La emergencia en torno a Kavanaugh:
No necesitamos “salvar a ‘nuestra’ corte”: ¡SÍ necesitamos resistir y detener a
Kavanaugh, PARAR a un Estados Unidos fascista y organizarnos para una
revolución real!
|
Lea también:
|
Sunsara Taylor
11 de septiembre de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us
En la última semana se celebraron audiencias en el Senado sobre la nominación más
monumental para la Corte Suprema en décadas. En cuestión de semanas, la Corte
Suprema podría tener no solo una “mayoría conservadora”, sino una mayoría
sólidamente pro-fascista que es una herramienta dócil en la campaña del régimen
de Trump y Pence de “Hacer que Estados Unidos vuelva a ser BLANCO”, para poder
imponer una teocracia fascista cristiana, para eliminar por completo las normas
para la protección del medio ambiente y acelerar la destrucción de nuestro
planeta y para eviscerar los derechos civiles y las libertades civiles. Los
vampiros fascistas cristianos, los belicistas al estilo de Estados Unidos Ante
Todo y los racistas en todas partes se están alucinando de alegría.
Un nominado para arrastrar a Estados Unidos de vuelta a la retrógrada visión de “grandeza” de Trump
Brett Kavanaugh es un originalista duro como una piedra. El originalismo es una
teoría jurisprudencial que sostiene que simplemente no existe ningún “derecho”
que no esté explícitamente escrito en la Constitución o en una enmienda
ratificada, y que no esté “arraigado en las tradiciones y la conciencia de
nuestro pueblo”. Pero, ¿cuáles fueron los derechos escritos en la Constitución?
El derecho de mantener a los negros como propiedad esclavizada, de los esposos
a violar a sus esposas, de los colonos blancos a exterminar a los indígenas, y otras
cosas por el estilo. Y si bien desde ese entonces han ratificado enmiendas las
que han restringido y derogado algunas de estas atrocidades, “las tradiciones y
la conciencia” de Estados Unidos han sido una cadena ininterrumpida de
linchamientos racistas (ya sea por el Ku Klux Klan o por la policía), de
violencia epidémica contra los derechos reproductivos de las mujeres y de
privarles a ellas de esos derechos, la destrucción y el envenenamiento del
medio ambiente, la represión draconiana contra los disidentes políticos y los
revolucionarios, el racismo xenófobo, el fanatismo anti LGBTQ y muchas más
violaciones de los derechos fundamentales de las personas.
Concretamente, esta teoría jurisprudencial ha sido utilizada como garrote durante décadas
—comenzando en serio durante la Corte Suprema encabezada por William Rehnquist,
el “primer héroe judicial” de Kavanaugh— para revertir y/o destruir todo el
rumbo que la Corte Suprema había tomado en los años 1960 y 1970, durante la
época en la que se estaban extendiendo los derechos a los negros, a las mujeres
y a muchas otras personas. Kavanaugh celebró explícitamente la posición
discrepante (desacuerdo) de Rehnquist con la decisión de la Corte Suprema que
despenalizó el aborto (Roe contra Wade) así como los logros de
Rehnquist en el aumento dramático de la capacidad de la policía y los fiscales
de utilizar pruebas obtenidas ilegalmente en las cortes para conseguir condenas
y encarcelar a personas acusadas de crímenes. Y el propio historial de
Kavanaugh muestra una hostilidad extrema hacia el derecho al aborto de las mujeres e incluso hacia su derecho al control de la
natalidad, hacia la separación entre la iglesia y el estado, hacia las normas
ambientales, hacia los intentos de frenar el racismo y la discriminación, hacia las víctimas de tortura y muchísimo más.
Los demócratas “oponen resistencia”, pero según los términos de la clase dominante
Muchos dirigentes demócratas están genuinamente alarmados por la forma en que
Kavanaugh convertiría a la Corte Suprema en una herramienta en la campaña de
Trump para desmantelar el pacto social y las normas legitimadoras que han
mantenido la cohesión de Estados Unidos durante generaciones. También están
alarmados porque la forma en que Trump ha llenado las cortes podría “consolidar
con candado” el gobierno republi-fascista a como dé lugar, al destripar los
derechos de votar, imponer la manipulación racista de distritos electorales,
etc., así como mediante la realidad de que una Corte Suprema fascista les dará
estos republi-fascistas el poder de vetar durante los próximos 30 años toda
legislación social, aunque los demócratas de alguna manera obtuvieran una
mayoría en una o ambas cámaras del Congreso.
Por esto, la audiencia se ha tipificado a veces por un
nivel poco común de desafío abierto de parte de los demócratas. Por medio de
sus preguntas y sus peritos invitados, han sacado a la luz la hostilidad de
Kavanaugh hacia los derechos de las mujeres, las personas LGBTQ, los negros y
otros; su probable papel en los crímenes contra la humanidad de George W. Bush;
y sus escandalosas ideas de que el presidente está por encima de la ley.
No obstante, es importante señalar que estos demócratas han guardado sus
verdaderas críticas para quejas procesales, como el hecho de que los
republicanos mantuvieron en reserva gran parte del historial de Kavanaugh.
Kamala Harris, por ejemplo, interrumpió al republicano fascista Chuck Grassley para
pedirle que pospusiera las audiencias para poder contar con tiempo para
examinar los documentos recientemente divulgados. Dick Durbin pidió
directamente a Kavanaugh que pospusiera sus propias audiencias, una vez más
para poder examinar los documentos. Cory Booker se comparó con Espartaco, el
líder de una histórica revuelta de esclavos, y expresó su voluntad de soportar
la censura o incluso ser expulsado del Senado por leer un documento que había
estado mantenido en reserva para que constara en los actos públicos del Congreso.
Aunque sí es una maniobra fascista, de parte de los republicanos, mantener en reserva una
parte tan grande del historial de Kavanaugh, centrarse en este historial
tapa la pura verdad de que las opiniones Kavanaugh ya son bien conocidas.
También tapa la realidad de que estos demócratas, aun cuando se ponen a
chillar, en lo más fundamental están participando y legitimando la aprobación de este juez pro-fascista
completamente ilegítimo.
De hecho, aunque daban una muestra de oposición, echaron mano de todo para
demostrar su cortesía hacia los fascistas. Diane Feinstein, antes de hacerle
una sola pregunta a Kavanaugh, se disculpó con él por los manifestantes que
valientes, continuaban causando interrupciones. Cory Booker, aunque cuestionaba
el proceso, elogió a Grassley por exhibir la “paciencia de Job”.
Esto contrasta con la forma en que los republicanos no sólo bloquearon a Merrick
Garland, el candidato para la Corte Suprema de Obama —se negaron a reunirse con
él o a recibirlo en audiencia durante más de un año— sino también a docenas de
otros jueces federales nominados por Obama. Debido a sus esfuerzos, cuando
Trump entró en la Casa Blanca no solo tenía un cargo de magistrado vacante en
la Corte Suprema por llenarse, sino también otros 107 cargos de juez. En
contraste, Reagan tenía 35 cargos de juego por llenarse y Obama tenía 54. Y,
por callado que se haya mantenido, la semana pasada ¡el dirigente demócrata
Chuck Schumer personalmente puso en la vía rápida de confirmación a otros 15
jueces federales fascistas de Trump!
No obstante, si bien es esencial reconocer y denunciar la dinámica objetivamente
colaboracionista de la “resistencia” de los demócratas, también es una realidad
que incluso esta oposición muy fuertemente limitada —junto con los importante
desafíos de la clase dominante a Trump, lo que abarca todo lo
que está concentrado en el funeral de McCain y la columna de opinión anónima de un alto funcionario de la Casa Blanca— está
contribuyendo a despertar el espíritu de lucha de las personas de todo Estados
Unidos que anhelan ver que se termine esta pesadilla.
La justa ira de la gente: ¿cuál camino tomará?
Más de 200 personas han sido arrestadas por interrumpir con valor las audiencias y/o
ocupar las oficinas de los senadores, y cada una refleja y representa la furia
latente de innumerables personas que están observando con horror y angustia por
todo Estados Unidos. Estos interruptores justos han alzado la voz con fuerza
sobre las mujeres que morirán a causa de abortos ilegales, sobre los
discapacitados que perderán sus cuidados de salud y posiblemente su vida, sobre
los derechos de los negros y los indígenas, y otras cosas. Esta ira es justa y
sumamente positiva. Al mismo tiempo, con aún más frecuencia las personas han
pedido que los senadores “salven nuestras cortes” y “salven nuestra
democracia”. Esto revela peligrosas ilusiones falsas las que, de no desviarlas,
no darán buenos resultados.
La Corte Suprema no es “nuestra corte” y Estados Unidos no es “nuestra democracia”
La pura verdad es que la Corte Suprema NO es “nuestra corte” y el sistema que
gobierna sobre nosotros NO es “nuestra democracia”. Más bien, como lo ha
expresado Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario: “La
esencia de lo que existe en Estados Unidos no es la democracia, sino el
capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen” 1. Como explica con mucho más detalle en el pdf Constitución,
leyes y derechos, en la sociedad capitalista y en la futura sociedad socialista,
la Corte Suprema de Estados Unidos es exactamente una
de las estructuras políticas que refuerza el sistema del
capitalismo-imperialismo. La verdad de esto se puede ver, por ejemplo, en la
realidad de que incluso antes de que el “Magistrado” de la Corte Suprema
Anthony Kennedy renunciara y Kavanaugh fuera nombrado, la Corte Suprema
confirmó la prohibición a los musulmanes de Trump; presidió un régimen de
encarcelación en masa supremacista blanca y terror policial; permitió
restricciones tan severas y multitudinarias que el derecho al aborto ahora
pende de un hilo; protegió el “derecho” de un pastelero fascista cristiano de
negar servicios a una pareja gay; restringió dramáticamente derechos laborales;
y muchas otras cosas. No se puede ganar cambios reales al servicio de los
intereses de la gente confiando en estas instituciones de la clase dominante.
Para que quede claro: La Corte a veces puede reflejar un consenso de la clase
dominante para hacer ciertas concesiones, a menudo en respuesta a la lucha
desde abajo; pero las relaciones económicas y sociales fundacionales del
capitalismo-imperialismo permanecen en su lugar y el propósito de las
concesiones mismas es proteger y expandir esas relaciones.
Hora de LUCHAR, y de organizarse para una revolución real
Todo esto no quiere decir que no se puede hacer nada. Por el
contrario, ya es hora de luchar, de unirse y desencadenar un espíritu aún mayor
de desafío y brote de rechazo furioso, y de levantar nuestra vista al hacerlo.
Más que cualquier otra cosa, este momento peligroso —con la lucha entre los
fascistas abiertos y los “imperialistas tradicionalistas” agrupados en torno al
Partido Demócrata— revela la inutilidad total y la naturaleza anticuada del
sistema del capitalismo-imperialismo. Revela la verdad de que
los intereses de los que nos gobiernan no son los
intereses de la gente. Revela la necesidad de hacer una revolución realque
derroque este sistema, barra del camino sus leyes e
instituciones de represión e implemente un sistema radicalmente diferente
arraigado en un modo de producción radicalmente diferente y con radicalmente
diferentes relaciones sociales, valores y formas de relacionarse con el resto
del mundo. Esto es lo que está concentrado en la Constitución
para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la
autoría de Bob Avakian — una sociedad mucho mejor
y liberadora orientada a satisfacer las necesidades fundamentales de la gente,
superando toda explotación y opresión y haciéndolo junto con todas las personas
por todo el mundo a la vez que los derechos del individuo y el estado de
derecho estén protegidos de maneras mucho más fuertes y cualitativamente
diferentes de lo que lo están ahora.
En lugar de suplicar o tomar partido entre las diferentes facciones de los que nos
gobiernan, las personas necesitan aprovechar esta aguda contienda en la cúpula
para abrir brechas con nuestros propios intereses: para hacer avances reales en la propagación
de la necesidad de luchar contra el poder y de organizarnos para esa lucha de
maneras que contribuyen a una revolución real.
Cómo hacer esto, y para qué fin, se establece en este folleto.
Unan a todos los que se pueda unir para sacar al régimen fascista de Trump y Pence
Una parte decisiva y muy urgente de esto ahora es la lucha
para movilizar a todos los que se pueda unir, entre ellos muchos que aún no
están convencidos de la necesidad de la revolución pero que reconocen la
emergencia que enfrentamos hoy en el régimen de Trump y Pence — de salirse de
los canales oficiales del sistema que gobierna sobre nosotros y de oponer una
verdadera resistencia. Para plantear la demanda —¡ESTA PESADILLA TIENE QUE
TERMINAR: EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE!— y forjar la
organización y la fuerza para estar en posición de emprender protestas
políticas sostenidas, independientes y de masas que se inicien con muchos miles
y crecen a millones de personas y no se detienen (día tras día, noche tras
noche) hasta que el régimen en su conjunto haya sido sacado del poder. Como
correctamente insiste Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org),
únicamente la gente puede detener a un Estados Unidos fascista: lo que cada uno
de nosotros haga en estos días tan llenos de peligros y oportunidades realmente
importará.
¡ESTA PESADILLA TIENE QUE TERMINAR: EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE!
En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|