Tropas estadounidenses van a Siria: Atizando las llamas en un choque
infernal entre criminales
6 de noviembre de 2015 | Periódico Revolución |
revcom.us
El 30 de octubre, Obama mandó a 50 tropas estadounidenses a Siria. Al
escuchar los noticieros y políticos en Estados Unidos, uno se llevaría la
impresión de que el único problema con esa maniobra de Obama es que pone en
peligro a 50 estadounidenses. He aquí una realidad que cuadra con lo
moral: La vida de los estadounidenses no es más importante que la de la
gente de otros países. Esta intervención intensificará el infierno en
que viven millones de personas en Siria y más allá, y aumentará todo un
conjunto de conflictos mortíferos y peligrosos.
La guerra actual entre múltiples fuerzas en Siria ha matado a más de 200.000
personas en cuatro años y —para 2014— ha obligado a más de 11 millones de
personas a huir de sus hogares. Siete millones y medio son refugiados
dentro de Siria. Otros cuatro millones se vieron obligados a huir al extranjero.
Durante el año en curso, esa situación se ha empeorado, siendo Siria el
origen de la mayor población humana que arriesga la vida cruzando vastas y
peligrosas extensiones de tierra y mar con tal de buscar refugio en las orillas
hostiles de Europa, o arriesgar el naufragio y la muerte en lo hondo del Mar
Mediterráneo. El factor que más define todo ese conjunto complejo de fuerzas que
creó ese horror es Estados Unidos.
¿Cómo llegamos a este punto?
En marzo de 2011, en medio de los levantamientos de la “Primavera Árabe” en
países como Túnez y Egipto, protestas estallaron en Siria contra el régimen de
Assad. Los gobernantes estadounidenses aprovecharon ese momento para maniobrar
en contra de un régimen alineado con potencias rivales —Rusia e Irán— al cual lo
considera una amenaza a su “territorio” en una parte estratégica del mundo. Por
lo que Estados Unidos —ese autoproclamado “paladín de libertad y democracia”—
reclutó, desencadenó o soltó una colección sanguinaria de fuerzas armadas
islámicas fundamentalistas anti-Assad en Siria — que incluyen afiliados de Al
Qaeda. Esas fuerzas reaccionarias rápidamente sacaron del escenario otras
fuerzas en oposición a Assad. Las fuerzas armadas que combaten contra Assad
actualmente tienen diferentes programas y patrocinadores regionales —entre ellos
Arabia Saudita— e intereses contradictorios que a veces estallan en riñas
violentas. Pero ninguna tiene nada de bueno. Y ninguna es demasiada matona,
demasiada retrógrada, o demasiada vinculada con Al Qaeda, para que Estados
Unidos no la incluya en la dizque “oposición moderada”, en el momento y hasta el
punto que le convenga.
Es cierto que la escalada de violencia imperialista en Siria
obligará a más sirios a huir de su país. Los refugiados de los lugares donde el
demente funcionamiento del imperialismo ha hecho la vida imposible no llegan, en
su gran mayoría, a Europa. En vez terminan tratando de sobrevivir en campamentos
en otros países pobres. Arriba: Refugiados kurdos sirios en un campamento de
refugiados en Suruc, en la frontera entre Turquía y Siria. Foto: AP
Las oleadas de refugiados que entran a "Fortaleza Europa" se
enfrentan al acoso, la discriminación y las campañas de odio organizadas que
muchas de las fuerzas en poder en Europa fomentan. Arriba: Los migrantes
intentan cruzar la frontera de Grecia a la vecina Macedonia, el 21 de agosto. La
policía en la frontera disparó granadas paralizantes y de gas lacrimógeno para
forzarlos a volver a Grecia. Foto: AP
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En 2013, cuando parecía que el curso de la guerra favorecía a Assad y sus
patrocinadores, Estados Unidos amenazó con intervenir directamente con fuerzas
armadas masivas, en medio de acusar al gobierno sirio de usar armas químicas. Es
posible que las acusaciones tuvieran fundamento, y el régimen de Assad sí ha
cometido crímenes de guerra generalizados. Pero según organismos de derechos
humanos, todos los lados en el conflicto, que incluyen las fuerzas que
Estados Unidos respalda, han cometido secuestros, torturas y ejecuciones
sumarias de sus oponentes y de civiles. Human Rights Watch / Observatorio de
Derechos Humanos informó que “los grupos no estatales que se oponen al gobierno
también cometieron abusos graves que incluyen ataques deliberados e
indiscriminados contra civiles, uso de soldados infantiles, secuestros y tortura
de detenidos”. Muchos de estos grupos no estatales cuentan con el apoyo
estadounidense.
La guerra creó devastación, caos y vacío de poder en grandes sectores que
vienen sembrado yihadistas cada vez más virulentos, y el Estado Islámico ha
aprovechado la situación para conquistar grandes extensiones del país. Mientras
tanto, Estados Unidos no ha podido cohesionar una fuerza en el campo de batalla
en la cual pudiera depender tantito para servir su programa. Estados Unidos y
otras potencias se encuentran en una situación en la que cada maniobra suya
intensifica los conflictos que confrontan, el sufrimiento del pueblo, y el
peligro de abrir paso a mayores conflictos y guerras.
A fines de julio de 2015, Estados Unidos y Turquía hicieron un acuerdo en que
Turquía, una potencia regional reaccionaria, cooperaría más con Estados Unidos a
cambio de que éste le permitiera bombardear a fuerzas kurdas en Siria y Turquía
— al mismo tiempo que Estados Unidos recluta a muchas de las mismas fuerzas
kurdas para pelear por los intereses estadounidenses en Siria. A partir de eso
Turquía soltó una embestida devastadora de bombardeos contra los kurdos en Siria
y una represión sanguinaria contra los kurdos en Turquía.
A fines de septiembre, al crecer la vulnerabilidad del régimen de Assad,
Rusia lanzó ataques aéreos contra los combatientes opositores. Además, Rusia e
Irán han aumentado su participación directa en el campo de batalla. El
despliegue de tropas estadounidenses por Obama “ve” la apuesta rusa y la sube,
posibilitando aún más un choque directo entre Estados Unidos y Rusia o una
escalada en el papel de otras potencias regionales como Israel y Arabia Saudita.
La inyección directa de tropas a Siria por parte de Obama acompaña nuevas
negociaciones sobre quién saldrá en la mejor posición para cometer más y peores
crímenes en Siria, en la región y más allá.
Urge: OTRO CAMINO
Todas las fuerzas en el campo de batalla en
Siria son reaccionarias que luchan por atrincherar o expandir sus posiciones
como explotadoras y opresoras regionales o mundiales. Pero no hay nadie
más culpable por los horrores en este choque que Estados Unidos y sus aliados.
De un modo u otro, esta nueva escalada de intervención yanqui empeorará la
situación.
¿Cómo romper este ciclo infernal? La situación —en la que no existe una
oposición visible y decidida a los crímenes de “nuestro gobierno”— TIENE QUE
CAMBIAR. Entre más tome las calles estadounidenses un movimiento de oposición a
los crímenes de “nuestro gobierno”, más base hay para que el mundo se dé cuenta
de que los verdaderos intereses de la humanidad están completamente distintos de
los de las potencias capitalista-imperialistas o del yihad islámico
fundamentalista. Y para forjar otro camino — una alternativa concreta y
liberadora a estos horrores.
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