Exprisionero de la CIA ahora es libre
Por CAROL ROSENBERG
The New York Times International
19 de febrero de 2023
CIUDAD DE BELICE — En su primer día de libertad, Majid Khan, exprisionero
de la Bahía de Guantánamo, rezó sin que nadie lo observara por primera vez en
20 años.
Comió pescado fresco del Caribe con sus nuevos anfitriones, trató de
entender el funcionamiento de su primer teléfono inteligente, bebió una piña
colada sin alcohol con sus abogados e hizo una videollamada a su familia en
Pakistán y Estados Unidos desde su patria adoptiva, Belice.
Khan, de 42 años, es el primer prisionero liberado de la Bahía de
Guantánamo que había estado recluido allí como un “detenido de alto valor”, la
frase de la comunidad de inteligencia para un exprisionero del programa secreto
de tortura de la administración Bush.
Cuando salió a principios de este mes de 20 años de aislamiento social que
comenzaron con años de confinamiento en solitario, brotaron de su boca planes,
ambiciones y observaciones.
“Quiero volver a trabajar; no me digas que me relaje, hombre”, dijo Khan,
emocionado.
Pensaba que quizás quisiera operar un restaurante. Definitivamente quiere
postularse para un cargo de elección pública.
“Dígale al primer ministro”, dijo haberle encargado a Eamon Courtenay, el
ministro de Relaciones Exteriores, momentos después de aterrizar en Belice en
un vuelo desde la base militar estadounidense en Cuba.
Khan agregó que tenía los números de dos imanes de Belice en marcación
rápida, pero que aún no había visitado sus mezquitas en esta nación de 400.000
habitantes, unos 600 de ellos musulmanes.
Horas más tarde, Courtenay convocó a las principales organizaciones
noticiosas de su país y anunció que, como “un acto humanitario”, Khan, su
esposa y su hija adolescente se unirían a la sociedad beliceña.
Khan quedó expuesto al islam radical en Maryland, donde asistió a la
preparatoria en la década de 1990. Se fue a Pakistán después de los ataques del
11 de septiembre de 2001 y se convirtió en mensajero de Al Qaeda. De 2003 a
2006, estuvo retenido de incógnito por la CIA, que lo sometió a “la tortura más
horrenda”.
En Guantánamo, se declaró culpable de cargos de terrorismo y comenzó a
cooperar con EE.UU. “Tengo plena confianza en que será un buen beliceño en los
próximos años”, dijo Courtenay. “Nunca hirió ni mató a nadie, ni participó en
combate”.
Quiere convertirse en un integrante productivo en Belice.
Para dar a la familia Khan una base sólida para un nuevo comienzo, dijo,
Belice había requerido que Estados Unidos proporcionara fondos para comprarle
una casa, un teléfono, una computadora portátil y un automóvil.
Una de las primeras llamadas de Khan fue a los dos abogados de la ciudad de
Nueva York que lo habían representado durante más tiempo y lo ayudaron a
sortear su camino hacia la libertad —J. Wells Dixon del Centro de Derechos
Constitucionales, desde 2006, y Katya Jestin de Jenner & Block, a partir de
2009.
Miembros de su equipo legal se habían apresurado a viajar a Belice desde
Estados Unidos un día antes de su liberación y esperaron cerca de la piscina de
su hotel para confirmar que había sido liberado.
Después del anochecer, Khan entró en compañía de tres beliceños que servían
de guías —un empleado del gobierno, un oficial de seguridad y un trabajador
social. Hubo abrazos y conversaciones animadas.
Courtenay llamó a Khan “inteligente, intelectualmente curioso y un
excelente cocinero” que es “extrovertido y fácilmente hará amigos en Belice”.
Desde el primer día estuvo en libertad “para viajar por todo el país, estudiar,
trabajar, iniciar un negocio y aprovechar al máximo su vida”.
Entonces, el día 2, Khan y sus abogados comieron en un resaurante frente
al mar, se tomaron fotos en un muelle y se fueron de compras.
Todavía quedaban muebles por comprar, tal vez un sofá y una mesa de
comedor, antes de que su esposa y la hija que aún no había conocido en persona
llegaran de Pakistán.
Khan declaró a Belice “el lugar perfecto” para un hombre como él que busca
convertirse en “un miembro productivo de la sociedad”.
MERIDITH KOHUT PARA THE NEW YORK TIMES
Majid Khan después de llegar a Belice, el primer “detenido de alto valor”
liberado de la bahía de Guantánamo.
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