Al prisionero más viejo de la cárcel le prohibieron leer un libro de víctimas del atentado del 11/9
Setenta años y trece en Guantánamo sin acusación
La prohibición del libro se produce cuando las autoridades luchan por hacer frente a una huelga de hambre de
al menos media docena de reclusos que protestan por su situación. Paracha se
considera víctima de un “castigo colectivo”.
Andrew Buncombe
Página|12
24 de diciembre de 2017
Tras el traslado de cientos de presos, hoy Guantánamo alberga sólo 41 prisioneros, incluyendo a Saifullah
Paracha, de 70 años. Imagen: AFP |
Al prisionero de más edad de la Bahía de Guantánamo se le ha negado el permiso
para leer un libro sobre pacifismo y no violencia escrito por familiares de
víctimas de los ataques del 11 de septiembre.
Una abogada trató de proporcionarle una copia de September 11th Families for
Peaceful Tomorrows:Turning Tragedy into Hope for a Better World. (Familiares
del 11 de septiembre por un Mañana más Pacífico: Convirtiendo la Tragedia en
Esperanza de un Mundo Mejor) al detenido Saifullah Paracha, de 70 años de edad,
quien sufrió dos ataques al corazón durante sus 13 años de encarcelamiento y
nunca fue acusado.
El libro, publicado originalmente en enero de 2003, justo 16 meses después de la
serie de ataques coordinados que mataron a casi 3.000 personas, se centra en
cómo los parientes que perdieron a seres queridos finalmente respondieron a la
atrocidad buscando promover la paz y la no violencia. También discute las
enseñanzas de Martin Luther King y fue nominado para el Premio Nobel de la Paz.
Shelby Bennis, una abogada que representa a Paracha, dijo que trató de presentarle el
libro en una reciente visita al campo de prisioneros, ubicado en una base
militar estadounidense en el extremo de Cuba. Dijo que las autoridades le
negaron su permiso sin explicar por qué. “Es vergonzoso que las autoridades de
Guantánamo estén prohibiendo los libros, una política asociada con los
regímenes más opresivos de la historia”, dijo Bennis, que trabaja con Reprieve,
la organización benéfica con sede en el Reino Unido que representa a varios
prisioneros en la base militar estadounidense ubicada en la isla de Cuba. “Nos
gustaría saber qué es tan peligroso sobre los escritos de estas familias de
víctimas desconsoladas, que defienden las enseñanzas no violentas de Martin
Luther King. Sus voces merecen ser escuchadas, no censuradas. Lo absurdo de
este gesto muestra a Guantánamo como lo que es: una afrenta a los valores de
Estados Unidos que debe clausurarse”.
La prohibición del libro se produce cuando las autoridades luchan por hacer frente
a una huelga de hambre de al menos media docena de reclusos que protestan por
su situación. Mientras que Paracha, originalmente un hombre de negocios de
Karachi, nunca fue uno de los que hiciera huelga de hambre, le dijo a sus
abogados que cree que los funcionarios están respondiendo involucrándose en un
“castigo colectivo” contra todos los presos. Recientemente, dijo, lo sacaron de
su celda esposado y lo recluyeron en solitario durante tres días, sin explicación.
Paracha vivió en Estados Unidos durante una década y estudió sistemas informáticos en
el Instituto Tecnológico de Nueva York y se convirtió en residente permanente.
Regresó a Pakistán a mediados de la década de 1980, donde estableció una
productora de televisión a través de la cual intentó organizar una entrevista
con Osama bin Laden. Los funcionarios de Guantánamo se negaron a explicar por
qué el libro que Bennis le estaba tratando de dar a Paracha fue considerado inapropiado.
La comandante naval Anne Leanos, vocera del campo de prisioneros, dijo en un
comunicado: “La Fuerza de Tarea Conjunta tiene un procedimiento operativo
estándar para revisar los artículos donados a la biblioteca de detenidos. No
proporcionamos detalles de nuestros procedimientos operativos estándar”.
Desde que se estableció después de los ataques del 11 de septiembre como parte de la
“guerra contra el terror” de George W. Bush, casi 800 personas han sido
detenidas en la base, que opera bajo la ley militar. Entre los que aún están detenidos
hay un puñado descritos como prisioneros de alto valor, que incluyen a personas
como Khalid Sheikh Mohammed, el supuesto conspirador de los ataques del 11 de septiembre.
Hoy, tras la transferencia de cientos de presos a sus propios países o a terceros
países, la prisión alberga a solo 41 hombres, cada uno a un costo de $ 11
millones de dólares al año. En noviembre, el centro de deternción ubicado en
una base estadounidense en Cuba se encontró en el centro de la controversia
cuando surgió que los funcionarios estaban deteniendo la transferencia de la
prisión de obras de arte producidas por los reclusos.
El libro prohibido fue editado por David Potorti, quien perdió a su hermano Jim en
la Torre Norte después de que militantes de al Qaeda volaran dos aviones
secuestrados hacia adentro de las torres gemelas del World Trade Center en
Nueva York. Después de eso, buscó dar sentido a la tragedia y pensar en el
impacto no solo en las familias de Estados Unidos, sino en las familias de
civiles afganos que fueron asesinados en la posterior invasión militar de
Afganistán dirigida por Estados Unidos y el Reino Unido. También ayudó a fundar
el grupo Familias del Once de septiembre para Mañanas Pacíficas.
Hablando desde Carolina del Norte, Potorti le dijo a The Independent que el libro
que editó era una colección de ensayos escritos por personas que habían perdido
parientes y que le contaron cómo habían respondido al tratar de trabajar por la
paz, en lugar de con más violencia. “La respuesta de muchos fue que la violencia
no era la respuesta”, dijo.
Dijo que no se le ocurría ninguna razón para que un prisionero en el campo u otra
persona no pudiera leer el libro a menos que “los poderes no quieran que
reduzcamos la tensión y es mejor para ellos que permanezcamos temerosos”.
Él agregó: “Todo apesta. Creo que Gitmo (Guantánamo) no debiera existir. Es obvio
que el sistema de justicia militar no es capaz de lidiar con estos casos. Sería
mucho mejor si fueran tratados por nuestro sistema judicial regular. Sería
mucho más rápido “.
* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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