El hombre invisible: Jeffrey Sterling, denunciante de la CIA
Norman Solomon
The Huffington Post
29 de enero de 2015
Traducido para Rebelión por Silvia Arana
Los medios de información masivos descubrieron repentinamente a Jeffrey Sterling, después de
que fuera sentenciado el lunes pasado como un denunciante de conciencia de la CIA.
El proceso contra Sterling iniciado hace cuatro años recibió una cobertura de prensa fugaz, que se limitó
a resumir los cargos presentados por el gobierno en su contra. Desde el
principio, el Departamento de Justicia lo retrató como un ser amargado y
vengativo, y el adjetivo clásico de menoscabo al denunciante como alguien
"disgustado"; todo esto repetido obedientemente por la prensa sin
aportar ninguna otra perspectiva.
Año tras año, el caso de Sterling se dilató en apelaciones, enredado con la negativa honorable del
periodista James Risen a identificar a las fuentes de su libro State
of War (2006). Mientras que las noticias o los expertos de vez en cuando se enfocaron en
Risen, raramente mencionaron a Sterling, cuya vida había sido truncada al ser
despedido de la CIA, al principio del gobierno de Bush después de iniciar una
demanda judicial por discriminación racial, y más tarde cuando se presentaron
10 cargos en su contra, que incluían siete cargos bajo el Acta de Espionaje.
Sterling fue uno de los escasos especialistas afroamericanos de la CIA. Se convirtió en una denunciante de
conciencia al recorrer los canales del Comité de Inteligencia del Senado en
2003 para informar sobre el plan mal concebido, ineficazmente ejecutado y
peligroso de la Operación Merlin, por el cual se intentó sabotear el programa
nuclear iraní en el año 2000.
Resumiendo una larga historia, a principios de 2011, Sterling estaba contra un muro legal. Mientras que los
grupos de libertad de prensa y algunos otros gradualmente respaldaron el
derecho de Risen a proteger la confidencialidad de sus fuentes, Sterling siguió
siendo el hombre invisible.
Como la mayoría, por mucho tiempo no supe casi nada sobre Sterling o su batalla legal. Pero a medida que
empecé a darme cuenta de cuánto estaba en juego en la continua amenaza
gubernamental de arrestar a Risen por negarse a traicionar a sus fuentes,
Sterling comenzó a perfilarse en mi visión periférica.
La primavera pasada trabajé con mis colegas de RootsAction.org para iniciar una petición titulada "We
Support James Risen Because We Support a Free Press". La petición tuvo
mucho éxito, más allá del hecho de que más de cien mil personas la firmaron;
tuvo gran ayuda de otros grupos (The Nation, FAIR, the Freedom of Press
Foundation, The Progressive y Center for Media and Democracy).
El Departamento de Justicia, que había perseguido agresivamente a Risen por media docena de años a este punto,
tuvo que retroceder ante la publicidad favorable que surgió a mediados de
agosto con la presentación de la petición por Risen en conjunto con una
conferencia de prensa en el National Press Club.
Un rápido efecto dominó incluyó una fuerte nota escrita por Maureen Dowd en respaldo
de su colega del New York Times, James Risen (aunque no mencionó la petición ni la conferencia
de prensa, en la que estuvo presente). En el otoño trabajé en equipo con la
incisiva periodista investigativa Marcy Wheeler, para escribir el artículo
-publicado en la portada de The Nation- "The Government War Against
Reporter James Risen", que fuef el primer reportaje a fondo de los casos
interconectados de Risen y Sterling.
Sin embargo, durante el otoño, para los medios masivos al igual que para la mayoría de progresistas, salvo
escasas excepciones, Jeffrey Sterling siguió siendo el hombre invisible.
El principio de respaldar a los denunciantes de conciencia con igual fuerza que a los periodistas es crucial.
Sin embargo este principio no ha estado presente en individuos y en
organizaciones que deberían haber tenido una postura clara y abierta en su
defensa. Esta necesidad es aún más imperiosa cuando el gobierno invoca la
"seguridad nacional".
Como dijo la defensora de denunciantes de conciencia Jesselyn Radack, miembro del Government
Accountability Project:
Cuando los periodistas se convierten en blancos de ataque, tienen una comunidad y un grupo poderoso de
defensores que salen a respaldarlos. Los denunciantes de conciencia están
abandonados a la intemperie... Se los enjuicia y se presenta en su contra el
cargo más grave con el que se puede acusar a un estadounidense: ser un enemigo
de la nación.
Entramos en este terreno cuando el mismo grupo que inició la petición por Risen, lanzó una nueva petición en
respaldo de Jeffrey Sterling: Blowing the Whistle on Government
Recklessness is a Public Service, Not a Crime (Denunciar
las irresponsabilidades del gobierno no es un delito sino un servicio al público).
Algunos grupos que habían respaldado la petición por Risen -como el Comité de Reporteros por la Libertad
de Prensa y el Comité de Protección de los Periodistas- optaron por
distanciarse y no tener nada que ver con la petición por Sterling. En cambio,
la petición contó con la adhesión de Reporteros sin Frontera y del Government
Accountability Project.
Hace dos semanas Sterling fue al juicio. Estuvo en la mesa de la defensa durante siete días de procedimientos
judiciales que incluyeron los dudosos testimonios de 23 agentes de la CIA en
actividad o retirados, al igual que de personajes como Condoleezza Rice.
Cuando un empleado del juzgado leyó el terrible veredicto el lunes por la tarde, Sterling mantuvo la dignidad
que había mostrado durante todo el juicio.
A los 47 años, Sterling enfrenta una condena muy larga. Como denunciante de conciencia ha hecho mucho por
nosotros. No debería seguir siendo invisible.
Fuente: http://www.huffingtonpost.com/norman-solomon/the-invisible-man-jeffrey_b_6556552.html
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