Informes de Guantánamo: errores al documentar la
tortura
Stephen Soldz noticiasdeabajo 2
de mayo 2011
Siendo uno de los pocos profesionales que ha podido consultar los archivos
sanitarios de los detenidos de Guantánamo, como consultor de la defensa y de los
abogados en el procedimiento de habeas corpus, no estoy sorprendido por los
hallazgos que se citan en un nuevo artículo en PLOS Medicine de
Vicent Iacopino y Stephen N. Xenakis: Ha
existido negligencia en las pruebas médicas de los torturados en la Bahía de
Guantánamo, narrándose una serie de casos. Iacopino y Xenakis han consultado
las historias clínicas y los informes de consultores médicos y psicológicos
independientes de nuevo presos de Guantánamo. Encuentran, a pesar de las claras
evidencias de que los prisioneros fueron sometidos a torturas, que los
profesionales de la salud que los examinaron y los trataron no hicieron
ningún intento para determinar si los detenidos habidos sufrido abusos
y no cumplieron con su obligación ética de documentar y denunciar la tortura y
los malos tratos.
Los resultados de este estudio demuestran que las denuncias de estos
nueve detenidos y torturados, fueron corroborados por evaluaciones de expertos
médicos forenses no gubernamentales y del Departamento de Defensa, cuyas
evaluaciones no documentaron evidencias de daño físico o psicológico
intencional.
Hemos revisado cada caso, las distintas formas de abuso que cometieron
sobre los presos, que son muy consistentes con la tortura, tal y como la define
la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura, así como Estados Unidos
hace una definición más restrictiva de la tortura, que está en vigor en este
momento (12). La forma de planificar los interrogatorios y los resúmenes de los
mismos, corrobora de forma precisa los métodos de tortura y los malos tratos que
el detenido alega.
……
La evaluaciones médicas evidenciaron casos de dolor físico y psicológico
grave y prolongado, tal y como se estipula en la definición de tortura por
Bybee. Pero, de acuerdo con la definición de
tortura de Bybee, aunque el
umbral de dolor se ha superado, la imposición de tal dolor debe ser un objetivo
preciso por parte del que interroga para que constituya tortura.
……..
Los médicos y el personal de salud mental que atendieron a los detenidos
en Guantánamo no investigaron las causas de las lesiones físicas y los síntomas
psicológicos que observaron. Los síntomas psicológicos se atribuyen comúnmente a
“trastornos de la personalidad” y “factores rutinarios de estrés”. Los síntomas
psicóticos y las alucinaciones no se tuvieron en consideración como consecuencia
de un trato abusivo.
La documentación de la tortura y los malos tratos recogida por las
evaluaciones de los médicos y expertos no gubernamentales, indica que los
detenidos siguen experimentando graves y prolongados síntomas de debilitamiento
psicológico que puede persistir durante muchos años y, posiblemente, toda la
vida.
El Departamento de Defensa ha emitido una respuesta a Iacopino Xenakis y, sin
hacer mención de los principales cargos, se puede considerar incluso como una
confirmación oficial de que los profesionales de la salud de Guantánamo no han
investigado o documentado los terribles abusos que sufren los presos de
allí:
El personal del Departamento de Defensa que trabaja en los centros de
detención operan bajo un alto nivel de control y proporcionan de forma constante
la atención más humana y adecuada a las personas que se encuentran bajo su
control. El Programa Médico Conjunto está comprometido en proporcionar las
adecuadas condiciones de atención médica integral a los detenidos,
independientemente de su condición disciplinaria, de cooperación o de
participación en una huelga de hambre. La asistencia sanitaria prestada a los
detenidos en la Bahía de Guantánamo es semejante a la recibida por cualquier
otra comunidad de los Estados Unidos. Los detenidos reciben al mismo tiempo
asistencia sanitaria compasiva, teniendo acceso regular a la atención primaria y
a médicos especialistas. La atención prestada a los detenidos es comparable a la
ofrecida a los miembros de servicio activo. Todos los procedimientos médicos
realizados están justificados y cumplen con las normas aceptadas de atención. Al
detenido se le proporciona atención médica y un tratamiento basado en sus
necesidades, y el nivel y tipo de tratamiento depende del protocolo establecido
para el tratamiento de la enfermedad que padece. El diagnóstico de las
condiciones y la atención médica y tratamiento no deben verse afectadas por la
colaboración o no del detenido, durante la sesión de interrogatorio. Del mismo
modo, la atención médica no se suministra a un detenido en función de su
cumplimiento o no de las normas del campo de detención o su negativa a poner fin
a una huelga de hambre. Las decisiones médicas y el tratamiento no se consideran
como una forma de castigo. Además, el personal médico no participa en las
decisiones disciplinarias del personal detenido.
Esta respuesta del Departamento de Defensa elude de manera cuidadosa las
reclamaciones presentadas por Iacopino y Xenakis, ya que el texto está redactado
en presente y por lo tanto se refiere a las prácticas actuales. Sin embargo,
Iacopino y Xenakis, del examen de los expedientes médicos, se refieren a
prácticas anteriores. El Departamento de Defensa no responde de la idoneidad de
las prácticas del pasado. Por lo tanto, parece probable que aquellas prácticas
eran indefendibles, incluso sabiendo que las declaraciones de los portavoces del
Departamento de Defensa no destacan por su veracidad.
Los resultados de Iacopino y Xenakis son totalmente coherentes con mi
experiencia basada en la lectura de los informes médicos de los prisioneros de
Guantánamo que he consultado. Pese a las afirmaciones de que habían sido objetos
de abusos, y los síntomas mentales estaban en consonancia con dichos abusos, no
había ninguna indicación de ello en los cientos de páginas leídas, de modo que
ningún profesional de la salud ha realizado ningún intento de averiguar si
habían sido objetos de abusos y de documentar dichos posibles abusos. Más bien,
lo único que preocupaba al personal de salud mental es de si el preso puede
intentar suicidarse o no. Más allá de esto, su angustia, obvia en estas
circunstancias, no parece de ningún interés para los psicólogos y demás personal
de salud mental.
Además, la unidad médica de Guantánamo y el Departamento de Justicia de Obama
lucharon con uñas y dientes para evitar un examen independiente de estos
informes, y mucho menos del propio preso. Los abogados del prisionero
solicitaron, mediante un habeas corpus ordenado por el juez, que los
informes estén a disposición para un examen psicológico independiente, para
determinar si cabe la posibilidad de que la salud mental del detenido pueda
interferir en la colaboración con sus abogados. El personal médico de Guantánamo
presentó una declaración negando cualquier necesidad de una evaluación
independiente. Y el Departamento de Justicia apeló una y otra vez. Primero se
opuso al acceso a los informes; luego permitió el acceso a los informes más
recientes. Parecían oponerse a cualquier control, lo que parece ser señal de
falta de transparencia en una institución dirigida por un Gobierno Democrático.
No podemos aceptar la palabra de los funcionarios de una institución que se
niega a una evaluación por personal independiente para comprobar si se han
producido abusos o deficiencias éticas.
El artículo de Iacopino y Xenakis revelan varias evidencias, incluso el uso
cuestionable de medicamentos
contra la malaria, o que la asistencia sanitaria de Guantánamo no fue la
adecuada y merece una evaluación independiente. Mientras que la Administración
de Bush y Obama han hecho todo lo posible para mantener en secreto los informes,
los profesionales de la salud debieran cuestionar este secretismo. Debemos
exigir que los informes médicos de Guantánamo sean accesibles, con el
consentimiento de los prisioneros, a una inspección independiente. Además, todos
los detenidos que lo deseen deben poder someterse a un examen médico
independiente.
Además, independientemente de los posibles abusos, los informes médicos
completos de los presos liberados deben estar a disposición de los presos o del
personal sanitario que los trate actualmente. Negar los informes médicos de
varios años de una persona no es ético, ya que interfiere en la posibilidad de
obtener una atención sanitaria adecuada en el presente y en el futuro. Los
profesionales de la salud deben dejar claro que la denegación del acceso a los
informes de los presos liberados es completamente inaceptable.
Stephen Soldz es psicoanalista, psicólogo, investigador de la salud
pública y miembro de la facultad en la Escuela de Psicoanálisis de Boston . Es
uno de los fundadores de la Coalición por una Psicología Ética, una de las
principales organizaciones que lucha por cambiar la política de la Asociación
Americana de Psicología en la participación en los interrogatorios abusivos. Es
presidente de Psicólogos por la Responsabilidad Social y asesor de Médicos por
los Derechos Humanos .
http://dissidentvoice.org/2011/05/guantanamo-docs-fail-to-document-torture/#more-32426
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