La degeneración de EE.UU. en una dictadura
Paul Craig Roberts 16 de noviembre de 2010
El Departamento de Justicia de los Estados Unidos (sic) acusa y
condena rutinariamente a inocentes con crímenes falsos e inventados que,
incluso, no están en el libro de los estatutos. El distinguido abogado defensor
y libertario civil Harvey A. Silverglate, publicó un libro el año pasado, Three
Felonies A Day: How the Feds Target the Innocent (Tres crímenes al día: Cómo los
federales tienen en la mira a los inocentes), que prueba concluyentemente que en
la “libertad y la democracia” de los EE.UU. de hoy en día tenemos castigo sin
crimen.
Este mismo Departamento de Justicia (sic), que rutinariamente encausa y
condena a inocentes, sostuvo en una Corte Federal, el pasado 8 de noviembre, que
el gobierno de los EE.UU., si fuera aprobado por el presidente, podría asesinar
cualquier persona que desee, ciudadanos o no ciudadanos, a su voluntad. Todo lo
que se requiere es que el gobierno declare, sin pruebas, sin cargos, sin juicio,
sin la convicción de un jurado o el correspondiente proceso requerido por la
Constitución de los EE.UU., que el gobierno sospeche que la persona o a las
personas asesinadas sean una “amenaza”.
El argumento del Departamento de Justicia de los EE.UU. (sic) incluso le dijo
al Juez John Bates, de la Corte de Distrito Federal de los EE.UU., que la
judicatura de los EE.UU., antes una rama coigual del gobierno, no tiene
absolutamente ninguna autoridad legal cualesquiera para entrometerse en la
decisión del Presidente “del cambio” Obama, para asesinar a estadounidenses. La
decisión del presidente para asesinar a gente, que no conlleva ninguna
responsabilidad, es, según lo declarado por el Departamento de Justicia de los
EE.UU. (sic), uno “de los poderes básicos del presidente como comandante en
jefe”.
El argumento del Departamento de Justicia (sic) de que el Poder Ejecutivo
tiene la autoridad no supervisada de matar a los estadounidenses, a quienes el
Poder Ejecutivo unilateralmente, sin la presentación de evidencias, determina
plantearlo como una amenaza, fue desafiado por la Unión Americana de las
Libertades Civiles y el Centro para los Derechos Constitucionales.
El resultado del caso determinará si la marioneta neoconservadora e israelí,
el presidente George W. Bush, estuvo correcto cuando él dijo que la Constitución
de los EE.UU. no era nada sino un “pedazo del papel”.
Es mi opinión que el pueblo estadounidense y la Constitución de los EE.UU. no
tienen muchas chances de ganar este caso. La Sociedad Federalista Republicana ha
tenido éxito en designar a muchos jueces en las cortes de distrito federal, de
apelaciones y del Tribunal Supremo, que creen que los poderes del Poder
Ejecutivo son superiores a los poderes de la legislatura y de la judicatura.
Los Padres Fundadores de nuestro país declararon inequívocamente que las
ramas ejecutiva, legislativa, y judicial eran coiguales, sin embargo, los
"camisas marrones" (una alusión a los nazis de Hitler, Nota del traductor)
republicanos que componen la Sociedad Federalista han implantado la ideología
demoníaca de su sociedad en la rama federal y el Departamento de Justicia
(sic).
Hoy en día esta creencia errónea es tan extensa que el Poder Ejecutivo es
supremo y las otras ramas del gobierno son menos que igual.
Si los norteamericanos tienen un gran enemigo en los neoconservadores, ese
enemigo es la Sociedad Federalista, una colección de nazis incipientes.
Nixon y Reagan
Ustedes pueden discrepar conmigo, pero ahora miremos este caso desde otra
perspectiva. Soy bastante viejo para recordar los años de Nixon, y yo fui un
nominado presidencial, confirmado por el Senado de los EE.UU., en la
administración Reagan. Para quienes son demasiado jóvenes para saberlo y los que
son demasiado viejos para recordar, el presidente Nixon dimitió para evitar una
acusación porque simplemente mintió sobre cuando él conoció sobre el robo de la
oficina del partido Demócrata en el edificio Watergate.
Nixon mintió sobre cuando él supo del robo, porque él sabía que el Washington
Post haría del robo un tema, si él ponía en marcha una investigación, para
derrotar su reelección. El complejo de la industria militar/seguridad y los
grupos de operaciones especiales en el gobierno de los EE.UU., estaban enojados
con Nixon por suavizar las relaciones con China. El Washington Post, largamente
considerado como un activo de la CIA, se ocultó detrás de su imagen “liberal”
para derribar a Nixon. Woodward y Bernstein escribieron reportes tipos novela de
suspenso sobre sus reuniones de medianoche con “Garganta Profunda” en
estacionamientos peligrosos, para conseguir las fechas que Nixon sabía sobre un
robo sin sentido.
Asumamos que estoy equivocado. Los hechos siguen siendo los mismos, de que
Nixon fue removido de su cargo por el robo de Watergate. Nadie fue dañado. Nixon
no mató a nadie ni demandó el derecho de matar, sin prueba o responsabilidad, a
ciudadanos norteamericanos. Si Nixon hubiera sido un presidente cobarde y
tuviera un Departamento de Justicia (sic) como el actual, él habría declarado
simplemente a Woodward, Bernstein, y el Washington Post como una amenaza y
simplemente los habría asesinado, ejercitando el poder que la administración de
Obama está demandando.
Para la mayoría de los americanos Nixon fue demasiado lejos en el pasado, así
que miremos a Ronald Reagan.
Los neoconservadores del escándalo Irán/Contra casi derribaron al presidente
Reagan. Es incierto saber si el presidente Reagan sabía sobre la operación de
los neoconservadores y, si lo sabía, hasta que punto fue mantenido al margen.
Pero dejando todo esto a un lado, ¿cual piensan ustedes que habría sido el
destino del presidente Reagan si él, o su Departamento de Justicia (sic),
hubieran declarado que tenían el poder, como un comandante en jefe, de asesinar
a cualquier persona que él había considerado ser una amenaza?
Inmediatamente, los medios habrían creado un alboroto, los colegios de
abogados y las facultades de las universidades habrían estado en conmoción, los
Demócratas habrían estado exigiendo una acusación contra Reagan, y la acusación
habría ocurrido a la velocidad de la luz.
¿En vías de una dictadura?
Hoy en Amerika, aproximadamente 25 años después, la ACLU tuvo que ir a una
corte federal para intentar afirmar que “si la Constitución significa cualquier
cosa, seguramente significa que el presidente no tiene la autoridad sin
responsabilidades para ejecutar sumariamente a un estadounidense que él concluya
que es un enemigo del estado”.
En réplica, el Departamento de Justicia (sic) dijo a la corte que asesinar a
ciudadanos norteamericanos es una “pregunta política” que no está sujeta a la
revisión judicial. El gobierno de la “libertad y de la democracia” después
invocó el “privilegio de los secretos de estado” y declaró que el caso en contra
del poder del gobierno para cometer un asesinato debe ser descartado para evitar
“la divulgación de información sensitiva”.
Si el régimen de Obama gana este caso, los EE.UU. se habrán convertido en una
dictadura.
Finalmente, por lo que puedo decir, los “medios liberales” y la mayoría de
los norteamericanos no tienen cuidado. De hecho, los republicanos conservadores
lo están celebrando.
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