Protestas en Estados
Unidos, Londres, y la Ciudad de México demandan el cierre del campo de tortura estadounidense
en Guantánamo
Debra Sweet, directora de El Mundo No Puede Esperar | 18 de enero de 2016
Traducción del inglés para El Mundo no Puede Esperar 21 de enero de 2016
Desde los portones de la Casa Blanca hasta la Costa del Oeste, y con motivo del 14
aniversario de la apertura de Guantánamo, los manifestantes, vestidos como
presos de Guantánamo en monos de color naranja y capuchas negras, cantaron y retaron
a los transeúntes con volantes. Foto: Eleanor Goldfield / Art Killing Apathy
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Las protestas la semana pasada en todo Estados
Unidos y delante de las embajadas estadounidenses en Londres y la Ciudad de
México exigieron el cierre del campo de tortura estadounidense en Guantánamo
que el régimen de Bush estableció el 11 de enero de 2002. El campamento ha
operado por siete años bajo Obama, igual tiempo que operó bajo Bush, a pesar de
que Obama prometió en 2009 cerrarlo dentro de un año. Guantánamo es parte
de una red mundial más amplia de prisiones establecidas por Estados Unidos tras
el 11 de septiembre de 2001; éstas son una parte integral de la "guerra
contra el terror" ilimitada que Washington necesita para extender su
imperio de globalización capitalista-imperialista para explotar a miles de
millones de personas en todo el mundo.
El régimen de Bush llevó a 779 hombres musulmanes a la base militar de Guantánamo. La mayoría fue
capturada en Afganistán o Pakistán, y muchos se vendieron a las fuerzas armadas
estadounidenses a cambio de una recompensa de $ 5.000. Guantánamo existe
explícitamente para eludir las protecciones del proceso jurídico de la
Constitución de Estados Unidos. Se llaman a los detenidos "enemigos
beligerantes sin privilegios", y no prisioneros de guerra, con el fin de
excluirlos de los beneficios de los Convenios de Ginebra, que dan derechos a
los capturados en la guerra.
Menos del 2 por ciento de los presos de Guantánamo (15 hombres) hayan sido acusados jamás de algún delito. En este momento hay 93
presos, incluidos 34 hombres que fueron “autorizados para salir en libertad",
pero no se les ha permitido regresar a sus países. El mayor grupo que
permanece en Guantánamo son los llamados presos "para siempre", de
quienes el gobierno de Estados Unidos afirma que son "demasiado peligrosos"
para liberar pero dice no tener suficientes pruebas para acusarlos. Los
abogados de los presos señalan que al evitar llevarlos a juicio, también se evita
hacer públicas las evidencias de que la mayoría de ellos fue sometida a torturas.
Los prisioneros han sufrido años de tortura física, además de la tortura psicológica de estar aislados sin saber si jamás
serían liberados. Entre muchos abusos, los presos de Guantánamo
fueron sometidos al submarino (waterboarding) y otras técnicas de tortura
aprobadas por la Casa Blanca de Bush, años de aislamiento
en solitario, la privación de contacto con la familia o el abogado, invasivas búsquedas
genitales y palizas. Se espiaron las reuniones y las comunicaciones
de los presos con sus abogados asignados; la CIA reclutaba para
su agencia a miembros de los equipos de defensa de los presos. El gobierno de Obama
se opuso a las demandas que los presos entablaban ante los tribunales
estadounidenses, incluidos las impugnaciones a su confinamiento con el habeas
corpus. El Pentágono interfería con los planes de
liberar a los presos, al no proporcionar archivos médicos a los países de
acogida, o simplemente se negaba a negociar los detalles durante años.
Cleveland, 12 de enero: se marchó por el
centro a pesar del gélido frío, coreando "Cerrar Guantánamo / Cerrarlo
para siempre". Participaron personas del Club Revolución de Cleveland, Veterans for Peace, Freedom First International, el
Catholic Worker Movement, el Council on American-Islamic Relations y otros activistas por la paz. Antes de la marcha, los activistas
interreligiosos y comunitarios se reunieron para hablar sobre el tema "Desafiando
la islamofobia.": Foto revcom.us/Revolución
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Los diez presos yemenitas que fueron puestos en
libertad el 14 de enero de 2016 habían sido "autorizados" por años,
pero como Estados Unidos apoya la guerra de Arabia Saudita contra Yemen, los
presos fueron enviados a Omán, un aliado de Estados Unidos. Uno de esos hombres,
Samir Naji al Hassan Moqbel, había llegado a Guantánamo el mero día que la
prisión abrió. Participó en la huelga de hambre de los prisionero
de 2013, una acción que llamó la atención mundial a la brutal alimentación por
la fuerza que los militares hacían a los prisioneros. En una columna de
opinión publicada en New York Times, “Guantánamo me está matando,” Moqbel escribió: “Cuando vienen a colocarme en la silla, si no les permito
amarrarme, llaman al equipo E.R.F. (Fuerza de Reacción). Así que tengo dos opciones: o puedo
ejercitar mi derecho de protestar contra mi detención y me darán una golpiza, o
puedo someterme a la dolorosa alimentación por la fuerza.”
El gobierno de Obama ha indicado que todavía
tiene planes de cerrar Guantánamo; piensa trasladar a los presos "para
siempre" y los que planea enjuiciar al territorio continental estadounidense,
posiblemente a prisiones militares. Algunos abogados de
los presos dicen que detener a las personas, sin cargos ni juicio, dentro de
las fronteras de Estados Unidos podría crear un precedente jurídico a favor de
la detención indefinida en territorio nacional. Ramzi Kassem, un profesor de la
Facultad de Derecho de la universidad CUNY, que ha representado a 13 prisioneros,
dijo el año pasado: "Guantánamo nunca era simplemente un centro
penitenciario individual. Desde el principio, era siempre una idea, una
ideología que supuestamente liberaba al gobierno estadounidense de las trabas
del derecho nacional e internacional... Cuando se pide el cierre de Guantánamo,
es simplemente una forma corta de referirse a una demanda más integral de poner
fin a la tortura y la encarcelación arbitraria e indefinida sin juicio ni
debido proceso justo".
"Guantánamo es una abominación legal,
moral y ético, y cada día que sigue abierto, estropea la afirmaciones de
Estados Unidos de ser una nación que respeta el imperio de la ley", dijo
Andy Worthington, periodista activista británico que lideró la campaña “Stand
with Shaker Aamer” [Apoyar a Shaker Aamer], el último residente británico recluido
en Guantánamo y un líder de los esfuerzos de resistencia de los presos. El 14 de enero,
Worthington habló en Libros Revolución de Nueva York acerca de la exitosa batalla
para obtener la libertad de Shaker, después de que se había autorizado su
liberación en dos ocasiones en octubre de 2015. Los activistas crearon una
imagen de Shaker “inflable” de 14 pies de altura y fueron a más de 100
celebridades y políticos con la idea de tomarles la foto con el Shaker inflable
para demandar su liberación. Aamer y cinco hombres más que fueron
detenidos en Guantánamo protestaron el 11 de enero delante de la embajada
estadounidense en Londres, exigiendo el cierre de Guantánamo "para todos,
no solamente para los hermanos que permanecen allí."
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