfil racial para detener a las personas por ser latinas, lo cual es
flagrantemente inconstitucional. Arpaio fue el blanco de años de resistencia y
lucha. En 2010, entre diez y veinte mil personas marcharon en Phoenix bajo las
consignas “¡Alto al odio!”, “¡Alto a Arpaio!”, “¡Alto a las redadas!” Se
entablaron miles de demandas contra Arpaio, y Amnistía Internacional publicó un
informe mordaz acerca de él. En el contexto de esta indignación y protesta, el
Departamento de Justicia investigó y “descubrió” que Arpaio usaba el perfil
racial en violación de los derechos constitucionales del pueblo. Se emitió una
orden judicial que le exigía que se detuviera.
Arpaio desafió abiertamente esa orden judicial durante 17
meses. Como resultado, a finales de julio de este año se le acusó, juzgó y
condenó por desacato criminal y civil. A pesar de todos sus enormes crímenes,
es probable que lo hubieran sentenciado a sólo seis meses de cárcel. Pero antes de que pudieran
siquiera sentenciarlo, Trump le dio el indulto.
Al indultar a Arpaio (después de tratar sin éxito de
presionar a su procurador general, Jefferson Sessions, para que retirara los
cargos), Trump está enviando un mensaje que este matón racista, xenófobo y
fascista es un modelo para la policía, y haciendo añicos toda pretensión de que
todos sean iguales bajo la ley. Esto va de la mano con otras medidas de Trump
como la prohibición musulmana que abiertamente se dirige a las personas basadas
en su religión, y sus llamadas para usar el perfil racial al estilo “parar y
registrar” en Chicago y todo Estados Unidos.
Y en otro nivel, un indulto presidencial tan temprano en
el mandato de un presidente, en la manera en que se hizo, envía un mensaje en
sí mismo. Trump pasó por alto los procesos normales según los cuales alguien
condenado por un delito solicita un indulto y hay un largo proceso de revisión,
lo que incluye las opiniones de víctimas del crimen.
Algunas personas han indicado la posibilidad de que al
dar este indulto a Arpaio, y la manera en que lo hizo, Trump está enviando un
mensaje sobre cómo él podría tratar convicciones criminales que resulten de la
investigación del FBI acerca de la colusión entre su campaña electoral y Rusia,
lo cual es bien posible. Pero el mensaje que se envía aquí va mucho más allá:
Trump está exhibiendo una descarada voluntad y determinación para subordinar el
estado de derecho, inclusive los tribunales y lo que se supone que son los
derechos civiles y legales del pueblo, subordinarlos a los poderes del
ejecutivo. Es decir: el presidente por encima de la ley, y el fascismo por
encima de la ley.
Revolución ha escrito:
El fascismo es cuando la clase burguesa
(capitalista-imperialista) ejerza una dictadura abierta, la que gobierna por
medio del uso del abierto terror
y la violencia, pisotea lo que se supone son derechos civiles y legales,
utiliza el poder del estado y moviliza a grupos organizados de golpeadores
fanáticos para cometer atrocidades contra las masas populares, particularmente
contra los grupos de personas que identifica como “enemigos”, “indeseables” o
“peligros para la sociedad”. (Vea “¿Qué ES el fascismo?”)
El régimen fascista de Trump y Pence no se trata de “lo normal” — se trata
de hacer añicos las viejas “normas” para cómo se hacen las cosas, en el servicio de un poderoso estado fascista.
Y el indulto para Joe Arpaio fue una más en una serie acelerada e trepidante de
medidas del régimen de Trump y Pence para hacer añicos de modo radical toda
pretensión del estado de derecho y de respeto por lo que se han considerado los
derechos constitucionales básicos, y reemplazarlos con un orden fascista.
Este indignante indulto constituye otra razón urgente de
peso para que las personas den el todo por el todo para expulsar del poder a este régimen.
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