VENDIENDO LA GUERRA COMO “PODER
INTELIGENTE”
Coleen Rowley Consortiumnews,
agosto, 2012 5 de octubre de 2012
En años recientes se ha hecho evidente que el uso de la fuerza mortal por
parte de la OTAN (dominada por Estados Unidos) esta no solo fuera de los
parámetros legales del derecho internacional, sino que también en algunos casos,
fuera de principios legales básicos que han desafiado las pruebas del tiempo
por décadas o hasta siglos. Una de las explicaciones del porque la sociedad
civil estadounidense no ha reaccionado, es la “retórica de lo mejor” de
la que ahora se está haciendo uso para vender la guerra.
¿Cuál es esta mejor retórica para la agenda de guerra de EEUU-OTAN, la que
una vez fue espetada por un oficial estadunidense en Vietnam, como: “¿Fue
necesario destruir la ciudad para salvarla?". Los proponentes de hoy en día del
“Poder Inteligente” (Smart Power) convincentemente elaboran su caso para que
haya más guerra (sin fin) al urgirnos, con éxito, “redefinir la batalla contra
el terrorismo y la proliferación nuclear…desde una oscura y consumidora lucha,
en una esperanzadora y progresista causa, dirigida a asegurar un sistema
internacional de sociedades liberales destruyendo todo desafío a esta”.
Este mensaje viene de hombres y mujeres aparentemente razonables que rotan en
las puertas giratorias de los nombramientos oficiales, trabajos en centros de
estudios de política foránea y direcciones generales en organizaciones de
“derechos humanos”.
David Swanson, autor de War Is a Lie,(La Guerra es una mentira)
hablando ante una concurrencia en la 10ª conferencia anual del Peacestock,
patrocinada por los Veteranos por la Paz en Hager City, Wisconsin, este verano,
comentó sobre esta nueva propaganda de guerra “liderada por el progresismo”.
Afirmó (...) que las guerras deban ser mercadeadas como humanitarias es una
señal de progreso. Que caigamos victimas de esa propaganda es una señal de
vergonzosa debilidad. La propaganda de la guerra es la segunda profesión más
antigua del mundo y la mentira humanitaria es no del todo nueva. Pero funciona
en concordancia con otras mentiras comunes sobre la guerra.
Las mentiras sobre la guerra, escondidas como humanitarias, fueron claramente
evidentes en Chicago el pasado mes de marzo. La activista por la paz, Ann Wright
(ex oficial del Foreign Service State Department y coronela retirada del U.S
Army), Ann Galloway, miembro del grupo Mujeres Contra la Locura Militar y mi
persona, fuimos parte de los miles de activistas en contra de la guerra que
estuvimos en Chicago para protestar contra las guerras de la OTAN. Ahí nos dimos
cuenta, en vallas publicitarias y anuncios de la nueva campaña de Amnistía
Internacional-USA: “Derechos Humanos para la Mujeres y la Niñas de Afganistán".
OTAN mantiene el Progreso en Marcha”.
Dispuestos a no dejar pasar esto sin ser cuestionado, nos metimos en un taxi
conjuntamente con otros activistas antiguerra y nos dirigimos al hotel en
Chicago en donde se celebraba la “Cumbre en las Sombras” de Amnistía
Internacional - EEUU - presentada como causa feminista relacionada con las
supuestas mejoras en el estatus de las mujeres y niñas bajo la ocupación de
EEUU-OTAN. La cumbre contó con la participación de la ex secretaria de Estado,
Madeleine Albright, y otros oficiales y figuras del Departamento de Estado y del
Consejo de Relaciones Exteriores.
No se nos permitió entrar con nuestros carteles; “las bombas de la OTAN no
son humanitarias”, “la OTAN está matando niñas”, y posters anti drones (naves
aéreas no tripuladas), pero presenciamos lo suficiente del evento como para
permitirnos rápidamente emitir un advertencia sobre la explotación de los
derechos de las mujeres como fachada para la guerra: Amnistía Internacional
es cómplice en las guerra de los Estados Unidos.
La United National Antiwar Coalition (UNAC) emitió luego una declaración
sobre las afirmaciones de la OTAN de “progreso” para las mujeres y niñas de
Afganistán, como también un comunicado condenando las campañas de Amnistía
Internacional-EEUU en apoyo de las guerras de los Estados Unidos y la OTAN. La
UNAC condenó la postura pro guerra y los esfuerzos propagandísticos en apoyo de
la continuada ocupación de Afganistán y la intervención en Siria y demandó de
Amnistía Internacional, reafirmar su compromiso con los derechos humanos, no la
guerra. Además demandó remover aquellos responsables por sus actuales políticas
y campañas pro guerra.
Una “herramienta” del “Poder inteligente” de EEUU
Suzzane Nossel, la actual directora ejecutiva de Amnistía Internacional-EEUU,
trabajó previamente y en diferentes oportunidades como oficial de Departamento
de Estado, para Richard Holbrooke y Hillary Clinton y se le acredita de ser
ella quien, personalmente, acuñó el término “Smart Power” (Poder inteligente”),
que Clinton anunció; como el elemento que define la actual política exterior de
los Estados Unidos. “Smart” -ciertamente suena mejor- para proyectar un
contraste en relación al uso descarado de parte de Bush y Cheney del “Hard
Power”.
“Smart Power” emplea el “Soft Power”: presiones diplomáticas, económicas y
culturales, que pueden combinarse con el uso de fuerza militar, para “imponer
nuestra voluntad” sobre naciones extranjeras, como lo describió Nossel: “Para
avanzar desde posiciones discordantes hacia una visión convincente, los
legisladores progresistas tienen que virar hacia el gran fundamento de la
política exterior de los EEUU del siglo XX: el internacionalismo liberal,
el cual postula que un sistema global de democracias liberales estables será
menos inclinado a la guerra…
Washington, reza la teoría, debe ofrecer un liderazgo acertado -diplomático,
económico y en no menos medida, militar- para avanzar una amplia
gama de metas: autodeterminación, derechos humanos, libre comercio y el
aislamiento y eliminación de dictadores y de armas de destrucción masiva
(WMD)”.
Todavía más relevante al tema de las organizaciones de derechos humanos y de
paz y justicia que están siendo cooptadas, Nossel, sin embargo, describió (en la
revista Foreign Affairs, marzo/abril 2004) Smart Power, como sigue:
“sabiendo que la propia mano de los Estados Unidos, es no siempre su mejor
herramienta, se hace necesario entonces, enlistar a otros que trabajen en
beneficio de los intereses y metas de los Estados Unidos”.
La pregunta que emerge es, ¿cómo pueden organizaciones de los derechos
humanos, de gran efectividad y respecto por su buen trabajo, mayormente debido a
su independencia de gobiernos poderosos y con grandes intereses de por medio,
tan fácilmente acceder a ser usados como herramientas, de lo que Nossel, en una
ocasión se refirió como al “Superpowerdom” (Superpotencia) de los EEUU?. Cuando
Amnistía Internacional-EEUU invitó a Madeleine Albrightn y otros oficiales del
Departamento de Estado para hablar en el foro de mujeres organizado por la OTAN,
no fue la primera ocasión que acudía a la arquitecta de las duras sanciones
económicas que fueron impuestas sobre Iraq, durante la administración de Bill
Clinton y que fueron la causa de la muerte de medio millón de niños iraquíes.
Poco después de convertirse en directora ejecutiva de AI - EEUU, en enero del
2012, Suzanne Nossel, sirvió como moderadora de un panel en Wellesley College,
durante el desarrollo del cual, urgió a Madeleine Albright a favorecer más
intervenciones de los Estados Unidos: “Como cabeza de Amnistía
Internacional-EEUU, un punto de gran frustración y consternación para las
organizaciones de derechos humanos y de sociedades civiles durante los últimos
ocho o nueve meses ha sido el fracaso del Consejo de Seguridad de la ONU para
discutir, de alguna manera, la muerte de cinco mil civiles en Siria, a manos del
presidente Assad y su ejército.
“Durante la primavera pasada, el Consejo de Seguridad de la ONU fue capaz de
forjar una mayoría para ejecutar un plan de acción vigoroso en Libia, el cual
fue inicialmente muy controversial, provocando muchas dudas entre miembros
claves del Consejo de Seguridad. Pero Gaddafi cayó, ha habido una transición ahí
y pienso que uno habrá pensado que esas dudadas se han extinguido. Mas sin
embargo, hemos visto un continuo impase sobre la situación en Siria y casi un
retorno a los días de la guerra fría y a la parálisis del Consejo de
Seguridad.
¿“Cómo explican ustedes eso y cual piensan ustedes es el ingrediente que hace
falta para salir del atascadero y hacer que el Consejo de Seguridad cumpla con
sus responsabilidades en Siria?”
Hasta la despabilada Madeleine Albright parecía genuinamente desconcertada
por la intención de la directora de Amnistía Internacional de empujar por una
intervención de EEUU-OTAN en Siria, tal y como sucedió en Libia. Albright y
otros de los conferenciantes respondieron con escepticismo a cerca de lo que
podría lograrse a través de los bombardeos o la fuerza militar. Lo que no debió
de haber sorprendido, sin embargo, fue que Nossel minimizara los miles de
bombardeos aéreos de la OTAN sobre Libia, llamándolos una “acción vigorosa”, así
como, urgir al Consejo de Seguridad de la ONU por una potencial autorización
para hacer lo mismo en Siria, refiriéndose a esto como, “cumplir con sus
obligaciones”.
Previamente en calidad de miembro de un think tank (centro de estudios) ella
se quejaba de que el fracaso en Irak podría significar que Estados Unidos
perdiera su “voluntad para usar la fuerza militar". Irak, como Estado fallido,
probablemente augure una época de profunda reservación entre el público de EEUU
en relación con el uso de la fuerza, una especie post Vietnam, una resaca post
Mogadiscio.
Escaso escepticismo
Tristemente, Amnistía Internacional está lejos de ser la única organización
de derechos humanos o de paz y justicia, que está siendo engañada, de variadas
formas por la recién acuñada doctrina del Departamento de Estado, Responsibility
to Protect (R2P) (Responsabilidad para Proteger) conocida de otra manera como
“intervención humanitaria”. Y también la recién creada “Atrocity Prevention
Board” (Junta de Prevención de Atrocidades), dirigida por Samantha Power, quien
está entre los principales arquitectos del bombardeo en Libia por los EEUU -
OTAN.
Human Rights Watch, Physicians for Human Rights, la Peace Alliance, Citizens
for Global Solutions, Think Progress y AVAAZ son algunos de los grupos que
parecen haber tragado ese particular Kool-Aid1.
Esto no es del todo nuevo, hace unos años los neoconservadores cooptaron a
varios centros de estudios “liberales”: Brookings Institution, el U.S. Institute
of Peace, el Carnegie Endowment for Peace, etc. Décadas atrás los halcones de la
OTAN secuestraron el Premio Nobel de la Paz.
Jean Bricmont en su libro, Humanitarian Imperialism: Using Human Rights to
Sell War, indicó: “Desde el fin de la Guerra Fría tuvo lugar la idea de usar
los derecho humanos como justificación para la intervención de los poderes
económicos y militares que lideran el mundo, sobre todo los EEUU en los países
vulnerables a sus ataques. El criterio para tales intervenciones se ha vuelto
más arbitrario y autoconveniente y su forma, más destructiva, desde Yugoslavia
hasta Afganistán e Irak. Hasta la invasión de Irak por los Estados Unidos, una
buena parte de la izquierda fue muy a menudo cómplice con esta ideología del
intervencionismo, descubriendo, según la necesidad, nuevos Hitlers y denunciando
los argumentos en contra de la guerra como contemporáneos, en el modelo de
Munich en 1938.
En conexión con “su reveladora crítica de la problemática simbiosis entre
Washington y el movimiento de los derechos humanos”: James Peck, en su libro,
Ideal Ilusions: How the U.S. Government Co-opted Human Rights, declara:
“La guerra en Libia de hoy y los llamados para intervenir mañana en Siria,
epitomizan un trágico desarrollo en el etos humanitario y de los derechos
humanos: La guerra y otras formas de intervención encubierta o abierta están
siendo relegitimados a través de la retórica de los derechos humanos de
Washington.
Libia nos dice todo lo que no debemos hacer en Siria y por qué la guerra
humanitaria es una monstruosa ilusión. El amplio apoyo en la comunidad de los
derechos humanos por toda esta clase de interferencia desde ‘democratización’,
‘construcción de la nación’, hasta ‘el imperio de la ley’, corre el riesgo ahora
de combinarse formando la base para la guerra misma.
Esto es indicativo de no otra cosa que, una profunda falla de la comunidad de
los derechos humanos en exponer, cómo y por qué, el gobierno de los Estados
Unidos, por más de cuatro décadas; ha convertido los derechos humanos en una
potente arma ideológica con propósitos que tienen poco que ver con los derechos
de otros y todo que hacer con impulsar los objetivos estratégicos globales de
Washington.
Virando (o conduciendo) hacia la guerra
Jus ad bellun (el derecho de ir a la guerra) se ocupa de la
teoría de la Guerra Justa, el Tratado Kellogg-Briand de 1928 (proscribir la
guerra), los Principios de Nuremberg (crímenes contra la paz) y aun, hasta
cierto punto, la “Doctrina Powell” (evaluando las razones para ir a la guerra),
pero su proposición principal ha sido olvidada o ignorada, especialmente desde
el 9/11.
Muchos estadounidenses parecen haber olvidado que, en lo mínimo, las guerras
de agresión constituyen el crimen supremo, porque ellas dan lugar a violaciones
flagrantes de la Convención de Ginebra y otros jus in bello
crímenes internacionales (cometidos durante la guerra) como por ejemplo
engendrando más guerras, genocidio étnico, tortura, abusos a los derechos
humanos; el asesinato de prisioneros y el ataque a poblaciones civiles.
Las violaciones de ambos tipos de la ley internacional de la guerra por parte
de los Estados Unidos, como también de su propia constitución, paradójicamente,
ha servido para erosionar aún más cualquier legitimidad que alguna vez tuviera
antes de la existencia de la doctrina del Soft Power. “La autoridad moral” de
EEUU, su legítima habilidad para educar, el uso de su liderazgo como ejemplo
para que otros países se adhirieran a la ley internacional, fue rápidamente
sacrificada por el engaño del que se valió para atacar a Iraq y Libia, como
también al institucionalizar, de manera indefinida, la “guerra global contra el
terrorismo”.
Si la guerra generalmente es una mentira, si históricamente las guerras
institucionales han sido instigadas, peleadas y luego después falsamente
ennoblecidas por medio de pretextos y propaganda. Si el “Poder Suave”,
“responsabilidad para proteger” e “intervención humanitaria” sirven únicamente
como una buena y efectiva retórica para convencer a los ciudadanos
estadounidenses de las bondades de la fuerza militar como “último recurso”,
después de haber intentado con la diplomacia (implementada para fracasar) y las
duras sanciones económicas que causan hambre y matan niños, ¿no tiene sentido
acaso, para los grupos de derechos humanos, de justicia y paz renunciar en vez
de abrazar los intentos de gobiernos poderosos de utilizarlos como herramientas
de tales políticas?
Lo que en verdad sería inteligente y podría reducir las atrocidades en el
mundo, sería que, los grupos “no gubernamentales” y las organizaciones que
profesan los derechos humanos y la paz como sus causas recobren su independencia
al separarse ellas mismas de las agendas basadas en los intereses nacionales y
el uso de la fuerza militar de los gobiernos de Estados Unidos y la OTAN. Una
vez logrado eso, sería más fácil para la sociedad civil cambiar radicalmente de
dirección, distanciándose completamente del uso de la guerra y de la noción de
que el poderoso está en lo correcto a lo que realmente es “smarter” (más
inteligente): el poder de las normas éticas y legales.
1. Metáfora comúnmente usada en Estados Unidos y Canadá que se refiere a una
persona o grupo que aceptan sin cuestionar o sin un examen crítico una creencia,
argumento o filosofía. El término tiene sus orígenes en el suicidio colectivo de
los miembros del the Peoples Temple, liderada por el Rev. Jim Jones, en
Jonestown, Guyana,1978. Se dice que los miembros de dicha secta cometieron
suicidio al consumir una bebida suave hecha a base de Flavor Aid (no Kool Aid)
que contenía cianuro.
Traducido por: Delmar Manuel
Coleen Rowley es una agente retirada del FBI y ex jefe consejera de
división en Minneapolis. Ella es actualmente una dedicada activista por la paz y
justicia y miembro de Women
Against Military Madness.
Fuente: http://lacunadelsol-indigo.blogspot.com/2012/10/vendiendo-la-guerra.html
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