Se necesita una efusión de masas desafiante a favor del derecho al aborto en
este aniversario de Roe v. Wade, el 22 de enero de 2016
Sunsara Taylor | 11 de noviembre de 2015 | Periódico
Revolución | revcom.us
Nota de la redacción: En este artículo, Sunsara Taylor
trata el contexto de las protestas por el derecho al aborto convocadas para el
22 y 23 de 2016 y la importancia crucial de esas acciones. El 22 de enero es el
aniversario de la decisión de 1974 de la Corte Suprema sobre Roe v.
Wade que despenalizó el aborto en todo Estados Unidos. Por primera vez las
mujeres podían decidir por sí mismos si y cuando querían dar a luz a hijos.
Antes de Roe v. Wade, miles de mujeres en Estados Unidos resultaron
gravemente heridas o muertas cada año por abortos ilegales e inseguros. Muchas
otras se vieron obligadas a tener hijos que no querían. La Corte Suprema no
llegó a ser “iluminada” de repente. La Corte Suprema otorgó el derecho al aborto
solamente en respuesta a la lucha abnegada de las mujeres y otros y la gran y
generalizada agitación social de la década de 1960 y principios de 1970, así
como los cambios más grandes en la familia y el papel social de la mujer
impulsados por la posición económica y la dinámica cambiantes de Estados
Unidos en el mundo. Aun con eso, no garantizaron el derecho al aborto, sino una
cierta clase de “privacidad” en esta esfera. Y desde Roe v. Wade, ha
surgido una enorme campaña de ataques que está intensificándose contra el
derecho al aborto, encabezada por fascistas cristianos, la que incluye
decisiones de cortes y leyes estatales que establecen cada vez más restricciones
contra el aborto.
En el anterior aniversario de Roe v. Wade, el 22 de
enero de 2015, manifestantes valientes que reclamaban "¡Aborto a solicitud sin
pedir disculpas!" PARARON la "Marcha por la Vida" anti-aborto en Washington,
D.C. Las protestas con motivo del próximo aniversario, del 22 al 23 de enero de
2016, deben ser aún más poderosas. Foto: Fin al Patriarcado
Una animada contra-protesta contra la "Caminata por la Vida" de
2015 en San Francisco, un desfile anual de odio hacia la mujer organizado por
iglesias católicas con el fin de penalizar el aborto e imponer la maternidad
obligatoria a la mujer. Foto: Revolución/revcom.us
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Se están cerrando clínicas de aborto por todo el país. Veintidós se han
cerrado en Texas desde 2013. En el mismo tiempo, cinco clínicas en Ohio se han
cerrado. En Montana, una clínica gravemente destrozada en 2014 nunca ha vuelto a
abrir. Hace sólo unas semanas en Claremont, Nueva Hampshire, se allanó un centro
de Planned Parenthood que ni siquiera hacían abortos; destruyeron con un hacha
sus computadoras, plomería y equipos médicos. Se calcula que las clínicas de
aborto se ven obligadas a cerrar en este país al ritmo de una cada semana y
media.
En las clínicas que ya existen, un ejército de fundamentalistas religiosos
tiene la misión de hostigar, avergonzar y amenazar a las mujeres todos los
días. “¡Asesina!” “¡Puta!” Arrojan estas palabras a las muchachas tan
jóvenes como 11 y 12 años de edad. Luego estas mujeres y niñas se ven obligadas
a soportar un aluvión de otras restricciones humillantes: legisladores fascistas
que creen que no se puede confiar en la decisión inicial de una mujer o muchacha
le obligan a hacer múltiples viajes; le obligan a obtener el permiso de los
padres o de un juez como si su cuerpo no perteneciera a sí misma, le obligan a
someterse a una ecografía, a veces por la vagina, a fin de provocar sentimientos
de culpa y apego al feto que no quiere. Ya, el aborto está fuera del alcance de
enormes cantidades de mujeres pobres, jóvenes y rurales. Un creciente número de
mujeres se ven obligadas a arriesgar su vida, y a veces terminan en prisión, por
tratar de hacerse un aborto. Otras se ven forzadas a tener hijos contra su
voluntad, con todas las consecuencias negativas de por vida.
Peligros aun mayores vislumbrándose
Aunque mala, la situación amenaza con empeorarse drásticamente muy pronto.
Casos importantes ante la Corte Suprema determinarán cuántas de las drásticas
restricciones sobre el aborto aprobadas en los últimos años se mantengan en
vigor, y hasta qué punto sean permitidas extenderse. Estas decisiones de la
Corte Suprema —o, igualmente malo, su falta de considerar y rechazar algunas de
las leyes actualmente en vigor— podrían provocar los cambios más radicales y
permanentes en las leyes de aborto en décadas. Podrían establecer como la norma
en todo Estados Unidos los cierres de clínicas y restricciones más extremos en
los últimos años, como la amenaza con cerrar todas menos 10 de las más de 40
clínicas de aborto que operaban recientemente en Texas.
Al mismo tiempo, los fascistas cristianos en poder se han aprovechado de los
recientes ataques contra Planned Parenthood con el fin de cortarle los fondos a
Planned Parenthood —el proveedor de abortos más grande en el país— en el
Congreso estadounidense y en Alabama, Arkansas, Luisiana, Nueva Hampshire, Texas
y Utah. En Texas, la policía se presentó en los centros de Planned Parenthood en
todo el estado y se apoderaron de las historias médicas de las mujeres que
habían tenido abortos, una grave violación de la privacidad de la mujer y una
amenaza contra cualquier mujer que considere hacerse un aborto en el futuro. Y
mientras tanto, se han intensificado las amenazas y la violencia física contra
los proveedores de aborto y las clínicas. Desde el verano, han atacado
físicamente a cinco centros de Planned Parenthood, incluso con incendios, bombas
incendiarias y hachas.
Esto afecta a TODAS las mujeres
Debido a la vergüenza y el silencio que penden pesados sobre el aborto, está
muy extendida la ilusión de que estas restricciones y la reducción del acceso al
aborto sólo afectarán a unas pocas mujeres. Esto no es verdad. Una de cada tres
mujeres se hará un aborto antes de los 45 años de edad. Una de cada tres. Este
número trasciende las creencias religiosas y políticas. Aunque se mantenga este
secreto en silencio y vergüenza, todos estamos rodeados todos los días por
mujeres que se han hecho abortos. Este ataque contra el acceso al aborto
y este terror contra las clínicas se dirigen y afectan a toda
mujer.
Las consecuencias de no tener acceso al aborto y el control de la natalidad
son enormes. La capacidad de la mujer para tener una vida sexual sin vergüenza y
sin el miedo de que toda su vida sea cambiada irrevocablemente desaparece sin
acceso al aborto y el control de la natalidad. Cuando la mujer se ve obligada a
tener hijos contra su voluntad, se restringe su vida. A menudo, se ve obligada a
abandonar la escuela, sumida en la pobreza, expulsada de su hogar o atrapada
en un hogar abusivo. Padezca o no este resultado cualquier mujer particular, la
amenaza de tal resultado y el odio a las mujeres que es parte de ella acecha a
toda mujer y muchacha.
No hay porqué avergonzarse del aborto
Los casos ante la Corte Suprema
La Corte Suprema va a decidir si, y cómo, va a considerar un caso monumental,
lo cual podría tener el impacto más dramático sobre el acceso al aborto en más
de una década.
En 2013, Texas aprobó la HB2, una de las leyes más drásticamente restrictivas
en el país. Dictó que todas las clínicas de aborto se ajustaran a las mismas
normas que una mini-sala de emergencia, a pesar de que el aborto es un
procedimiento ambulatorio increíblemente seguro que no necesita tales normas.
Estas modificaciones físicas dramáticas son demasiado caras para la mayoría de
las clínicas y lo que obligó a muchas de ellas a cerrar. HB2 también requiere
que todos los médicos que hacen abortos tengan “privilegios de admisión” activos
en un hospital local. Esto, asimismo, es completamente innecesario médicamente,
tanto porque el aborto es increíblemente seguro (10 veces más seguro que el
parto) como porque los hospitales ya están obligados a admitir pacientes de
emergencia. Al mismo tiempo, para la mayoría de los médicos de aborto es
imposible satisfacer este requisito, forzando aún más clínicas a cerrar.
Los proveedores de aborto en Texas han luchado contra esta ley en los
tribunales desde 2013. Más recientemente, el Tribunal Federal del Quinto
Circuito aprobó esta ley, lo que resultó en el cierre de todos menos 10 de las
más de 40 clínicas que operaban cuando se aprobó HB2 en primer lugar. Poco
después, la Corte Suprema intervino e impuso una suspensión sobre esta decisión,
bloqueando su implementación (así manteniendo abiertas por el momento a
aproximadamente 10 de estas clínicas) hasta que decide si va a escuchar la
apelación presentada por los proveedores de aborto. Si la Corte Suprema decide
escuchar esta apelación y hace cumplir la ley, eso causará el cierre permanente
de todas salvo 10 de las clínicas de aborto que quedan en el enorme estado de
Texas. Las mujeres en grandes partes del estado tendrán que viajar cientos de
kilómetros para tener acceso a un aborto. Aún más inquietante, esta decisión
también ampliará drásticamente los tipos de restricciones al aborto que se
permitirán en cada estado. Si la Corte Suprema se niega a escuchar este caso, la
suspensión será automáticamente cancelada y los efectos serán lo mismo: todas
menos 10 clínicas de aborto en Texas cerrarán y las restricciones drásticas
tendrán luz verde en todo el país.
Esto amenaza con resultar en la más generalizada, y devastadora, restricción
en las leyes de aborto en todo el país en las últimas décadas, alterando la vida
de millones de mujeres para las generaciones venideras. |
No debe haber absolutamente ninguna vergüenza implicada en hacerse un aborto.
Los fetos no son bebés. El aborto no es el asesinato. La mujer no es una
incubadora. Si una mujer decide por cualquier razón que no quiere llevar un
embarazo a término, se debe permitir que termine el embarazo de manera segura y
sin estigma. Cuando una mujer está embarazada y no quiere tener un hijo, el
aborto es una opción perfectamente moral y sumamente
responsable. Sin el derecho a decidir por sí misma cuándo y si tener
hijo, sin el acceso sin trabas al control de la natalidad y el aborto, la mujer
nunca puede ser libre para participar plenamente y en igualdad en todo ámbito de
la sociedad. Este es precisamente la razón por la cual el derecho al aborto es
tan importante y esto es precisamente la razón por la cual está bajo ataque tan
brutal por los fascistas cristianos y los patriarcas. Lo que es realmente
vergonzoso e inmoral es privar a las mujeres del derecho al aborto y obligar a
las mujeres a tener hijos contra su voluntad. No importa la forma en que se
disfrace, esto no es más que el odio hacia la mujer.
La necesidad de la resistencia política independiente en masa
He aquí la verdad: Este ataque fascista contra el aborto no ha sido
ni será detenido por los políticos “pro-derecho a decidir” que se
esfuerzan mucho por expresar su “respeto” por los odiamujeres que promuevan
estas leyes. Contribuyen a la vergüenza y la actitud defensiva en torno al
aborto declarando que debería ser “raro”. Y se han conciliado una y otra vez con
toda esta ofensiva fascista, dejando que las cosas lleguen a donde estamos hoy,
con aún mayores peligros por delante.
Este rumbo no ha sido ni será detenido mediante confiar en
los tribunales. Es importante y cierto que, por ahora, el aborto es legal y la
reciente serie de restricciones SÍ viola los derechos constitucionales de la
mujer. Pero, confiar en los tribunales no es la manera en que se ganaron el
derecho al aborto o al control de natalidad en primer lugar, y confiar en los
tribunales desde entonces ha sido una forma importante de des-movilizar
y hacer pasiva a la gente ya que estos mismos tribunales cada vez más han
codificado y “legitimado” restricciones cada vez mayores. En realidad, la
cultura y reclamos más amplios en la sociedad siempre han influenciado lo que
hacen los tribunales, y lo que hacen siempre ha sido altamente político.
Detener este asalto, invertir toda esta dirección y quitar las
montañas de vergüenza y estigma de las mujeres requieren una resistencia
política masiva, intransigente e independiente.
La gente tiene que salir a las calles y hacerle frente y denunciar la
naturaleza odiamujer de este ataque. La gente no sólo debe decir la palabra
aborto abiertamente, sino que gritarla con orgullo y con ira hacia aquellos que
se lo quitarían. Hay que despertar a los estudiantes y otros para que reconozcan
la emergencia en curso, sacudirlos de su complacencia y movilizarlos para
luchar. Las personas mayores que recuerdan los días horribles y terroríficos de
antes de que el aborto fuera legal deben romper el silencio y contar las
historias de amigas, madres, hermanas que murieron o pasaron experiencias
desgarradoras por falta de acceso legal al aborto. Hay que desafiar y discutir
directamente con las personas que se oponen al aborto, no sólo uno por uno, sino
en debates al aire libre y de una forma que atraiga a muchos otros para que
reflexionen de nuevas maneras sobre esta cuestión. Las celebridades y figuras
públicas deben alzar la voz y unirse a los que libran la lucha. Hay que
enfrentar a personas de todo rincón de la sociedad con la realidad y
movilizarlas para luchar. No se debe permitir que nadie se quede en las márgenes
cuando están atacando y restringiendo el futuro y los derechos de la mujer.
Y todo esto se debe forjar y manifestarse en expresiones poderosas de
resistencia en masa a esta guerra contra la mujer este 22 de enero en
Washington, DC y el 23 de enero en San Francisco. Enfrentar directamente a las
marchas anuales “pro vida” que se oponen al derecho al aborto y el control de la
natalidad, justo en el aniversario de la despenalización del aborto, masas de
gente deben salir a las calles, declarar su apoyo a Aborto a solicitud y sin
pedir disculpas y unirse a la lucha por el futuro de las mujeres.
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