No importa si el Congreso dice que es legal: Atacar Siria es inmoral, injusto, ilegítimo
Debra Sweet | 02 de septiembre 2013
Traducido de inglés por El Mundo no Puede Esperar 8 de septiembre de 2013
Mientras protestamos en Times Square el sábado, en medio del ruido escuchamos el discurso
de Obama – mayormente “palo”, algo de “zanahoria”. Algunos de los manifestantes interpretaron
la "generosidad" de Obama, al ofrecer al Congreso la oportunidad de aprobar su plan de
atacar a Siria (la zanahoria), como una concesión por parte del presidente. Dicen que deberíamos
aprovechar el momento y "hacer que al Congreso sepa" cuántas personas se oponen a
esta invasión y a esta potencial guerra regional.
Pero el Congreso sabe, ya que también ellos leen las encuestas de opinión pública, por
lo que podría darse una lucha política de verdad en el Congreso acerca del plan de Obama,
lo que podría dañar políticamente su propuesta. Pero, como dijo John Kerry, el ex veterano pacifista
vuelto Secretario de belicismo para la clase dominante:
"No creemos que el Congreso va a votar no", afirmó Kerry, pero subrayó que el presidente
tiene el derecho a decidir las medidas a tomar "no importa lo que haga el Congreso."
Ese era el “palo” del mensaje de Obama, respaldado por su aseveración que, como
comandante en jefe, su ejército está listo para atacar hoy, mañana, o en un futuro cercano.
Es verdad que a Obama le está siendo difícil vender su plan de atacar con mísiles
Tomahawk dirigidos con precisión contra el poderío aéreo del régimen de Assad, pues
otros gobiernos y observadores políticos cuestionan la inherente imposibilidad
de prever qué pasaría y los peligros que presenta el plan de Obama.
Pero, en realidad ¿se debe la decisión de permitir que el Congreso votara sobre el
asunto a su respeto a la “democracia constitucional”, así como describe los
Estados Unidos?
Larry Everest ha dicho en ‘Mentiras para justificar una guerra inmoral’:
“Lo que vemos aquí EFECTIVAMENTE es un ejercicio de la democracia — pero un ejercicio de la
democracia capitalista imperialista, la que en esencia es la dictadura de la clase dominante imperialista. El equipo
de Obama creyó que tenía la libertad, pero también LA NECESIDAD —dado el
escepticismo generalizado del público ante otro caso más de evidencia
"obvia", otra aventura militar estadounidense más y dadas las
preocupaciones pendientes en la clase dominante acerca de las consecuencias de
un ataque a Siria— de dar este discurso y lanzar este proceso que él ha pedido,
junto con la necesidad de hacer un argumento ante un público internacional,
hacer que los aliados se alineen y obedezcan y lidiar con un complejo
alineamiento internacional de fuerzas.”
En “O-bomba a Siria”, Dennis Loo describe la posición de Obama como un
ejercicio de propaganda para el consumo público:
Cuando los gobiernos, como los EE.UU., deciden ir a la guerra, al momento de anunciar públicamente que están
considerando seriamente la posibilidad de lanzar o no los mísiles y enviar sus barcos, etc, es
que ya han decidido a puerta cerrada iniciar las hostilidades. La guerra moderna requiere meses de
planificación militar laboriosa y prolongada y la colocación de equipo y personal en el lugar adecuado. Estas
cuestiones logísticas dictan que ningún gobierno que planea lanzar una guerra de agresión, como está haciendo los EE.UU.,
lo hace ahora solo porque de repente ha "descubierto" que se han utilizado armas químicas. La realidad es
que ha estado colocando los elementos necesarios en lugar ya durante semanas o meses y ha estado elaborando planes de ataque
durante un período igualmente largo.
El espectáculo público de debates, discusiones y belicosidad es un ejercicio de relaciones
públicas, diseñado específicamente para conseguir que la opinión pública apoye lo que los gobernantes ya han determinado a
puerta cerrada que les conviene más a sus intereses hacer.
Aprecio también el tono irónico de Glenn Greenwald en “Obama, el Congreso y Siria”,
aunque Greenwald parece no tener la misma crítica sobre la democracia:
Es un poderoso signo de lo bajos que están los estándares de la política
estadounidense cuando se expresa gratitud porque un presidente de los EEUU diga
que pedirá al Congreso votar antes de que empiece a bombardear otro país que no
está ni atacando ni amenazando a los EEUU. El que los EEUU no se verán
envueltos en guerras en el extranjero por decisión propia sin el consentimiento
del pueblo estadounidense a través de sus representantes en el Congreso es un mandato central de la Constitución de los EEUU, no una
innovación liberal y progresista del siglo 21.
En “La credibilidad troglodita y su costo”, David Swanson señala un
problema sistémico esencial: haga lo que haga el Congreso, no se puede darle
legitimidad a una acción militar estadounidense meramente al someterla a una
votación.
Si el Congreso dijera que sí, la guerra seguiría siendo ilegal, tanto bajo la Carta
de las Naciones Unidas como el Pacto Kellogg-Briand. Y si el Congreso dijera que no, el presidente
Obama ha indicado que de todos modos él podría lanzar la guerra.
Si nos fijamos en la resolución que
Obama ha propuesto para la probación del Congreso, esta no da permiso para un ataque con mísiles
específico y limitado, contra un país en particular en un momento particular, sino que da permiso
para una guerra sin límites, siempre que se pueda argumentar alguna conexión con armas de destrucción
masiva en el conflicto sirio. La Casa Blanca ha dejado claro que cree que eso no va a añadir absolutamente
nada a sus poderes, puesto que ya cuenta con autorizaciones indefinidas para hacer guerra en las autorizaciones
jamás derogadas para las guerras de Afganistán e Irak, las cuales a su vez nada añadieron a
los poderes de guerra de la Casa Blanca, puesto que el presidente ya tiene esos
poderes a través de la tinta invisible de la Constitución, que sólo la Casa Blanca puede ver.
Los peligros del ataque de Obama son obvios, especialmente para aquellos que terminan
bajo el fuego directo. No estoy de acuerdo en que debemos poner nuestros
esfuerzos – mucho menos nuestras esperanzas – en el Congreso. El factor
principal en lo que el imperio estadounidense se ve forzado a hacer – sea en la tertulia
que es el Congreso, o sea el Comandante en Jefe – comienza con lo que las personas que viven
en este país piensan, y luego hacen, como respuesta a esas indignantes
maniobras de guerra.
El Mundo no Puede Esperar está colocando en línea artículos
importantes acerca de la intervención estadounidense en Siria. Invitamos a
todos unirse en una protesta masiva.
Debra Sweet es la directora de El Mundo no Puede Esperar y escribe en debra.worldcantwait.net (en ingés) y Escritos del Debra Sweet (en español)
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