Tres puntos sobre el proyecto de ley de Ohio que propone prohibir el aborto de fetos
con el síndrome de Down
¡Un feto NO es un ser humano! ¡Las mujeres SÍ SON seres humanos y TIENEN que tener el
derecho de personería jurídica!
12 de septiembre de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us
Recibimos esta carta de una persona que
milita en Fin al Patriarcado.
El proyecto de ley H.B. 135 del estado de Ohio prohibiría el aborto en el caso de
un feto diagnosticado con el síndrome de Down y convertiría en delito grave (felonía)
que el proveedor a sabiendas practicara el aborto en tal circunstancia. El
estado también podría revocar la licencia del proveedor. ¡Es ultrajante que
siquiera se considere tal prohibición!
1. ¡La maternidad obligatoria es la esclavización de la mujer!
La maternidad obligatoria ocurre en un contexto societal más general, en que las
mujeres son violadas, golpeadas, hostigadas, denigradas y degradadas: tratadas
como propiedad, hembras reproductoras y objetos sexual. Cuando no se permite
que una mujer decida por sí misma si va a ser madre, ella con frecuencia
termina estando atrapada en una relación abusiva, en condiciones de pobreza (o
de mayor pobreza), con la vida y los sueños destrozados.
Ser padre o madre, inclusive de una hija o un hijo con el síndrome de Down, puede
ser algo maravilloso, si eso es lo que uno quiera y si sea capaz de cuidarlo, pero
¡obligar a la mujer a ser madre en contra de su voluntad, al negarle el derecho
al aborto, no es correcto! Es aún más incorrecto obligar a una mujer a
continuar el embarazo cuando el niño nacerá con severas discapacidades. Se
trata de un compromiso de por vida, y las
cargas emocionales y sociales son de tiempo completo.
2. ¡Los proveedores de abortos son héroes y heroínas!
Las y los proveedores de abortos ya se enfrentan a ataques cada día,
incluida la amenaza de muerte, y con heroísmo siguen dándoles a las mujeres el
acceso al aborto. ¡NO se debe criminalizarlos y satanizarlos más con ninguna ley!
Bajo este proyecto de ley de Ohio, es posible que los proveedores de aborto
se hallen en una posición en que tendrán que decidir entre proteger la confidencialidad
de la paciente, o no respetar esa confidencialidad para evitar cargos de un
delito grave y/o la revocación de su licencia. Tal ley tendría el efecto de
desalentar que los médicos conversen franca y privadamente con sus pacientes
acerca de sus circunstancias, su diagnosis y su atención médica. Fácilmente
podría afectar los tratamientos y los exámenes los proveedores recomienden, lo
que dañaría la salud de la mujer. Las mujeres necesitan poder hablar
abiertamente con sus médicos, sin el temor de que éstos sean procesados. Esta
necesidad cobra mayor importancia cuando se consideran las exigencias y las
cargas extras del embarazo y nacimiento de un feto con discapacidades.
3. Un feto NO es un bebé
Proponer una ley anti-discriminatoria para proteger los “derechos” del feto insinúa que
un feto es de alguna manera una persona. ¡Las leyes anti-discriminatorias
se aplican a las personas, y no a los fetos! Si un
feto es una persona, entonces la mujer ya no es un ser humano ante la ley; la
realidad se pone patas arriba, los derechos de la mujer embarazada se
subordinan a los del feto, y la mujer se convierte por ley en una incubadora.
(Véase “Qué
es un aborto y por qué la mujer debe tener ese derecho—La vida no se puede y no
se debe preservar siempre”)/p>
A pesar de toda su palabrería acerca de la vida de los “bebés”, el movimiento
antiabortista dirigido por fascistas cristianos, que intenta poner fin a todo aborto,
y hasta el control de la natalidad, no
mira por los intereses de las mujeres ni de los niños, sean discapacitados o
no. La batalla en torno al aborto siempre se ha tratado del control de la
mujer, y la lucha que hace el movimiento antiabortista se relaciona íntimamente
con la reafirmación del patriarcado tradicional.
Considere la ley de “Restauración de la Libertad Religiosa” y la manera en que ésta se
aplicó en el estado de Indiana. No la usó para aprobar leyes
antidiscriminatorias que protegieran a las personas LGBT, sino para
impedir la aprobación de cualquier ley de ese tipo y, al contrario, proteger la “libertad
religiosa”. Tales leyes ofrecen una pobre máscara de legitimidad con el fin de
ocultar y fortalecer la fea intolerancia, la opresión y los prejuicios
originados en el cristianismo fundamentalista. (Véase “La discriminación anti-LGBT de Indiana: Una ley fascista,
una tormenta de protestas”) Lo mismo ocurre con las leyes de otorgar
“personería jurídica” a los fetos; éstas se disfrazan de “preocupación por los
bebés”, cuando en realidad sirven objetivamente para deshumanizar y atacar a
las mujeres. Para muestra un botón: entre quienes actualmente dan audiciones
para ocupar la cúpula de este sistema está Mike Huckabee, que ve como aceptable
moralmente estar de acuerdo con una ley de Paraguay que le obligó a una víctima
de incesto, de diez años de edad, a llevar a término el feto de su padrastro.
No es la primera vez que el movimiento antiabortista haya sentado precedentes
jurídicos y distorsionado las leyes antidiscriminatorias para aplicarlas a los
fetos. En 2013, el estado de Dakota del Norte prohibió que un médico practicara
un aborto en los casos de anormalidad genética del feto, incluido el síndrome
de Down. Los estados de Indiana, Misuri y Dakota del Sur contemplaron aprobar
leyes similares este año. Siete estados —Arizona, Carolina del Norte, Dakota
del Norte, Dakota del Sur, Kansas, Oklahoma, y Pensilvania— han aprobado leyes
que prohíben el aborto si el motivo es seleccionar el género del feto. En 2012,
la Casa de Representantes federal consideró (pero rechazó) aprobar un proyecto
similar como ley nacional.
Éste es el rumbo por el que las cosas van actualmente: cada vez más se obliga a la
mujer a ser madre, o recurrir a un legrado clandestino, o ser criminalizada y
hasta arrestada por tener un aborto espontáneo o por abortar por su cuenta.
(Véase “La encarcelación ultrajante de Purvi Patel y el grito de
alarma para todos: ¡HAY QUE PARAR la guerra fascista contra la mujer!”)
El aborto es un derecho básico, liberador y fundamental que es IMPRESCINDIBLE
para la mujer si ésta va a poder trazar el camino de su propia vida. Las
mujeres son la mitad de la humanidad, y si no pueden siquiera tomar la decisión
esencial acerca de si y cuándo ser madre, si se las obliga a ser madres en
contra de su voluntad, por cualquier motivo, eso constituye su esclavización. Si las
mujeres no son libres, nadie es libre.
¡Aborto a solicitud y sin pedir disculpas!
¡Un feto NO es un bebé, el aborto NO es homicidio y las
mujeres NO son incubadoras!
¡Las mujeres son PLENOS SERES HUMANOS!
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