El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que
viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también
la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense.
Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar
los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática
encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.
Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 16 de marzo de 2021
Mohamedou Ould Salahi, a la derecha y Steve Wood en las faldas de Nuakchot,
Mauritania, en el 2018. Fotografía Laurence Topham
¿Cómo descubriste a Mohamedou y Steve?
Escuché por primera vez acerca de Mohamedou Ould Salahi en diciembre del 2014 cuando mi editor de entonces en el
Guardian Mustafa Khalili,
me comisionó para hacer un corto animado acerca del libro superventas Guantánamo Diary.
Fue a través de ese proyecto que conocí al abogado de Mohamedou, Nancy
Hollander, y después comenzamos a discutir la posibilidad de hacer un
documental más largo juntos.
Notablemente el libro de Mohamedou fue escrito y publicado mientras que todavía era prisionero en Guantánamo. Describe
vívidamente su entrega
extraordinaria desde su país, Mauritania, a Jordania, Afganistán y
finalmente Cuba y la interrogación desgarradora y tortura que siguió
(etiquetada eufemísticamente llamada “medidas especiales”). A lo largo de sus
15 años de encarcelamiento, Mohamedou jamás fue acusado de algún crimen por
parte de las autoridades estadounidenses.
A pesar del horrendo calvario, su libro revela a un ser humano compasivo, cálido e intelectualmente rico atrapado en la
red de la paranoia post 11/9, alguien cuya
astuta comprensión de lenguaje y prosa no fue solamente accesible sino
profundamente conmovedor.
Mohamedou había expresado un interés en
tener sus primeros momentos en libertad documentados en video así que Nancy me
invitó a Nuakchot unos días después de ser liberado en el 2016. Mohamedou y yo
hicimos una conexión luego y tuve el fuerte sentimiento de que valdría la pena
explorar su viaje post libertad. Afortunadamente para mí Mohamedou es un gran
fanático del cinema (especialmente de las comedias de Adam Sandler), así como
un presumido incorregible así que estuvo realmente atraído a la idea de hacer
un documental.
Mohamedou Ould Salahi, izquierda, con Laurence Topham: “Mohamedou y y yo
tuvimos una conexión inmediata y tuve el fuerte sentimiento de que valdría la
pena explorar su viaje post libertad”. Fotografía: Laurence Topham
¿Cómo haces un documental? ¿Cuánto tiempo te tomó en total?
Visité a Mohamedou en Mauritania en cuatro viajes entre el 2016 y el 2019. En la segunda ocasión, Mohamedou comenzó
a abrirse acerca de su amistad improbable con su ex guardia Steve Wood y para
el siguiente año ya se habían reconectado en Facebook y estaban planeando una reunión
en Nuakchot. Mohamedou me marcó por
teléfono al poco tiempo y me invitó a alcanzarlos.
Comencé a editar un año después, en la
primavera del 2019 y pasamos a través de varias repeticiones en los próximos
doce meses, incluyendo una versión más larga que incluía más de la historia
pasada de Mohamedou. Mis productores ejecutivos Lindsay
Poulton y Mustafa Khalili, así como mi co-editora, Agnieszka
Liggett. fueron cruciales para esa evolución. Ellos fueron parte instrumental
en la elaboración del final del film y en ayudarme a descubrir el enfoque de
sus temas y narrativa.
La cabeza de documentales del Guardian
Lindsay Poulton, dice “Con Guardian
Documentaries, siempre buscamos rutas sorprendentes a historias contemporáneas
importantes. Laurence ha escogido un lente interesante para reflejar
Guantánamo, un símbolo poderoso de la “guerra contra el terror”. Hay mucho que
decir acerca de la crueldad pero escoger, en lugar de eso, celebrar la
humanidad que puede ser encontrada incluso en las esquinas más obscuras fue una
decisión audaz. La producción cinematográfica siempre es una colaboración, un
jale y estira entre la vida y la imaginación. El espíritu de vida infalible de
Mohamedou llevó al documental a la dirección de la esperanza”.
Oficialmente hemos lanzado el documental terminado en el Tribeca Film
Festival en el 2020, pero tristemente estuvo interrumpido por
el COVID-19. Sin embargo, el film tuvo éxito en el circuito virtual,
mostrándose en 19 festivales internacionales, ganando tres premios y
recientemente nominado al Bafta para el mejor cortometraje.
Poner vídeo
>El guardian de mi hermano: un ex detenido de Guantánamo, su guardia y su
improbable amistad - vídeo
¿Por qué crees que era tan importante contar su historia de esta manera? ¿Y por qué ahora?
En la ola del miedo y paranoia del post
11/9, los musulmanes fueron frecuentemente vilipendiados, estereotipados y inadecuadamente
en la pantalla. Los detenidos mismos eran raramente descritos como gente
tridimensional con derechos humanos o tratados como inocentes hasta comprobar
lo contrario. En este sentido, creo que Guantánamo fue, tristemente, muy
exitoso en deshumanizar a la gente encarcelada ahí.
Y, sin embargo, sin querer, Mohamedou y Steve sobrepasaron estas divisiones enormes para verse el uno al otro no como
instrumentos de una ideología, sino como seres humanos. En una de nuestras
entrevistas finales, al poco tiempo de la reunión, Mohamedou dijo “trascendimos
estos estereotipos, todo este odio. No lo hicimos después de prisión, lo
hicimos en nuestros momentos más obscuros. Lo hicimos cuando más importaba”.
¿Cuáles fueron los grandes retos al hacer esto?
Cuando conocí a Mohamedou por primera vez, estaba conociendo a un hombre que estaba al final de
una odisea espantosa de 15 años. La historia de cómo Mohamedou se convirtió en
un prisionero de Guantánamo y lo que le sucedió mientras estuvo ahí, fue tan
dramático y complicado como para ser una serie de varias partes, deja tú un
corto. Así que desde el principio supe que uno de los retos más grandes sería
ver cómo lidiar con tanta historia en una manera en la que no se sintiera
trabajada o abrumadora.
El otro reto clave que encontrar una narrativa active fuerte al mismo tiempo que la pieza crucial
del rompecabezas estaba obscurecida en el pasado, un pasado en donde
virtualmente no había archivo grabado, ningún “material grabado”, sin
fotografía no censurada.
Lidiamos con esta interrogante de narración por la mayoría de los dos años en los que continúe a viajar para visitar
a Mohamedou y su familia en Nuakchot.
Cuando me dijo que había estado en contacto con su ex guardia y que planeaban
una reunión, nos dimos cuenta que esa narrativa activa podría ser el pegamento
para esta historia.
Mohamedou Ould Salahi en una playa en Mauritania:
‘Sugirió que fuéramos a la playa porque no había visto el atardecer en más de
15 años’. Fotografía: Laurence Topham
¿Algo que destacar?
Ciertamente algo que destaca en la realización de esta película fue estar con Mohamedou en la playa de
Nuakchot unos días después de ser liberado en el 2016. Sugirió que fuéramos a la playa porque no había
visto el atardecer en más de 15 años. Eso realmente trajo lo impactante de la
naturaleza de su encarcelamiento y cómo fácilmente damos por hecho los placers
simples de la vida.
Mohamedou y yo estábamos caminando en la
orilla del mar cuando de repente recogió una piedra con una forma inusual e
hizo una impresión extraña de David Attenborough: “¿Puedes ver esto?”.
Esta roca es muy rara y solo se encuentra aquí en Mauritania”. Yo
reía tan fuerte que no podía sostener derecha la cámara. Mohamedou luego me
dijo que uno de los DVD a los que tenía acceso en Guantánamo era acerca de la
serie de la BBC Blue Planet y porque veía cada capítulo cientos de veces, se
convirtió en un experto en la famosa entonación de David. Era un brillante
ejemplo del don de observación, lenguaje y humor que tiene Mohamedou y supe, en
ese momento, que estaría grabando a un ser humano muy especial.
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