Nueva ola de virulentos ataques contra las
mujeres y contra el derecho al aborto.
Lina Thorne 9 de febrero de 2011
Traducido del inglés por El Mundo No Puede Esperar 20 de febrero de
2011
Merle Hoffman, director de Choices Women’s Medical Center dice: “el
derecho a la libertad reproductiva es como el derecho a respirar: transciende
las leyes.” ¿Por qué es ese el caso? Escuchen la conversación con Debra Sweet,
Susana Taylor, el Dr. LeRoy Carhart, Merle Hoffman y Carol Joffe sobre por qué
el aborto es un importante derecho moral y político.
Empezando por los “activistas guerrilleros” que intentan desmontar Planned
Parenthood (Planificación Familiar) y continuando por los legisladores
estatales y federales (de ambos partidos) que restringen aún más el acceso de
las mujeres al aborto, el 2011 ha sido testigo de un aumento de los ataques a
los derechos más fundamentales de las mujeres, siendo incluso más numerosos que
durante los años de Bush. Necesitamos una mayor resistencia a estos asaltos a
los derechos humanos de las mujeres.
Instantáneas de la situación
Andrew Breitbart, James O’Keefe (ambos conocidos por sus intentos de eliminar
ACORN, la Association of Community Organizations for Reform Now
-Asociación de Organizaciones Comunales por una Reforma Ahora-, enviando a
actores y cámaras ocultas para intentar incriminar a empleados de ACORN en la
ayuda a un proxeneta), y Lila Rose, una joven activista que reclama su
legitimidad por el hecho de ser mujer, han desplegado casi las misma tácticas
que Breitbart y O’Keefe usaron previamente con ACORN, en un intento de mostrar a
Planned Parenthood asistiendo a traficantes de menores. Para ello han
usado tomas de video burdamente editadas y manipuladas.
Jodie Jacobson de RH Reality Check explica que todo este montaje solo
prueba que Planned Parenthood ofrece asistencia sanitaria e información
precisa para mujeres (algo extraño a día de hoy): Second
"Explosive(!)" "Shocking(!)" Live Action Video Reveals... Health Workers
Providing Care! También podeis ver: Media Matters: A Refresher
Course On Andrew Breitbart's Dishonest Tactics
A pesar de lo peligroso que todo esto parece (la amenaza de que estos
estrambóticos bufones lleguen a emprender acciones legales para cerrar PP a
nivel nacional no es muy descabellada), no es el único intento de cerrar
Planned Parenthood. Las leyes antiabortistas que están siendo debatidas
en la actualidad en la Cámara desfinanciarían todo su trabajo (que en la
actualidad consiste principalmente en atención ginecológica rutinaria y
anticonceptivos). Lea a Gail Collins The
Siege of Planned Parenthood para conocer más detalles.
El statu quo ha significado que no haya fondos federales para los
servicios de aborto. Estos nuevos proyectos de ley codifican la enmienda Hyde,
aplicándola a la nueva ley de seguros aprobada el año pasado, convirtiendo las
restricciones de la enmienda Hyde en permanentes y extendiéndolas para incluir a
los seguros privados, a organizaciones nacionales como Planned Parenthood
y a organizaciones asistidas internacionalmente por USAID. Como consecuencia, la
atención sanitaria básica, el control de nacimientos y la educación sexual
desarrollada por las organizaciones que reciben fondos, podrían ser eliminadas y
difícilmente ningún seguro cubriría los servicios de aborto en los EE.UU. El
impacto potencial se extiende más allá de restringir los servicios de aborto
para las mujeres.
Prohibiciones federales de los abortos
Los dos proyectos de ley que están actualmente debatiéndose se diferencian
muy poco el uno del otro. El primero, “No más impuestos para el aborto” está
copatrocinado por un demócrata, el congresista por Illinois, Lipinski. El otro,
la “Ley de protección de la vida” está pagado por el congresista Pitts (la mitad
republicana de la enmienda Stupak-Pitts del año pasado). La semana pasada,
Lipinski y el otro patrocinador, el congresista Chris Smith retiraron la
redacción de su proyecto de ley que habría redefinido la violación, permitiendo
el aborto solo en casos de “violación por la fuerza”. Sin embargo, luego
insertaron un texto que se acercaba a la propuesta de Pitts, que revertiría la
ley actual y que autorizaría a los hospitales a rechazar los abortos incluso
cuando la vida de la mujer está en peligro.
En otras palabras, esto significaría que una mujer embarazada podría
presentarse en una sala de emergencia con un problema que hiciese peligrar su
vida y que el personal del hospital pudiese actuar según su “conciencia”,
rechazando terminar con el embarazo o incluso rechazando llevar a la paciente a
otro hospital donde pudieran hacerlo, incluso aunque esto significara la muerte
de la mujer. Vean estos dos artículos: Amie
Newman: No Taxpayer Funding for Abortion? A New Bill With An Old Face
Jodi
Jacobson: Protecting Life? New Bill Says Its OK to Let Women Die
La situación a nivel local
Los legisladores estatales de todo el país están debatiendo nuevas leyes
represivas. Estos son solo un par de ejemplos:
En Kansas, estado del Dr. George Tiller, un
proyecto de ley sobre el “dolor fetal” parecido al que forzó al Dr. Carhart
a trasladarse a Maryland a finales del año pasado, está en marcha, incluso a
pesar de que las actuales
investigaciones científicas prueban que el “dolor fetal” no existe.
Mientras tanto en Wichita, un
juez ha condenado a una médica de familia de la zona, la Dra. Milas Means,
que estaba preparada para realizar abortos, argumentando que su casero podría
restringir sus servicios por temor a las protestas que la “Operación Rescate”
está ya organizando frente a su clínica. Los activistas locales antiabortistas
también tienen permiso
para colocarse en la escuela pública elemental de Wichita.
E incluso todavía más raro, en Dakota del Sur, una ley que está siendo
elaborada, requeriría a las mujeres que quisieran abortar que primero
se sometiesen a un ritual vergonzoso en un “centro de crisis del embarazo”
que no ofrece ningún tipo de información médica. Estos centros están organizados
por activistas antiaborto y, mientras que a veces entregan a las mujeres
desesperadas que llegan a sus puertas mantas para bebés, son más bien conocidos
por aprovechar la ocasión para contar sus mentiras religiosas sobre las
consecuencias de abortar.
¿Dónde está la oposición a todo esto? Muchas personas pro-elección cuentan
con que estos debates terminarán con el derecho de veto de Obama. Pero esta
esperanza no se plantea la necesidad de parar estas medidas que llegan del nivel
estatal, ni la amenaza representada por estos intentos de cerrar Planned
Parenthood, ni los crímenes o las movilizaciones de grupos como Operación
Rescate contra los actuales (o futuros) proveedores de aborto. Mientras tanto,
un grupo de demócratas antiabortistas ha ideado un plan para reducir los abortos
al 95% en 10 años, incluso
sin mencionar el control de natalidad.
Ashley Sayeau, comparando
la situación en los EE.UU. y en Inglaterra, escribe, “estos proyectos de ley
no disminuyen el aborto, sino que degradan por completo el estatus político y
social de las mujeres, que en cualquier caso, debiera ser el principal
objetivo”.
Estas restricciones pueden significar menos abortos (y pueden significar
también que mueran algunas mujeres), pero el asunto principal no es menos
cierto. La guerra cultural en curso se lleva a cabo nada menos que sobre el
papel social de la mujer y sobre sus principales derechos. Es el momento de
empezar a llamar a las cosas por su nombre.
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