Por qué DEBEMOS luchar con ferocidad para sacar
al régimen de Trump y Pence: Una refutación a Dylan Matthews de Vox
Sunsara Taylor
18 de mayo de 2018 | Periódico Revolución |
revcom.us
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En un artículo reciente en Vox.com, Dylan Matthews, un fundador del sitio web
Vox y ex reportero del Washington Post, hace un argumento bien
explicado —pero erróneo y peligroso— contra lo que para él son esperanzas
infundadas y dañinas las que muchas personas guardan de que Trump sea expulsado
del mandato. Matthews cree que estas esperanzas son comprensivas; también siente
que se está erosionando “nuestra democracia”. Pero insiste que el problema que
se ha manifestado en Trump viene cobrando fuerza durante mucho tiempo, y que
continuará mucho tiempo después de la salida de Trump. Cree que Trump no es el
problema y sacarlo no es parte de la solución. En vez de eso, advierte que lo
mejor que podemos esperar y lo que debemos trabajar activamente para
lograr es arreglárnosla para sobrevivir esta presidencia desastrosa.
Perseguir un objetivo mayor, en su opinión, obstaculizará el objetivo más
realista de bloquear los peores elementos del programa de Trump.
Este argumento no sólo es ilusorio, es mortífero. Es más, es un punto de
vista el que guardan muchas personas más que Matthews. Por lo que es importante
analizarlo a fondo.
El régimen de Trump y Pence ya ha hecho daños horribles a muchísimas vidas en
Estados Unidos y el mundo entero. Ha emprendido agresivamente un camino para
hacer mucho peor, que pone en peligro —sin exagerar— la existencia futura de la
humanidad sobre este planeta. Ante esa realidad, el argumento de Matthews no es
más que una impactante prueba de la veracidad de esta declaración que hizo el
líder revolucionario Bob Avakian (BA): “La política de ‘lo posible’ es la
política de la monstruosidad. Adherirse a la política de ‘lo posible’, o
consentir en ella, es apoyar y hasta facilitar la monstruosidad”.
A diferencia de la política de “lo posible” por la que propugna Matthews,
debemos hacer frente honestamente al peligro existencial ante la humanidad ahora
y atrevernos a cambiar lo que parece posible por medio de una lucha
comprometida. Debemos organizar vigorosamente para ponernos en posición para
lanzar una campaña sostenida de protestas no violentas que empiece con miles y
crezca hasta movilizar a millones, que continúe día tras día, sin parar hasta
que se haya sacado del poder al régimen de Trump y Pence en conjunto.
Vea El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse de Bob Avakian
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El problema no es la “disfunción”, es el fascismo
Matthews escribe: “La mayoría de los observadores reconoce que la
democracia estadounidense está en apuros… Simplemente el gran número de
obstáculos por los que tiene que pasar la legislación de reformas, que van de
las tácticas dilatorias a suspensiones a votos en comité, han convertido al
gobierno federal en una vetocracia que queda paralizada e
incapaz de adaptarse ante nuevos retos. La manipulación de la circunscripción
electoral, la representación desproporcionada en el congreso, y el Colegio
Electoral resultan en un gobierno representativo que no es nada de muy
representativo”. Un poco más adelante, dice, “Expulsar [a Trump] no puede curar
y no curará de la noche a la mañana nuestra disfunción política”.
Pero, el problema con el régimen de Trump y Pence no es la “disfunción”, es
el fascismo. En el momento en que escribo esto, el estado anda
aterrorizando y desgarrando a familias inmigrantes por todo este país, con la
lógica e impulso del genocidio. Un número récord de restricciones al acceso de
la mujer al aborto y a la contracepción y ataques contra la gente LBGTQ nos
empujan cada vez más hacia una sociedad de El cuento de la criada hecho
realidad. Supremacistas blancos dentro y fuera de las agencias de seguridad
pública han enarbolado la exhortación de Trump de tratar “duro” a los negros y a
otros. Trump está atacando al poder judicial a la vez que lo reestructura
rápidamente con jueces fascistas. El régimen está purgando a los agentes en el
FBI y el Departamento de Justicia que no son leales a Trump ante todo. Pence y
su red de fascistas cristianos fundamentalistas están incrustados en todo el
cuerpo de oficiales militares, se están apoderando de escuelas y purgando a
científicos del Departamento de Salud y Servicios Humanos y otras agencias.
Además, hay ese equipo de torturadores y criminales de guerra como John Bolton,
Mike Pompeo, Gina Haspel, y otros que hacen aún más reales las amenazas de
guerra por Trump, con el potencial de salir del control por completo.
Todo eso no es simplemente más de lo mismo, ni tampoco es lo peor de
una administración Republicana. Esto es un régimen fascista que, paso a paso,
está reestructurando la ley y las normas de la sociedad en rumbo al
establecimiento de un Estados Unidos fascista.
Hay que parar el fascismo —hay que expulsarlo del poder— antes de que sea
tarde
Como han hecho fascistas durante la historia, este régimen ha sobrevivido
reveses temporarios y ha absorbido actos separados de la resistencia, mientras
avanza a trompicones y vuelve a atacar, cada vez más cerca de consolidarse
plenamente. Con los fascistas, no se puede “esperar hasta que salgan”, nada de
“arreglárnosla por mientras”. Hasta que expulsemos a este régimen del poder, y
al menos que lo hagamos, continuarán lanzando nuevas medidas altamente
represivas en muchos frentes, hasta que al último reestructuren la ley y
supriman todo disentimiento. La lección de la historia es precisamente que hay
que parar al fascismo antes de que sea tarde.
Afíliese al Rechazar el Fascismo.
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Pero, no se puede parar a este régimen fascista dependiendo de los canales
políticos oficiales y trabajando por medio de ellos. No lo pararemos dependiendo
de los Demócratas ni con la muy-esperada “Ola Azul” en las elecciones a mitad de
legislatura. Como escribió RefuseFascism.org (Rechazar el Fascismo), una
organización de la cual soy co-iniciadora, que une a personas de una gran
diversidad de perspectivas políticas, en su nuevo Llamamiento a la Acción: “La dirigencia del Partido
Demócrata NO nos dirigirá para salir de esto. Se proponen mantener el orden para
toda su cosa. Para ellos, el orden es más importante que la justicia, aunque eso
signifique el orden del fascismo. Después de la elección de Trump, el presidente
Obama dijo de Trump: “Todos somos del mismo equipo… Ahora todos estamos
esperando que tenga éxito”. ¡NO! Si Trump tiene éxito, ¡será catastrófico!”
Durante más de un año, Trump ha triturado normas y procedimientos políticos a
como se le diera la gana, ha declarado como de rutina que sus oponentes
políticos merecen la cárcel, y ha disminuido mucho el imperio de la ley y
cualquier límite a su poder. Es ilusorio y peligroso imaginar que se lo vaya a
constreñir o expulsar sin una lucha política verdaderamente generalizada sin
precedente.
Por eso Rechazar el Fascismo sostiene que la gente podría impedir a un
Estados Unidos fascista solamente por medio de una lucha política no
violenta generalizada y sostenida —´comenzando con miles y creciendo al
movilizar a millones de personas que se nieguen a retrocederse. Esto es
dramático, pero es necesario, y también es posible si pongamos manos a la
obra y nos reunamos con RefuseFascism.org y luchemos para hacerlo
realidad.
Sí, el problema ES más profundo que Trump – ¡necesitamos una
revolución real!
Matthews tiene algo de razón cuando dice que el problema es más profundo que
Trump… pero en esto, también, pierde la esencia de la cuestión.
Matthew identifica el “problema más profundo” como cosas al estilo de la
manipulación de la circunscripción de votos y la inhabilitación de votantes
negros, latinos, y otros. Pero estas tendencias dañinas son parte del
movimiento fascista en general que dieron lugar a Trump y Pence, no son
la causa de este régimen.
El verdadero problema más profundo no son las “imperfecciones” en el proceso
electoral ni las instituciones electorales, sino la naturaleza
fundamental del sistema al cual las elecciones y las instituciones
democráticas sirven y siempre han servido. Como analizó Bob Avakian,
“La esencia de lo existe en Estados Unidos no es democracia sino el
capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen. Lo que
Estados Unidos lleva al resto del mundo no es democracia, sino imperialismo y
las estructuras políticas que lo imponen”.
En un
discurso que BA dio el año pasado (video en inglés) que sigue siendo muy
relevante y oportuno, él analiza cómo las raíces de este régimen estriban en la
naturaleza fundamental de Estados Unidos y remontan hasta la Confederación,
además del desarrollo más reciente (que viene cobrando fuerza desde hace varias
décadas) de un movimiento fascista cristiano numeroso y poderosamente
posicionado. Examina cómo ese régimen está mortalmente emperrado en triturar las
normas políticas y sociales que han enfatizado la diversidad y la inclusión en
recientes décadas, reemplazándolas con un restablecimiento vengativo de la
supremacía blanca abierta, la misoginia, el nacionalismo xenófobo, y el
chovinismo Estados Unidos Ante Todo — y BA se adentra en por qué esto
está pasando. BA demuestra cómo a todo esto lo impulsaron las dinámicas
subyacentes del sistema de capitalismo-imperialismo en Estados Unidos y los
retos que enfrenta por ser la única superpotencia en un mundo cada vez más
volátil. Además, hay que notar, BA se adentra en lo que se debe y se
puede hacer en torno a todo esto, lo que hace hincapié en la importancia de
que las personas vean el discurso por sí mismas.
No se resolverá ninguno de estos problemas más profundos que dieron lugar al
régimen Trump y Pence por medio de las reformas que Matthews sugiere. Como una
revolucionaria y una seguidora del nuevo comunismo desarrollado por Bob Avakian,
estoy convencida de que sólo se resolverán estos problemas más profundos por
medio de una revolución real que derroque el sistema entero y lo reemplace con
un sistema radicalmente diferente arraigado en un modo diferente de producción,
con una cultura y una constitución radicalmente diferente sobre ese fundamento.
Esto me lleva al único lugar en que estoy de acuerdo con Matthews. Al final de
su artículo, Matthews sugiere que debe haber más discusión abierta de la
revolución.
Dylan Matthews debe aprender y escribir sobre el hecho de que SI HAY una
verdadera alternativa revolucionaria — una que es muy concreta, profundamente
científica, y radicalmente liberadora. Esto es el nuevo comunismo desarrollado
por Bob Avakian; contiene la visión, la estrategia, y el método epistemológico
no sólo para mejorar la vida de algunas personas, sino para derrocar todo el
sistema de capitalismo-imperialismo y construir un nuevo sistema en camino a la
emancipación humana. Más conexión con el
nuevo comunismo de BA y su
análisis del régimen de Trump y Pence y lo que hay hacer al respecto (video
en inglés) no sólo contribuiría a un mejor futuro para la humanidad, también
podría haber evitado que Matthews quedara atrapado en los argumentos erróneos
que lo llevaron a apoyar objetivamente a la extrema opresión que tantas personas
sufren hoy día, y que permean el resto de su artículo.
Pero, para llegar a cualquier lugar bueno, TODOS tenemos que
unirnos ahora para expulsar al régimen de Trump y Pence
Reconocer que los problemas son más profundos que el régimen de Trump y Pence
no cambia el peligro existencial que este régimen plantea ahora. Si permitimos
que el fascismo se consolide, infligiría un sufrimiento cualitativamente mayor a
la humanidad — hasta potencialmente la destrucción de la civilización humana
entera. También haría incalculablemente más difícil que cualquier persona abogue
y organice para un cambio más profundo de cualquier tipo. Lo que esto significa
es que personas desde muchísimas diferentes perspectivas políticas —si
consideramos este régimen fascista como una expresión extrema de la naturaleza
fundamental de este sistema o si consideramos este fascismo una
traición de lo que Estados Unidos debe representar— debemos unirnos y luchar con
todo lo que tengamos para impedir esta consolidación fascista expulsando a este
régimen. Hacer frente honestamente a este reto y ponernos al alcance de ello es
una tarea inmediatamente necesaria para lograr cualquier futuro en que
valiera la pena vivir — una revolución real, un retorno a un Estados Unidos no
fascista, o algo completamente diferente, según el parecer de cada uno.
Matthews implica que sacar a Trump del mandato no cambiará nada mayor. Se
equivoca.
Cuando las personas nos reunamos para luchar para un mundo mejor, cuando nos
paremos del sofá y nos quitemos de en frente de la pantalla de la computadora
para tomar las calles y exigir la expulsión de un régimen fascista, cambiamos
las cosas. Nos cambiamos a nosotros mismos — tanto en lo que sentimos que es
tolerable como lo que sentimos que es posible. Cambiamos cómo piensan y actúan
millones de otras personas. Si insistimos y crecimos semana tras semana,
cambiamos cómo la gente y los gobiernos por todo el mundo perciben a Estados
Unidos. Todo esto cambia el cálculo político no sólo del régimen, sino de
aquellos sectores de los gobernantes que no concuerdan con el régimen, pero
ahora están bajo su ataque y están capitulando a ello constantemente. Esto
podría crear el tipo de crisis política que les obliga a responder a nuestra
demanda que se saque del poder a este régimen fascista.
Solamente de esta manera podríamos desviar a jalones a la historia que anda
encaminada hacia la limpieza étnica genocida, un “sanseacabó” ambiental, y/o un
holocausto nuclear. Solamente de esta manera podríamos preservar el espacio en
la sociedad para soñar, crear estrategias, organizar y luchar para soluciones
más profundas.
Pues, ¡ya basta de racionalizaciones grandiosas para cruzarse los brazos y
portarse como “buenos alemanes” mientras se aplastan vidas y peligra el futuro
de la humanidad! En vez de eso, imaginémonos —y no sólo eso sino salgamos de
nuestras zonas de comodidad y seguridad y luchemos para conseguir— algo grande y
dramático, algo que el mundo entero cuenta con nosotros para lograr.
Organicémonos para hacer nuestro el Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo, para hacer
realidad nuestra demanda — Esta pesadilla tiene que terminar: ¡El régimen de
Trump y Pence tiene que marcharse!
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