Sin cargos, sin juicio y ¿sin salida? de Guantánamo
Por Susana Samhan
Agencia EFE
22 agosto 2023
Fotografía de archivo del 13 de mayo de 2005
que muestra a un simpatizante del partido religioso "Shabab-e-Milli",
que participa en una manifestación en Islamabad (Pakistán) y muestra una viñeta
satírica publicada por el periódico Washington Times que ha levantado una ola
de protestas en contra de los Estados Unidos. EFE/T.mughal
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Washington, 20 ago (EFE).- "Esta sesión es para decidir si Mohamed Rahim sigue bajo custodia de
EE.UU., no sobre la legalidad de su detención", dice una voz masculina,
mientras que el último preso enviado a Guantánamo escucha hierático dieciséis
años después de su arresto en Pakistán, sin haber recibido cargos ni haber sido juzgado.
La parte no clasificada de esta comparecencia de la Junta de Revisión Periódica (PRB, en
inglés) de los casos de los reos de Guantánamo es seguida desde una pequeña
sala de un edificio del Pentágono en Arlington, en las afueras de Washington,
por periodistas y observadores, que suman un reducido grupo de cinco personas.
En la habitación, donde no se pueden meter teléfonos móviles, hay una mesa con sillas, un televisor con
pantalla plana y una cámara que enfoca a los asistentes.
Cuando el monitor se enciende se ve una pared con escudos de las ramas de las Fuerzas
Armadas de EE.UU. y, al poco, aparece Rahim, con barba roja y atuendo afgano,
su abogado, un representante personal y un traductor.
Un limbo llamado Guantánamo
Rahim, quien, según EE.UU. fue mensajero, traductor y ayudante del fallecido líder de Al
Qaeda Osama bin Laden, es uno de los tres presos que quedan en Guantánamo
(Cuba) que no han sido ni imputados ni enjuiciados y para los que las
autoridades de EE.UU. no han recomendado la libertad.
Desde 2002, unas 780 personas han pasado por esta prisión militar, donde actualmente quedan
30: 11 acusados de crímenes de guerra ante comisiones castrenses, 16 con recomendaciones
de ser transferidos a otros países y los tres que están en el limbo, el afgano
Rahim, el libio Abu Farach al Libi y el palestino Hani Abu Zubeida.
Cada cierto tiempo a estos últimos se les somete por separado a una audiencia de la PRB,
aunque la última vez que se celebró una fue en 2022. La junta decide si
recomendar o no su liberación dependiendo de si los sigue considerando una
amenaza para la seguridad nacional de EE.UU.
Fotografía de archivo que muestra una
torreta de seguridad en la prisión estadounidense de Guantánamo. EFE/Shawn Thew
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La sesión de Rahim tiene apariencia de procedimiento judicial, aunque en realidad la junta
que decide está integrada por seis representantes del Departamento de Estado,
Defensa y Seguridad Nacional; del Estado Mayor; y de la Oficina de la Directora
de Inteligencia Nacional.
Durante la comparecencia solo se ve a Rahim y a sus acompañantes sentados ante una mesa en
Guantánamo, mientras que los miembros de la PRB se encuentran en una
localización secreta en Arlington, sus caras no se enseñan y tan solo se oyen
algunas de sus voces.
Determinar si los presos son una amenaza
El abogado de Rahim, James Connell, que es contratista del Departamento de Defensa, hace un
alegato inicial traducido por el intérprete al afgano.
En su exposición, Connell afirma que su representado ha estado muy implicado en la
preparación de esta audiencia, menciona el vínculo que se ha forjado entre
ambos, que incluso "se hacen bromas", y añade que Rahim es un
excelente cocinero.
Vista desde fuera la situación resulta un tanto chocante: no se aportan pruebas, por lo menos en
esta parte no clasificada, y todo tiene apariencia de proceso judicial sin
llegar a serlo.
Fotografía de archivo que muestra a
activistas que reclaman el cierre de la prisión estadounidense de Guantánamo.
EFE/Lennin Nolly
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Más tarde, Connell explica a EFE en una conversación telefónica que "esta audiencia
se centra realmente en cómo el detenido ha cambiado", por ello "no
existe un gran papel de los abogados", ya que no se trata de decidir si
son culpables o inocentes, sino si son una amenaza para el país.
Por ello, precisa, lo que se busca es determinar "cómo ha cambiado su personalidad y
orientación hacia EE.UU. durante su detención".
Un proceso “político”
El abogado Richard Kammen, quien en el pasado ha defendido a presos del centro y es autor
del libro "Tortured Justice Guantanamo Bay", indica irónico a EFE que
estas sesiones "son un proceso judicial en el sentido de que cualquier
cosa en Guantánamo es un proceso judicial".
"Está supervisado por las Fuerzas Armadas, es muy político, no es un proceso judicial
en el sentido de ser ante un tribunal real", apunta.
El letrado suelta una carcajada cuando se le pregunta sobre los factores que se toman en
cuenta a la hora de aconsejar la liberación de un preso a través de este
proceso de la PRB: "Me río porque la respuesta real es 'política', aunque
en teoría se fijan en el comportamiento de los detenidos en Guantánamo".
Normalmente los reos no solicitan este proceso ante la PRB. Como puntualiza el profesor de
Derecho de la Escuela Seton Hall Mark Denbeaux, los detenidos "no tiene
voz sobre esto, no tienen voz sobre nada".
Denbeaux, quien ha elaborado informes sobre Guantánamo, dice a EFE que "no hay
ningún proceso legal ahí, es simplemente el ejército intentando fingir que
están liberando a gente bajo un proceso, aunque luego no lo haga".
En el caso de Rahim hay un abogado, dado que Connell se presentó voluntario para asumir ese
papel, pero en la otra audiencia de esta semana, la de Abu Farach al Libi, ni
si quiera hubo un letrado, sino un "representante personal" que es un
soldado de EE.UU.
La parte no clasificada de la sesión de Al Libi, que de acuerdo a EE.UU. fue dirigente de
Al Qaeda próximo a Bin Laden y al que fuera su lugarteniente y más tarde
sucesor, Ayman al Zawahiri, dura tres minutos y 42 segundos y el preso ni
siquiera acude.
(c) Agencia EFE
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